La Sombra de los muertos: Nekromantia

Por Rose Berryl

Resumen: “Imaginen por un momento… Una mañana se despiertan en el Gran Mundo, algunos años después de que un terrible combate mágico se produjera entre el joven brujo Esklaroth y la reina de las Tinieblas, Melena. Todos los pueblos se encuentran en una situación precaria, catastrófica. La mayor parte de las ciudades han sido destruidas y las tierras devastadas. A pesar de todo, con el paso del tiempo las sociedades han conseguido reorganizarse no sin cierta dificultad, castigadas por las implacables guerras, las traiciones y las epidemias que hubieran podido, por sí solas, asestar un golpe definitivo a los cinco reinos.

Esta historia comienza aquí, en Belnigera, capital de Lythuste, en el momento en el que el rey Víctor X convoca a los suyos. Avisado por una Deidad de que una amenaza inminente llevará al Gran Mundo a caer en las Tinieblas, no le queda sino poco tiempo para desbaratar los planes demoníacos de los dos enemigos más temibles del Gran mundo, so pena de ver cualquier rastro de vida desaparecer en uno de los fuegos mágicos más espectaculares.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 7 dic 2018
• ISBN: 9781547536047

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La sombra de los muertos

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(Capítulo II)

© CKR Éditions, 2018

Ilustración de la cubierta : Delphine Splingard, 2018

Primera versión

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Dedico esta serie a aquellos y aquellas que han sabido conservar su alma de niño.

Rose Berryl

Un hueso se rompió. Entonces, se oyó un rugido, seguido del resoplido de una bestia agazapada en la penumbra. Alrededor, surgieron de sepulturas profanadas muerte y silencio, como una densa niebla.

Lentamente, una cabeza salió de entre las piedras; suntuosa, de pelaje oscuro, salpicada por largas y sedosas plumas, de piel gruesa. Sus ojos, de un color violeta luminoso y cautivador, desprendían un aura vaporosa que le conferían un misticismo digno de las divinidades más respetadas del Gran Mundo.

El grifo se levantó despacio. Su imponente figura se transformó poco a poco, hasta dejar paso al cuerpo de una niña de piel extremadamente pálida, de unos doce años de edad como mucho. Su rostro permanecía oculto bajo una larguísima capa con capucha, cubierta de plumas negras como la noche. Entre sus deditos esqueléticos, con uñas brillantes de polvo mágico, iba cogiendo los trozos de cadáveres recientemente triturados por su fuerte mandíbula, analizando cada uno de ellos minuciosamente, antes de arrojarlos un poco más lejos, allí donde ya se amontonaban numerosos restos en descomposición.

Ummm... nunca tendré suficiente médula con lo que hay aquí. Tengo que buscar en otro sitio.

En cuclillas,