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Mujeres del Camino: Emprender el Viaje
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Mujeres del Camino: Emprender el Viaje
Libro electrónico322 páginas4 horas

Mujeres del Camino: Emprender el Viaje

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¿Qué es lo que más le gusta de los libros de aventuras: las descripciones del terreno, la cultura, los retos, el desarrollo personal, la interacción con otros aventureros? En Mujeres del Camino: Emprender el Viaje, Jane V. Blanchard combina todos estos elementos en un relato personal y sincero sobre su peregrinación de ochocientos kilómetros en el Camino de Santiago en 2011— cruzando Los Pirineos a pie desde St-Jean-Pied-de-Port en Francia hasta Roncesvalles en España, y luego atravesando el norte de España hacia el oeste, hasta Santiago de Compostela.

Durante más de un milenio, fieles cristianos de todo el mundo han hecho esta peregrinación a la Catedral de Santiago, donde se encuentran las reliquias de Santiago Apóstol. Hoy en día, el Camino de Santiago está reconocido como el primer Itinerario Cultural Europeo y es recorrido por gente de todo el mundo. En el año 2011, más de 183 000 peregrinos han completado esta peregrinación; un 44 % eran mujeres. Aunque Mujeres del Camino trata sobre el viaje de Jane en el Camino de Santiago y sus conversaciones con varias mujeres que conoció durante esta peregrinación, este no es un libro solo “para mujeres”. Es un libro sobre el emprendimiento del Camino, el cambio personal y la magia y belleza del Camino Francés, la ruta de peregrinación más popular a Santiago de Compostela.

- Descubra por qué gente de todo el mundo hace el Camino.

- Aprenda cómo prepararse para el Camino, descubra los ritos diarios y la camaradería presentes entre los peregrinos de hoy en día en las caminatas de larga distancia.

- Imagínese la belleza del norte de España a través de las vívidas descripciones que Jane ofrece.

- Comprenda por qué tanta gente decide emprender el Camino.

“Una reflexión magnífica y conmovedora sobre el Camino”. ~ Adam Nathan

“Me sentí como un peregrino más observando los bellos paisajes que Jane describe, sentí el cansancio que ella sintió, saboreé la comida que ella saboreó, reí y lloré con ella”. ~ Elizabeth Chandler

“Mi esposo John (62) y yo estamos leyendo su libro mientras nos preparamos para hacer el Camino en mayo de 2013. ¡Nos encanta! Me gusta su sinceridad y su enfoque objetivo. Sus descripciones nos han hecho reír y a veces casi nos han hecho llorar. ¡Gracias! Leemos un poco cada día y John siempre me recuerda que lleve el libro conmigo en el coche o cuando me vaya a la cama. Con el proceso de preparación, ya está surgiendo en nuestra relación el espíritu del Camino. Ya noto un cambio. ¡Es maravilloso!” ~ Kim Todaro

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento21 abr 2018
ISBN9781547515523
Mujeres del Camino: Emprender el Viaje

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    Mujeres del Camino - Jane V. Blanchard

    Disclaimer

    Este libro describe las experiencias de la autora en el Camino de Santiago y refleja su opinión en cuanto a esas experiencias. Las mujeres entrevistadas contaron sus historias con conocimiento de que iban a ser publicadas. Cada historia refleja la opinión individual de las mujeres, que no es necesariamente la de la autora. La elección de la autora de incluir todas estas historias en este volumen no implica ninguna garantía, ya sea de forma expresa o implícita. Ni la autora ni la narradora se hacen responsables de cualquier daño físico, psicológico, emocional, financiero, o comercial, incluyendo, pero no limitando daños especiales, incidentales, consecuenciales o de otro tipo.

    ***~~~***

    Índice

    Dedicatoria

    A mis Lectores

    Sobre este Libro

    Preparación

    Barcelona

    Los Pirineos

    Navarra

    La Rioja

    Castilla y León

    Galicia

    Epílogo

    Agradecimientos

    Apéndice: Las Mujeres

    Notas Finales

    Sobre la Autora

    Sobre la Traductora

    ***~~~***

    Dedicatoria

    Índice

    A todas las Mujeres del Camino y también, especialmente, a Dennis, mi compañero en este viaje por la vida.

    ***~~~***

    A mis Lectores

    Índice

    Somos peregrinos en un viaje,

    Somos viajeros en el camino;

    Estamos aquí para ayudarnos

    a caminar kilómetros y a aguantar la carga.

    ~ Richard Gillard

    image003

    El Camino Francés

    ¿Por qué escribo sobre las mujeres que hacen el Camino de Santiago de Compostela? En 2011, el año que hice el Camino, más de un cuarenta por ciento de los aproximadamente ciento ochenta mil peregrinos que hicieron el Camino eran mujeres, cada una con una historia diferente. Según iba caminando, iba conversando con mujeres de diferentes culturas y nacionalidades. Escuchar sobre sus diferentes motivaciones para emprender esta aventura y lo que aprendieron del Camino fue toda una inspiración para mí. Estas mujeres me hablaron con franqueza y honestidad. Nos sentimos a gusto juntas y a menudo compartimos nuestros pensamientos y sentimientos más íntimos. Reímos, y a veces también lloramos juntas, y conectamos de un modo único: cada una de estas mujeres pasó a formar parte de mi propio Camino. Cuando regresé a casa, reflexioné sobre el Camino, y me di cuenta de lo fuerte que fue mi conexión con estas mujeres. El Camino es algo único. Permite a la gente eliminar barreras y hablar con franqueza, y abre corazones de una forma que la gente puede apreciar y reconocer en los demás. Para mí, comprender a estas mujeres fue comprender el Camino.

    Tengo la esperanza de que, al leer este libro, usted también pueda comprender el Camino, ya sea este un viaje físico o espiritual. Le invito a que me acompañe en esta peregrinación, a que camine a mi lado, a que conozca a mujeres singulares y a que descubra sus fascinantes historias. Venga y comparta mis experiencias, mis penas y mis alegrías. Acompáñeme en este viaje y no estará a solas en el camino.

    Sobre este Libro

    Índice

    El mejor viaje por España [es] la peregrinación por el norte de España hacia el santuario en Santiago de Compostela. ~ James Michener, Iberia

    En España existen diecisiete comunidades autónomas (gobiernos regionales o estatales), cada una con una capital. Cada comunidad autónoma está formada por una o más provincias, que son un total de cincuenta. Cada provincia tiene su propia capital. A menudo la capital tiene el mismo nombre que la provincia. Por ejemplo, Burgos es la capital de la provincia de Burgos; en cambio, Pamplona es la capital de Navarra.

    image005

    El Camino Francés autónomas: Navarra, La Rioja, Castilla y León, y Galicia

    Hay muchos Caminos o rutas que llevan a Santiago de Compostela. Algunos tienen origen en Portugal, otros en Francia u otros países europeos, y otros comienzan en lugares diferentes de España. El Camino Francés, el Camino más conocido, va desde los Pirineos hasta Santiago y pasa por cuatro de las diecisiete comunidades autónomas: Navarra, La Rioja, Castilla y León, y Galicia. En Mujeres del Camino, la autora describe su viaje por el Camino Francés.

    En los Pirineos y en la zona oriental de Navarra, muchos pueblos tienen nombres diferentes, dependiendo del idioma. En este libro, se indican los nombres en el siguiente orden: español/vasco/catalán. (El vasco es el idioma original de los vascos y se habla en el noreste de España. El catalán es una lengua romance y el idioma regional oficial de la zona occidental de los Pirineos). Con esta información será más fácil localizar un pueblo o aldea en los mapas y las guías. Puede que esto le ayude a entender lo fácil que es perderse.

    La distancia y el peso están indicados en unidades métricas con una conversión posterior a millas, libras, etc.

    Todas las historias de las mujeres están intactas en este libro, incluso en el caso de que las conversaciones hayan sido recogidas durante un período de tiempo. Muchas de estas conversaciones incluyen experiencias posteriores al Camino y conclusiones expresadas por las mujeres en llamadas y correos electrónicos posteriores. Todas reflejan la voz de estas mujeres. El siguiente símbolo indica el final de cada conversación:

    image007

    ***~~~***

    Preparación

    Índice

    Para prepararse para viajar, coja toda su ropa y todo su dinero. Y lleve solamente la mitad de la ropa y el doble del dinero. ~ Susan Heller

    image009

    ¿Tendré aguante para caminar día tras día, durante semanas interminables, haga buen o mal tiempo, por puertos de montaña elevados y por tierras bajas y áridas, bajo un sol abrasador? ¿Podrá mi cuerpo resistirlo? ¿Me aburriré?

    Me hago este tipo de preguntas al mismo tiempo que pienso en hacer mi primera gran caminata, el Camino de Santiago, una ruta peregrina de 790 kilómetros (500 millas) que va por el norte de España. Me recuerdo a mí misma que muchos otros peregrinos llevan haciendo esta ruta a pie durante más de un milenio. En el pasado, los itinerantes sí corrían verdaderos riesgos: guerreros, lobos, ladrones y enfermedades. Hoy en día, me digo, España es un país moderno y civilizado; el viaje será más fácil y siempre podré encontrar consuelo en el vino español.

    No me opongo a los retos físicos. He escalado varias veces el Monte Washington, el pico más alto del noreste de Estados Unidos, que cuenta con 1917 metros (6288 pies) y también la mitad de las cuarenta montañas de más de 1220 metros (4000 pies) de Nueva Inglaterra. Cuando cumplí los treinta, decidí desconectar en las Montañas Blancas de Nuevo Hampshire y escalar cinco de los picos más altos. Pero eso fue hace más de treinta años. ¿Seré capaz ahora, una escritora técnica de sesenta años que se pasa el día sentada delante del ordenador, de aguantar tal nivel de esfuerzo durante una distancia tan larga? ¿Lo resistiré? ¿Podrá mi cuerpo adaptarse o será reacio a tal cambio? Dar los primeros pasos es la única forma de averiguarlo.

    No suelo dejar que el mundo me pille desprevenida. Hago planes, fijo objetivos y me comprometo a conseguir todo lo que me propongo. Para asegurarme de que esta aventura salga bien, comienzo a leer, a investigar y a prepararme para convertirme en una peregrina.

    Fue en los años 90 cuando supe de esta peregrinación por primera vez, al leer el libro de Shirley MacLaine El Camino, Un Viaje Espiritual, en el que MacLaine comparte su aventura y búsqueda de comprensión espiritual haciendo el Camino a pie durante treinta días. Me fascinó que alguien pudiera emprender un viaje así y admiré su coraje. Veinte años más tarde, un amigo me habló maravillas de su experiencia en el Camino de Santiago y esa vez sí sentí la llamada. El pasado enero, mi esposo Dennis me preguntó si quería ir con él en una aventura, y le propuse hacer el Camino a Santiago de Compostela; sería mi primera gran caminata.

    A medida que voy investigando, me sorprendo al averiguar que hay múltiples rutas que se conocen como el Camino, con orígenes por toda Europa, Portugal y España. Me interesa la ruta principal, el Camino Francés, que es la que hizo Shirley MacLaine y la que se ilustró en la película The Way. Hay dos puntos de partida diferentes en el Camino Francés: Saint-Jean-Pied-de-Port, en Francia, que requiere cruzar los Pirineos hasta Roncesvalles, en España, o comenzar en Roncesvalles, como la mayoría de los españoles. Si comenzamos en Francia, tenemos la opción de ir a Roncesvalles por la Ruta de Napoleón, que cruza los Pirineos, o por la ruta tradicional, que atraviesa el valle de Valcarlos, una ruta usada por los peregrinos medievales. Esta ruta de nivel más bajo no es tan extenuante ni aislada como la de nivel más alto. Decidimos hacer ambas rutas, descender hacia St-Jean-Pied-de-Port por la Ruta de Napoleón y luego volver a Roncesvalles cruzando el valle. De esta forma evitaremos la subida larga y empinada para salir de Francia, veremos Francia desde las cimas según descendemos hacia St-Jean-Pied-de-Port, y disfrutaremos de un regreso más sencillo a España tras un día agotador.

    ¿Cuánto se tarda en caminar esa distancia? Mucha gente joven hace el Camino Francés en treinta días. Imagino que al ser sexagenaria, necesitaré más tiempo y añado diez días. Logísticamente, calculo seis días de tiempo de viaje, incluidos el transporte aéreo y terrestre. Añado tres días por si acaso para emergencias y otros tres días para acostumbrarnos a la diferencia horaria una vez hayamos aterrizado en Europa. Además, al llegar a Santiago, muchos peregrinos caminan hasta el fin de la tierra: el Cabo Finisterre en la Costa Atlántica. Esta es otra caminata de cuatro días, ida y vuelta en ocho días. ¿Cómo voy a conseguir que me concedan entre cincuenta y dos y sesenta días libres en el trabajo? Para muchas empresas en Estados Unidos, pedir tantos días libres, ya sea por vacaciones o por motivos personales o religiosos, no se consideran lo suficientemente convincentes como para conceder un período sabático.

    Para enterarme de cómo otras personas consiguen que les concedan tanto tiempo libre, me uno a varios foros en línea. En uno de estos foros, hablan —la mayoría norteamericanos— de cómo planean conseguir entre cuatro y seis semanas libres. Algunos responden con humor: He trabajado lo suficiente para haber acumulado el tiempo necesario. Otros responden con más seriedad, y hablan de la gravedad de la posibilidad de perder el trabajo durante esta época de incertidumbre económica. Alguien sugiere persuadir al jefe de los beneficios que hacer el Camino supondrían para la empresa: además de regresar descansada y revitalizada, el Camino puede convertirle en una persona más abierta, mejorar sus habilidades comunicativas y exponerlo a culturas internacionales. Otros proponen devolver el tiempo libre trabajando los días festivos o de vacaciones; adelantarlo trabajando horas extras y que la remuneración consista en tiempo libre en vez de dinero; o hacer el Camino por partes y completarlo durante el curso de varios años. Alguien sugiere hacer el Camino como acto benéfico y pedir que la empresa contribuya con la concesión del tiempo libre. Me sorprende la cantidad de gente dispuesta a dejar su trabajo con tal de hacer el Camino.

    La decisión de hacer esta peregrinación, sabiendo que podría estar sin trabajo cuando vuelva, no es fácil. Me gusta mi trabajo y no poder volver a él cuando regrese me dejará en apuros económicamente. Dennis comenta que ya nos estamos haciendo mayores y que encontraremos la forma de salir adelante. Nuestra propia historia es testimonio del hecho de que podemos superar los retos; esta vez no será diferente.

    Al final solicito ausentarme del trabajo durante ocho semanas para los meses de septiembre y octubre —cuatro semanas de días de vacaciones acumulados y un mes de excedencia no pagado—. A mi jefa no le agrada la idea: hay demasiado trabajo, demasiados proyectos, será una carga para mis compañeros. Yo no la culpo, pues el rendimiento del departamento es su responsabilidad. Antes de poder autorizar mi solicitud, debe consultarlo con Recursos Humanos y pedir la autorización de la Sede Central. La posibilidad de volver a mi trabajo está ahora en sus manos; me dejarán o no me dejarán.

    Los peregrinos hacen el Camino en cualquier época del año. A mí no me gusta el frío, lo cual me ayuda con la decisión de no hacerlo entre noviembre y abril. Mayo y junio son más calurosos, pero mucha gente hace el Camino durante estos meses para llegar a Santiago el 25 de julio, el día festivo de Santiago Apóstol, especialmente durante los años santos, cuando el 25 cae en domingo. En estos años los peregrinos pueden recibir una indulgencia plena, un perdón pleno y temporal por todos los pecados del peregrino o por el alma de una persona fallecida. 2010 fue el año santo más reciente y una oleada de peregrinos inundaron el Camino (más de 272 000 personas recibieron el certificado de finalización ese año). Julio y agosto son los meses más calurosos y populares, y es cuando la mayoría de los europeos toman vacaciones. Consecuentemente, las carreteras, restaurantes y albergues se saturan, lo cual no me atrae. Esto nos deja con septiembre y octubre para hacer nuestro Camino; en esa época está menos concurrido y las temperaturas son suaves, aunque octubre puede ser un mes lluvioso y con las mañanas bastante frías.

    Tras estas consideraciones, decidimos partir el 2 de septiembre y volver el 28 de octubre. Reservo los billetes de avión con llegada a Barcelona y vuelta desde Madrid. Así puedo ver Barcelona, una ciudad que siempre he querido visitar, y también mostrar Madrid a Dennis, donde viví durante un año después de terminar la universidad. En mi cabeza no dejo de canturrear el tema Barcelona del grupo de rock Queen, y espero que no me dé por hacerlo repetidamente durante los próximos seis meses.

    Una vez decididas las fechas y la ruta, comienzo a entrenarme para caminar y para ir de mochilera. Aunque suelo caminar varios kilómetros todos los días, no estoy físicamente preparada para caminar 20 kilómetros (12.5 millas) al día como planeo hacer en el Camino. Para prepararme, camino por la playa, por parques estatales, por calles y por caminos sin asfaltar, por todas partes. Durante una de mis excursiones de entrenamiento, le comento a Dennis las ganas que tengo de hacer este viaje, la ilusión por descubrir, la introspección, la gastronomía, el vino, el calor, la lluvia. ¡Todo! Estoy lista para dejarme llevar por el Camino. Con tono de burla, me promete que me recordará este momento cuando llevemos una semana caminando.

    Me entreno a diario con el 30 Day Shred de Jillian Michael con la esperanza de desarrollar la fuerza y resistencia necesarias para caminar esta ruta. Todavía me siguen costando los entrenamientos incluso después de noventa días. Paliar los efectos de mi vida sedentaria conlleva un gran esfuerzo. He padecido una periostitis tibial en ambas piernas y un menisco roto en la rodilla derecha. Espero que el ejercicio preparatorio ayude a evitar percances durante el camino. Vivir en Florida ofrece escasas oportunidades para endurecer los músculos: es un terreno demasiado llano y con pocas escaleras. Hago flexiones de piernas y ejercicios para ejercitar los muslos hasta que me duelen los músculos. Poco a poco, me pongo en forma.

    Investigo sobre ropa y equipo de senderismo. Me sorprende la dificultad que tengo para decidirme por la indumentaria y el equipo ligeros e idóneos para mí. Me paso horas investigando cada artículo, leyendo críticas del producto, considerando los pros y los contras, y solo entonces tomo una decisión. Algunas decisiones son fáciles: un tenedor-cuchara (en inglés spork) es un utensilio que es mitad cuchara y mitad tenedor, e indudablemente necesitaré uno. Me decido por titanio en vez de acero inoxidable porque es más ligero. Otras decisiones son más difíciles. Tal vez estoy dando demasiada importancia a cada decisión, pero quiero que todo salga perfecto. Quiero evitar que algo salga mal por no haber considerado algo importante.

    Por ejemplo, necesito decidir si llevar falda o pantalones. Existe un gran debate sobre este tema en los foros. Algunas mujeres consiguen bajarse los pantalones y orinar sin quitarse la mochila; otras lo tienen más difícil. Una se pone un poncho para tener privacidad, pero parece una pérdida de tiempo y esfuerzo. Algunas llevan pantalones cortos holgados y se los apartan a un lado. Se habla también de los embudos urinarios femeninos, pero estos dispositivos parecen poco prácticos. Llevar falda, sobre todo en plan comando (sin ropa interior), hace el acto de orinar más fácil, proporciona frescura y previene rozaduras; la posibilidad de orinar sin tener que quitarse la mochila es otra gran ventaja. Según mis averiguaciones, la zona de España conocida como la Meseta es muy árida, con pocos árboles tras los que esconderse cuando la naturaleza llama. Poder orinar como lo hacen los hombres, al lado de la carretera y sin exponerme, es definitivamente una gran ventaja. Higiene, practicidad y pudor ganan, y decido hacer el camino en falda.

    Una vez tomada esta decisión, investigo para encontrar la mejor falda para mí, y al final pido una falda color caqui en Kuhl de la marca Sierra. Tiene bolsillos delante y a los lados y está hecha con Tufflex, un material suave antiarrugas, elástico y resistente que seca rápido, y con factor de protección ultravioleta (FPU) de 50. Según mis averiguaciones, llevar ropa con un alto FPU evita quemaduras solares y aumenta la protección contra los riesgos de salud asociados con los dañinos rayos UV. Las prendas con un factor FPU alto son más eficaces que la crema de protección solar, que debe aplicarse frecuentemente.

    Me preocupa el efecto que puedan tener muchos lavados constantes en el FPU, pero mis averiguaciones alivian mis preocupaciones. Por lo visto, siempre y cuando no lave la falda con jabón que contenga un agente óptico abrillantador, el FPU no se verá afectado hasta cuarenta o más lavados. 1

    En cuanto recibo la falda, caigo en la cuenta de que esta mide 0.56 metros (22 pulgadas) de largo y es demasiado corta para mí, y creo que me queda demasiado por encima de la rodilla. Decido usarla por las noches como ropa de vestir para visitar el pueblo o para salir a cenar. La segunda falda que me compro es una Falda de Mujer Discovery negra de Royal Robbins que me queda justo por encima de la rodilla. También tiene un FPU de 50+ y también se seca rápido.

    En las tiendas especializadas de la zona echo un vistazo al equipo de mochilero. Quiero asegurarme de seleccionar el equipo adecuado para mí. No quiero gastar mucho, pero quiero lo mejor que pueda conseguir. El dependiente me sugiere una mochila Osprey Talon 33L. Es cómoda y me gusta el color púrpura. Al final, después de todas las averiguaciones, el atractivo visual es el factor decisivo y me la compro.

    Después de examinar y rechazar muchos sacos de dormir, debo decidirme entre dos. El saco de dormir de montaña Ultralamina 45 se comprime hasta el tamaño de un envase de café de una libra (medio kilo). Con la aprobación del dependiente, extiendo el saco en el suelo y me meto dentro. Es un saco tipo momia, más estrecho abajo que arriba, y la cremallera solo va hasta la mitad. Me gusta dormir con los pies descubiertos y me temo que este saco me dará demasiado calor en los pies. Y lo más importante, no puedo unirlo con el saco de Dennis para convertirlo en un solo saco, lo cual sería una ventaja cuando acampemos. Mi otra opción es un saco de temperatura dual, dependiendo del lado que se coloque hacia arriba. Me gusta lo espacioso que es y el hecho de que la cremallera se extiende por los dos lados, lo cual me permitiría dejar los pies al descubierto o unirlo a otro saco, pero ocupa más de un tercio del espacio que hay en la mochila. Valoro la compacidad y la ligereza del saco en forma de momia más que la libertad de poder airear mis piernas y me compro el saco Mountain Gear.

    Cada vez que voy a la tienda me emociono más y más. Parece que ir de compras para la caminata lo hace más real. Cada artículo que compro es una cosa menos que tengo que preparar y un motivo más para sonreír.

    Es muy importante seleccionar el calzado adecuado para caminar; si no queda bien puede causar mucho dolor y posibles lesiones. Varias anécdotas indican que los pies se hinchan después de una larga caminata, y solo se nota el cambio después de cientos de kilómetros. Ya que yo tengo pies anchos y los zapatos de hombre son generalmente más anchos que los de mujer, me compro unos zapatos de hombre de Gore-Tex con plantillas OrthoLite. Son zapatos ligeros y cómodos; se amoldarán fácilmente. Me compro un número más grande de lo normal y tres pares de calcetines de lana —unos gruesos, otros de grosor medio y otros ligeros— con la idea de ir cambiándolos según mis pies se vayan agrandando. La primera vez que uso los zapatos en una de las caminatas de entrenamiento, me sale una roncha en la planta de un pie después de haber caminado apenas unas diez millas. Me pongo los calcetines más gruesos y problema solucionado.

    Adquiero otros artículos en las tiendas, entre ellos una toalla de microfibra, un tenedor-cuchara de titanio, varias bolsas impermeables para proteger la ropa y mi libro electrónico Kindle, equipo para la lluvia y una chaqueta y unos pantalones polares. Mis más preciadas compras son un diario de viaje Rite in the Rain y un rotulador para todo tipo de clima. Quiero escribir sobre mi viaje y estos artículos me permitirán hacerlo siempre que me sienta inspirada, sin importar el tiempo que haga.

    Entusiasmada, lleno la mochila con toda la parafernalia para comprobar si consigo que me quepan todas mis provisiones. Aunque todavía no tengo todo lo que necesito para el viaje, emulo el espacio con cualquier otro objeto de tamaño parecido. ¡Bien! Consigo meterlo todo, incluidos el Kindle y el portátil, aunque mi habilidad para empacar necesita mejorar; hay demasiado peso en el lado izquierdo. Después de redistribuir el contenido para equilibrar la carga, pienso en la forma de atar la esterilla y el paraguas al exterior de la mochila. Sin comida, agua, o medicación, la mochila pesa 7.8 kilos (17.3 libras). Pesa bastante, pero es aceptable. Según las pautas de peso mochila a cuerpo, una mujer sana no debería de llevar más de un veinte por ciento de su propio peso. Yo peso unos 56.7 kilos (125 libras), así que podría llevar unos 11 kilos (25 libras). Ya que una botella de agua pesa más o menos 0.5 kilo (1 libra) y mi medicación y vitaminas esenciales pesan el doble en sus respectivos frascos, imagino que debería dejar un amplio margen de peso para la comida.

    Además de estar preparada físicamente y con el equipo correcto, quiero estar preparada culturalmente. No quiero ser la americana desagradable o la turista boba, una presa fácil. Por ejemplo, miro cuál es la costumbre española en cuanto a propinas. En España, la propina se considera una recompensa no obligatoria. Según la costumbre española:

    -  No es necesario dar propina en la mayoría de los restaurantes, aunque dejar el cambio de las vueltas después de pagar la cuenta es cada vez más aceptable. La excepción son los restaurantes formales donde suele dejarse un euro o dos de propina. La gente de allí no da propina cuando consume el menú del día, un menú con precio fijo especial que incluye sopa o ensalada, un plato principal, pan (sin mantequilla), postre y un vaso de vino o cerveza.

    -  Aunque los taxistas no esperan propina, también es aceptable redondear el importe del viaje hasta completar el euro y añadir algo de cambio (monedas sueltas de menos de un euro) por ayudar con el equipaje.

    -  En los hoteles, no es necesario dar propina excepto en sitios de lujo. Aunque es de buena educación dar propina al botones por llevar las maletas a la habitación, no es necesario dar propina a ningún otro empleado del hotel.

    La razón por la cual no se suele dar propina es que los camareros, hosteleros y taxistas ganan un sueldo decente y no dependen de

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