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Recuerdos Del Futuro
Recuerdos Del Futuro
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Libro electrónico273 páginas3 horas

Recuerdos Del Futuro

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Información de este libro electrónico

El propósito fundamental de este libro es estimular el despertar de la consciencia cósmica en aquéllos que presienten la existencia de un mundo espectral y luminoso, pero les es difícil identificar, concretar, en el momento histórico en que nos ha tocado vivir.

No nos estamos refiriendo, o tratando de difundir, ningún tipo de adoctrinamiento religioso o sectario, que nos incline a abandonar aquello que aprendimos de nuestros progenitores o avatares; por el contrario, aspiramos a la unificación espiritual de las sociedades modernas, sin que en ello exista ningún tipo de renuncia.

La obra, el contenido de este libro, está dividido en dos partes:

“Recuerdos de la mente” – Varias historias cortas, pura ficción, pero contenedores del mensaje oculto. Desde lo sublime hasta la visión picaresca de hechos concretos.

“Recuerdos del Espíritu” – Esta parte del libro está compuesta de cuarenta y dos Gongs o Llamados, los cuales están dirigidos al despertar en nosotros la resurrección de la liberación. Cada uno de estos Gongs induce a la meditación, al análisis de nosotros mismos y de la parte espiritual que nos hace diferentes.
IdiomaEspañol
EditorialXlibris US
Fecha de lanzamiento15 sept 2020
ISBN9781664129146
Recuerdos Del Futuro
Autor

Thomas N. Urriola

Esta obra es el quinto libro del autor, el segundo en español. Después de más de 60 años de dedicación al estudio y desarrollo de las facultades parapsicológicas, así como la meditación y aplicación consciente de distintas tendencias filosóficas, les presenta en esta obra el sendero que pudiera conducir a la integración con aquello que no tiene forma ni nombre… y que vive en lo más profundo de nuestras conciencias.

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    Recuerdos Del Futuro - Thomas N. Urriola

    NEOATLANTES

    Algunas veces me pregunto si vale la pena vivir en la forma que nosotros vivimos… si existe algún significado en este sueño pasivo que llamamos vida, musitó Sao.

    No sé de qué hablas… respondió Vira.

    Es como si ya nada importara. Algunas veces siento como si el planeta se hubiera detenido y no existiera el mañana. Quisiera poder explicarme mejor, suspiró Sao nuevamente.

    Absorta, con sus claros ojos azules fijos en el cielo rojizo, Vira permanecía en silencio, relajada sobre la fresca yerba, jugando con sus rubios cabellos.

    Volviéndose hacia su joven compañera, Sao preguntó intrigado: ¿No tienes nada que decir?

    No sé, respondió Vira, sin apartar su vista del reflejo de un sol en retirada, en la penumbra de la tarde: En realidad no me interesa mucho nuestro presente. Para ser honesta contigo, debo confesar que lo que siempre me ha fascinado es el futuro.

    La Historia, exclamó Sao en voz alta, eso es lo que cuenta. Cada siglo, cada era, encierran en sí mismos, un verdadero enigma… una posibilidad eterna, una conexión directa con el presente perfecto.

    Sentándose con agilidad, para poder concentrar su mirada en los apasionados ojos de Sao, Vira preguntó desconcertada: Tú tienes que estar jugando… No entiendo qué clase de emoción o beneficio puede nadie obtener de algo ya pasado, extinto, expirado.

    No sé… la Historia me intriga, siento una clase de obsesión por descubrir nuevas ideas, y es por ello que el pasado me atrae. Para mí no existe nada más excitante que perderme en los laberintos de las ideotecas, en los bancos de información y sus proyecciones holográficas.

    Querrás decir viejas ideas, preguntó Vira.

    No tan viejas… sonrió Sao. ¿No te das cuenta de que mientras más antigua es la Historia, más se acerca a los múltiples futuros?

    Vira suspiró pacientemente… Siento que lo que ocurre contigo, es que eres un romántico fuera de onda, afirmó Vira. Que en tus devaneos románticos tratas de encontrar cosas donde no existe nada… pero, si ello te hace feliz, no tengo nada que objetar.

    No pude haber imaginado nunca que fueras una de esas personas objetivistas… seguidoras de las tecnocracias gobernantes que sólo pueden ver números y porcentajes, ignorando la sutil belleza del espíritu.

    Después de esta última afirmación, Sao permaneció en silencio, con rostro transformado, observando a la joven muchacha sin lograr entender sus respuestas.

    Piensa lo que quieras… respondió Vira en un tono desafiante. Para mí lo único que me cautiva de la historia antigua es su estado de barbarie y espíritu de conquista característico de nuestros antepasados.

    Bueno, afirmó Sao, después de largos meses juntos, acabo de descubrir que nosotros no somos más que una pareja de románticos incurables. No sé si habrás podido percatarte, pero lo que en verdad nos une es que somos soñadores obsesivos. No obstante, debo admitir que soñamos en direcciones históricas completamente opuestas, pero el soñar es nuestro denominador común.

    Disfrutando la magnificencia de la fusión de la luz con la oscuridad, Vira se sentó, abrazando sus piernas contra su pecho, con un halo de melancolía en su voz, exclamó: Tienes razón, hay algo que ambos compartimos… nuestro disgusto con el presente.

    Quizás esto sea una condición común que define a la juventud, sin importar en que época vivan… exclamó Sao. Pero, no quiero me mal entiendas, nuestra percepción no significa que hayamos perdido interés en lo que actualmente ocurre a nuestro alrededor. Imagino nuestro descontento es mucho más sutil y profundo. Lo que no podemos aceptar, por lo menos en mi caso, es la inercia.

    Intentas decirme, preguntó Vira, que las juventudes pasadas, presentes y futuras han sido y siempre serán, un montón de rebeldes románticos, subconscientemente en contra de cuanto les rodea.

    Una pícara sonrisa transfiguró el rostro de Sao, contrastando con la seriedad de la conversación; sus ojos negros brillando con una satisfacción difícil de ignorar. No querida, primeramente debo aclarar que el concepto de juventud no está necesariamente relacionado con los procesos cronológicos u hormonales. Para mí, la palaba juventud está estrechamente ligada a esas almas felices, eternamente jóvenes, capaces de reaccionar con entusiasmo a los alaridos de un cantante del momento o a la más bella de las sinfonías.

    ¿Podrías repetir lo que acabas de afirmar? no sé si te entiendo plenamente.

    Trato de explicarte que si analizas un poco, te percatarás de que estamos rodeados de una cantidad inmensa de individuos cronológicamente jóvenes, pero con actitudes, en algunos de ellos, que denotan estar espiritualmente muertos. Tan adaptados a los cánones establecidos, manifestándose con tal rigidez, que pudieran confundirse con los más viejos de nuestros sacerdotes o burócratas.

    ¿Es eso lo que piensas de nuestros camaradas?

    Por supuesto, no todos ellos. Pero, déjame aclarar…

    ¿Cuántos de ellos has visto en el invernadero botánico, a no ser que tuvieran un proyecto escolar o algún tipo de experimento botánico?

    ¿A cuántos de ellos has visto participar en los grupos de parasicología, proyecciones astrales, o simplemente las meditaciones espirituales en el Templo Solar?

    ¿Cuántas veces les has visto reaccionar con lágrimas al escuchar alguna música o declamaciones poéticas?

    Produce tristeza, pero no nos queda otra alternativa que admitir que una gran mayoría de nuestros camaradas no son más que una manada de cabras amaestradas, pero por supuesto, sin el vigor o la fortaleza de aquellas bestias prehistóricas.

    Tratando de cambiar la expresión sombría de su amante y amigo, Vira sonrió alegremente.

    Quizás tengas razón… pero, no puedes negar que aquellas bestias eran una belleza impresionante… aseguró Vira.

    Por supuesto que eran bellas, al igual que el resto de la flora y fauna de aquellos tiempos legendarios, en que hombres y bestias corrían libremente por bosques y praderas, sin percatarse de la importancia de ese privilegio. Mientras que ahora… aquí estamos. En el sagrado año 33,333, confinados a esta bella burbuja de cristal donde se nos provee todo, pero casi nada es real. A veces dudo de nuestra propia existencia… es posible que sólo seamos la proyección poética de algún Dios milenario; o quizás el sueño o pesadilla de cualquier ser común.

    No sé qué es lo que te pasa… afirmó Vira con voz áspera, tratando de disimular su disgusto. Espero no estés insinuando que también estás en contra de nuestra civilización o los adelantos científicos de nuestra raza.

    Por favor, mi amor… trata de entenderme. No tengo nada en contra de la Ciencia. Lo que ocurre es que pienso que la Vida de nuestros antepasados en el oscurantista siglo XX, a pesar de sus mitos y conflictos sociales, eran más felices que lo que nosotros somos ahora.

    Oh sí…estoy segura de que lo eran… con sus lastimeras guerras, plagas y rampantes viruses. Afirmó Vira sin ocultar su disgusto.

    Perdóname, no fue mi intención disgustarte. Creo que mejor nos vestimos y regresamos al Centro Cultural; tengo entendido que un profesor extranjero impartirá una conferencia que pudiera ser interesante… además, me temo que si continuamos nuestra conversación pudieras convertirte en una de esas cabras ancestrales y atacarme sin misericordia…

    Con una reacción rápida, Sao pudo evitar un golpe directo del puño de Vira como respuesta a sus insinuaciones.

    Te lo dije… afirmó Sao, mientras corría en busca de su ropa. Mejor nos vestimos y emprendemos la marcha, antes de que me apalees sin causa justificada.

    No lo dudes… mejor nos marchamos, ripostó Vira. Además, el Sol ya se ha retirado y tenemos un buen bronceado. ¿Me puedes alcanzar mi túnica y sandalias?

    Algunas estrellas comienzan a brillar a través de la burbuja cristalina de la prodigiosa ciudad flotante, Nueva Atlantis se ilumina gloriosamente. En la distancia, la enorme burbuja de cristal aparenta ser un pequeño planeta, suspendido sobre las aguas del agitado océano. Las luces de las múltiples estructuras, así como el amasijo de iluminadas autopistas, se convierten en un milagro incandescente en medio de la aterciopelada oscuridad de la noche.

    Esta maravillosa ciudad es el resultado final de largos años de sufrimiento y sacrificios, por lo cual la Humanidad pudiera vivir orgullosamente de sus desarrollos científicos. Alto, extremadamente alto, ha sido el precio pagado con vidas y sacrificios, pero finalmente… la disminuida Humanidad ha logrado vivir en paz. Autosuficientes, concentradas en estos bellos santuarios que la protegen de un ambiente hostil, el remanente de la sociedad humana, se ha forzado a sí misma, paradójicamente, a vivir exilada sobre su abatido planeta.

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    El azul profundo de la túnica de Vira, magnificaba el bronceado de su joven piel. Junto a ella, andando con pasos firmes, marcha Sao, vestido con un negro traje de una sola pieza, de un suave y rico material que acentúa su cuerpo musculoso. Como único ornamento ambos llevan en sus respectivas muñecas un pequeño artefacto que pudiera ser usado como intercomunicador dentro de la esférica metrópolis… así como, calendario, teléfono, acceso a las bibliotecas de informática, música, etc., siendo también, contenedor de los códigos de información personal que les permite acceso a sus habitaciones privadas, y a las diferentes áreas según las diferentes restricciones de seguridad.

    Tan pronto como la pareja arribó a una de las abovedadas terminales de transporte, tomaron una de las escaleras rodantes que les llevaría a la próxima terminal de trenes en el Sector Verde de la ciudad.

    Las escaleras rodantes se movían colmadas de pasajeros silentes, rumbo al nivel verde de la próxima estación. Al mismo tiempo, los altoparlantes anunciaban los diferentes horarios de los trenes comunitarios, así como intercomunicadores individuales para aquellos autorizados a viajar hacia lugares específicos.

    Atrayendo a Vira hacia sí mismo, Sao susurró: Creo que en vez de tomar el tren colectivo, debiéramos ir al nivel rojo y tomar uno de los exprés swivels. Se está haciendo tarde y no quisiera llegar después de comenzada la conferencia. ¿Crees tú?

    Vira revisó su computadora personal y con un movimiento de su cabeza dijo estar de acuerdo con la sugerencia de Sao. Cambiemos de escaleras en la próxima intersección.

    En breve, la joven pareja llegó a un área vacía de la terminal donde líneas de cápsulas plateadas con cristales opacos, permanecían estacionadas próximas a un área de abordaje.

    Tan pronto como la pareja llegó frente a una de las plateadas unidades, Sao apretó un pequeño botón rojo en su mini-computador portátil y la puerta del transportador se abrió verticalmente.

    Enseguida que la pareja tomó asiento en el transportador, la pizarra de mando se iluminó mostrando un mapa multicolor de la ciudad y una suave voz femenina se escuchó: Buenas tardes Sao, ¿dónde quieres ir?

    Buenas tardes… respondió Sao: Estamos apurados y deseamos llegar al Nivel Azul, cuadrante 25, lo antes posible.

    ¿Desean una relación completa de los diferentes eventos que toman lugar esta noche en el Centro Cultural? Se escuchó la suave voz nuevamente.

    No, no es necesario, respondió Sao. Sabemos qué es lo que queremos ver. Gracias.

    De nada… respondió la suave voz mientras la puerta cerraba herméticamente y la pizarra de mando se apagaba lentamente, el vehículo comenzaba a moverse. Con un súbito movimiento, el transbordador se deslizó vertiginosamente a través de una serie de túneles estrechos, hasta que este último se detuvo súbitamente y la puerta se abrió lentamente, escuchándose la suave voz anunciando: Nivel Azul, cuadrante 25… Tengan ustedes muy buenas tardes.

    Sin responder a la amable voz, Sao tomó a Vira de la mano y saltaron fuera del transbordador. Con largos pasos, la pareja caminó por un estrecho pasillo iluminado por una suave luz rosácea. Jadeantes por la carrera emprendida, ambos llegaron frente a unas altas puertas que, al detectar la presencia de la pareja, se abrieron lentamente; dando paso a una amplia plaza llena de una alegre juventud que se movía, aparentemente paseando por el iluminado lugar.

    Las luces multicolores de los numerosos teatros y salas de conferencias que circundaban la iluminada plaza que servía como punto focal del Centro Cultural, ofrecían un ambiente alegre pero sosegado. Entre una amplia profusión de plantas exóticas se denotaban varios pequeños salones de té y restaurantes, donde la alegre juventud y los no tan jóvenes, se reunían para compartir y disfrutar en jovial camaradería.

    Con prisa, Vira y Sao cruzaron la amplia plaza, accidentalmente tropezando con algunos de los jóvenes transeúntes, quienes les miraban mostrando su descontento.

    "Allí está… exclamó Sao, allí está el Salón Andrómeda…mejor nos apuramos porque están al cerrar las puertas de entrada.

    Jadeando por falta de aire, la joven pareja entró al Salón Andrómeda en el preciso momento que se cerraban las puertas. Caminando lentamente hacia las primeras filas de lunetas, la pareja sudorosa se desplomó sobre los confortables asientos de la primera fila. Después de un período de difícil respirar, la sudorosa pareja se miró mutuamente y, conscientes del estado en que se encontraban, ambos estallaron en carcajadas.

    Desde la próxima línea trasera de asientos, se escuchó un fuerte silbido… Sao se volvió para encontrarse frente a frente con una señora de pelo blanco, que demandaba silencio con un dedo sobre sus labios.

    Sao y Vira se miraron mutuamente, haciendo un esfuerzo supremo para evitar una nueva carcajada ofensiva, mientras las luces del salón se disipaban lentamente. La única iluminación era un reflector concentrado sobre el escenario semicircular. Un silencio profundo, interrumpido ocasionalmente por toces apagadas, permeó el lugar.

    Debajo de la luz del escenario, apareció un hombre de mediana edad, con cabello blanco recogido en la base del cuello, envuelto en un material transparente. Su mono blanco contrastaba con una roja faja y una pequeña corbata triangular que mostraba el emblema del Consejo de Ciencias en un bordado dorado.

    Identificándose a sí mismo, con un tono suave de voz, el académico se dirigió a la audiencia… Buenas tardes, mi nombre es Ofa, es un honor presentar a ustedes en este nuevo ciclo de conferencias, a un ser de sensibilidad extraordinaria, quien ha invertido su vida en el estudio de las curvaturas del tiempo y la ciencia de eternas posibilidades. Desde la legendaria Kedia nos llega Rok, quien disertará sobre las teorías de Mundos Paralelos y sus bifurcaciones históricas. Estoy seguro que todos compartiremos y aprenderemos de su profunda experiencia.

    Un estruendoso aplauso dio la bienvenida a un joven profesor de alta estatura y pelo rojo, de ojos fundamentalmente azules enmarcados en un rostro angular, quien avanzaba hacia el centro del escenario, sonriendo, envuelto en un manto azul.

    Poniendo en alto su mano derecha, demandando silencio, Rock mostró su desnudo pecho donde descansaba un escarabajo azul de apariencia cristalina, simbolizando la sabiduría eterna de Kedia, que brilló bajo las luces del escenario.

    Queridos hermanos y hermanas atlantes… debo declarar que soy yo quien se siente altamente honrado por su bienvenida y la avidez con que mis humildes palabras han sido recibidas.

    Un animado aplauso retumbó en el recinto nuevamente.

    Manteniendo su brazo derecho en alto como un breve saludo, Rok continuó… A pesar de nuestros avances tecnológicos y nuestras intensas investigaciones científicas, el Tiempo sigue siendo una de las grandes interrogantes sin respuesta.

    Estas son preguntas que desde tiempos remotos la Humanidad se ha repetido a sí misma una y otra vez. En busca de posibles respuestas, según la especie humana crecía intelectualmente, las tres bases fundamentales de la inteligencia se fueron separando hasta llegar a crear profundos abismos entre ellas mismas.

    Les estoy hablando de nuestras antiguas religiones, filosofías y ciencias. Algo que nació en una forma abstracta y pura, fue degenerándose, humanizándose, hasta llegar a convertirse en una edificación enorme de rígidos dogmas y verdades a medias.

    La mayoría de los nuestros han olvidado que en los albores de la Humanidad como especie inteligente, religión, filosofía y ciencia, convivían felizmente bajo un mismo techo. Las murallas del Templo encerraban, guardaban celosamente el tesoro del conocimiento, integrando las tres corrientes fundamentales en una sola energía vibratoria, surgiendo como resultado inevitable la Sabiduría…

    Rok hizo una breve pausa para contemplar su audiencia, la cual permanecía absorta, inmersa en un profundo silencio. Al final del salón, en la última fila de asientos, le llamó la atención la presencia de un hombre de aspecto sombrío, vestido en un traje carmelita de una sola pieza, que prácticamente le envolvía, solamente dejando ver su oscuro rostro, cual pieza monolítica sin ningún tipo de expresión.

    Sin apartar su mirada de este individuo de apariencia infausta, Rok continuó su disertación, acentuando cada una de sus palabras. En aquellas sociedades tempranas, la inter-relación entre las ciencias exotéricas y las esotéricas era completa. El Templo emergía como una expresión viva del conocimiento; algo parecido a nuestras universidades, pero en un aspecto muchísimo más amplio, sin restricciones impuestas por un poder ajeno al propósito de alcanzar la Verdad.

    Si observamos desapasionadamente el desarrollo histórico de nuestras sociedades nos encontraremos con esta característica de cualidades únicas, donde el sacerdote o el iniciado representaban un papel muy diferente a lo que posteriormente se ha calificado con términos degradantes. El iniciado, además de las investiduras sacerdotales y su conocimiento de la simbología divina, debía sumergirse, según sus capacidades intelectuales, en el estudio de los misterios de las ciencias exactas y su inter-relación cosmogónica, además de reglas morales y administrativas del gobierno. La integración de las ciencias exactas y los conocimientos esotéricos era completa. El Templo era la expresión viva de nuestras modernas universidades, pero con una visión mucho más coherente de todos los

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