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Cuentos para caer en cuenta
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Cuentos para caer en cuenta
Libro electrónico64 páginas1 hora

Cuentos para caer en cuenta

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Relectura provocadora de los cuentos clásicos que formaron nuestra educación sentimental en la infancia. Las narraciones de aquellos años, por alguna razón, fueron escritas con crueldad extrema, quizás para acometer una función moralizante donde brujas, ogros, lobos y monstruos de toda cuenta y vuelo, intentaban darnos lecciones sobre la enigmática naturaleza humana.

 

Hoy, la soledad, el bullying, el egoísmo, la violencia intrafamiliar, el consumismo, el conformismo, la destrucción de nuestro planeta, la evasión de la realidad, etc., han desplazado a aquellos monstruos de las fábulas, los cuentos y la tradición oral. Los nuevos monstruos son reales y más peligrosos, y de ellos da cuenta esta nueva colección.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 jun 2020
ISBN9781393924296
Cuentos para caer en cuenta

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    Muy bueno, da cuentos muy bonitos y novedosos para los niños

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Cuentos para caer en cuenta - Alfredo Rodríguez Peña

Presentación

Una madrastra despechada y muerta de celos manda a un leñador a asesinar a su hijastra; como prueba del cumplimiento de esa misión, debe llevarle el corazón todavía tibio de la infortunada muchacha. El menos agraciado integrante de una familia de aves es víctima de la más cruel discriminación por parte de sus hermanos, nada más por ser diferente. Un campesino agobiado por sus deudas y ante la imposibilidad de alimentar a sus hijos, decide llevarlos al bosque y abandonarlos en las espesuras para que se las arreglen como puedan.

Las narraciones que nos acompañaron durante nuestros años de infancia, por alguna razón, fueron escritas con crueldad extrema. No sé si sus autores lo hicieron para que los puntos de tensión de aquellas historias hicieran más ameno el infalible final feliz; ignoro si las fábulas de griegos y españoles, los cuentos de daneses, alemanes y franceses y las historias surgidas de la oralidad de otros pueblos echaron mano de mucha violencia para acometer una función moralizante, donde brujas, ogros y monstruos de toda cuenta y vuelo nos dieron duras lecciones sobre la enigmática naturaleza humana; y desconozco si los escritores hubieran podido prescindir de aquellas escenas.

Lo cierto es que de niños muchos fuimos sometidos a duros momentos cuando alguien nos abría un libro. Pero al final de cada cuento lográbamos escapar de aquellos castillos y húmedos calabozos donde príncipes y princesas solían estar secuestrados; derrotábamos a los lobos, a los dragones y a fantasmas de toda laya; sacábamos fuerzas de flaquezas y conseguíamos dormir. Así crecimos hasta que el rato menos pensado, aquellos personajes dejaban de acosarnos y pasaban a ocuparse de nuestros hermanos más pequeños.

Debo confesar que pese a todo el tiempo transcurrido, yo no me quedé tranquilo. Me propuse algún día contarles a otros niños, quizás a mis hijos, la verdad sobre todos esos seres oscuros; desenmascararlos, desarmarlos, develar sus intenciones y sus verdaderas historias; enterrar toda su hipocresía, ponerlos en su sitio; darles, en suma, un escarmiento. Cuentos para caer en cuenta es, en consecuencia, un breve acto justiciero.

Sin embargo, y sin pretenderlo, al escribir estas páginas y tratar de jubilar a toda esa sarta de malvados, me di cuenta de que sus artes y su magia negra no han desaparecido; los monstruos siguen acechando a los niños a través de la soledad, el bullying, los acosadores, el egoísmo, la vanidad, la violencia intrafamiliar, el consumismo, el conformismo, la destrucción de nuestro planeta, la evasión de la realidad, la mala alimentación, el sedentarismo, las enfermedades, etc.

Hoy ya no es necesario abrir los libros para encontrarse frente al dolor, la tensión y el sufrimiento. Pareciera que es cierto aquello de que la realidad ha superado a la ficción, pues basta con abrir los ojos para caer en cuenta de que el mal convive con

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