Mi Vida en Cuentos
Por Linnette Chitla
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Un recorrido por la vida de una mujer que ha tenido la dicha de vivir intensamente cada experiencia como si fuera única, pero a la misma vez sabiendo que todos tenemos vivencias similares y que lo que las hace diferentes es la manera en que percibimos estas historias; las cuales se van escribiendo a la medida en que recorremos esta gran vía llamada vida.
Linnette Chitla
Linnette Chitla nació en Los Estados Unidos, pero se crió en la República Dominicana. A los 17 años emigró a la tierra que la vio nacer, estudió Producción de Cine y Televisión en Miami, Fl y ha trabajado en varios canales de televisión. Ha escrito varios cortometrajes y ha producido y dirigido uno. En la actualidad vive en Raleigh, NC. Mi vida en cuentos es su primer libro publicado
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Mi Vida en Cuentos - Linnette Chitla
Dedicatoria
A todas aquellas personas que al contarles estas experiencias de vida me sugirieron que escribiera un libro.
A Tom, por encargarte del hogar mientras yo escribía,
A Marco, por tu interés en que yo te contara estos cuentos,
A Luca por cambiarme la vida,
A Patricia por corregirme y por haber compartido varias de éstas historias conmigo.
A Carmen Rosa por parirme y apoyarme en esta aventura.
Agradecimientos
No puede haber dedicatoria, sin agradecimientos y estos van para:
Apple por haber inventado el I Pad,que fue mi instrumento de trabajo para escribir este libro. A Good Notes una aplicación increíble que me permitió ¡escribir a mano en el I Pad!
A Dios, por darme salud y a todos los escritores que me han inspirado incluyendo el señor Richard Bach el cual escribió esta frase maravillosa que ha sido mi motor para seguir escribiendo:
A professional writer is an amateur who did not quit
Un escritor profesional es aquel aficionado que no renunció a escribir
Opúsculo
Escrito por mis padres al nacer
Realidad de un amar multidimensional, de espirales de sexos en noches tenues algunas veces frías, otras veces calurosas, pero no importa el agente natural, lo que importa eres tú. Tu realización, tu presencia en este mundo revuelto.
Tú, agente de rompimiento, sobrepasas los resultados de ese grupo que hace y busca a su antojo
. ¡Ahí! en medio de esta espiral ascendente naciste tú, como resultado mágico de los convencionalismos sociales, de los prejuicios de todo lo perteneciente a ellos
.
Tú, ella y yo seguiremos y mientras hálito de vida exista, lucharemos, romperemos, revolucionaremos, amaremos y triunfaremos.
¡Tu nombre!, que importa eso, lo que importa eres tú, ella, yo...y los otros.
Cuantos niños por el mundo sin país, sin padre, llorando y sufriendo. Sufrimiento como continente y lágrimas como mares.
Para mi hija recién nacida con el amor de su padre, de su madre y el de los otros.
Bienvenida!
New York, Nueva Yol
Ciudad inigualable, ciudad llena de vida, ciudad cosmopolita, ciudad cuyo lema es La Gran Manzana, ciudad que ha sido inspiración de muchas películas, de muchos temas musicales. Ciudad de Broadway, de Central Park, de Soho. Ciudad llena de talento, de arte, de sueños. Ciudad de la Estatua de la Libertad, ciudad estrujada por la violencia de hombres radicales, ciudad llena de valor ante las vicisitudes. Ciudad donde Nelson y Carmen Rosa se conocieron, se casaron, me engendraron y tuve la dicha de nacer. New York, Nueba Yol, ciudad que nunca duerme.
Puedo contar como fue mi nacimiento o las innumerables veces que pasé mis vacaciones en la Gran Manzana o cuando a los cinco años, me perdí en Central Park por seguir a una gringuita en bicicleta, o cuando un señor me perseguía por las calles del alto Manhattan y yo asustada corría mas rápido hasta que él inevitablemente me alcanzó solo para decirme que me conocía, que no me iba robar, que era amigo de mis padres y solo quería saludarme y recordarme lo mucho que había crecido.
O podría contarles de aquella noche de verano donde me di, con dos jóvenes que acababa de conocer, la mojada de lluvia más linda de mi vida, o decirles de la vez que iba en un tren con mi abuela Malin y un hombre inundó el vagón con marihuana, o contarles como las olas en la playa de Coney Island nos arrastraron mar adentro,a mi primo Michael, a mi hermana y a mí y como el mar nos escupió de vuelta.
Tantos cuentos que contar de la gran manzana; pero éste es un cuento que siempre ha sido una incógnita en mi vida.
Cuando era bebé, me contaba mi madre, que se pasaba las noches enteras dando vueltas en el apartamento conmigo en brazos ya que yo era una bebé que no dormía de noche.
—Horas en vela me pasé contigo cuando bebé y tu nada de dormir—mi madre reclamaba.
Ella hacía de todo para que yo me durmiese, pero nada daba resultado. Así se pasó la joven Carmen Rosa con bebé Linnette, por doce meses, hasta que un día mis padres llegaron a la conclusión de que mudarse de nuevo a su tierra, no solo era lo ideal, sino también lo más factible.
Se mudan para la medio isla y en nuestra primera noche en Santo Domingo, mi madre le dice a los amigos donde fueron a parar:
–Si me ven caminando en la noche, no se preocupen que es que la niña no duerme de noche.
Esa noche, dormí como un lirón y así fue por el resto de mis días hasta que volví a New York, Nueva yol. No sé porque razón cada vez que visito La Gran Manzana, la noche se convierte en día, y no puedo dormir. ¿Será el ruido?, ¿Será tanta energía?...
Nunca lo he sabido, solo sé que para mí, el dicho de que: New York, Nueva Yol es la ciudad que nunca duerme
es una gran realidad ya que yo tampoco puedo dormir.
Me levanté con el pie derecho
Así es, cuando un día me salen mal las cosas yo digo:
—Me levanté con el pie derecho.
Una vez lo dije en el trabajo y un tipo me dijo:
—Lo que tu quieres decir es que te levantaste con el pie izquierdo.
—No–dije muy convencida.
—Soy zurda.
Él, con cara de entre confundido y perdido me dijo que eso no importaba porque aunque yo fuese zurda tenía que decir las cosas correctamente.
¿Cómo voy a decir algo en contra de mi propia naturaleza?. Soy zurda, ¿Cómo voy a decir que mi propia naturaleza es mala?, ¿Este tipo es idiota o qué?
pensaba mientras la sangre me subía a la cabeza. Lo miré detenidamente y le dije retándolo:
—Hoy me levanté con el pie derecho.
Ya yo estaba con fiebre por no haberle dicho de ignorante hasta...Bueno, pero a veces uno tiene que dejar las cosas pasar y escoger sus batallas. El tipo me miró con desafío y se fue (él también decidió no pelear esta batalla).
Este mundo es de derechos,(de los que escriben con su mano derecha) eso está claro. Nosotros los zurdos nos tenemos que adaptar ¡y lo hemos hecho!
Pero de ahí a darle una connotación mala o no darle el mismo derecho que los que usan la mano derecha, es injusto. La culpa la tienen los diccionarios porque en el diccionario de la Lengua Española básico del grupo editorial Norma dice que zurdo(a) es aquel que usa de la mano izquierda en lugar de la derecha
.
—¿Qué qué?—o sea que seguimos partiendo de que ¿el uso de la mano derecha es el correcto? Así es, nos remontamos a siglos atrás donde trataban a los zurdos como ¡hijos del demonio! El gran diccionario de la Real Academia de la Lengua Española no se queda atrás, en una de sus definiciones dice: Mano izquierda-lo opuesto a la derecha
. ¿Lo opuesto?, yo creía que éramos hermanitos; que zurdos y derechos compartíamos el mismo cerebro. No hay un cerebro zurdo ni uno derecho. Hay un cerebro que usa un lado más que el otro.
¿Y qué nos dicen de los creativos e inteligentes que somos? Lo ha probado la historia- Da Vinci, Miguel Ángel, Tolouse, Goethe, Simón Bolivar, Napoleón, Julio Cesar, Ghandi, Aristóteles, Einstein, Clinton, Bach, Caruso, Mozart y muchísimos mas.
Yo sé que hemos avanzado, que ya no nos amarran las manos como le hicieron a mi papá cuando chiquito, que se tuvo que convertir en ambidextro a las malas. Pero todavía nos falta mucho. Tenemos que alcanzar la igualdad de manos y eso lo veré (ojalá que lo vea) el día que pueda jurar con mi mano izquierda.
El túnel
Desierto, arena, sol...
Camino sola por el desierto con mucha arena alrededor. El color naranja del sol se confunde con el color naranja de tan vasto oasis.
Desierto, arena, sol...
Me arrastro porque ya no puedo caminar. La arena ya está penetrando en mi cuerpo como si fuera parte de éste. Trato de mirar hacia el sol, pero no puedo. Abro y cierro mis manos y entre mis puños uso la arena como medio de propulsión.
—¡Ay!, tengo mucha sed–quiero agua pero solo veo desierto, arena y sol...
Deseo que se haga de noche pronto, para que el sol no me queme tanto, pero la noche está ausente o no existe. Tengo mucha sed. Sigo arrastrándome por el desierto por horas hasta que encuentro un caudaloso río.
—¡Agua, por fin!
Me acerco al agua, pero ésta ya no me interesa, es como si ya no tuviera sed y no la necesitara. Veo un inmenso peñón al lado del río. Lo subo con la poca fuerza que me queda y cuando llego a la cima, lo abrazo como si esa roca fuera lo único que me quedara en el