Alcanza cada respiro y, que te alcance,
para que puedas gestionar todos tus fluidos internos
y te mantengas ahí, en ti.
Haz único cada respiro.
Que los logres sentir como lo que son,
todos tus respiros, tu fuerza de vida
y ese alcance, el estar en vida, vivir.

Haz que cada respiro te produzca vida,
esta que vives y la que quieres vivir,
si es que estimas algún propósito mayor.
Los respiros se modulan, se condicionan, hacia lo que quieras.
Es tu más puro mecanismo
para poder hacer lo que quieras y quien quieras.

Es el alcance de todo este sistema que eres
y que se vincula con todo lo que Es,
de la manera más perfecta.
Imagina tu capacidad de respirarlo todo
e igualmente, ser respirado.

Porque como te he dicho, existe quien te respira,
quien toma de ti y, al hacerlo, igualmente te estimula para que seas.
Es una fórmula, es una conjugación
y termina siendo una actitud de vida.
Respira a plenitud, haciendo uso de todo tu sistema,
el que, a su vez, alimenta tus otros sistemas,
los incorpóreos, los sutiles, los invisibles.

Haz que cada respiro te transporte hasta donde quieras,
hasta que te despojes de esta forma,
tan hermosamente útil, tan operativamente perfecta,
hasta que te encuentres con algo o nada de ti, ¿qué más da?
Y puedas percibir, tan solo percibir, lo que eres.
Percíbelo. Percíbete.
Estás en actitud, en actitud de ser.
Y percibes como una liberación de pensamientos mudos,
de sensaciones ciegas y respiras sabiendo que, desde esta quietud, todo en ti se traslada
hacia el espacio absoluto que eres, lejos de aquí.

Te percibes, con ganas de observar nada.
¿Qué habría? ¿Qué sería?
Y respiras tan breve, tan imperceptible.

Dirás, ¿con qué o con quién me encuentro?
Y la mente en libertad, las sensaciones detenidas,
la emocionalidad inexistente y el sentimiento puro, te da encuentro.
¿Qué quisieras encontrar? ¿A quién?

Y no pasa nadie, no pasa nada, pero sientes,
hasta que eso, ni siquiera.
Es otra la plenitud, es vacío el encuentro, pero te llena.
Encuentras el silencio y lo sostienes,
hasta encontrar nada.
Esa sería tu expresión más pura, una liviandad,
una fuerza pura, una expresión tan ilimitada, de lo que Es, de lo que eres.
Dime si no es un encuentro.
El más divino encuentro.

Y se produce así,
en vida como estás, respirando así, aquí, en ti.
¿Cómo ocurre? ¿Qué o quién lo produce?
Tu alcance, tu más puro alcance.
¿Sabes por qué?
Por lo que te sientes, por lo que sabes eres:
un manifiesto de luz.
¿Cómo lo haces posible?
Siendo tú, siendo verdad, siendo amor, siendo.
Celebra tu alcance, celebra tu decisión y tu voluntad.
Celebra el amor que eres y la confianza que das,
siendo así, una expresión bendita del Ser.

Respira, agradécete, mantén la firmeza
Y sostén tu alcance.
Respira profundo y hazte presente aquí, ahora, en ti.
Respira.

Om Namaha Shivaya