Historia viva de una revolución
Cuando todavía no corrían aires de libertad para las mujeres, ELLE supo avivar la brisa de cambio que ya se respiraba y soplar hasta ayudar a convertirla en un huracán imparable. Era el año 1945 y la sociedad se despertaba después de seis duros años de guerra. Pero en ese resurgir a la vida, el combate que había empezado a librar el colectivo femenino por sus derechos no era una prioridad para nadie, salvo para nosotras mismas. La mujer seguía siendo el complemento (indirecto) del sujeto masculino (singular y plural). Y como antes había levantado la moral de las tropas en la batalla, ahora se le pedía hacer lo propio con la sociedad patriarcal. El eslogan propagandístico ), promovido por Winston Churchill, dejaba poco lugar a la interpretación; aquella consigna era literal. Había que estar guapas por decreto, no por gusto, y ser fuertes (en eso no se equivocaban, lo llevamos de serie). El ambiente no era el más propicio para enfocarnos en nuestros propios deseos
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