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Sinfonía: Cuentos Para Todos
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Sinfonía: Cuentos Para Todos
Libro electrónico124 páginas1 hora

Sinfonía: Cuentos Para Todos

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Sinfona es una serie de cuentos cortos, escritos con mucho amor y dedicacin. Es una nota callada de las letras en donde la fantasa, la alegra, la paradoja, el chiste, el sarcasmo y la intriga, tocan la puerta de cada uno de los cuentos para embullar al lector en la lectura.
Consta de una trama sencilla que diluye toda una amalgama de colores en fe, esperanza y gracia. Cada historia atrapa el tiempo para poder encontrar, al final, una diferente de la otra, llena de efervescencia, vivencia, situaciones de aliento, encanto y armona para formar la meloda que haga retumbar la mente en escalas mgicas de inters. El fin es sentirse sumergido en la lectura y captar cada mensaje que pueda ser aplicado a situaciones diarias o esbozar simplemente una sonrisa. La escritura riega las pginas de imaginacin y esfuerzo para deleitar al lector.
Todos buscamos un momento de entretencin y este libro le dar ratos de esparcimiento y razonamiento.
Con mucha ternura para todos: Sinfona.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento31 jul 2012
ISBN9781463333478
Sinfonía: Cuentos Para Todos
Autor

Elizabeth Ramírez

Este es mi segundo libro, Sinfonía, en el cual tengo altas expectativas incursionando en los cuentos cortos. Mi primer libro, Tocando el encanto del poema y la reflexión, el cual me dio la oportunidad de presentarme por primera vez en el mundo de la escritura.

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    Sinfonía - Elizabeth Ramírez

    Copyright © 2012 por Elizabeth Ramírez.

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    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

    Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son

    o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de

    manera ficticia.

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    Palibrio

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    Bloomington, IN 47403

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    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    419028

    ÍNDICE

    Nota Del Autor

    Amanda

    Casimiro

    El Hombre Orquesta

    El Hombre Palido

    El Niño De Las Luces

    El Señor Ja

    El Tumba Puertas

    El Camino

    Inocencia

    Tremebundo

    El Roba Palabras

    El Hablador

    El Hombre Más Fiel

    El Hombre Enigma

    El Príncipe Azul

    El Resbale

    La Batalla De Los Colores

    El Carambolas

    A Destiempo

    La Ciudad De La Roca

    El Cucharita

    El Sabio Elías

    La Bonanza

    El Bastón Mágico

    El Hombre Único

    La Ciudad De Las Formas

    La Gran Ciudad

    ¿Para Quién Es La Moneda?

    Sinfonía De Aire

    NOTA DEL AUTOR

    Siguiendo el consejo de mí hermana María y amistades que encontraron en mí alguna cualidad para escribir cuentos. He escrito esta serie de cuentos cortos con el ánimo de deleitar y entretener.

    Embebida en horas de imaginación con las letras y el tiempo, me he sumergido en historias tras historias a la espera de penetrar en el alma del lector y abrir una ventana a la fantasía y a la distracción.

    Dándoles todas las gracias a aquellos que me alentaron, espero la respuesta de todos los lectores.

    Elizabeth Ramírez

    AMANDA

    En un pueblo vivía una niña muy pequeña, siempre andaba sumergida en sus propios problemas, hundía la cara como las tortugas, encerrada en sí misma, sin permitir que nadie la tocase, así pasaban los días, Amanda unos días era tan pequeña en estima que nadie casi la veía, solo tenía unas cuantas palabras para sus amigos que a veces se sentían contrariados.

    La mamá solía regañarla por las más ínfimas equivocaciones, al grado tal que ya ella creía que todo lo hacía mal y como su hermana menor la secundaba, la vida de Amanda era de cuadritos, debido a esto era una niña muy retraída y causaba risa a la gente que la rodeaba. El lechero decía ¿qué le pasa a esa niña que siempre anda por las nubes?, ¡por poco deja caer la leche!, cuando pasaba por la casa de los amigos de su mamá decían: ¡pero esta niña no se sabe de qué material está hecha, siempre anda achantada y con la cabeza hundida, no parece hija de Genoveva que tiene ese carácter tan recio!

    La madre decía: ¡Amanda ve a comprar la carne y no te demores!, ¡Amanda ve allí!, ¡Amanda ve allá!

    Sus hermanos se hacían los de la oreja mocha y delegaban en ella los quehaceres.

    Su padre don Atadeo sentía una tremenda ternura por su hija y era su defensor Genoveva no abuses de mi hija que harto que ayuda!, ella contestaba: ¡Ese es el deber de todo hijo!, ¡No te pases, contestaba don Atadeo ¡Qué un día se va hartar y se va ir de la casa!, ¡No creo que se atreva porque la tengo advertida de que si se va, la voy a traer de una oreja y no va salir más a ninguna parte! A hurtadillas Amanda solía conversar sus intimidades con su muñeca de trapo, lo malo era que en algunas ocasiones sus hermanos la escucharon y fueron a contarle a su mamá. ¿Qué te pasa Amanda? ¿Acaso no he sido buena madre, dándote de comer, comprándote vestidos y mandándote a la escuela?

    Amanda le decía: ¡eso es verdad, solo jugaba con mi muñeca!, ¡Así no se juega que dirán tus hermanos que soy mala contigo! Amanda adopto por conversar bajito o esconderse en algunos sitios donde no la oyeran pero a veces recibía tremenda reprimenda porque su madre la andaba buscando. ¿Amanda a donde te vas?, ¡Debes de seguir el ejemplo de tus hermanos que siempre están en la casa (viendo televisión y comiendo lo que se les antojaba)!. ¡Hay que Doña Genoveva supiera que Amanda hiciera algo malo en la escuela o tuviera malas notas, sus hermanos se enteraban y había un consejo de familia! Claro, ella necesitaba que aprendiera todo para que le ayudara hacer las tareas a los hermanos. Amanda tenía a Tania y a otros amigos en quien confiaba, ella se sentía muy triste con lo que le contaba su amiga, Héctor se enojaba de lo tonta que ella era, se dejaba usar de todo el mundo, Jorge le aconsejaba que tenía que salir de esa concha y Liza se molestaba y no quería a la mama de Amanda.

    Amanda tenía un radio pequeño y le gustaba tararear las canciones de sus cantantes favoritos, su gran secreto era escribir notas de canciones que cantaba para sus adentros y las ensayaba con su muñeca.

    Tenía una voz muy bonita como de cantante pero, en su mundo, ella no sabía lo que poseía.

    Amanda se complacía cuando su padre en recompensa por sus buenas notas la llevaba a escondidas a algún concierto musical.

    Amanda tenía una belleza tierna a sus 11 años algunos muchachos empezaban a mirarla, pero para ella eso era algo turbante, ella tan pequeña en estima como iba a estar pensando en los muchachos. ¡Tenía que ser responsable!

    Eran cinco hermanos, ella la mayor, después de ella iban de uno en uno, tres varones y una niña.

    Su hermanita Franchesca era la menor y no entendía mucho lo que pasaba, para los otros eso era normal, ella era la mayor y como tal tenía que cuidarlos a ellos.

    Doña Genoveva una mujer robusta de sonrisa jactanciosa y carácter riguroso, había pasados sus días trabajando en el restaurante de sus padres, allí había aprendido a cocinar y a atender a los clientes. Harta de trabajar llegaba a su casa y no quería saber de problemas.

    Atadeo trabajaba en una oficina de abogados y siempre había insistido a Genoveva que dejara ese trabajo y se dedicara mas a sus hijos pero ella decía que no iban a estar pasando necesidades por no ir trabajar, allí estaba Amanda para que se hiciera cargo de sus hermanos en su ausencia.

    El día para Amanda empezaba levantándose muy temprano al igual que su madre tenía que despertar a sus hermanos y ayudar a preparar el desayuno, afortunadamente todos estudiaban en la misma escuela y su papá los llevaba a la misma hora, si cualquier cosa sucedía en la escuela mama estaba muy bien informada.

    Amanda era una excelente estudiante, le gustaba mucho la clase de gramática, geografía, historia y religión aunque matemáticas no era su fuerte no lo hacía tan mal.

    Un día Tania y Amanda se fueron a cazar mariposas para su clase de biología y corriendo tras de ellas se cayeron en una zanja y por poco no pueden salir sino es por el perro fiel de Tania que olfateo donde podían encontrarse por supuesto, las madres las castigaron por no avisar donde estaban, Amanda prometió no salir sin avisar.

    Cierto día hubo un festival en el pueblo y Amanda estaba maravillada, le cautivaban los payasos, los animales y las acrobacias, también le encantaba comer paletas, helados y palomitas de maíz.

    La gran sorpresa de la noche fue cuando uno de los payasos quiso interactuar con el público y selecciono a Amanda, aunque tímida se prestó a actuar, se deleito viendo como él público se entusiasmaba con ella y los payasos; eso le dio un poquito de entusiasmo a su vida y el circo era algo que ella no olvidaría por mucho tiempo a veces trataba de ser un poco de payasa con sus hermanos y eran espacios donde se unían con algo tan sencillo.

    El circo le dejó una experiencia muy alentadora, ya que se atrevió a soñar; se sintió actriz, se sintió chistosa y sintió que le importaba a la gente, lo que no hizo fue, variar mucho la rutina y sacarla de su encierro interior.

    Era mandatario en el pueblo, colaborar con las obras sociales que se celebraban en la iglesia, Amanda y su familia acudían todos los domingos a misa, organizaban reuniones para comunicarse, llevar algo preparado de la casa, algo que si le debía Amanda a su mamá, era haber aprendido a preparar unos ricos pastelitos de chocolate, almendras y fruta; sus hermanos se disputaban el derecho de quien sería el primero en saborear uno, el olor era bastante atrayente y hacia irresistible no probarlos, no más los llevaba a la iglesia y ya los estaban comprando, el padre quedaba muy agradecido con esta gran ayuda,

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