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El Caballero De La Péndola Dorada
El Caballero De La Péndola Dorada
El Caballero De La Péndola Dorada
Libro electrónico85 páginas1 hora

El Caballero De La Péndola Dorada

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El Caballero de la Pndola Dorada es una fascinante aventura que te transportar a tiempos remotos. All vivirs la inolvidable experiencia que pas el joven Ryan Jon cuando fue en busca del mtico caballero para que ste le ayudara a l y a la gente que viva en las aldeas a luchar contra la opresin y las injusticias del rey Carlomagno.

La gente de las aldeas se revel en contra del rey, por lo cual ste decidi terminar con la insurgencia utilizando su ejrcito, el cual entraba a las aldeas y destruan todo lo que encontraban en su camino. Cinco jvenes escucharon hablar de las hazaas del caballero de la pndola dorada y tomaron la decisin de ir en busca del mismo.
Debes de estar preparado o preparada para vivir de cerca el dolor, la muerte, la esperanza y el amor. Lograr el joven encontrar al poderoso guerrero? Y si lo encuentra estar ste dispuesto a ayudar a los aldeanos? Esta y otras interrogantes te mantendrn sumergido en este emocionante libro de aventura.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento13 dic 2012
ISBN9781463345471
El Caballero De La Péndola Dorada
Autor

Luis Torres

A product of East Los Angeles, Luís Torres is a veteran journalist, writer and filmmaker. He recently retired after nearly thirty years as a reporter for KNX Radio, the CBS station in Los Angeles. He has received a number of awards for excellence in broadcast journalism, including the prestigious Peabody Award, the duPont-Columbia Award and the Edward R. Murrow Award. He holds a master of science degree in journalism from the Columbia University Graduate School of Journalism in New York City and a bachelor of arts degree in political science from the University of California, Santa Barbara. He lives in Pasadena, California. This is his first book.

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    El Caballero De La Péndola Dorada - Luis Torres

    Copyright © 2012 por Luis Torres.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

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    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    436646

    Índice

    Dedicatoria

    Nota del autor

    Nota del autor II

    Prólogo

    Todos los derechos reservados

    2997.jpg Luis A Torres

    3003.jpg Está prohibida la copia parcial o la totalidad de este libro sin la autorización del autor

    El autor está disponible para conferencias, talleres.

    Para contrataciones, favor de llamar al 787-914-9413.

    liust61@gmail.com

    Dedicatoria

    Este libro está dedicado a Dios que es mi fortaleza, mi redentor. A Dios le dedico este libro y doy gracias a él por la oportunidad que me dio de nacer en ésta, la tierra prometida. También dedico este libro a la memoria de Felipe Phillips Morales Roque. Recuerdo que en una ocasión me encontraba muy triste y Phillips como le decíamos de cariño, notó la tristeza que moraba en mí y se me acercó y comenzamos a hablar sobre lo que me estaba sucediendo en aquel entonces y esto me recomendó: todo lo que estas sintiendo y todo lo que te está sucediendo y lo que te sucederá en un futuro escríbelo, desahógate con la escritura, nunca te desahogues contigo mismo, ni con los demás. Fue maravilloso el resultado y lo que obtuve. A ti Fili", donde quiera que te encuentres te dedico éste libro. A mi madre Lydia E Castro y a mi padre Julio A Torres. Si no fuera por su esfuerzo como padres yo no estaría aquí. Los quiero y los amo mucho, me faltan las palabras para decirles todo lo que siento. A mis hermanos Julio A Torres Castro y Carlos M Torres Castro y a mi sobrino que si no lo menciono, se molestará conmigo Geovany Torres. A todos mis familiares y amigos, a Miguel Fonseca. A mi esposa por soportarme todos los días. A mis dos grandes amigas y fanáticas Jasmín Cruz y Mayrim Del Valle. Y sobre todo a mis dos preciosos hijos Diana y Leuis Yedidia son parte de mi razón de vivir.

    Nota del autor

    Aquella iglesia tenía los marcos de las puertas en oro. Otras terminaciones estaban echas de un marfil muy fino. Sus cortinas estaban echas de un lino muy fino, sus colores eran violetas, oro y rojo. Todas estaban adornadas con querubines, el suelo estaba echo del mejor mármol importado; sus butacas forradas en piel de animal. También tenía una hermosa sacristía. Allí sus feligreses adoraban a Dios todos los días. Ellos vestían con los trajes más finos del mercado. Sin duda alguna debía ser una gran experiencia ver aquel lugar.

    Esa noche mientras el sacerdote se encontraba en la parte más importante de la predicación, entró a la iglesia un hombre. El sacerdote hizo una leve pausa y continuó hablando; los feligreses miraron al hombre que acababa de llegar. Este hombre tenía su cabello tan largo que le llegaba a los hombros, lo traía sin peinar. Su barba también lucia el mismo aspecto.

    Tenía por vestido unos trapos, sucios y rotos.

    Usaba sandalia en sus pies, que también los traía sin lavar al igual que todo su cuerpo.

    El sacerdote bajó del altar y continuó predicando mientras caminaba por entre las butacas. Al llegar frente al hombre, éste con disimulo apagó el micrófono.

    – Aquí no se permite recoger limosnas, – dijo el sacerdote a los oídos de aquel hombre.

    – Yo no vine a recoger limosnas señor, – contestó el hombre.

    – Esta es la casa de Dios, no quiero ningún tipo de problemas. Si has cometido alguna falta me gustaría que muy cortésmente te marcharas de aquí.

    – Yo no he cometido ninguna falta señor, sólo vine a escuchar la palabra de Dios.

    – Pues aquí no habla Dios señor, aquí hablo yo, un hombre como tú,

    – respondió el sacerdote en un tono muy sarcástico.

    – Entonces me gustaría escucharlo a usted señor, – respondió el hombre en un tono muy humilde.

    Los feligreses miraban muy atentos e intentaban escuchar algo.

    – Aquí en esta iglesia nos reservamos el derecho de admisión, ya hemos tenido muchos problemas con gente como tú, que dicen que vienen en busca de Dios, cuando en realidad a lo que vienen es a robarnos.

    – Yo no vengo a robar señor, soy muy conocido en muchas partes y la gente sabe que soy un hombre de paz y de amor. A los lugares que visito, hablo la palabra de Dios como usted y la multitud por lo general se aglomera para escuchar.

    – Pues aquí es muy distinto, yo hablo y la multitud me escucha. Si deseas podemos hacer una prueba, el menos multitud que tenga a su alrededor, ese se marchará de aquí.

    El sacerdote le había tendido una trampa aquel pobre hombre; que lo único que deseaba era escuchar la palabra de Dios. Éste volvió a encender el micrófono y hablo dirigiendose a los feligreses.

    – Mis hermanos; dijo el sacerdote mientras llevaba aquel hombre por los hombros frente al altar. Este querido hermano y yo les contaremos algunas historias, él es mi invitado de esta noche.

    Yo por mi parte les

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