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La bondad de un loco
La bondad de un loco
La bondad de un loco
Libro electrónico581 páginas3 horas

La bondad de un loco

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La Bondad de un Loco es una caja de Pandora plagada de ideas, y cada una de ellas es un “volver a empezar”. Las ideas de La Bondad de un Loco aparecen como los hilos que conforman el dibujo de un tapiz. Cada una de ellas abre camino a un profundo entramado de pensamientos. Por cualquiera de ellas se puede “tirar del hilo” e iniciar el recorrido por el dibujo del tapiz., desde el final hasta el principio.
La Bondad de un Loco es el resultado de un proceso en el que el “yo” del autor ha dejado de ser un “yo” limitado en tiempo y espacio y, por tanto, ese proceso ha acabado universalizando, a su vez, al receptor de la obra, de las ideas. La oda al individualismo de La Bondad de un Loco dibuja a un “yo” subjetivo que, con cada página, va convirtiéndose en un “yo” universal.
La Bondad de un Loco es un recorrido por la autobiografía conceptual de un pensador, que no se reconoce a sí mismo como sabio, posiblemente porque es consciente de que su intelectualidad la ha construido a través del acercamiento a los demás. La Bondad de un Loco surge en el momento en que el autor logra elevarse por encima de lo vivido y observarlo en picado como un ave, abstrayéndose de su experiencia y, al mismo tiempo, rindiéndole homenaje a su conocimiento.
La Bondad de un Loco es un monólogo, trazado a partir de una colección interminable de conversaciones con el “otro”, que se han ido dando a lo largo de la vida del “yo” y de su producción literaria. Ese “otro” aparece encarnado en distintos personajes en las varias obras del autor, ya sean estudiantes universitarios, cónyuge, hijos (nacidos y no nacidos *), compañeros de profesión, pupilos y pupilas, ahijados... o Dios *, un dios indefinido, que aparece sutilmente entre líneas acompañando al conocimiento y que, sin embargo, no responde a los llamamientos más explícitos. La Bondad de un Loco es un monólogo fruto del diálogo de toda una vida.
La Bondad de un Loco es un libro que exige una nueva forma de lectura. No responde a ninguna clasificación de género y por tanto, es tarea del lector encontrar el modo de introducirse en él. La Bondad de un Loco busca lectores activos. Es el lector el responsable de llenar el vacío de un Tiempo y un Espacio que, intencionadamente, no aparecen como coordenadas del eje formal de la obra. No están pensados para servir al lector ni como herramienta ni como obstáculo. La Bondad de un Loco es, por ello y sin embargo, un estudio minucioso, y al mismo tiempo, liberado de sistemas, sobre el espacio y el tiempo de cada una de nosotros.
Nota del autor *: La Niña que no nació y Los Silencios de Dios.
IdiomaEspañol
EditorialÁlvaro Puig
Fecha de lanzamiento9 jul 2018
ISBN9788494903830
La bondad de un loco
Autor

Álvaro Puig de Morales

Álvaro Puig de Morales nació en Bilbao en 1932. Máster en Marketing y gestión empresarial - curso de Casos Prácticos ESADE - actualmente es tutor personal y escritor. Títulos: Más allá de las sombras de la muerte, La niña que no nació, Conoce tu verdad, La bondad de un loco, Los silencios de Dios, Mis conversaciones con la ermitaña, Confesiones a Zoé, traducidos al catalán, al inglés, al alemán, al italiano, al francés y al portugués. Atraído por otras disciplinas, posee un amplio conocimiento en lo que implica la psico-sociología en relación con el individuo. Especializándose en el análisis, motivación y concepción de producto, así como en sus posibilidades de mercado; habiendo impartido clases en la Escuela Superior de Marketing. Presidente interino del curso de Alta Dirección de la Escuela de Alta Dirección ESADE, ha dado clases en todas las Cámaras de Comercio nacionales, también como profesor preparador, Administración y Dirección de empresas de la UNED y como Directivo y Consultor en Empresa, Industrial, Publicidad y Comunicación, Construcción, Industria alimentaria, Decoración y Centro comercial.

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    La bondad de un loco - Álvaro Puig de Morales

    LA BONDAD

    DE UN LOCO

    por Álvaro Puig ©

    La bondad de un loco

    © Álvaro Puig – Tel. contacto: (+34) 932.035.014

    Barcelona ( España)

    Correo electrónico:

    alvaropuigdemorales@gmail.com

    Queda rigurosamente prohibida, sin la

    autorización expresa del titular del Copyright, bajo

    las sanciones establecidas en las leyes, la

    reproducción total o parcial de esta obra por

    cualquier medio o procedimiento, comprendidas la

    reprografía y el tratamiento informático.

    •La caridad es el abandono del yo.

    El autor.

    Álvaro Puig

    2

    La bondad de un loco

    PRÓLOGO

    "A mis años tengo la sensación de que puedo volver

    a empezar".

    La Bondad de un Loco es una caja de Pandora

    plagada de ideas, y cada una de el as es un "volver a

    empezar". Las ideas de La Bondad de un Loco

    aparecen como los hilos que conforman el dibujo

    de un tapiz. Cada una de ellas abre camino a un

    profundo entramado de pensamientos. Por

    cualquiera de ellas se puede tirar del hilo e iniciar

    el recorrido por el dibujo del tapiz., desde el final

    hasta el principio.

    Ya en los primeros títulos de la producción literaria

    de Álvaro Puig encontramos la voz del yo que

    experimenta con el otro. En Destinos Rotos el

    yo del autor habla desde la observación y el

    análisis del diálogo, su experiencia se enriquece con

    la información que recibe en su eterno rozarse con

    el otro. El otro es, en sus primeros libros, un

    elenco de personajes definidos que, por este mismo

    hecho, delimitan de forma precisa al receptor de las

    obras. Lector y personajes son conocidos, están

    dentro de un mundo complejo pero preciso, como

    es el ámbito universitario. La Bondad de un Loco es

    el resultado de un proceso en el que el yo del

    autor ha dejado de ser un yo limitado en tiempo y

    espacio y, por tanto, ese proceso ha acabado

    universalizando, a su vez, al receptor de la obra, de

    las ideas. La oda al individualismo de La Bondad de

    Álvaro Puig

    3

    La bondad de un loco

    un Loco dibuja a un yo subjetivo que, con cada

    página, va convirtiéndose en un yo universal.

    La Bondad de un Loco es un recorrido por la

    autobiografía conceptual de un pensador, que no se

    reconoce a sí mismo como sabio, posiblemente

    porque es consciente de que su intelectualidad la ha

    construido a través del acercamiento a los demás.

    La Bondad de un Loco surge en el momento en que

    el autor logra elevarse por encima de lo vivido y

    observarlo en picado como un ave, abstrayéndose

    de su experiencia y, al mismo tiempo, rindiéndole

    homenaje a su conocimiento.

    La Bondad de un Loco es un monólogo, trazado a

    partir de una colección interminable de

    conversaciones con el otro, que se han ido dando

    a lo largo de la vida del yo y de su producción

    literaria. Ese otro aparece encarnado en distintos

    personajes en las varias obras del autor, ya sean

    estudiantes universitarios, cónyuge, hijos (nacidos y

    no nacidos *), compañeros de profesión, pupilos y

    pupilas, ahijados… o Dios *, un dios indefinido,

    que aparece sutilmente entre líneas acompañando al

    conocimiento y que, sin embargo, no responde a los

    llamamientos más explícitos. La Bondad de un Loco

    es un monólogo fruto del diálogo de toda una vida.

    La Bondad de un Loco es un libro que exige una

    nueva forma de lectura. No responde a ninguna

    clasificación de género y por tanto, es tarea del

    lector encontrar el modo de introducirse en él. La

    Bondad de un Loco busca lectores activos. Es el

    lector el responsable de l enar el vacío de un

    Tiempo y un Espacio que, intencionadamente, no

    Álvaro Puig

    4

    La bondad de un loco

    aparecen como coordenadas del eje formal de la

    obra. No están pensados para servir al lector ni

    como herramienta ni como obstáculo. La Bondad

    de un Loco es, por el o y sin embargo, un estudio

    minucioso, y al mismo tiempo, liberado de sistemas,

    sobre el espacio y el tiempo de cada una de

    nosotros.

    María Buendía

    Oficina cultural embajada española en Berlín.

    Nota del autor

    *: La Niña que no nació y Los Silencios de Dios.

    Álvaro Puig

    5

    La bondad de un loco

    •• No he escrito para los sabios, cada vez estoy más

    convencido de el o, Dios me valga. Él me ha

    permitido descubrir que con humildad me he

    acercado al conocimiento que sirve de algo sin el

    conocimiento de los sabios. . ¡cuanta elucubración!

    ¡De cuántos conocimientos disponen los sabios, que

    no siempre son prudentes! Creo que desconocen la

    existencia de su propia vida y el hecho de poder

    satisfacerse de el a. Las definiciones de los sabios

    son múltiples para un solo concepto pero los

    conceptos, son para los humildes. Yo, me

    encuentro entre el os. Me he acercado a la verdad

    aunque, ciertamente, he tardado mucho tiempo en

    alcanzarla; pero no importa, eso es lo que yo quería

    sin darme cuenta y sin pretenderlo. Los cielos se

    acercan a la verdad y yo he orado acercándome a

    el os. ¿Qué hacen los sabios para perder tanto

    tiempo, del que hablan tanto? Yo no hablo de él, lo

    percibo. El tiempo ha dejado de serlo, hace tiempo.

    •La experiencia me ha demostrado que nuestros

    sentimientos solamente pueden ser nuestros, que no

    podemos cederlos u ofrecerlos gratuitamente. Si

    fuera así, no serían aceptados por los demás ni por

    aquel os que disponen de mejor voluntad. He

    l egado al convencimiento desilusionante de que los

    sentimientos sólo son nuestros. Se reafirma la

    individualidad. Por el deseo de estar cerca de

    alguien, en el delirio de amar, aquél que, por un

    gesto o una palabra que no fueron aceptadas, debe

    también ser consciente de que los sentimientos

    únicamente son de uno mismo. He l egado a la

    Álvaro Puig

    6

    La bondad de un loco

    conclusión de que el enamoramiento existe pero no

    es posible ofrecer toda la ilusión de haberse

    enamorado. La vida l ega a compensar el no poder

    ofrecer toda nuestra ilusión, por la posibilidad de

    querer, que es una forma de vivir la ilusión de querer

    pero sin poder desprendernos de nuestros

    sentimientos anímicos, los sentimientos de nuestra

    personalidad. Acepto el hecho de mi particular

    modo de querer y pienso en encontrar la misma

    comprensión.

    •A mis años tengo la sensación de que puedo volver

    a empezar, es propio de la edad. Mis pecados

    quedan cubiertos con esa infancia espiritual.

    •¡Qué ilusionada ilusión imaginar que alguien puede

    encontrarse bien después de nuestra visita!

    • ¿Para qué sigo escribiendo si pienso que no tengo

    nada más que decir? Además, la soledad abarca todo

    el cauce de mi vida.

    •Siempre he intentado compensar la tristeza que he

    sentido por cuantos he conocido. Este hecho me

    permite decir que mi conocimiento por los demás es

    cada vez más profundo, una profundidad que hiere.

    Quisiera alejarme de el os y hasta puede que de mí

    mismo.

    •Me siento culpable y puede que ridículo de

    escuchar todo lo que aquél dice. Me pregunto: ¿está

    obligado él a decir todo lo que dice y yo a

    escucharlo? Sus palabras están presentes en todo lo

    que hago. Yo creí que los profetas eran historia.

    Álvaro Puig

    7

    La bondad de un loco

    •A cuántos ha extrañado y sorprendido que yo,

    como profesor, haya l amado más de una vez a un

    alumno. El motivo, saber de él. Conocer al alumno

    forma parte del magisterio, es un ejercicio cuyo

    único examinador es el propio alumno.

    •Estas navidades serán las navidades más pobres.

    Bueno, mientras pueda escribir seguiré escribiendo.

    Además, desde casi siempre que yo recuerde, las

    navidades son tristes.

    •La triste y piadosa religiosidad de los buenos se

    conforma con el yo de su dios. Ese yo que son el os

    mismos. Es algo que siempre pensé que yo no

    deseo, en nada, para mí.

    •Siento tristeza porque, realmente, he perdido las

    oportunidades de estar cerca de los demás. Aflora un

    sentimiento de culpa reprimida. Tuve que decirlo,

    ahí está.

    •Voy desparramando mis pensamientos. Vivir es

    mejor que haber vivido. El presente es el presente y

    a cierta edad percibimos el futuro. ¡Para qué

    recordar! llegamos a exclamar.

    •El tiempo cuenta, ¡que me lo digan a mí! Después

    de tantos años nunca creí que l egaría a escribir nada

    y resulta que, sin darme cuenta, aún he tenido el

    suficiente.

    •Estoy cansado de encontrarme sólo en los

    momentos de angustia. Cómo quieres encontrarte, si

    la angustia que percibes forma parte de ese espíritu

    tuyo, enfermo en la soledad

    Álvaro Puig

    8

    La bondad de un loco

    •¡Qué ocupado he estado! Desde la mañana

    temprano, pensando, intentando encontrar la razón

    de haberme levantado. No creo que pretendiese

    pensar en dicha razón, creo más bien que estaba

    cogido por un sentimiento dormido.

    •¿ Y qué si se me critica por lo que no he dicho ni

    hecho? Debo tranquilizar mi ánimo, por lo menos

    así, me hacen saber lo que no debería haber dicho ni

    haber hecho.

    •Sí, me siento perdido por no haber encontrado

    nada; bien poco valía la pena buscarlo, aún así,

    debemos de justificarnos por haberlo intentado.

    •Mis notas van como por la vía de un trencil o de

    juguete,van escribiéndose. Es fantástico descubrir la

    novedad de mi pensamiento. Puede, si cabe, que

    haya tristeza, pesar, ilusión, pero sobretodo un gran

    bienestar.

    •He perdido muchas cosas en mi largo caminar, si

    alguien las encuentra, que me las devuelva. Puede

    que no sean todas mías, pero es que no son de nadie.

    Mi camino ha sido largo y, lo que es peor, lento; por

    eso me he l egado a dar cuenta de que mi mayor

    pérdida ha sido el tiempo, como animal dormido en

    el camino

    •No sé debido al conocimiento, sino al hecho de

    pensar. He podido liberarme del conocimiento de

    los demás. Piensa en tu propio y lógico

    conocimiento y te darás cuenta de que aparte de que

    Álvaro Puig

    9

    La bondad de un loco

    es la mejor manera de pensar, tu pensamiento es

    previo al conocimiento.

    •He vivido sin la necesidad de los grandes autores.

    No soy culto, pero no solamente no me importa,

    sino que me parece bien, porque no me sirvo de

    cualquier cosa que diga o piense.

    •El hombre desconoce su cansancio, lo sé por

    experiencia, he envejecido en el esfuerzo.

    •A alguien que siente, plácidamente, lo que siento

    yo, deberían encerrarle, es en demasía su sensiblería

    tan plácida y mortecina. He vivido demasiado todas

    las vidas de los demás. Mi sacerdocio es hablar,

    dialogar con los demás; mis conversaciones han sido

    y son el mandamiento de mi vida.

    •Es por la mañana temprano, está amaneciendo. Sé

    que vivo porque mi pensamiento no para, sé que

    vivo cuando despierto, porque es entonces cuando

    el amanecer me hace creer en que el día es el

    amanecer del mañana.

    •La vida hoy me ha permitido seguir viviendo. Estoy

    presente en esta vida. Estoy presente en el quehacer

    de cada día. Acaso, nuestra vida puede ser otra.

    •Hace días que han aparecido mis primeros

    achaques, ¡qué poco los soportamos! Y ¡qué pronto

    olvidamos el sufrimiento de los demás!

    •Mi sofá es un personaje más. Está ya estropeado,

    noto que los muel es ceden, está descolorido, pero

    es mi sofá. En él me he sentido protegido, me ha

    Álvaro Puig

    10

    La bondad de un loco

    permitido pensar, ha acuñado mis deseos, he escrito

    alguna de las notas de mi libro, vamos, que no sé si

    es para mí o yo soy de él. Bien puedo decir mi sofá

    porque nadie, cuando yo ya no esté, se sentará en él;

    y él no me echará de menos. Las cosas mueren con

    la vida, liberémonos de el as, no nos echarán en

    falta; su sensibilidad no l ega a tanto. A veces

    valemos lo que las cosas nos permiten que valgamos,

    y eso que debemos de pensar que las cosas no son

    nuestras, nos dejan que las utilicemos, sin más.

    •Una Navidad real. Mi hijo está trabajando en su

    estudio, mi esposa recostada en el sofá leyendo no sé

    qué libro, y yo escribo estas líneas; es todo real,

    menos algo que siento al decirlo. La Navidad es

    únicamente para los niños. Pretendemos alegrarnos

    en la navidad, pero en las navidades de antes. Aun

    así pienso que mi Navidad es bel a, encristalando el

    recuerdo de antaño porque mi hijo trabaja y mi

    esposa ahora está cosiendo y yo en el recuerdo de

    cuantos pude conocer y conversar. Escuchando y

    escuchando como si fuera una plegaria.

    •Me comentan la oración del creyente. La de un

    muchacho que considera su plegaria como su propia

    vida. Yo, que estoy cansado de luchar en mis clases,

    hablando con unos y con otros, rezo pero sólo con

    mis citas y mi esfuerzo de cada día. Estoy perdiendo

    el tiempo. ¿Qué pasa que no me encuentro

    reconfortado? ¿Por qué los dioses no me ofrecen la

    gratificación de mi hacer y saber? El muchacho me

    respondió: "Te falta el ofrecimiento de tus

    ansiedades".

    Álvaro Puig

    11

    La bondad de un loco

    •La riqueza de no poseer. Recuerdo la sensación

    precisa, objetiva y cierta, de sentirme rico en uno de

    mis desplazamientos a las clases. Todo era mío. Fui

    poseedor del campo, de las montañas, de todas

    aquel as montañas. La sensación que tuve fue

    impresionante, hirió mis sentidos, no lo había

    sentido hasta entonces. Pensé en la clase, en los

    alumnos; pero lo que sentía en aquel momento

    compensaba cualquier posible preocupación. Hago

    votos para que pienses como yo pensé en aquel os

    momentos. Nada me pertenecía en realidad pero era

    más mío que de nadie. Tuve una beatífica sensación,

    ciertamente, disponía de la riqueza de no poseer. Mi

    espíritu se sentía conforme conmigo mismo, con los

    míos, hasta con un Dios que ofertó el espíritu de

    creer en todo lo que la naturaleza puede ofrecer. Si

    somos conscientes, es de todos. Me sentía tan

    identificado con lo que sentía y veía que a punto

    estuve de atropel ar un conejo. Hubiera sido una

    pena, se hubiera roto la mágica sensación que aún

    recuerdo, después de tantos años.

    •La posibilidad de lo real. Los educadores debemos

    desarrol ar las estructuras mentales como base al

    conocimiento; por lo tanto, la posibilidad de lo real.

    Diferenciar es estructurar, estructurar es disponer

    del conocimiento, inicialmente, de lo posible. Todo

    el o es la base para que podamos, posteriormente,

    conceptuar.

    •He nacido para una vocación, y al cabo de los años

    he l egado a creer que de alguna manera la he

    ejercido. La vocación de la plática, de la opinión y, si

    cabe, del consejo, con todos aquellos que, de manera

    muy personal, he l egado a dialogar. El diálogo lo

    Álvaro Puig

    12

    La bondad de un loco

    sigo ejerciendo, pues aún hay personas que me

    recuerdan, y puede que les sirva de algo. No me

    importa que estas líneas queden en un monólogo;

    acaso ¿soy o puedo ser tan osado que pretenda ser

    escuchado? Eso sí, si estas líneas las leyese mi hijo,

    sentiría la ilusión de que haya podido conocer más a

    su padre, todo lo dicho forma parte de mi

    testamento. El hecho de que un hijo nos pueda

    conocer mejor es magnífico, es algo que podemos

    escribir en el volumen de la vida; aunque tu vocación

    de padre sea difuminada. No debemos enterrar la

    vocación, por muy difícil que sea, antes de nuestra

    muerte.

    •La consulta lógica se debe basar en algún criterio.

    Te confieso, aunque no se lo digas a nadie, yo no me

    baso en demasiados criterios. Mi criterio es no

    disponer o utilizar criterios. Mi mente es tan

    flexiblemente

    abierta

    al

    pensamiento

    que

    cómodamente escucho todo. Así es y deseo que siga

    siendo porque si no mi pensamiento no sería el mío.

    •Por

    qué

    pretendemos

    supeditar

    nuestro

    pensamiento a un sentimiento escondido? Un

    sentimiento es para uno mismo, aunque tratemos de

    que pueda l egar a los demás. Pero siempre lo

    condicionamos a ser correspondido. Solamente el

    sentimiento es posible cuando el pensamiento está

    dormido.

    •Siento el respirar cuando escribo. Mi mente va

    ofreciendo una idea, palabras, hechos y recuerdos;

    todo un enjambre que me l ega a hacer daño, por

    eso me doy cuenta de que respiro.

    Álvaro Puig

    13

    La bondad de un loco

    •Los miserablemente pobres son aquel os que no

    tienen donde cobijarse, sin un techo. Bueno, eso lo

    sabe o lo imagina cualquiera, pero lo que la gente no

    piensa es que su drama está precisamente, no en que

    no tienen techo o paredes, sino en que si los

    tuvieran, no serían suyos, por eso prefieren dormir

    en una cal e, cobijarse en ella. Su techo es el techo

    estelar, sin ocultar que son miserablemente pobres.

    Han sufrido la indigna humil ación de los pobres. Te

    lo digo no por un pensamiento caritativo, sino

    porque me di cuenta de que estaba cobijado por el

    techo de mi casa, con mi familia, protegidos de la

    lluvia que azotaba los cristales. Sentí la

    desesperación de los pobres en la miseria. Abordó

    mi pensamiento por la falta de caridad, con unos y

    con cualquiera; todos en nuestros pesares somos

    unos pobres

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