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Este libro es una selección de comentarios hechos por Luis Enrique Alvizuri en diversos blogs de analistas, periodistas y comentaristas políticos en el período que va desde el 2008 al 2012 (Marco Sifuentes, Alejandro Godoy, Martín Tanaka, Juan Sheput, Fernando Villarán, Pedro Salinas, Heduardo, Fernando Tuesta Soldevilla, Carlos Basombrío, Raúl Wiener, Roberto Lerner, entre otros). Estamos ante una visión política de aquella época pero que, en vista de que la problemática peruana es siempre la misma, basta con cambiar los nombres para que mantenga su valor contemporáneo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 jun 2024
ISBN9798227829221
Estafeta virtual
Autor

Luis Enrique Alvizuri García Naranjo

Luis Enrique Alvizuri García Naranjo (Lima, Perú, 1955). Publicista, filósofo, locutor, cantautor. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía y de la Sociedad Nacional de Intérpretes y Ejecutantes de la Música, SONIEM.

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    Estafeta virtual - Luis Enrique Alvizuri García Naranjo

    Estafeta virtual

    Comentarios políticos, sociales y filosóficos en blogs de diversos autores

    Luis Enrique Alvizuri

    Contenido

    Introducción

    Primera parte

    La modernidad

    La teta asustada

    La APDAYC

    La filosofía

    Censura

    Homenajes diferentes

    El modelo de desarrollo

    Perú y la crisis

    Informalidad y poder

    Revolución y cambio

    Occidentales de tercera, autóctonos de primera

    Hombre y nación

    Vargas Llosa y el Nobel I

    Vargas Llosa y el Nobel II

    Vargas Llosa y el Nobel III

    Vargas Llosa y el Nobel IV

    Vargas Llosa y el Nobel V

    Vargas Llosa y el Nobel VI

    Antisistema y García

    Antisistema y mundo andino

    Maniqueísmo

    Minería y crecimiento

    Modelo y desarrollo

    Ganadores y perdedores

    Explotadores versus exportadores

    Los nuevos enemigos

    Sobre el terrorismo

    Sobre la satanización del enemigo

    A quiénes beneficia el modelo

    La carrera por los recursos naturales

    Racismo

    Lo políticamente correcto 

    Clase media norteamericana

    La seguridad

    Conspiracionismo

    Tabaco y salud

    Identidad y corrupción

    El modelo

    Nuestro planeta

    Modelo y realidad

    Segunda parte

    Obras e imagen pública

    La iglesia católica y el poder

    Leyes y trampas

    Desarrollo con pobreza

    Los dos Perú

    Pragmatismo y cinismo

    Opinión pública y medios

    Apartheid de inteligencia

    Triunfos individuales, méritos ajenos

    Cine e identidad

    Vida y sociedad de mercado

    Casus belli

    Filosofía y modernidad

    Culpables e inocentes

    El humo asesino

    Droga y política

    Destino inevitable

    Dirigentes

    Críticas de Porter

    El silencio del arte

    Crisis y futuro

    Música y negocio

    Nacionalismo enemigo del capitalismo

    Humanidad y ecología

    Geopolítica y Latinoamérica

    Política y realismo

    Nobel a la risa

    Prensa y desprestigio

    Giro a la izquierda

    Humanidad y destino

    Publicidad y sociedad peruana

    El Congreso expiatorio

    Hacia nuestra propia identidad

    Los grandes responsables

    Racismo encubierto

    Más sobre el giro a la izquierda

    Falsa bonanza

    El deporte no crece con la economía

    Tercera parte

    Entre Chávez y Chile

    Mi teoría política

    ¿Qué se pretende con las noticias?

    Camino diferente

    Información alternativa

    Disminución de pobres

    Vigilancia total

    Congreso siempre malo

    Think tanks

    Comida de ricos

    La modernidad y el Perú

    El pasado de los cholos

    Absolutismo mundial

    Sobre el periodismo

    Necesarios cambios

    Redes y dominación

    Inocentes empresarios

    Buenos negocios

    Occidente

    El control de la verdad

    En las sombras

    Fin del imperio

    Civilización emergente

    Más allá de la modernidad y el capitalismo

    Independencia o imperio

    Woodstock

    La sociedad de mercado

    Superar la modernidad

    Temores

    Qué es educar en el Perú

    Racismo peruano

    La industria de la música

    Cientificismo

    Pueblos indígenas y marginación

    Universidad Católica

    Magaly Solier

    Esperanzas

    Para qué el conocimiento

    Lógica occidental

    Retrato

    Cuarta parte

    Causa perdida

    Vienen los cambios

    Nuestro propio camino

    La industria musical

    Imperio norteamericano

    Educación peligrosa

    Fujimori y el fin de la historia

    Miradas

    Por dónde va Latinoamérica

    Pleito católico

    Complejo de identidad

    Fascismo y yuppies

    Presente y futuro

    En tono irónico

    Sobre el arte en el mundo actual

    El Gran Hermano

    Dos civilizaciones un país

    Israel y Palestina

    Gobiernos correctos e incorrectos

    Pueblos y persecuciones

    Conflicto marítimo con Chile

    Mejorar el modelo

    Dictaduras eficientes

    Don nadies

    Tendencias en Sudamérica

    Efectos de la crisis

    Las reformas necesarias

    El polémico modelo

    Chile

    Seudo periodismo

    La verdad y la prensa

    Narcotráfico necesario

    Gripe porcina

    Deshonestidad bancaria

    Qué son las ONG

    Intereses chilenos

    Política vial

    Leyes y transporte

    Posible escenario

    Plutocracia y fascistas

    Nuestro racismo de siempre

    Introducción

    Este libro Estafeta virtual es una selección de comentarios hechos por Luis Enrique Alvizuri en diversos blogs de varios analistas, periodistas y comentaristas políticos en el período que va desde el 2008 al 2012, tales como Marco Sifuentes, Alejandro Godoy, Martín Tanaka, Juan Sheput, Fernando Villarán, Pedro Salinas, Heduardo, Fernando Tuesta Soldevilla, Carlos Basombrío, Raúl Wiener, Roberto Lerner, entre otros. Se trata de una respuesta a determinadas posturas asumidas por dichos personajes y que, en muchos casos, son observaciones críticas o bien posiciones decididamente contrarias. Estamos ante una visión política de aquella época pero que, en vista de que la problemática peruana es siempre la misma, basta con cambiar los nombres de los personajes para que mantenga su valor contemporáneo. Esta comparación a lo largo del tiempo sirve para ir identificando el problema del Perú y del mundo e ir comprendiéndolos en su exacta magnitud debido a su reiteración, lo cual resulta muy útil para obtener una mirada más aguda y precisa de las características de nuestra sociedad. El criterio que se ha utilizado para su selección ha sido el que su contenido pueda motivar algún tipo de reflexión a toda persona que se interese por abordar críticamente esta clase de temas tan importantes para el conocimiento de la realidad peruana e internacional.

    Primera parte

    La modernidad

    Señor Anselmo Amaru:

    Gracias por su comentario y la recomendación de que vea Zeitgeist que, por supuesto, ya he visto y contiene grandes verdades. Lo cierto es que estamos en un momento de coyuntura donde por primera vez en la historia se cuestiona a la modernidad occidental pues, desde la Revolución Francesa, no se había visto cuál era su otra cara (solo se dijo, hasta los años 60, que era el pensamiento que llevaría al hombre hacia un mundo más feliz y mejor).

    Ahora vemos que la vigilia de la razón también produce monstruos. La racionalización del mundo, de la naturaleza y del hombre, así como ha dado resultados impresionantes en materia de ciencia y tecnología, igualmente ha multiplicado enormemente el lado oscuro del ser humano. Eso nos permite llegar, ahora sí con convicción, a una conclusión ya advertida hace mucho por numerosos pensadores: la evolución del conocimiento no va a la par con el del espíritu del individuo. Seguimos siendo tan malvados, ignorantes y perversos como el primer día de nuestras vidas, solo que mejor vestidos y apertrechados de instrumentos. Somos tecno-salvajes.

    La modernidad no ha conseguido transformar ese espacio interno del alma humana; al contrario: ha acrecentado nuestra ambición y estupidez pues ha incrementado aún más el viejo anhelo del ser humano de ser como Dios; el pecado original según los viejos mitos caldeos recogidos por la Biblia.

    Ahora solo nos queda luchar en contra de este pensamiento que amenaza, ya no con aniquilar a otras civilizaciones, sino hacerlo también con el planeta Tierra. Sin la modernidad perderemos mucho de la actual tecnología que facilita tantas cosas, pero por otro lado ganaremos más en humildad, amor y respeto por la vida. Está en manos de la actual humanidad decidirse por cuál tipo de filosofía quiere inclinarse.

    La teta asustada

    Señor Peruanista:

    Desgraciadamente aquí en Perú el gobierno y los que quieren que el modelo fujimorista continúe están desesperados por gritar ¡Viva el Perú, ganaron Kina-Sofía-Claudia! y así demostrar que todo lo que hace la derecha está bien mientras que lo que hace Chávez está mal, por eso Venezuela no tiene una película nominada al Oscar.

    El asunto es netamente político porque está en juego el prestigio del sistema y también el de la clase alta peruana que lo dirige. Hay que tener en cuenta que no solo es la cineasta Claudia Llosa (amparada por su poderosa familia) sino también las Kina Malpartida y las Sofía Mulanovich. Todo lo que refuerce la idea que la aristocracia peruana es la más capaz es ensalzado por los medios y por el gobierno tratando de ocultar su fracaso histórico en crear una nación, como lo dijo el más grande historiador del Perú, Jorge Basadre, quien responsabilizó de las desgracias nacionales a esta clase adicta a arrimarse al imperio de turno explotando a los sectores nativos.

    Muy distinta es la situación de unos cholos, como los hermanos ajedrecistas Ccori. Ellos, con el ajedrez (actividad que exige inteligencia) son también campeones mundiales y haciéndolo con la bandera peruana (no como otras con la de Canadá o la de España-Suiza); sin embargo, por su origen étnico y social, los medios, el gobierno, los han ignorado, les han negado los Laureles Deportivos con una excusa legal que para otros no cuenta y, como consecuencia de ello, no son ejemplo de nada (con Malpartida, en cambio, han hecho negocios de todo tipo porque es de otra clase social, que en el Perú es un valor y una imagen ganadora).

    En estos momentos en el Perú hay un gran esfuerzo de parte de los medios de comunicación por desviar todos los problemas principales (inundaciones, conflictos con la policía, corrupción, etc.) hacia lo importante que es para el Perú una nominación al Oscar con lo cual es totalmente notorio que se trata de la reafirmación del buen gobierno peruano y del éxito de nuestra cultura en todo el mundo, comparado con el gobierno de Chávez el cual es un fracaso en toda la línea (tratando de tapar a la vez el estrepitoso fracaso de la inundación de Machu Picchu que ha llevado a exportar una pésima imagen como país).

    En realidad, aquí solo cuatro gatos locales se interesan realmente por el cine como arte porque son los únicos que saben algo de él. La mayor parte de la población valora únicamente el triunfo de alguien del Perú, tal como lo plantean los medios. No importa si han visto la película ganadora o si no la entienden. Hasta los que antes decían que Hollywood era una industria mediocre, que no tiene nada de meritorio, ahora la ven como la expresión máxima del sétimo arte.

    Y es que hoy en el Perú, como en todo el mundo, aquel que se opone al pensamiento políticamente correcto es inmediatamente acusado de terrorista, comunista y chavista. Y el pueblo está obligado a repetir lo mismo que dicen los grandes medios de comunicación. Y como estos machacan que la película de Llosa es peruana pues todos repiten que representa al Perú. Y como dicen que hay que alegrarse por su nominación entonces todos tenemos que repetir que es un triunfo del Perú.

    Difícilmente una película que hubiera sido hecha por algún anti sistema peruano hubiera llegado al lugar de La teta asustada porque el sistema lo hubiese impedido. A lo más habría concursado y ganado en los festivales de Cuba o de algún otro país terrorista. Esto pasa con frecuencia en el mundo de la novelística, como el premio Casa de las Américas. ¿Hollywood es la medida de todas las cosas? Los que saben de ello pueden afirmar que no. Aunque esa película gane el Oscar ello solo reflejará cómo se manejan los hilos del poder, del dinero que tienen las grandes compañías como las que la han financiado y de los políticos peruanos, como los Vargas Llosa, quienes presionan para que así suceda. Es el juego del poder.

    En realidad, vivimos tiempos en los que no hay espacio para posiciones intermedias en el pensamiento y la política. Cualquier cosa que se escriba o se diga terminará siendo juzgado como o estás con nosotros o contra nosotros, el dogma de Bush II. Si alguien objeta algo de la derecha corre el riesgo de ser calificado de chavista, por lo que lo más adecuado es decirle a todo . Decir sí a todo es estar bien con la sociedad, con los ricos y con el poder (sin embargo, dicen que estamos en una democracia y que cualquiera puede opinar, aunque después a uno lo destrocen).

    La APDAYC

    Estimados señores:

    Espero no abusar de su paciencia, pero como sé que este grupo se creó justamente para intercambiar, no solo noticias, sino también pensamientos, permítanme expresarles lo siguiente. Como tal vez sepan, últimamente el tema de la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC) está motivando una polémica puesto que esta ha declarado que piensa intervenir incluso en los IPod y en todo aparato de Internet que puedan. Los que nos consideramos artistas no podemos estar indiferentes ante esto pues nos atañe y exige que tomemos alguna posición al respecto.

    Quizá algunos de ustedes estén inscritos como yo en la APDAYC; en mi caso fue por obligación, dado que me lo exigían para presentarme en distintos sitios como cantante. Lo cierto es que, por mi inscripción, hace muchos años, no he obtenido hasta ahora nada concreto; más bien he tenido que sufrir para pagar los derechos de interpretar mi propia música (dinero que, por supuesto, no he vuelto a ver). Esa es la razón, como lo manifesté en mi carta sobre el caso de Pepe Villalobos hijo, por la que ya no me interesa hacer presentaciones individuales.  

    Ahora bien, es bueno saber que, después de tantos años de gestión, la susodicha organización tiene locales propios en todos los distritos de Lima y acaban de anunciar −a través de su presidente ejecutivo, el señor Armando Massé− la adquisición de un estudio de grabación y de tres radios en provincias. A esto se suma el reciente encargo para administrar la programación de Radio Nacional. Hasta ahí está todo va bien.

    Pero el problema no pasa por cuánto reciben ni cuánto gastan sino cuánto benefician a sus agremiados. ¿Están todos sus integrantes bien recompensados por sus esfuerzos artísticos o solo los amigos cercanos a la directiva? ¿Qué pasa con los auténticos artistas populares, esos que no tienen ni para inscribirse y que no lo desean? ¿Dejan de ser artistas por no estar en la APDAYC? ¿Por qué se les impide actuar si es que no pagan? ¿El señor Ballumbrosio y muchos más tienen que pagar para ser artistas? ¿Por qué este murió en la misma pobreza en que nació, así como muchos otros más lo han hecho? ¿Es entonces la APDAYC una estructura que solo beneficia al grupo privilegiado, pero anula a quienes no pertenecen a él? ¿Cómo es eso que ahora los miembros se pueden atender... ¡en los hospitales públicos!? Con todo el dinero que tienen ¿no deberían haber dado por lo menos un seguro privado para que sus integrantes pudieran acudir a clínicas particulares ya que hay la capacidad para hacerlo?

    Y no nos quedemos solo en el factor dinero pues ese no el verdadero objetivo (supuestamente) de dicha organización. ¿Qué pasa con la música peruana en los últimos 20 años? ¿Por qué, habiendo tantos recursos, la APDAYC no ha gestado o apoyado un solo artista de la talla de Felipe Pinglo, Chabuca Granda, Pastorita Huaracina, García Zárate, Picaflor de los Andes, Victoria Santa Cruz, los Shapis y muchos otros más? Nunca han hecho un concurso nacional de jóvenes valores, nunca han promovido y defendido la autenticidad de la música, nunca han innovado acciones para estimular a géneros como el criollo sabiendo la crisis por la que atraviesa. Es decir, musicalmente no han hecho prácticamente nada en comparación con lo que cuentan económicamente (porque si no tuvieran dinero nada se les cuestionaría).

    Argumentarán que la crisis es mundial, que la globalización ha degenerado al arte y lo ha comercializado, que ha perdido su pureza y poesía y muchas cosas más. Muy bien. ¿Y por qué no hicieron algo para mantenerlo y recuperarlo? ¿Tan difícil es darse cuenta que existen artistas no comerciales que sí sostienen la autenticidad de los géneros? En cuanto a la trova ¿no podían fijarse que hay muchos jóvenes con talento que están renovando el estilo y la temática de la música peruana? Lo único que han hecho por ellos es ningunearlos (pues no figura este género en sus estatutos) y cobrarles por presentar sus creaciones en público cuando sus recursos no alcanzan ni para el taxi.

    Este es el verdadero drama de la música peruana: su propia organización utiliza los recursos para la infraestructura y para tener sus arcas en azul, pero no destina nada en favor de lo que es su razón de ser: el fomento de la creatividad. Se parece a la política de Fujimori (gestor de esta ley que permite enriquecerse a la directiva) en materia de educación, para quien esta consistía solo en construir colegios con las ganancias que había de por medio, olvidándose que la educación es un proceso humano y no ladrillo y cemento. Pues bien, tal es la actual política de la APDAYC: ladrillo y cemento. Pero para la promoción, investigación, preservación y estímulo de la música peruana... nada. Y justo ahora que está invadida por toda clase de géneros (rap, reggaetón, caribeños, jazzísticos, rockeros y españoles) que se imponen comercialmente obligando a los compositores a adaptarse a ellos a la fuerza o desaparecer. ¿Tenemos que jazzear al huayno para que no muera? ¿Necesitamos afrocaribeñizar al valse para que la gente lo acepte? ¿Es el rock la única música que un joven puede ejecutar? ¿Es la incorporación de los ritmos extranjeros el camino para la supervivencia de nuestros sentimientos, de nuestra poesía, de nuestra música? Yo particularmente pienso que no.

    La APDAYC necesariamente tiene que sufrir una transformación profunda si no quiere terminar con una medida que les ponga límites a sus pretensiones. Tarde o temprano por ese camino se volverá odiosa e incongruente con la verdadera expresión y creatividad, que es algo libre y no requiere tener que pagar para expresarse. Recordando a Vallejo, todo arte o voz genial viene de pueblo y va hacia él, y la música nuestra no puede ser manipulada, canalizada y administrada por quienes, al amparo de una ley, se hacen los dueños de todo lo que suena en nuestro país. Por último, si quieren cobrar, que lo hagan a las grandes empresas que pueden pagar, pero que eximan de hacerlo a los propios artistas populares. Si esto no cambia tarde o temprano esta ficticia bonanza, que produce solo infraestructura, pero no artistas, va a tener un triste final.

    La filosofía

    Señor Raymundo Casas:

    Nuevamente muchas gracias por sus palabras y por su actitud abierta y alturada. Creo que no debo dejar entonces sin respuesta sus interesantes observaciones. En realidad, dije que para mí la filosofía es como la poesía, mas, no queriendo dar a entender que ambas tengan el mismo fin o igual mecánica. El parecido que yo le encuentro es en lo creativo, es decir: en mi opinión, la filosofía es una obra creativa y personal, el producto del genio de un filósofo.

    En ese sentido discrepo con la idea de ver a la filosofía de la misma manera como se ve a la ciencia: como un cúmulo de conocimientos acumulativos. ¿Dónde radica la esencia de esta disensión? En que, según mi planteamiento, la filosofía no tiene por fin la búsqueda de una verdad (o de la verdad) sino el crear formas de vida placenteras o soportables para el ser humano, idear horizontes que le den sentido a su existencia de la cual él no tiene idea qué es hasta ahora. Por mucho que esta sociedad moderna haya puesto sus esperanzas en la ciencia (como antes lo hizo en el cristianismo) nada de lo que hemos hecho hasta el momento nos ha dado la respuesta definitiva acerca de quiénes somos y por qué y para qué vivimos.

    La filosofía sabe que la tal verdad no existe, que ello es un concepto que, como el horizonte, solo se alberga en la mente humana pero que, fuera de ella, es difícil que pueda darse. Esa verdad consistiría, teóricamente, en aquellas respuestas que tanto anhelamos, pero ello es un imposible. Y como se trata de un imposible (porque el planteamiento de por sí es errado) la respuesta que dan los filósofos no son otra cosa que consuelos, promesas de respuestas o de verdades.

    Por eso digo que la filosofía es solo creación: porque inventa soluciones aparentes que sirven de sostén a la vida humana hasta que su existencia en la Tierra se apague. ¿El filósofo será por esto un mentiroso o un cuentista? No, porque no hay un afán de mentir con intención de engañar. Ella actúa más como cuando la madre le cuenta un cuento a su criatura sabiendo que es falso, pero que eso le ayuda a vivir. El filósofo entonces elabora mundos posibles-imposibles para la humanidad, pero siendo consciente que esa falsedad es preferible a la nada, a la angustia vital, al desasosiego o al suicidio.  

    La vida, desde el punto de vista humano (no del animal) es un misterio, un ente neutral, un lienzo sin pintura. Solo se la puede soportar creando con ella mundos imaginarios donde supuestamente el humano encuentre su forma natural de ser (cosa que no existe pues si no sería otra vez un animal); y ese creador de esos supuestos mundos imaginarios humanos es el filósofo.

    Por lo tanto, pienso que la tarea del filósofo no es descubrir cómo es la realidad (pues eso solo le serviría al animal, no al humano) sino hacer de esa realidad la argamasa para elaborar un mundo suplente apropiado para el hombre. De esto es fácil deducir que el postulado evolucionista como origen de lo humano no encaja aquí, puesto que, si lo humano fuese el resultado de lo animal, entonces lo humano tendría que ser parte de esa animalidad, lo cual haría fácil satisfacerla simplemente con aplicar las leyes de la naturaleza.

    Sin embargo, el factor humano (que no tiene por qué ser exclusivo de lo simio o de lo antropoide, ya que se podría dar en cualquier otra especie no homínida) es más bien la negación de lo natural; se es humano en la medida que uno va en contra de lo natural, de lo propiamente animal. Oponernos a las leyes de la naturaleza es lo que nos hace humanos, y no tiene sentido que la misma naturaleza produzca seres que se vayan en perjuicio de ella misma, es decir, que la destruyan.

    Por eso es que creo que lo humano (que es más que nuestro cuerpo) no proviene de una evolución natural. Cualquier cosa que evoluciona viene de lo animal y va hacia ello. Pero el hombre viene de lo animal y llega a lo anti-animal, por lo tanto, su proceso de humanización no es producto de la animalidad sino de otro fenómeno que hasta ahora desconocemos. Prueba de ello son los millones de especies que han evolucionado antes y durante nuestra existencia y siguen siendo animales, con todos los cambios que han tenido. En cambio, el primer hombre, aun teniendo el cerebro más pequeño que el del chimpancé actual, ya era un humano en el pleno sentido de la palabra y fabricaba herramientas para reemplazar a su cuerpo.

    Respeto al evolucionismo en toda su magnitud biológica; en ello no le discuto nada. Pero el misterio del ser humano no se agota en su cuerpo. Para el evolucionismo lo humano es consecuencia de un proceso material que acaba en el hombre. Pero lo que yo veo es que lo humano empieza desde el primer día. El primer hombre que existió ya no era un animal sino un humano completo, en toda su dimensión y magnitud. Allí radica, creo yo, la diferencia: en cómo entendemos qué es lo humano. Y no estoy en la otra margen, o sea, en el creacionismo, pues muchos piensan que en este tema solo se da el dualismo: o es blanco o es negro, o se es evolucionista o creacionista. Esta forma de ver las cosas no es ni científica ni inteligente.

    Espero no dar con esto la impresión de ser un Cristóbal Colón del pensamiento. No se trata de eso porque, si se repara en lo que dije líneas atrás, para mí la filosofía es un proceso creativo que realiza un filósofo, un inventor de mundos sustitutos donde el hombre pueda vivir en una relativa paz con el consuelo de creer que está experimentando la verdad de su vida. Dentro de este esquema es válido entonces que yo invente mi mundo y mi propia visión de las cosas sin necesidad de acudir a otros para que apoyen lo que yo propongo. Al final podría pasar dos cosas: que se ignore mi propuesta (quizá lo más probable) por ser poco convincente o viable, o que, por alguna razón que desconozco, se crea conveniente que ella pudiera servir de sustento para diseñar una sociedad desligada de la tutela del pensamiento racional y occidental (y esto es algo que podría darse y no sería la primera vez en la historia, puesto que el cristianismo fue exactamente eso en sus comienzos).

    Por lo tanto, la filosofía puede ser desde un bonito y disparatado cuento para niños hasta, parafraseando a Kuhn, un nuevo paradigma que sirva para generar revoluciones al interior de sistemas-pensamiento fracasados, injustos, desfallecientes, obsoletos y decadentes. Soy de los que creen que este sistema, racional y occidental, ya no es, por muchas razones, viable para la experiencia humana, por lo que se requiere de una filosofía que trastoque lo más profundo de nuestras creencias y que nos lleve hacia formas de vida nunca antes vistas, cosa que implica la desaparición total del actualmente imperante. De este modo la historia, a diferencia de lo que quería Fukuyama, no se detendría y no sería ni más de lo mismo ni una sumatoria de conocimientos ad infinitum; sería más bien una serie de borrones y cuentas nuevas. Esa es para mí la historia del ser humano: un eterno volver a empezar.

    Censura

    Señor Sinchiruna:

    Seguramente usted recordará mis intervenciones en el blog El útero de Marita y de cómo mi discrepancia incomodaba mucho a los lectores y al mismo Ocram (Marco Sifuentes). Varias veces me insinuó que me retirara y que abriera mi propio blog, pero yo quería creer en el espacio democrático que este permitía.

    Finalmente sucedió lo esperado: ya no tengo acceso a ingresar mis opiniones. Lo lamento por varias cosas: primero, por la razón que le dije de creer que era una especie de ágora o plaza donde todos se juntan para decir lo que piensan, no solo los fans ni los más ilustrados. Luego, por aquellos que coincidían conmigo y podían así tener argumentos para entender ciertas cosas que no se suelen decir. También por el debate alturado que con algunos tuve oportunidad de llevar a cabo, cosa que igualmente me enriquecía en lo personal puesto que yo no lo sé todo. Y finalmente porque se quedaron muchas cosas sin que puedan responder, dando la impresión de haber abandonado la pelea y huido sin avisar.

    Por todo esto ruego a usted, que aún no ha sido censurado, les comunique a los miembros de esa comunidad que mi desaparición no obedece a mi voluntad sino a la del señor Ocram; y no se debe a mi forma de expresar ni por lo extenso de mis textos sino porque no se soporta la oposición cuando está bien

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