Cuentos Crepusculares: Segundo Mundial de Escritura

Por Karina Elisabet Rosa

Recopilación de cuentos presentados presentados al concurso Segundo Mundial de Escritura, competencia por equipos cuyo objetivo es incentivar el hábito de escritura y en una segunda etapa la lectura y edición entre pares. Los participantes escriben 3000 caracteres todos los días durante dos semanas, siguiendo en este caso cada día un ejercicio propuesto por un escritor o artista, y luego cada equipo (de diez integrantes) selecciona un texto de uno solo de sus miembros. Esos textos son leídos por varias instancias de jurados de preselección hasta que quedan diez textos finalistas, que son clasificados por un jurado final.

http://mundialdeescritura.com

© Karina E. Rosa, 2020

• Idioma: Español
• Editorial: Karina Elisabet Rosa
• Fecha de lanzamiento: 14 sept 2020
• ISBN: 9781005832759

Karina Elisabet Rosa

Certified Project Manager Professional® and Scrum Master with 20+ years managing projects and business development.I have more than 20 years leading communities of software development teams that build innovative new digital products that enable companies to unlock new yield potential on their business. These product offerings are diverse and span from mobile & web apps, to data & analytics services, to smart devices using Internet of Things technologies along the digital transformation journey.

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Cuentos Crepusculares

por Karina Elísabet Rosa

Recopilación de cuentos presentados en concurso Segundo Mundial de Escritura, competencia por equipos cuyo objetivo es incentivar el hábito de escritura y en una segunda etapa la lectura y edición entre pares. Los participantes escriben 3000 caracteres todos los días durante dos semanas, siguiendo en este caso cada día un ejercicio propuesto por un escritor o artista, y luego cada equipo (de diez integrantes) selecciona un texto de uno solo de sus miembros. Esos textos son leídos por varias instancias de jurados de preselección hasta que quedan diez textos finalistas, que son clasificados por un jurado final.

http://mundialdeescritura.com

© Karina E. Rosa, 2020

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Indice de Contenidos

Titulo

Primer amor

Bye, Bye, Life

Mi abuela es un lobo feroz

Animal

El gato y el ratón

El jardinero fiel

Camino a la Luna

Estática

Carta a mi buen amor

El silencio de los inocentes

La furia

Rose Madder

La Fiesta

El Viaje

PRIMER AMOR

¿Qué misteriosa chispa mental nos lleva a rastrear las huellas indelebles que han dejado nuestros amores fallidos, hasta llegar a aquél que nos ha marcado tan profundamente los recuerdos?

Mi rastreo comienza con esa foto de graduación del tercer año con la que tropecé mientras rebuscaba una caja olvidada en la mudanza, tratando de decidir qué conservaba y qué despachaba al mundo del reciclado. La foto tiene más de 30 años y está pegada en un paspartú de corte dentado, sin marco, las esquinas amarillentas y algo dobladas y resistiendo el viaje a la basura sólo porque él, Ariel, está ahí.

Es significativo que la conserve. La fatuidad del pasado y el cambio que experimenté a lo largo de cuatro décadas me alejaron completamente de la adolescente llena de rulos que yo era, pero han mantenido a Ariel en su eterna pose, de cuclillas en el piso y enlazado a los compañeros a su lado por el hombro. Como las estrellas muertas, la luz de la cámara capturó al grupo y proyecta su esencia desaparecida años después.

Aunque hube de tener otros amores imposibles, Ariel fue quien me dio conciencia de los mundos de fantasía que podía crear, donde ambos éramos invencibles, luchábamos por nuestro amor desaprobado y teníamos mil aventuras por delante.

Si él hubiese reparado en mí, por supuesto. Peccata minuta.

A esos mundos me evadía con solo verle unos instantes en la clase, mientras lo espiaba a la salida de la escuela para ver con quien se iba o durante los recreos, cuando jugaba al fútbol en el patio con otros compañeros, corriendo enajenado y ajeno a las mujeres, como todos los chicos de aquella época a sus quince años. Llevaba el pelo largo para los ochenta y se lo rejuntaba constantemente detrás de las orejas, en un gesto que resultaba muy varonil solo