Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El Hijo del Carnicero
El Hijo del Carnicero
El Hijo del Carnicero
Libro electrónico315 páginas4 horas

El Hijo del Carnicero

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El Hijo del Carnicero.
Un libro de misterio sobrenatural, asesinato e intriga.

Hacer treintaiún años, Buxly el carnicero fue enjuiciado por haber matado a toda su familia. Ahora Janet, una enfermera recientemente divorciada, sin saberlo a comprado la casa donde esta tragedia tomó lugar.

¿Qué ocurre cuando su hijo de once años y su rottweiler sobreprotector descubren que el lugar está encantado por las victimas de ese espeluznante evento? ¿Puede el joven Michael luchar a través de la locura y el terror para descubrir lo que realmente ocurrió en el pasado? Si lo logra, quizás las almas atormentadas puedan descansar en paz. Si falla, puede que se convierta en uno de ellos. Con la ayuda de su niñera, un pintor de casas, y su perrita Lucy Fer, Michael está por intentarlo. El problema es, no todos son quienes aparentan ser, ni siquiera los muertos.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento5 ago 2017
ISBN9781507184684
El Hijo del Carnicero

Relacionado con El Hijo del Carnicero

Libros electrónicos relacionados

Oculto y sobrenatural para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para El Hijo del Carnicero

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El Hijo del Carnicero - Michael Robb Mathias

    Capítulo 1

    Otoño 1984.

    El abogado defensor Richard King frecuentemente se encontraba siendo el objeto burlas por parte de sus colegas, pero este no era el caso en el tribunal en aquel día ventoso. Hoy Richard King estaba dando el alegato final para uno de los casos de asesinato más notables que ha visto el país. Este era un momento clave en su carrera, y estaba determinado a sacarle provecho.

    Sin importar cual fuera el resultado de este juicio, la reputación de Richard se enriquecería, y él lo sabía. Deslizó su delicada mano por su pelo empapado de gel y les sonrió a los cansados miembros del jurado. Miró por encima de ellos a la ventana, donde una hoja de un ocre otoñal se había apoyado contra el vidrio. Dio un suspiro, como si odiara lo que estaba a punto de hacer, y se dirigió al jurado como si los hubiera conocido durante todos y cada uno de sus cuarenta y siete años de vida.

    ─Disculpen que esto haya tardado tanto ─dijo con las palmas abiertas─, como todos sabemos, la fiscalía ha tomado engorrosas medidas para asegurarse de mostrarnos, con todo detalle gráfico, la horrenda naturaleza de los asesinatos que tomaron lugar el verano antepasado. No logro entender por qué nos han hecho pasar por todo eso, cuando no hay duda, y nunca la ha habido, de que la esposa y los hijos del acusado fueron brutalmente asesinados.

    Richard se apoyó sobre la baranda del estrado con una mano, y con la otra apuntó a los hombres tensos que estaban sentados en la mesa de la fiscalía.

    ─La fiscalía nos ha enfermado con grotescas fotografías de la escena del crimen. Han traído expertos y técnicos competentes. Nos han deslumbrado con sus calificaciones y luego nos han hecho escuchar sus varias opiniones sobre qué fue lo que les ocurrió a esos tres niños y su querida madre. ─Se le escapó un suspiro y luego comenzó a caminar lentamente mientras captivaba al jurado─. Han presentado resultados de laboratorio, reportes de autopsia, testimonios de oficiales y órdenes de arresto. Han hecho un desfile de testigos los cuales ninguno ha dicho quién asesino a la familia Buxly, o cuál fue el motivo. ¿Por qué nos agobiaron con toda esta información irrelevante, y después nos desgarraron el corazón con aquellas imágenes de la pequeña Elizabeth Buxly?

    Richard bajó la cabeza y pronunció una pequeña plegaria en su nombre antes de continuar.

    ─Les diré por qué. Es porque no tienen evidencia de que el acusado lo hizo. Todo esto ha sido una pantalla de humo. Hay tan poca evidencia, que no puedo creer que estamos hundidos en este prolongado juicio. La verdadera pregunta es... ─Tomó una pausa para mirar a los miembros del jurado directo a los ojos─. La verdadera pregunta es ¿Qué no nos han mostrado?

    Richard miró a su cliente, y se preguntó si las insistentes declaraciones de inocencia de William H. Buxly eran del todo ciertas. Buxly estaba demacrado y sin afeitar, usaba un traje viejo y mal ajustado que le había sido proporcionado por el estado para presentarse en la corte. Definitivamente se veía como el tipo de hombre que podría matar a toda su familia, y olía como si no se hubiera bañado en un mes. Aunque esto no le importaba a Richard. No tomó este caso para ganar, lo tomó por la publicidad. Si lograba conseguir un veredicto de inocente esto sería una sensación mediática a nivel nacional, pero él realmente dudaba que esto ocurriera. Simplemente estaba jugando a la segura, tratando de causar duda, y utilizar el escenario que el destino le había presentado para mostrarse como un gran abogado defensor, ante los numerosos miembros del gobierno y prensa local que estaban presentes.

    No había logrado convencer a Buxly de declararse culpable a cambio de su vida, como lo había querido la fiscalía general. De hecho, Richard no había sido muy insistente, ya que Buxly juraba repetidamente que no había hecho nada malo. A Richard no le importaba la insistencia del acusado. Le permitía hacer lo que estaba haciendo ahora. Este es su escenario, él es la estrella, y su show era tan falso como el de la fiscalía.

    ─ ¿Hay huellas digitales en el arma del crimen? ─pregunto Richard encogiendo los hombros─. El técnico forense dijo que la cierra no tenía signos de haber sido limpiada. Damas y caballeros, ¿Será porque el señor Buxly nunca la tocó? ¿Cómo podría haber descuartizado a esa pobre gente sin haberse ensuciado? El forense mencionó que la hora de la muerte para las tres víctimas que no fueron quemadas en el fuego, fue entre las 16:00 y 17:00 ─Richard sacudió la cabeza, como si esto hiciera que todo quedara claro.

    ─David Wilks, el compañero de trabajo del señor Buxly, testificó que el señor Buxly lo llevó hasta su casa a las 4:15. Habían estado trabajando todo el día y habían acordado encontrarse en un bar llamado La novena yarda para ver un partido.

    Richard tomó un momento para mirar a los ojos a tres hombres del jurado que eran de la clase trabajadora mientras mencionaba esta parte. A los hombres de la clase trabajadora les encantaban los bares y los deportes. Se sentían identificados.

    ─La señora McMurphy testificó que el señor Buxly llegó a su cuarto en el Motel arena blanca cerca de las 4:20 y se quedó allí por lo menos una hora y media. Esto quiere decir que el acusado no abandonó este motel hasta cerca de una hora después de que los asesinatos ocurrieron.

    Sacudió la cabeza de nuevo, como si la inocencia del señor Buxly fuera obvia.

    ─Además, dos clientes del bar, el cantinero y el señor Wilks testificaron que un poco antes de las 6:00 pm el señor Buxly se presentó en el bar todavía con sus ropas del trabajo, ninguno vio una gota de sangre en él, ninguno.

    Richard caminó hasta la mesa de la defensa y ojeó sus notas. Después de un momento miró al jurado con ojos apologéticos y continuó.

    ─Muy a mi pesar, les voy a leer el testimonio del detective Greg Johnson. Quién estuvo allí esa noche. Vio con sus propios ojos una fresca escena del crimen. El detective dijo, y cito: «En todos mis años como investigador nunca he visto tanta sangre. En la cocina había una poza de medio centímetro de profundidad, estaba en las paredes, estaba en todas partes».

    Siendo el hombre concienzudo que pretendía ser, Richard dejo salir un largo suspiro que evidenciaba su disgusto por ciertos aspectos de su trabajo, pero en un instante se lanzó a lo que sería el meollo de su defensa.

    ─Si el señor Buxly es culpable de los que se le acusa, entonces ¿cuándo lo hizo? ¿Cómo apareció en La novena yarda a las 18:00 vistiendo exactamente igual que cuando vio a David Wilks a las 16:15? Salió del cuarto de la señora McMurphy a las 17:45, condujo directo al bar y vio el partido con amigos y compañeros de trabajo. Todos ellos acordando que él nunca dejó el bar. Él fue arrestado a las... ─Miró sus notas de nuevo─. ...20:22, y la policía, con todos sus esfuerzos no lograron encontrar una gota de sangre en él.

    Richard se plantó por un largo tiempo, dejando que los miembros del jurado asimilasen la idea de que William Howard Buxly no mató a toda su familia y los descuartizo pieza por pieza con una cierra oxidada. Ni siquiera las luces ultravioletas habían sido capaces de encontrar una pizca de sangre en el hombre. Richard no tenía idea de cómo la cabeza cercenada de su esposa fue a dar a la cajuela del auto de Buxly, pero realmente no le importaba. No pretendía llamar la atención a este detalle de nuevo.

    Finalmente, con la mejor cara de indignación que podía conjurar, Richard se paró cerca de la mesa de la fiscalía y apunto con un dedo acusador al fiscal general.

    ─El simple hecho es, a la hora que sus propios expertos dicen que el crimen tomo lugar, estos caballeros no tienen manera de ubicar al acusado ni tampoco al arma del crimen. Hemos visto testimonio de lo contrario, y hemos visto evidencia que afirma la inocencia del señor Buxly. Él estaba con el señor Wilks, la señora McMurphy, o en La novena yarda viendo el partido. Donde no estaba era en su casa, asesinando a su familia. Deben encontrar a William Buxly inocente de todos los cargos porque, sencillamente, no lo hizo. Es absurdo pensar que mi cliente podría hacer algo tan monstruoso y no tener una gota de sangre en él. Simplemente absurdo. Hasta sus botas estaban limpias.

    Richard se deleitó con el enojo en la cara del fiscal general mientras se volteaba y caminaba a sobre las baldosas del piso para encarar al juez. Además de los lápices escribiendo sobre las libretas de los periodistas, las pisadas de Richard eran el único sonido en esta concurrida habitación. Con la cabeza en alto y su expresión determinada, Richard finalizó su caso.

    ─Su señoría, miembros del jurado. La defensa descansa.

    Menos de dos horas más tarde el alguacil estaba llamando a todos de vuelta a la corte, mientras que el jurado asumía sus posiciones.

    El juez entró, sentó a todos los presentes, y luego ojeó unos papeles. Ajusto sus lentes y se dirigió al jurado.

    ─ ¿El jurado ha alcanzado un veredicto?

    ─Si, su señoría, lo tenemos. ─respondió el presidente del jurado.

    El juez miró a la mesa de la defensa.

    ─ ¿Podría el acusado ponerse de pie mientras leen el veredicto?

    William Howard Buxly se puso de pie y miró al juez. Todo el recinto estaba conteniendo el aliento en anticipación. A la orden del juez, el presidente del jurado comenzó a leer.

    ─Por el cargo del asesinato en primer grado de Dorothy Marie Jennings Buxly, el jurado encuentra al acusado culpable de todos los cargos.

    El suave sollozo de William Buxly se alzó sobre el sonido de los lápices escribiendo furiosamente.

    ─Por el cargo del asesinato en primer grado de Amelia Lynn Buxly, el jurado encuentra al acusado culpable de todos los cargos.

    En ese momento Buxly cayó de rodillas, Richard y el alguacil lo levantaron por los brazos para que se pusiera de pie mientras el presidente del jurado continuaba.

    ─Por el cargo del asesinato en primer grado de William Howard Buxly Junior, el jurado encuentra al acusado culpable de todos los cargos.

    ─ ¡No! Yo no empecé los incendios ─aulló Buxly mientras cargaba su peso contra los brazos que lo mantenían de pie.

    ─Por el cargo del asesinato en primer grado de la pequeña Elizabeth Buxly... ─El presidente del jurado titubeó. Richard adivinó que debía estar recordando las fotos del cadáver de la niña. Luego de tragarse volver a tragarse su propia bilis termino con su deber─. El jurado encuentra al acusado culpable de todos los cargos.

    *** * ***

    Tres meses más tarde, durante la lectura de la sentencia, el juez preguntó a William Buxly si tenía algo que decir antes de que proclamara la sentencia. Buxly el carnicero miró al juez y luego a la fiscalía y asintió brevemente.

    ─La biblia dice que tengo que perdonarlos a todos ustedes hijos de puta, aunque no maté a mi familia. Así que supongo que los perdono, no hice esas cosas, engañé a mi esposa, pero no maté a nadie.

    Fue sentenciado a morir.

    Como parte de pago, Buxly le entregó su casa a su abogado. Después de que Richard la limpiara y reparara la parte del segundo piso que fue dañada por el fuego tenía planeado venderla o rentarla. Terminó haciendo lo segundo ya que nadie quería comprar el lugar, pero le resultó difícil encontrar un arrendatario. Luego se mudó a la gran ciudad y se convirtió en uno de los abogados defensores más solicitados en el estado. Cinco años más tarde, cuando tuvo que regresar para la ejecución de Buxly, decidió ponerle un poco más de empeño a la venta de la casa.

    Le preocupó a Richard que, incluso hasta cuando la píldora de cianuro estaba en su lugar para comenzar la ejecución, Buxly era firme en afirmar su inocencia. No es como si hubiera presenciado muchas ejecuciones, pero se imaginaba que un hombre religioso como Buxly habría pedido misericordia de Dios, si hubiera sido culpable.

    ─La mujer mintió por él, Dicky ─dijo Frank Allen, después de que los doctores de la prisión declararan muerto a Buxly. Allen, quién había sido el fiscal en este caso, ahora estaba en camino a convertirse en gobernador─. La familia Buxly estaba asegurada, y el hijo de la amante desapareció un par de días antes de los asesinatos. Ella vivía en la casa de al lado, por Dios. Creo que él hizo desaparecer al niño. Probablemente iban a fugarse con el dinero del seguro y desaparecer. No lo sé, la verdad. Pero si Buxly tuvo relaciones con McMurphy ese día, lo hicieron mientras el señor McMurphy estaba afuera pegando carteles para encontrar a su hijo perdido. ¿Qué clase de mujer tiene sexo con su vecino mientras su esposo esta fuera buscando su hijo?

    ─No me interesa ─le dijo Richard a su antiguo adversario legal─. Está en el pasado. ─Se dirigió a la mesa de comida para hacerse un café. Frank lo siguió.

    ─Hace unos meses ─dijo Frank─, uno de los prisioneros sentenciados a muerte testificó que Buxly admitió haber matado a uno de las chicas desaparecidas en Piedmont. Tratamos de contactarte como abogado de registro, pero tu secretaria nos mandó a volar. ─Pausó─. ¿Recuerdas esas chicas? Una de ellas desapareció justo una semana antes de que el hijo de McMurphy desapareciera. Nunca encontraron su cuerpo, o el del muchacho. Me pregunto que habrá hecho con ellos.

    ─Te dije que no me interesa ─dijo Richard mientras dejaba un billete, tomaba su vaso de poliestireno y se alejaba para siempre del caso de Buxly el carnicero.

    *** * ***

    Un año más tarde, Richard King fue encontrado muerto en la casa Buxly. Algún tipo de accidente con una toma eléctrica que estaba reparando causó que se electrocutara una noche que estaba solo. El forense declaró la muerte un accidente. Posesión de la casa se transfirió a la hermana de King, quien vivía en Nueva York. Ella no tenía ningún interés en la casa y la dejó deteriorarse.

    Capítulo 2

    Verano 2011.

    ─ ¿Es grande? ─Le preguntó Michael a su madre, mientras navegaban el laberinto de cajas de cartón apiladas en la sala de estar.

    Tenía once años, todavía en pijamas, e indeciso sobre si debería estar enojado o contento acerca de tener que mudarse a una nueva casa a 320 km de distancia.

    ─Es enorme, Michael ─la sonrisa de su madre ayudaba a calmar sus preocupaciones─. El jardín también es enorme. A Lucy le va a encantar.

    ─ ¿Es como el vecindario de papá y Sheila, lleno de casas y otras cosas? ─preguntó mientras se encaramaba en un piso de la barra.

    Lucy, un saludable rottweiler con un collar de púas salió a paso lento de la habitación que compartía con el muchacho, y se dirigió a donde estaba Michael para recibir caricias. Lucy y Michael eran inseparables antes del divorcio, pero ahora era como si fueran siameses.

    ─ ¡Para nada! ─Su madre le deslizó un vaso sobre la barra como si estuvieran en una película del viejo oeste.

    Luego de que Michael tomara el primer trago de leche, hizo un gesto con la mano que rogaba por información acerca de la nueva casa. Su madre puso un tazón con cereal en frente de él con una sonrisa.

    ─El jardín es tan grande como un campo de fútbol ─dijo su madre haciendo un pequeño salto de felicidad mientras regresaba al refrigerador.

    Michael soltó una risilla. Había pasado un tiempo desde que ella había sentido esta clase de júbilo. Michael podía sentir su emoción y era contagiosa.

    *** * ***

    La señorita Janet Hale, previamente conocida como Señora Janet Wilson, acababa de terminar sus estudios como enfermera, y ya había encontrado trabajo en un hospital moderno. La casa que acababa de comprar era enorme, el terreno era de más de 2 acres y medios, y estaba en frente de una pradera, era casi como ver el campo abierto. Ella no podía creer lo barato que había salido. Era un poco extraño, y la única vecina era una anciana retirada, pero había una reja alta separando las propiedades. Quedaba a 3 horas de casa, pero Janet esperaba que el cambio de ambiente ayudaría a levantarle el ánimo a Michael.

    El divorcio fue difícil para ambos. Primero fue el descubrimiento que Jack había estado engañándola. Trata de explicarle eso a un niño de nueve años. Luego fueron los largos meses de peleas y llantos antes de que Janet finalmente juntara el coraje para dejarlo. Acto seguido se involucraron los abogados, las discusiones por teléfono y la pelea por la custodia. El único lugar que Michael había llamado hogar fue vendido, y por el último año y medio ellos dos más Lucy han estado viviendo en pequeño departamento en la ciudad. Era hora de que siguieran adelante, dejar los malos tiempos atrás y empezar a buscar una nueva vida. Janet sólo esperaba que no fuera demasiado para el pobre Michael, él ya ha sufrido lo suficiente.

    El divorcio había pagado por los aranceles de estudio y todas esas noches estudiando estaban dando sus frutos. Ya no era una simple asistente de enfermera, ahora era una enfermera licenciada. Aun mejor, era una enfermera con un trabajo en un nuevo hospital, en un acogedor pueblito que tenía una de las mejores educaciones secundarias en el país. Ella esperaba que Michael estuviera listo, porque el trato estaba cerrado y los camiones de mudanza llegarían en cualquier momento.

    ─ ¿Es tan grande como un campo de fútbol? ─preguntó Michael.

    ─Imagina un campo de fútbol con una casa justo en el medio ─respondió ella─, el jardín trasero da con una calle, y el delantero con otra. La entrada para autos es larga y da con una cochera-apartamento. Hay enormes robles en la parte trasera, y un cobertizo también.

    Michael se veía emocionado. Tomó su tazón de leche y se tomó toda la leche con un sorbido sonoro que causó que Janet lo mirara con una expresión desaprobadora.

    ─ ¿Qué es una cochera-apartamento? ─Preguntó.

    Janet tomo una lata de comida para perro del mesón y la puso en el abrelatas. Como la mayoría de rottweileres, la cola de Lucy había sido cortada. Como no tenía cola que menear Lucy movía todo su posterior cuando estaba emocionada. Normalmente comía 2 latas de comida al día y estaba emocionada por recibir la primera.

    Janet respondió a la pregunta por sobre el sonido del abrelatas.

    ─Es un departamento construido encima de una cochera la cual no está conectada a la casa. Es algo que pensé que podríamos arreglar y arrendar a un estudiante universitario o algo por el estilo.

    ─Oh ─Michael aparentemente había perdido el interés por ese aspecto de la nueva casa─. ¿Puedo construir una casa-club en un árbol?

    ─Ya veremos ─Janet fue interrumpida en su respuesta por el timbre de la puerta.

    Lucy miró la puerta y le dio un pequeño gruñido, pero no abandonó la cocina.

    ─Son los de la mudanza ─dijo Janet─. Toma, deja a Lucy en el baño mientras los dejo pasar. ─Dejó caer una masa de comida desde la lata al plato de comida del perro y se lo entrego a su hijo. Lucy lo siguió como si llevara un gran banquete en sus manos.

    Sólo cuando la perra estaba segura dentro del baño Janet se atrevió a abrir la puerta, no le habían puesto Lucy Fer por nada. Si Lucy siente que Michael está en cualquier tipo de peligro podría lanzar un ladrido tan fuerte como el trueno. Incluso cuando cachorra había sido sobreprotectora, pero después del divorcio y las largas noches con Michael llorando sobre su lomo, Lucy se había convertido en su guardián en todo sentido de la palabra. No había atacado a nadie todavía, pero más de una vez, su potente gruñido había espantado a un repartidor de pizza, o algún extraño. Esto era otra cosa que Janet esperaba que cambiara con el nuevo ambiente.

    Ayudaron a cargar todas las cajas a la camioneta rentada, y se lanzaron a la carretera. Luego de unas cuantas horas de incomodidad, llegaron a su nuevo hogar bajo un cielo anaranjado. Michael estaba dormido, y el camión de la mudanza no llegaría sino hasta la mañana. Janet ni siquiera tenía la llave todavía, pero quería que Michael viera la casa antes de ir al motel.

    Lucy se levantó a su lado, y a juzgar por lo mucho que meneaba sus patas, parecía que necesitaba orinar. Janet despertó suavemente a su hijo y luego se bajaron a su nuevo, pero descuidado, jardín. Se dio cuenta que cortar todo este pasto iba a ser una faena.

    ─ ¡Wow, si es enorme! ─dijo Michael, casi cayéndose de la camioneta. Lucy siguiéndolo de cerca─. ¿Hay electricidad? ¿vamos a tener cable? Tengo que tener internet, para tareas de la escuela y todo eso. ─Michael y la perra pasaron por la puerta de la cocina hacia la cochera-apartamento en la parte trasera de la casa.

    Desde la calzada, la casa rectangular de dos pisos parecía estar justo en el medio de la propiedad. La casa estaba cubierta con listones de madera y tenía persianas de madera que eventualmente tendrían que ser reemplazadas. Janet pensó que una mano de pintura ayudaría bastante para que la casa se vea presentable. A lo largo del lado derecho de la calzada había una enorme reja de madera, al otro lado había otra calzada idéntica. La casa de la anciana era la última del lote, más allá no había nada más que una pradera y luego la orilla de un bosque. Supuestamente había unas vías de tren en alguna parte del bosque. La calle terminaba en un amorfo circulo de asfalto.

    Janet dobló el cuello y se enfocó en escuchar. Alguien estaba tocando el piano, Mary tenía un corderito de manera lenta y una nota a la vez, como si un niño estuviera tocando. Miró a la casa de al lado, pero todas las luces estaban apagadas. Eran más de las 21:00, la anciana debe estar durmiendo, pero sonaba demasiado cerca como para venir de otra parte. Recordó que había un viejo piano en la entrada de la casa cuando la visitó con el señor Parker hace una semana, pero el sonido no puede venir de ésta casa ¿O sí?

    Volteándose, se dio cuenta que su propiedad estaba separada del resto de las casas más recientes por varias hileras de árboles. Decidió que el sonido debe venir del vecino trasero. También decidió que le haría falta un cortacésped eléctrico.

    Caminó hacia la puerta principal, al acercarse al pórtico, la música de piano desapareció de repente. Ahora no estaba segura si es que la música había venido desde dentro de la casa. Era casi como si el acercarse al pórtico hubiera ahuyentado a la persona tocando.

    Se sacudió

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1