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Retorno del infierno
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Libro electrónico108 páginas1 hora

Retorno del infierno

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Información de este libro electrónico

Aunque a la mayoría de las personas no se les educó para ser padres, lo cierto es que el seno del hogar es la mejor escuela para aprender sobre los temas del corazón, y cuando la familia hace bien la tarea, ésta resulta más placentera, más eficaz, y quien recibe amor es capaz de dar amor. Este y otros temas toca este libro, donde se respira sensibilidad de la primera a la última página.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 nov 2023
ISBN9786280105963
Retorno del infierno

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    Retorno del infierno - Josefina Espinosa Entralgo

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    Josefina Espinosa Entralgo

    Josefina Espinosa Entralgo

    Título del libro:

    RETORNO DEL INFIERNO

    Autora:

    Josefina Espinosa Entralgo

    Editor:

    Édver Augusto Delgado Verano

    Apoyo editorial:

    Alina María Angel Torres

    Jorge Eliécer Martínez Miranda

    ISBN: 978-628-01-0596-3

    Diagramación:

    Jorge E. Rodríguez Martínez

    © Todos los derechos reservados

    © Josefina Espinosa Entralgo – 2023

    © Editorial Libros para Pensar S.A.S — Bucaramanga – Colombia 2023

    Cel: +57 315 837 05 84

    liderlibros@gmail.com – www.librosparapensar.com

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia u otro método, sin el permiso previo y por escrito del autor.

    Bucaramanga - Colombia 2023

    Hecho en Colombia

    Printed in Colombia

    Queda hecho el Depósito Legal

    DEDICATORIA

    Es muy placentero dedicar esta obra a todos los amigos que muy sabiamente la vida, en mi bello y trajinado camino de la docencia, se ha encargado de regalarme.

    A esos compañeros de infancia, que aún hoy, hacen parte importante de mi hacer como escritora y ocupan un lugar privilegiado en mi corazón.

    Tengo pocos amigos, pero sin duda, los mejores.

    Este es mi humilde, pero bien merecido homenaje a todas las hermosas y valientes madres; mujeres que día tras día batallan sin cesar por entregarle al mundo personas fuertes, buenas y honestas, capaces de transformar las fatalidades en grandes oportunidades de superación y crecimiento personal.

    AGRADECIMIENTOS

    Mi primera muestra de gratitud siempre será para mi Creador quien me ha regalado tantos dones, para transmitir mis pensamientos y compartir con mis lectores, mis memorias y creaciones literarias.

    Gracias Gran Dador, porque contigo, todo sueño se convierte en realidad.

    Gracias, por esos ángeles que pones a mi lado y me inspiran a mostrar los talentos que a diario multiplicas en mí.

    Gracias a todos aquellos héroes anónimos, que han pasado por las calles de nuestras grandes ciudades: ignorados, maltratados, desechados. Los que por razones que no tengo autoridad para juzgar, han conocido el infierno y hoy pueden decir: soy libre; he vuelto a nacer; mis fortalezas superaron mis debilidades. El amor me redimió.

    Gracias a quienes desde el cielo hoy me dictan estas líneas y son los protagonistas de mi historia.

    Gracias mis viejos: Alix y Helí.

    Mis hermanos: Martha, Graciela, Antonio.

    Los angelitos que me cuidan a diario.

    Índice

    Dedicatoria 5

    Agradecimientos 6

    Presentación 9

    Recordando el ayer 11

    De frente con mi pasado 21

    Mi visita al infierno 23

    Aparece un ángel 29

    No volveré a la calle 37

    Existen ángeles de carne y hueso 49

    Mi resurrección 61

    La peor agonía de un padre 73

    De nuevo en brazos de mi madre 89

    Otro anhelo cumplido 93

    Adiós papá Julio 99

    Mi paraíso tambalea 105

    La amenaza del pasado 113

    El buen hijo volvía a casa 123

    Si se puede cambiar 131

    Glosario 135

    Sobre la autora 137

    PRESENTACIÓN

    El amor de los padres y las madres, son el tónico que los hijos necesitan para enfrentar la vida con serenidad, seguridad y fortaleza.

    Sé muy bien que a ninguno se nos educó para ser padres, pero también sé que el seno del hogar es la mejor escuela para aprender sobre los temas del corazón, y cuando la familia hace bien la tarea, ésta resulta más placentera, más eficaz, y quien recibe amor es capaz de dar amor.

    Queridos padres, hagan que el corto tiempo que hoy pueden dedicar a sus hijos sea enriquecedor, emocionante, formador, abundante en alegría y amor. Sus hijos y el resto del mundo se lo agradecerán; así verán crecer hombres y mujeres felices y le entregarán al mundo unos tesoros invaluables.

    No pierdan el tiempo vociferando, maldiciendo, cantaleteando, exigiendo, gritando o golpeando a sus hijos, y en su reemplazo besen, abracen, rían, salten, jueguen y repítanles miles de te amo, te amo, te amo…

    Cuántas guerras, crímenes, violaciones, atracos, secuestros y muchos otros males nos evitaríamos, si en vez de torturarlos con palabras hirientes y golpes cargados de impotencia, reprendiéramos a nuestros hijos e hijas con una sobredosis de amor.

    Aprovecho este momento para dedicar este nuevo logro a mis hijos, y pedirles que perdonen mis desaciertos y errores cometidos en su crianza, ellos son mis propias llaves del cielo.

    RECORDANDO EL AYER

    Dicen que la vida da muchas vueltas, y en una de esas me encontré a un exnovio, de esos que no quisieras recordar y mucho menos ver nuevamente.

    Al verlo sentí un fuerte sacudón en todo mi cuerpo, pero no piensen mal, no fueron mariposas en el estómago; el estremecimiento fue más de temor que por cualquier otra cosa, pues estaba frente a frente con el hombre al que casi cuarenta años atrás, había tenido que echar de mi vida con una dolorosa bofetada, no sólo en el rostro, también en su alma.

    Al volverme a encontrar con él, después de tanto tiempo, la situación fue muy incómoda, por los roles que desempeñábamos los dos en ese instante: él, en el papel de representante de los padres de familia en el consejo directivo de una institución educativa de una comunidad santandereana de estrato medio. Yo, como parte de la directiva disciplinaria de esa institución, donde después de veinte años de trabajo en la docencia, recién había sido asignada.

    Al verme Roberto se acercó a mí, extendió su fuerte y callosa mano, y su voz fue un susurro cuando me dijo:

    —Tranquila, no tiene que incomodarse.

    Creo que él percibió el impacto que me causó su presencia.

    Luego de unos rápidos segundos en los que chocamos nuestras miradas, levantó su voz para decirme:

    —Estoy a sus órdenes para lo que se le ofrezca. Qué gran placer conocerla coordinadora Gina.

    Yo no sabía qué decir y en medio de la confusión, atiné a responderle:

    —Gracias, es usted muy amable.

    Di inicio a la reunión, pero en mi mente se bullía un gran remolino; no entendía qué pasaba, ni por qué aquel hombre se encontraba conmigo en el mismo recinto, que ahora se me hacía más inmenso y perturbador.

    No fui consciente de lo que hablé y la reunión se me hizo eterna. Al terminar, uno a uno de los padres de familia se fue despidiendo, pero Roberto se quedó sentado en su silla y sólo se levantó, cuando todos salieron.

    Al verlo dirigirse hacia mí, acudieron a mi mente todos los demonios del pasado y la cinta empezó a revelarse en mi cabeza…

    Recordé que yo tenía quince años, una figura envidiable y un hermoso rostro que atraía las miradas de los jóvenes que salían los domingos en la tarde para mirar a las niñas que durante una hora salían

    –con las religiosas del colegio de señoritas– a comprar los materiales que necesitarían para sus actividades académicas.

    El día que lo vi por primera vez, habíamos salido del colegio con mi amiga Dora, compramos un helado y nos sentamos en el parque del pueblo a hablar de cosas de niñas, de nuestro estudio, de nuestros planes y fantasías.

    Esa tarde la agradable brisa acariciaba suavemente mis mejillas al tiempo que enfriaba el aire de aquel templado clima, cuando de repente un joven alto, delgado y de cabello negro ondulado, bien parecido, con unos ojos color aceituna y de mirada penetrante, se nos acercó y refiriéndose a mi amiga le preguntó:

    —¿Dorita no me vas a presentar a tu amiga?

    Ella, señalándome le respondió:

    —¡Claro!, te presento a mi amiga Gina.

    Él muy galante, extendió su mano, tomó la mía y la besó sutilmente, mientras me decía:

    —¡Soy Roberto!, es

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