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Desde mi celda nace como consecuencia de la pandemia que obligó a la población mundial a encerrarse en sus casas ante el tremendo pánico que la epidemia del COVID ocasionó. No ajeno a ello, el autor de este libro desarrolló en estas muchos de los temas aquí seleccionados, entre los cuales se pueden destacar dos principales: la política interna peruana, que conoció facetas muy oscuras y dramáticas, y la situación internacional, con reflexiones que van desde las filosóficas hasta asuntos geopolíticos que afectan la marcha de toda la humanidad.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 jun 2024
ISBN9798227578884
Desde mi celda
Autor

Luis Enrique Alvizuri García Naranjo

Luis Enrique Alvizuri García Naranjo (Lima, Perú, 1955). Publicista, filósofo, locutor, cantautor. Miembro de la Sociedad Peruana de Filosofía y de la Sociedad Nacional de Intérpretes y Ejecutantes de la Música, SONIEM.

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    Vista previa del libro

    Desde mi celda - Luis Enrique Alvizuri García Naranjo

    Desde mi celda

    Reflexiones de pandemia

    Luis Enrique Alvizuri

    Contenido

    Introducción

    El vizcarrato

    Por qué somos lo que somos

    El más vil de los oficios

    Los peruanos frente al espejo

    Las momias de Nasca

    El dinero de la reactivación

    Los empresarios y los ricos primero

    Lo que no podemos permitir el 2021

    ¿Por qué fracasó el modelo en el Perú? I

    ¿Por qué fracasó el modelo en el Perú? II

    ¿Por qué fracasó el modelo en el Perú? III

    ¿Fracasó el modelo o fracasamos los peruanos?

    Un buen modelo no depende de los políticos para que funcione

    Los modelos funcionan donde funcionan

    Si la prensa no cambia de manos el Perú no va a cambiar nunca

    Conclusiones sobre el modelo

    Otro mito que se derrumba: el del emprendedor

    ¿Tenía razón San Martín al proponer un rey para el Perú?

    Una población dedicada a la pequeña y mediana empresa

    ¿El diario El Comercio a punto de quebrar?

    ¿Cuál sería el modelo ideal para el Perú?

    Ningún modelo va a funcionar con un pueblo informal

    Bicentenario: nada que celebrar

    De tanto repetir que el Estado era ineficiente terminó siendo verdad

    SUNEDU: cuando la política se entromete en la educación

    Los que hicieron los Panamericanos van a hacer los nuevos hospitales

    ¿Realmente creímos que los únicos corruptos eran los otros?

    Sobre el desempeño del Estado

    La historia de Pedro

    Salud no es curarse: es una forma de vivir

    ¿Qué hacer con las obras hechas por la corrupción?

    Hemos cambiado brasileños por ingleses

    ¿Por qué los hospitales del gobierno van a ser elefantes blancos?

    No somos ni emprendedores ni aspiracionales: somos informales

    El síndrome Castañeda

    Así funciona el Perú

    En el conflicto Occidente-Oriente ¿dónde está el Perú?

    En el Perú la pandemia la pagan solo los pobres

    ¿Por qué los peruanos no podemos pensar por nosotros mismos?

    En el Perú el mejor Congreso es el que no existe

    ¿Podremos encontrar peruanos capaces de dirigir al Perú en el 2021?

    ¿Por qué los peruanos somos ladrones?

    ¿Por qué el Congreso nos parece siempre corrupto y ladrón?

    La corrupción con cambios del norte

    Perú, de historia de éxito a calamidad regional

    ¿Qué necesita el Perú el 2021?

    Corre, Celia, corre

    Sobre violaciones y sicosociales

    Los ricos son solidarios entre ellos, los pobres no

    Mientras caiga la monedita el mendigo nunca dejará de serlo

    ¿Necesitamos ingleses para construir el Perú?

    El Perú minero y agroexportador solo requiere del 15% de la PEA

    ¿Somos patriotas o patrioteros?

    ¿Por qué fracasó el gobierno de PPK-Vizcarra?

    ¿Qué derecha y qué izquierda tenemos en el Perú?

    ¿Por qué no podemos continuar con la prensa oficialista en el 2021?

    El caudillismo: el peor de los males en la política peruana

    Perú: un país minero-agroexportador, pero pobre

    El reto del Bicentenario: pasar de país minero a país desarrollado

    ¿Está preparado el Perú para la democracia? La respuesta es no

    ¿Tiene futuro el Perú? Sí, pero tenemos que hacer cambios radicales

    Uno de los más malos de nuestra historia: el gobierno de PPK-Vizcarra

    ¿Por qué no mejor nos vamos todos a vivir a los EEUU?

    Policiales y farándula: el rostro perverso de los medios de comunicación

    Hay muchas cosas que cambiar en el Perú, empezando por mí

    El pueblo peruano: ¿el peor de todos los pueblos?

    La desarticulación moral del país

    La improvisación e incapacidad producen campañas absurdas

    ¿Por qué los peruanos nos odiamos?

    El racismo es parte de nuestra identidad peruana

    Democracia es Congreso y no presidencia

    ¿Un ama de casa puede hacer patria? Chabuca Granda

    Basta de hipocresías: la raza es lo determinante en el Perú

    Solo tres de cada 10 peruanos viven bien

    Las empresas y los ricos primero

    La vacancia: ¿qué es lo que está en juego?

    En política no hay buenos ni malos. Solo es la lucha por el poder

    El grave peligro de que Vizcarra se quede

    Perú, la tragedia de andar siempre por el mal camino

    Peruano ¿por qué te dejas llevar siempre por el lado oscuro?

    No es Merino: cualquiera que denuncie la corrupción es un golpista

    Ahora las culpables son las mujeres por sus arrebatos y celos

    Fujimori, Toledo, García, Humala, PPK, Vizcarra: no aprendemos nada

    Crisis: qué nos dice la historia y la sensatez

    Alicia Maguiña: la otra gran mujer del Perú

    Vamos al problema de fondo: las elecciones del 2021

    El montesinismo sin Montesinos de nuestros días

    ¿Cuál es el trasfondo de las cosas en esta lucha por el poder?

    El problema de la vacancia

    Por qué sí bastó un video para sacar a Fujimori

    Por qué el Ministerio de Transportes es el objetivo principal

    El machismo nuestro de todos los días

    Un presidente secuestrado y con muchas deudas

    La maldición del presidencialismo en el Perú

    Lo siento, pero doble moral es inmoralidad

    ¿Cuál es el objetivo? Las grandes obras de infraestructura

    ¿Cómo será el gobierno que venga?

    ¿Habrá llegado la hora de Hernando De Soto?

    Los discursos de los candidatos: fisonomía y perspectivas

    ¿Qué tan seria es la candidatura de Forsyth?

    ¿Salvará roque al APRA?

    No pues, el Perú no es una empresa

    En el Perú no existe la democracia

    Incapacidad y corrupción: las dos características de la era PPK-Vizcarra

    Todos los candidatos son de la misma catadura

    El periodismo en el Perú

    Lava Jato: al final todo quedó en nada

    ¿Hay algún atisbo de esperanza para el 2021?

    Vizcarra se une a la triste lista de presidentes corruptos del Perú

    Radio Nacional: un reflejo de lo que es el Perú

    La (no confirmada) candidatura de Roque Benavides

    Caretas y el fin del periodismo en el Perú

    ¿Por qué los presidentes del Perú atacan siempre al Congreso?

    Perú: un país huérfano de referentes culturales, políticos y morales

    Las dos guitarras del Perú: Raúl García Zárate y Óscar Avilés

    La identidad es un problema de voluntad

    Quiénes somos

    El tema de la identidad

    ¿Hemos perdido por completo el sentido correcto de las cosas?

    Prosperidad falaz vs prosperidad real

    Lo que queda no es la moda, sino lo que realmente somos

    Nada más triste que saber que nos irá peor irremediablemente

    ¿Quién financia a la izquierda?

    Elecciones peruanas: el espectáculo del cinismo

    ¿Qué es ser políticamente correcto?

    Para que no haya corrupción quitémosles las obras a los políticos

    Credulidad

    ¿Por qué los peruanos no podemos producir ni ciencia ni filosofía?

    La izquierda de las ONG

    ¿Por qué los peruanos no somos inteligentes?

    Mi corrupto es mejor que tu corrupto

    La lucha por el Perú

    El papel de los medios de comunicación en el Perú

    El chantaje de los medios

    El Comercio y la nueva Constitución

    ¿Hacia la chilenización del Perú?

    El golpe a Merino

    Los gobiernos de transición suelen ser los mejores

    Las diferencias se empiezan a notar

    En democracia el gobierno lo eligen los votantes, no los manifestantes

    ¿Por qué la desesperación por sacar a Merino? Este es el plan

    El interregno Sagasti

    El poder ya no es la CONFIEP sino las ONG

    Que no se piense que ignoramos quiénes son los asesinos

    Vuelve el gobierno de Vizcarra, pero sin Vizcarra

    Solo quedamos nosotros para hacer la oposición

    Lo siento: no soy políticamente correcto

    Las movilizaciones populares

    La actual distribución del poder en el Perú

    ¿Por qué no funciona la democracia en el Perú?

    ¿Por qué el Partido Morado sí y el señor Merino no?

    ¿Son buenos o malos los medios de comunicación?

    Sagasti es solo el primer paso: el objetivo es el 2021

    Lo más indignante ha sido la manipulación de la juventud

    ¿Puede haber unidad en el Perú después de todo esto?

    ¿Por qué apoyo la marcha nacional contra los medios?

    Los enemigos de la patria: las ONG y los medios

    No entendemos qué es la democracia

    Definitivamente: es un complot internacional

    Aclaremos las cosas: ¿qué es ser caviar?

    ¿Por qué es necesario castigar a los medios?

    Recordando a Belaunde, el padrecito blanco

    No podemos crear mártires antes de conocer la verdad

    Es necesario un cambio radical en los medios de comunicación

    Lo que ni la izquierda ni los pulpines pueden ver

    La era macartista y de las SS del Perú

    La corruptización de la oposición

    ¿Qué significa para el Perú un gobierno de las ONG?

    El talante matonesco y fascistoide de los caviares

    ¿Caviar, izquierda, liberal, derecha? Aclaremos todo esto

    La izquierda que no es

    El nuevo poder en el Perú

    Virtudes y debilidades del nuevo gobierno caviar en el Perú

    El nuevo totalitarismo

    Esas leyes no me gustan, matatirutirulá

    Las ONG y la conquista de la juventud

    ¿Mayo del 68 o lima del 2020?

    Inventando una generación a la medida de Lava Jato

    Una unión que no existe

    ¿De quién es nuestro país?

    Camuflado detrás de los jóvenes Lava Jato obtiene un nuevo triunfo

    La invención de un bulo: la generación del Bicentenario

    ¿Qué buscan las ONG?

    Lo que se ve y se toca no es la realidad

    ¿El progresismo llegó para quedarse?

    ¿Es la policía la enemiga?

    La estrategia que se viene: elegir el mal menor

    La nueva clase privilegiada del Perú: las elites intelectuales

    Perú: 200 años de existencia de un país desgarrado

    Prensa basura

    El objetivo: destruir todos los partidos peruanos

    Ica: el derrumbe de una mentira

    Las marchas correctas y la generación del Bicentenario

    Por qué el servicio público no puede estar en manos de los privados

    No se puede gobernar al Perú desde el escritorio de una ONG

    ¿Es lo mismo agricultura que agroexportación?

    La toma del poder contra la ley tiene su precio

    Ni un estado totalitario ni uno ausente

    ¿Los trabajadores del Bicentenario?

    Sobre el cambio de Constitución

    El problema de Ica no es el salario sino el modelo

    El problema del Congreso

    El Comercio

    ¿Qué pasa en el Perú?

    La reactivación económica o más de lo mismo

    El plan de los caviares ¿funcionará?

    Las leyes ya no son las del Perú sino las de las ONG

    La sociedad civil o el ejército de los progresistas

    Se trata de la derecha progresista, no de una izquierda caviar

    El plan progresista

    Un plan preparado con anticipación

    Las reformas progresistas

    La agenda de las ONG

    Quien maneja los medios maneja los pueblos

    Mi papá quiere que sea presidente

    ¿El feminismo cura la pandemia?

    Las FFAA ya no defienden la patria sino a los ciudadanos

    Los nuevos seres superiores

    El Perú ha caído en manos del progresismo internacional

    No hacer nada no es hacer bien las cosas

    Del sueño de Bolívar al sueño de Soros

    Perú: el Líbano de américa

    Mentalidad de pobres

    El Estado: la única manera de alcanzar el desarrollo

    2020: el año nefasto

    El mundo

    El virus ¿tiene la culpa?

    ¿Debe volver a ser todo como antes?

    La pandemia y la ley del más fuerte

    Ni el petróleo, ni el narcotráfico, ni las armas: son las comunicaciones

    ¿Hay vida después de Occidente?

    El petróleo y lo que se viene

    ¿Cuál es el verdadero papel de la prensa?

    La guerra inevitable

    El otro tiene la culpa

    El maniqueísmo y la política

    ¿Es tiempo también de plantearnos otra forma de vida?

    La pobreza ¿es la falta de dinero?

    La libertad o la salud ¿qué es preferible?

    Se nos viene un nuevo mundo, pero ¿cuál será?

    Ciencia versus política ¿quién manda?

    EEUU vs ciencia

    Cristianos, judíos, comunistas, chinos: los culpables

    El liberalismo: sus virtudes y miserias

    EEUU, cuántos crímenes cometes en nombre de tu libertad

    Primeras conclusiones sobre las pandemias

    Los videos del pentágono ¿tampoco son prueba?

    Las inevitables guerras pos pandemia

    Todo cambia, nada dura para siempre

    China delenda est

    Hacia dónde va el mundo

    ¿Hay vida después de Occidente?

    Hollywood decide por ti

    Los países más poderosos son los más contagiados

    Los enemigos de la humanidad

    El futuro no pertenece a los globalistas, sino a los patriotas

    ¿Por qué todos tenemos que ser capitalistas o comunistas?

    Algunas observaciones sobre la pandemia que no debemos dejar pasar

    Protestas buenas vs protestas malas

    Solo la guerra salvará a EEUU

    Adiós al sueño americano

    El desborde popular en EEUU

    ¿Qué hacer después de la hecatombe?

    Acerca de los modelos

    El 5G y la guerra que se nos viene

    Todos los países poderosos son nacionalistas

    La libertad depende de en qué posición nos encontremos

    ¿La teoría sobre el origen extraterrestre es la más plausible de todas?

    EEUU, Inglaterra y Brasil: cuando la política se entromete con la salud

    China y la satanización del otro previa a la guerra

    ¿Es Occidente la cúspide de la humanidad?

    Nos están llevando de la nariz a una polarización peligrosa

    Ni capitalismo ni comunismo: solo nacionalismo

    Todo dogmatismo es malo

    Homosexuales sí; diferentes no

    Estereotipos

    Finalmente, EEUU ya es un país posmoderno

    ¿Qué tiene prioridad: la vida o la libertad?

    Solo un 11S salvará a Trump de la debacle

    Oriente: el eterno enemigo de Occidente

    Sin EEUU no habrá capitalismo

    EEUU: el juez del planeta

    El virus

    Las lecciones de la independencia de EEUU

    Las teorías de la conspiración ¿qué son?

    Nosotros los buenos, ustedes los malos

    Preparando al mundo para la Tercera Guerra Mundial

    Las pandemias nos recuerdan que no somos dueños del planeta

    La incapacidad de Occidente para ser juez de sí mismo

    Ciencia y tecnología: la lucha por el poder

    O destrucción total o la sociedad del híper control

    Occidente, sus fobias y sus guerras imperiales

    ¿Podría sobrevivir el capitalismo a la caída de EEUU?

    ¿Qué pasa con EEUU y el mundo? Ya nada será igual

    El avance de la ciencia y tecnología no son solo los videojuegos

    La cosmovisión occidental que nos domina

    La clase media cristiana norteamericana como medida de todas las cosas

    Si EEUU condena a Assange se disparará a los pies

    Aún no se sabe qué pasó el 11s

    La verdad oficial versus la verdad: ¿quién gana?

    Hacia dónde va el mundo

    Sobre las distintas formas de comunicación

    Igualdad no es ayudar al que es menos que tú, sino que sea como tú

    Los premios Nobel: las olimpiadas de la ciencia

    ¿Qué pasará en EEUU con los demócratas en el poder?

    El mundo está viviendo bajo «la sombra de una catástrofe nuclear»

    ¿Ha cambiado el mundo en estos últimos 50 años?

    El descubrimiento de América: ¿cómo tomarlo?

    EEUU: entre el americanismo y el capitalismo

    Los científicos, los nerds y el poder

    No señores, la pandemia nunca se irá

    Las guerras ¿por qué existen?

    Francia: ¿libertad de prensa o intolerancia?

    La venganza de los ignorantes

    Y ahora, a la conquista de Marte dice el astrónomo

    La famosa prueba científica para admitir a los extraterrestres

    ¿Qué viene después de Trump?

    Mientras china mira hacia adelante EEUU mira hacia atrás

    El ser humano ¿plaga o beneficio?

    La ilusión (o engaño) de que el pueblo tiene el poder

    Tiempos violentos

    ¿Qué es la derecha progresista o izquierda socialista?

    Enemigos del progresismo: derecha conservadora y partidos nacionales

    La mujer como principal factor para el avance del progresismo

    El nuevo poder mundial: la GAFAM

    Los ídolos del pueblo

    Maradona: un héroe moderno

    El último héroe

    El progresismo: la tercera fase del capitalismo

    Hacerte creer que tú decides

    La lucha por el control del planeta

    Hacia la dictadura mundial del progresismo

    Primera reforma progresista: culpar al hombre de la situación de la mujer

    Segunda reforma progresista: empoderar las opciones sexuales

    Tercera reforma progresista: eliminar las creencias religiosas

    Cuarta reforma progresista: el placer como objetivo de vida

    Quinta reforma progresista: rechazar las culturas y costumbres no modernas

    Sexta Reforma progresista: dosificar y prolongar la explotación de la naturaleza

    Sétima reforma progresista: desaparecer los países e identidades nacionales

    Las mujeres: la fuerza de choque del progresismo

    ¿Estamos ante una nueva revolución mundial?

    El feminismo: el caballo de Troya para destruir el mundo

    La nueva utopía totalitaria: el progresismo

    El objetivo de la vida: solo pasar buenos momentos

    Feminismo y homosexualidad: el nuevo rostro de la intolerancia

    ¿Netflix o la realidad? Va ganando Netflix

    Los Derechos Humanos: la nueva religión mundial

    Todas las balas apuntan a China y a Rusia

    Filosofía

    Los falsos dioses de hoy: 1° el dinero

    Los falsos dioses de hoy: 2° la ciencia

    Los falsos dioses de hoy: 3° los medios de comunicación

    Dios ¿ha muerto? I

    Dios ¿ha muerto? II

    Dios ¿ha muerto? III

    ¿Existe el mal? I

    ¿Existe el mal? II

    ¿Existe el mal? III

    La historia ¿un mito? I

    La historia ¿un mito? II

    La historia ¿un mito? III

    El impulso filosofante: un aporte a la filosofía

    En filosofía, como en la poesía, nada está dicho

    ¿Es posible vivir científicamente?

    ¿Acaso la filosofía es incapaz de afrontar un momento como este?

    La ética de los fines y la ética de los principios. ¿Cuál gobierna el mundo?

    No se puede hacer ciencia con la filosofía ni con el arte

    Karl-Otto Apel y el fundamentalismo occidental

    La ciencia ¿tiene dueños?

    El mito de la ciencia y tecnología en la modernidad

    La ciencia: ¿verdad o configuración constante?

    La ciencia al servicio del negocio de la salud

    El microscopio y los paradigmas de la ciencia

    ¿Por qué la ciencia no ha sido la respuesta que el ser humano esperaba?

    Las neurociencias ¿la panacea para los problemas humanos?

    ¿A quién sirve la ciencia: al individuo o al poder?

    El problema de la filosofía en el mundo contemporáneo

    Los peces de la pecera

    El problema de la existencia de Dios ¿un problema occidental?

    ¿Qué tan importante es leer libros para poder pensar?

    ¿Por qué los latinoamericanos no podemos filosofar?

    Los seres humanos somos religiosos, aunque no creamos en el Dios oficial

    La ciencia: ¿un pensamiento idílico o hechos concretos?

    ¿Es la ciencia la realidad o solo una interpretación de ella?

    El debate sobre la filosofía andina

    La ciencia: cómo queremos verla y cómo es

    El Evangelio ¿es aplicable?

    ¿Existe la verdad fuera de la mente del ser humano?

    La verdad natural y la verdad humana

    Pero ¿existe la historia?

    El humano ¿un ser divino o materia biológica?

    ¿Qué fue primero: el huevo o la gallina, el cerebro o la mente?

    La ilusión del conocimiento

    La era de la cerebrización de la ciencia

    El método científico y el fisicalismo pernicioso

    El filósofo ¿nace o se hace?

    La ilusión del progreso o el mono con metralleta

    Cada época define a su ser humano

    La ilusión del conocimiento

    ¿Por qué ni científicos, sabios y filósofos pueden salvar a la humanidad?

    Los tres tipos de creyentes

    ¿La ciencia necesariamente nos hace ateos?

    Introducción

    Desde mi celda nace como consecuencia de la pandemia que obligó a la población mundial a encerrarse en sus casas ante el tremendo pánico que la epidemia del COVID ocasionó. Esta tragedia, aún no aclarada en cuando a su verdadero origen y circunstancias, tuvo un saldo sumamente trágico que, hasta que no se crearon las vacunas, consternó y enlutó a miles de hogares, especialmente en el Perú, que ostentó el triste récord de ser el primer lugar en muertos por millón en todo el planeta. Fue en estas circunstancias que muchas personas tuvieron que recurrir a medios alternativos mediante los cuales poder comunicarse y dar a conocer sus ideas, siendo las redes las principalmente elegidas. No ajeno a ello, el autor de este libro desarrolló en estas muchos de los temas aquí seleccionados, entre los cuales se pueden destacar dos principales: la política interna peruana, que conoció facetas muy oscuras y dramáticas, y la situación internacional, con reflexiones que van desde las filosóficas hasta asuntos geopolíticos que afectan la marcha de toda la humanidad. Alvizuri, filósofo autodidacta, no escatima en juzgar los hechos desde una óptica lo más imparcial y personal posible, sin asumir alguna posición particular que lo incline hacia alguna de las partes. La gama de asuntos es, entonces, muy variada, y el lector puede elegir lo que más le interese de la obra la cual está dividida en dos tomos: el primero, que trata estrictamente del contexto político del Perú de ese momento, y el segundo, con análisis sobre una serie de cuestiones generales, aportando un punto de vista propio y original. Es un libro valiente e independiente que puede inspirar futuros trabajos sobre la especialidad.

    El vizcarrato

    Por qué somos lo que somos

    En el Perú, cuando alguien piensa por sí mismo (y pensar implica investigar, recopilar, deducir y especular) la reacción inmediata en las aulas, foros y congresos de filosofía (a los cuales he asistido muchas veces) es ¿Cuál es tu fuente, de dónde has sacado eso, por qué no citas?. Si ante ello la respuesta es Habermas, Rorty, Vattimo la academia peruana se tranquiliza y acepta la ponencia. Pero si uno comete el error de decir es mi producción propia entonces las risas estallan y los asistentes salen del salón diciendo otro loco más. Los únicos pensadores peruanos reconocidos como tales (Mariátegui, Miró Quesada y alguno otro) lo son porque asumieron el marxismo (el primero) o bien se llenaron de títulos y se relacionaron con los filósofos renombrados de la época como el segundo.

    Sé que muchos profesores que me lean fruncirán el ceño y dirán qué se cree este tipo, pero me remito a los hechos: todas las publicaciones de filosofía nacional versan únicamente sobre la filosofía hecha por otros, no sobre los autores mismos. Es que nadie publicaría una monografía, un ensayo o un libro en el Perú que no tuviera entre sus títulos palabras como Platón, Kant o Husserl, pues eso demuestra que el autor sabe de filosofía. Sin estas referencias se trataría solo de un disparate de alguien que cree que, por él mismo, y sin seguir alguna escuela o corriente anglosajona o alemana, puede llegar a filosofar.

    Pero esto que pasa en el cerrado y limitado (subdesarrollado) mundo de la filosofía local pasa también en el de la ciencia (y diríamos peor, puesto que a la dependencia mental se unen las enormes carencias materiales que imposibilitan hasta el más mínimo experimento). El Perú carece de científicos: solo hay profesores de ciencia, que no es lo mismo. Cuando alguien busca una opinión científica tiene que llamar a la UNI para ver qué académico puede informar sobre lo último de la ciencia que ha leído en un libro o ha adquirido en algún congreso internacional. El único científico reconocido del país, Modesto Montoya, es más un personaje mediático que un referente de ciencia, alguien que no está ubicado en el medio internacional (la NASA) para ponerse al servicio de la verdadera ciencia occidental.

    Podríamos seguir mencionando de todas las especialidades y actividades del país y repetiríamos lo mismo: los escritores y poetas solo imitan a los escritores famosos extranjeros, los futbolistas juegan como en Europa, los políticos repiten como monos los discursos de los políticos foráneos (y hasta bajan por completo de Internet sus propuestas de ley sin siquiera adaptarlas al Perú), los economistas solo viven adecuándose a lo que dicen sus colegas occidentales, los religiosos tienen todos sus sedes en los países desarrollados, los cantantes son solo imitadores de lo que está de moda en EEUU y en fin: un largo etcétera de dependencia mental total. Con todo esto la explicación de por qué somos pobres, por qué somos fallidos, por qué somos dependientes y enfermos, con una población infantil deficitaria, cae por su peso: todo empieza por nuestra mente, y nuestra mente no es nuestra: es solo un papel en blanco donde otros escriben por nosotros.

    El más vil de los oficios

    Resulta irónico que haya sido uno de sus más ilustres directores, Don Luis Miró Quesada de la Guerra, quien haya sentenciado la actual situación del diario El Comercio con su famosa frase: El periodismo puede ser la más noble de las profesiones, o el más vil de los oficios. Hoy nada más vil en el Perú que contemplar en lo que se ha convertido: en un vocero del gobierno, pero no solo de este gobierno (gran error) sino de todos (menos el de Velasco). ¿Acaso no recordamos las alianzas que tenía siempre El Comercio con los gobiernos de Belaunde, García, Fujimori, Toledo, Humala y PPK, por citar solo los más recientes? Los jóvenes no lo saben, pero algo como Lava Jato jamás hubiera podido haberse dado sin la venia y contubernio de la familia Miró Quesada más los Mohme, los Delgado (RPP) y el grupo Expreso.

    Los gobiernos en el Perú pasan, pero los dueños de los medios quedan. Y no solo eso: son ellos los que deciden qué está bien y qué está mal en el Perú. Son ellos los que presionan o empujan a los presidentes, los que inclinan las encuestas, los que finalmente obligan a los jueces a juzgar de acuerdo a sus intereses. Hoy este grupo (que tiene mucho que responder ante la historia) atraviesa una crisis económica. De no ser por Vizcarra y la anulación de la Ley Mulder ya estarían vendidos. Ahora, todos lo sabemos, dependen exclusivamente del gobierno y de su rescate para sobrevivir. Pero ese rescate (de millones de dólares) que necesitan no es gratis: depende únicamente de cuán bien defiendan y apoyen al gobierno de turno, como siempre lo han hecho.

    Demás está decir que este llamado cuarto poder es, en países pobres e ignorantes como el nuestro, el primero. Porque el pueblo peruano es inculto, no lee más que titulares y ve televisión, y todo lo que la prensa dice es la verdad para las masas. Tampoco tienen otra fuente de información. La mayoría no entra a las redes y, quienes lo hacen, también demuestran que su nivel cultural es tan bajo como el de la mayoría. Son muy pocos de los que ingresan a ellas quienes tienen una inteligencia normal o promedio; la mayor parte es gente que se alimenta también de la prensa chicha internacional.

    Estamos en un momento de coyuntura donde muchas cosas podrían y tendrían que cambiar, empezando por el dominio de estos sátrapas que figuran como periodistas, quienes representan todo lo malo que arrastramos de nuestro pasado: desde el régimen colonial, pasando por el feudalismo terrateniente hasta la república de los dictadores y aristócratas llegando a la corrupción de Lava Jato. Eso y mucho más representan El Comercio, los canales de televisión, así como La República y RPP. Su desaparición o su venta significaría, sin ninguna duda, una verdadera revolución para bien del Perú, pero eso es algo que, por ahora, es difícil que ocurra.

    Los peruanos frente al espejo

    No señores, no es Vizcarra el culpable de la ineptitud, improvisación, corrupción y falta de capacidad e inteligencia para manejar el país: es culpa de la peruanidad. Sé que a muchos patrioteros futbolísticos que cantan a todo pulmón Contigo Perú les va a parecer ofensivo y hasta traidor, pero es la cruda verdad, tal como cuando nos la dicen los médicos ante un diagnóstico desalentador. Y la verdad es que lo que se ve en las calles, plazas, hospitales y en Palacio de Gobierno, verdaderas tragedias que dan lástima, no es invento de este sustituto de presidente, un pobre hombre víctima de las circunstancias y que no está a la altura de nada importante en esta vida.

    Todas estas desgracias que vemos a diario en nuestra sociedad son obra y responsabilidad exclusiva de nosotros mismos, los peruanos, sin exceptuar a empresarios, sacerdotes o intelectuales. Todos actuamos de manera informal, todos carecemos de iniciativas y de originalidad y vivimos tratando de nacionalizarnos en otro país para salvarnos de la desgracia de ser quienes somos. Solo así se explica todo lo que nos pasa, donde, a pesar de tener harto dinero en las arcas de la nación, no somos capaces de comprar de manera adecuada un simple lote mascarillas; donde todos los organismos públicos devuelven más del 50% de sus presupuestos porque no han podido gastarlos como debe ser.

    Tampoco es culpa de los políticos, como dice la gente que solo lee titulares o ve televisión. Culpar de todo a los políticos es caer en el lugar más común de la historia donde se responsabiliza de todo a los que gobiernan sin ver cómo somos nosotros, la sociedad, en realidad. La suciedad en que vivimos, la ilegalidad que practicamos en casa y en la calle, no viene de las órdenes de los ellos sino de nuestra propia mente y alma corrompidas desde nuestra remota infancia. ¿No nos gusta ser peruanos? Pues aceptémoslo. No en vano somos uno de los países más pobres de Latinoamérica, y la pandemia no hace más que desnudar nuestra realidad.

    Algunos dirán pero el ceviche, la selección, el pollo a la brasa, Machu Picchu tratando de insinuar que somos grandes. Pero solo la ridiculez nos hace pensar que un plato de comida compensa todas las carencias de un país mal hecho, mal formado, mal llevado, podrido hasta el tuétano, pero por su propio pueblo. Cualquiera en el lugar de Vizcarra hubiera hecho lo mismo o peor; no nos engañemos. Criticar es fácil, pero si poníamos a otro en su lugar no hubiera ido más allá simplemente porque así somos los peruanos. ¿La solución? Un cambio radical, incluso hasta de nombre y apellido. De no hacerlo estaremos condenados a desaparecer como nación absorbidos, ya sea por el Comando Sur de EEUU (al estilo Puerto Rico), o por Chile, a quienes no les quedará otra cosa que cargar con un pueblo ya degradado y envilecido.

    Las momias de Nasca

    El día domingo 31 de mayo se difundió un especial en History Channel 2 sobre el curioso hallazgo de las momias de Nasca (cuya autenticidad hasta ahora no se ha podido comprobar). Pero lo que más nos impacta a los peruanos no es la posibilidad de haberse descubierto en nuestras tierras un misterio para toda la humanidad sino, más bien, cuál es el verdadero interés que tenemos en el Perú con respecto a nuestro pasado y, en general, sobre nuestra cultura. El tema es que los supuestos investigadores extranjeros quisieron recurrir numerosas veces al Ministerio de Cultura, que es el encargado de velar por nuestro patrimonio arqueológico, y en todas las oportunidades se desnudó la pobreza y el abandono en que, en esta materia, nos encontramos. Nunca fueron recibidos.

    Porque, tal como vimos, no son suficientes las cartas que uno envíe a dicha entidad puesto que no las van a contestar. Tampoco sirve acudir a sus oficinas a denunciar un hecho o un descubrimiento portentoso: nadie va a recibir al descubridor y, por el contrario, lo van a sacar a la fuerza porque hace perder el tiempo a los funcionarios. Menos aún el solicitar una cita previa con el ministro (pues ellos viven en el cielo y jamás bajan a tratar con los mortales) quien siempre está ocupado o está de viaje. Recuerdo que la última vez que estuve en sus instalaciones con una delegación del Colegio Médico del Perú para ver un asunto del Vice Ministerio de Interculturalidad no tenían sillas para sentarnos.

    Pero eso sí: pídeles que gasten miles en cócteles de lujo para agasajar a sus embajadores amigos y pagarán el buffet más caro posible. Allí el dinero sobra cuando de viajes, publicaciones y gastos de representación se refiere. Sin embargo, cada vez que algún irresponsable incursiona ilegalmente en las líneas de Nasca la excusa por no poder evitarlo es no tenemos dinero para los guardianes. Durante la gestión de la ex ministra Diana Álvarez Calderón se gastaron cientos de millones en construir ese elefante blanco llamado Museo de Pachacámac, que carece de garantías técnicas, pero que ha servido para que muchos de los allegados se repartieran cada uno una buena tajada del presupuesto.

    Es decir, dicho Ministerio de Cultura de cultura no tiene nada, pero sí de plata a manos llenas para quienes son los cercanos al gobierno de turno que lo utilizan solo para tener un trabajo y un buen ingreso. Y es que a los gobiernos del Perú solo les interesan las grandes obras que dan plata a los empresarios y funcionarios (tipo Lava Jato), pero con la cultura no hay mucho que ganar, por eso la arrojan al rincón del olvido. Y después nos quejamos que los peruanos no sabemos apreciar nuestro arte. Pues ahí está la causa: el total abandono y desprecio a todo lo que significa cultura.

    El dinero de la reactivación

    El año 2021 va a ser muy malo para el país. No solo por los efectos nefastos de la pandemia sino por las consecuencias económicas que nos va a dejar. El Perú va a estar muy cerca a como estuvimos después de la segunda guerra con Chile (la Guerra del Pacífico). Los niveles de vida van a retroceder a cifras del siglo pasado, la pobreza va a volver (en el más optimista cálculo) a lo que era hace 50 años y la clase media recién ascendida retrocederá a donde estaba antes de haber crecido. Esa va a ser nuestra realidad muy a nuestro pesar.

    Mientras tanto en Europa ya se acordó repartir a fondo perdido (o sea, regalar) más de 700 mil millones de euros entre todos los países para reflotar sus economías. Es decir, no les van a prestar para devolver, sino que les van a dar el dinero para que lo usen como lo necesiten para no quebrar. Sin embargo, en el Perú, a pesar de haber pedido un préstamo de 11 mil millones de dólares al FMI, lo que se va a hacer es prestar el dinero para pagar después de un año con un interés bajo. Pero no es a fondo perdido porque se les va a obligar a devolverlo a las pequeñas y medianas empresas, con las obvias ganancias de los bancos intermediarios. En pocas palabras, a los ricos les van a dar todo el apoyo; a los pobres les va a costar su esfuerzo el sobrevivir y el levantarse.

    Se rumorea que ya a las grandes empresas se les ha dado lo que necesitan para su reactivación (no menos de 10 millones a cada una) lo que nos deja como conclusión cuál va a ser el destino que nos queda a los 33 millones de ciudadanos del Perú: esperar hasta el último día para recibir unas migajas al crédito. Y difícilmente las grandes compañías van a devolver un centavo pues darán largas y dirán que están en quiebra. Y todos sabemos lo fácil que es para ellas no pagarles nada a la SUNAT (las primeras 200 empresas del país deben a la SUNAT y todas han judicializado esas deudas, lo que significa que tomará años para que el Estado les cobre algo, si es que les cobra, tal como pasó con Telefónica que hasta la fecha sigue debiendo 2 000 millones de soles).

    Es triste decirlo, pero esto es lo que pasa en el Perú, en nuestro Perú, y no se trata de Vizcarra o de Keiko Fujimori, sino que, sean quienes sean los que suban al poder, harán lo mismo. ¿Por qué? Porque los peruanos, aparte de carecer de educación política, hemos sido formados desde niños para vivir con y para la corrupción, por eso es que todo aquel que obtiene un cargo público ya sabe que lo hace para robar; y todos los que votamos por él igualmente lo sabemos y aspiramos o soñamos con estar en su lugar. O cambia el país totalmente o nos quedamos en lo más profundo del hoyo en el que ya estamos.

    Los empresarios y los ricos primero

    Si la salvación de esta pandemia fuera como el hundimiento del Titanic el gobierno hubiera dicho: Las mujeres y los niños primero. Pero lamentablemente el Perú no es un trasatlántico sino un pobre e infortunado país al que nunca le tocan los números premiados. El gobierno lo primero que ha hecho en su plan Reactiva Perú ha sido darles miles de millones a las grandes empresas y bancos para que estos no pierdan y así pasen felices la pandemia. Este dinero, como hemos de imaginar, difícilmente será devuelto puesto que se licuará entre las deudas impagas a la SUNAT y las declaraciones falsas de quiebra que hacen todos los grandes grupos económicos.

    Viene ahora la segunda etapa en la que le van a prestar plata a los empobrecidos pequeños y medianos empresarios. Mientras que en Europa van a regalarles el dinero (a fondo perdido) por un monto de 700 mil millones de euros y en EEUU lo mismo, pero en una cantidad mayor, en el Perú no se regala un centavo sino que se presta con un bajo interés, de modo que al final ni el Estado ni los bancos van a perder sino que ganarán alguito con la necesidad del país. Es otra mentalidad, otra idea de lo que es una nación y lo que son los seres humanos. En los países ricos se gobierna sobre personas con derechos; en el Perú se lo hace sobre individuos que, ante el Estado, no valen nada.

    Y esto nos revela algo que hay detrás de todo esto: el modelo. Hay un grupo de empresarios que están muy preocupados porque este sea modificado o cambiado. ¿Por qué a los que más tienen les interesa tanto que el modelo perdure? La respuesta es muy sencilla: porque este modelo es monetarista, economicista, o sea, lo que produce es dinero, pero no desarrollo ni menos progreso para el pueblo. No es lo mismo tener plata que tener salud, educación y servicios. Por ejemplo: de vez en cuando se halla a un mendigo muerto en su pobre covacha; al rebuscar entre sus miserias se encuentra una montaña de dinero. ¿Qué quiere decir esto? Que el dinero no sirve de nada si no se lo emplea de la manera correcta. El Perú, gracias al modelo, ha acumulado un fondo de reserva de 70 mil millones de dólares que no nos sirvió de nada en la pandemia, cuando más lo necesitábamos.

    Hoy el gobierno nos ha endeudado con el FMI por un monto de 11 mil millones de dólares como si no tuviésemos un centavo guardado, como si los ministerios y organismos públicos no devolviesen cada año la mitad de sus presupuestos por no saber gastarlos. ¿Más dinero para quienes no lo saben utilizar? No tiene sentido. Al final esa masa monetaria solo va a servir para que unos cuantos se la repartan y el país vuelva a ser lo mismo que ha sido siempre. Este es el modelo: una forma de gobernar que produce dinero solo para algunos en medio de la pobreza, abandono y muerte para todos.

    Lo que no podemos permitir el 2021

    El año 2021 será un año terrible para el Perú. Millones de desempleados recorrerán las calles y plazas vendiendo lo que sea, hasta a ellos mismos. Miles de jóvenes preferirán irse o dedicarse a las diversiones y las drogas sanas e insanas en vista de la ausencia de trabajo. Muy pocas personas adquirirán productos que no sean de subsistencia. Los sueldos caerán al más bajo nivel de la historia. Incluso habrá gente que trabajará gratis con tal de hacer algo. La gran pregunta que nos hacemos es ¿quiénes van a estar al frente del país en este momento trágico y a la vez urgente? Si la respuesta es un militar retirado acusado de asesinato, un jugador de fútbol farandulero, un actor de telenovelas o un dirigente de un grupo religioso entonces estamos fregados.

    Porque grupos como El Comercio ya están preparando al próximo presidente del Perú extraído de las canteras de la televisión y de entre los amigos del cómico Chibolín. Como el gobierno ya les dio sus millones para sobrevivir, lo único que les interesa es que el que venga siga exactamente en lo mismo: dándoles obras a empresas como Graña & Montero, JJC y a otras socias de Odebrecht con el único objetivo de construir, construir y construir. Porque construir es el negocio. Hacer puentes, carreteras, hospitales, colegios por doquier es lo único rentable en el Perú. El problema es que esos puentes se caen, los hospitales no tienen implementos ni médicos y los colegios no cuentan con agua, luz ni Internet.

    Pero eso no les importa a las constructoras. Para ellas el 99% del dinero del Estado debe estar dirigido a la construcción, porque detrás de cada obra hay miles de millones que van a parar a las manos de los privados y públicos que las promueven y las financian, pero con la plata de todos los peruanos. En el país existe más de una decena de hospitales que, por no estar acondicionados, no sirvieron para nada durante la pandemia. Es que el negocio no es que las obras funcionen sino solo construirlas, ganar las licitaciones y repartirse las coimas. Si caemos en la desgracia de votar por esos que los medios quieren (Urresti, Forsyth, Del Solar o Chibolín) nuestro país estará listo para entrar en el caos y la subversión será inevitable ante la incapacidad y corrupción que estos personajes traerán consigo.

    ¿Por qué fracasó el modelo en el Perú? I

    Los resultados de la pandemia, al margen del manejo que de esto haya hecho el gobierno de turno, nos revelan una verdad que ya no podemos soslayar: que el modelo neoliberal de Thatcher-Reagan, impuesto por el FMI durante el gobierno de Fujimori, ha sido un fracaso. Pero vamos a ver por qué. En primer lugar, un modelo económico tiene un fin máximo que es procurar el desarrollo integral de un país, es decir, su objetivo es elevar los índices de los valores de una sociedad en cuanto a su forma de vivir y de evolucionar. En ese sentido, un modelo exitoso es aquel que, luego de un tiempo prudencial de aplicación, demuestra que la población ha mejorado y superado sus necesidades y ambiciones con respecto al pasado.

    Pues bien, haciendo una análisis somero de lo que ha ocurrido en el Perú, y viendo que en tan solo dos meses el país ha colapsado —empezando por la salud, pasando por el trabajo y la educación— es obvio que el modelo neoliberal que hemos tenido durante más de 30 años no logró sus supuestas metas que implicaban haber generado un mejor sistema de salud público, una educación escolar de calidad y que sirviera de soporte a las diversas emergencias que el país suele sufrir con frecuencia desarrollando una estructura laboral pública y privada segura que resista tropiezos como este.

    Una simple pandemia, que en los países desarrollados ya está siendo aliviada mediante medidas eficientes y lógicas, trajo abajo tres décadas de cantos y alabanzas falsas y efímeras en las que el Perú era la estrella de América, el país que supuestamente había alcanzado los más altos índices de crecimiento, incluso mayores que EEUU y Europa juntos, según rezaban los titulares de los diarios. ¿Qué pasó? La respuesta se puede resumir en una frase: el modelo que nos impusieron es monetarista, o sea, produce dinero, mucho dinero, tanto para las empresas como para el Estado. Alcanzó a juntar 70 mil millones de dólares de reserva para momentos de emergencia (como este) pero que, como vemos, no sirvieron de nada.

    Porque el desarrollo real no es acumular millones como aquel loco que mete billetes en el colchón mientras no les da de comer a sus hijos. El dinero es útil sí y solo sí este sirve para crear las infraestructuras y los sistemas que permitan que toda la población se sostenga sobre ello. Y eso no fue lo que sucedió. Las grandes empresas ganaron mucho dinero (el boom de la gastronomía así lo demuestra) mientras que los gobiernos se dedicaron a Lava Jato, a hacer obras sobre dimensionadas sin sentido solo para lucrar personalmente con ellas (decenas de hospitales, puentes y carreteras se construyeron, pero sin ninguna planificación ni sostenibilidad). En pocas palabras, el modelo no se hizo para el crecimiento del pueblo sino para la ganancia de unos cuantos y ahora estamos pagando las consecuencias.

    ¿Por qué fracasó el modelo en el Perú? II

    1º SALUD

    El modelo neoliberal implementado en el Perú propone que el mejor sistema de salud para una población es el privado. Pues bien, se dio carta libre a que las clínicas fueran un negocio lucrativo y rentable con la idea que aparecieran por todo el territorio miles de ellas. Al haber tantas los precios bajarían y todos, con poco dinero, accederíamos a sus servicios y grandes beneficios (ya que por el solo hecho de ser privadas se supone que son mejores en todo). Pero ¿qué pasó en la práctica? Que quienes invierten en la salud como un negocio apuntaron a un público objetivo AB superior, que cuentan con los más altos ingresos, y es a ellos a quienes se dedican. Pero las otras clínicas dirigidas a los pobres se convirtieron en una estafa donde vendían la palabra clínica como mejor que un hospital pero sin ofrecer la calidad esperada. Por otro lado, los hospitales se convirtieron en un negocio, pero solo como construcción, sin implementarlos, pues de lo que se trataba era de hacer plata mediante el sistema Lava Jato, cuyo fin era únicamente ganar dinero a costa de poner ladrillos y cemento donde sea.

    2º EDUCACIÓN

    Se adujo que la privatización traería una elevación de los índices de educación en el Perú. Luego de 30 años de universidades y colegios privados el resultado es que los nacidos bajo ese criterio son solo negocios cuyo principal interés es el lucro, ganar dinero, pero brindando el servicio mínimo para justificarlo. La estrategia que siguieron fue invertir en infraestructura para atraer a la gente con las apariencias de grandeza y modernidad, pero al interior de los amplios y cómodos salones solo había pura mediocridad (pues el gasto en calidad de enseñanza era el menor posible). El nivel fue sumamente bajo, pero se ganó mucho dinero y hoy la educación peruana se encuentra en los últimos puestos de Latinoamérica. Al igual que con los hospitales públicos, en los grandes colegios nacionales solo se gastó en arreglar las fachadas en función a las ganancias que ello representaba para las constructoras ligadas a los gobiernos.

    3º TRANSPORTES

    El modelo aducía que se podía suplir eficientemente con capital privado a todas las empresas de transporte del Estado. En el caso de las líneas aéreas, se entregó los cielos a empresas que, ante el más mínimo problema, terminaron quebrando, dejando al país sin poder llevar ayuda y medicinas cuando las emergencias lo requerían. Quedó solo el monopolio de una sola línea extranjera que impuso sus reglas, no permitiendo el ingreso de ningún tipo de competencia. En cuanto al transporte terrestre, las empresas privadas buscaron solo las mayores ganancias y coparon, mediante privilegios otorgados, el mercado más rentable, dejando en el caos y la desregulación a las zonas más pobres y populosas que cayeron en manos de las empresas informales que ofrecen el peor de los servicios.

    ¿Por qué fracasó el modelo en el Perú? III

    4º TRABAJO

    El modelo proponía que para el Perú era bueno no tener un compromiso laboral estable con nadie, como en EEUU. La diferencia es que allá eso funciona porque, a los que están desempleados, el Estado les asigna un ingreso y les busca un trabajo. En el Perú se obvió este aspecto y se dejó a la buena de Dios a los trabajadores. Solo los mejores resistirían y el empleador no prescindiría de ellos. Pero estos suelen ser únicamente unos pocos; la gran mayoría resultan prescindibles. Eso hizo que se redujese al mínimo los salarios y que los trabajadores aceptaran cualquier tipo de condiciones con tal de mantener el puesto. A esto se sumó que no se crearon fábricas ni nuevas empresas que requiriesen de mano de obra calificada. Con los años la cantidad de jóvenes aspirantes al mundo laboral ha ido creciendo geométricamente, mientras que las necesidades de personal se han reducido cada vez más. Al no haber un incremento de oferta de trabajo el subempleo y desempleo masivo ha llegado al 80% de la PEA, creándose así la informalidad que existe en el país la cual ni tributa ni produce nada importante ya que es solo una economía de subsistencia.

    5º AGRICULTURA

    El modelo consideró al agro como un negocio y como una fábrica natural de productos, de modo que entregó las más grandes y mejores tierras a manos del gran capital quien invirtió en producción industrial, en su mayoría para consumo no humano. Con ello millones de campesinos se vieron imposibilitados de hacer otra cosa que no fuera una agricultura de autoconsumo con una venta a precios mínimos en el mercado, haciendo que toda la masa de pequeños agricultores se empobreciera mucho más y migrara a las grandes ciudades a formar parte del ejército de desempleados e informales. Además, la agroindustria adoptó el sistema de empleo a destajo, copiando el sistema de maquilas estadounidense que apenas permite la subsistencia de los trabajadores. Al final, la agricultura peruana se ha convertido nuevamente en un asunto de latifundios que no ha resuelto el problema del desarrollo de la población.

    6º CIENCIA Y TECNOLOGÍA

    La privatización de la educación que propuso el modelo hizo que esta tuviera como objetivo el ganar dinero brindando enseñanza, pero el problema es que se ha mantenido el esquema de repetición de todo lo ya sabido sin ningún esfuerzo por desarrollar el proceso de investigación científica. A resultas de ello, las universidades privadas invierten casi todo su capital en infraestructura para atraer y albergar a más clientes pagantes, sin destinar nada o casi nada a las ciencias, de ahí que a los educandos solo les interese el estudiar únicamente en vías a obtener la titulación, el cartón, para la búsqueda de un empleo. De modo que la educación es vista en el Perú solo como un requisito necesario para el desempeño laboral haciendo que las instituciones educativas se centren en abastecer exclusivamente dicha necesidad.

    ¿Fracasó el modelo o fracasamos los peruanos?

    En este tiempo triste y desgraciado de pandemia, donde tenemos después de Brasil y México los peores resultados en salud, la pregunta que todos los peruanos nos hacemos es ¿hemos fracasado nosotros o el modelo de país que hemos estado siguiendo? Porque ¿cómo es posible que tengamos una salud pública hecha un desastre contando con más de 70 mil millones de dólares acumulados de reserva sin poderlos usar o bien sin saber usarlos? ¿Cómo es posible que en solo dos meses el sistema se haya venido abajo y la pobreza haya regresado a lo que era hace 30 años? ¿Qué pasó, por qué construimos sobre arena y no sobre tierra firme?

    Yo no creo que 33 millones de peruanos seamos todos brutos y corruptos. El país que hoy tenemos no puede ser así solo porque los peruanos somos sucios y desaseados, porque no sabemos respetar la ley y ni hacer colas. Yo creo que la causa está en que elegimos mal un modelo que echó al tacho la buena inversión pública y que todo lo dejó en manos privadas que produjeron Lava Jato, un sistema que consideraba que el Estado era corrupto e ineficiente y que, por lo tanto, podía aprovecharse de él. El haber convertido al Perú en un terreno libre para la explotación y el enriquecimiento de unos cuantos nos está pasando la factura.

    Yo sí creo en el Perú, creo en su gente, creo en sus creencias y en sus costumbres, en sus sueños y esperanzas. Pero el rumbo que este barco ha tomado nos está llevando a un naufragio. Ya las lluvias del año pasado nos decían que algo funcionaba mal, que el modelo privatizador no estaba preparado para soportar una desgracia por cuanto su objetivo era solo hacer dinero y que ello no es función del Estado. Ahora, con la pandemia, todo ha quedado al descubierto: lo único que se hizo en materia de salud pública fueron hospitales porque era un negocio gastar en ladrillo y cemento, pero ninguno fue implementado para que funcionara óptimamente. Todo se dejó en manos privadas para quienes la salud no es otra cosa que un negocio como cualquier otro.

    Perdimos nuestros cielos y ahora no podemos tener un solo avión que lleve medicinas donde más se lo necesita. La empresa privada que monopoliza el negocio no puede hacerlo porque pierde plata. El Perú se quedó atado de pies y manos. Y luego seguramente vendrá el cierre de las telecomunicaciones porque también está en manos privadas y así sucesivamente. Nuestro país, lleno de gente pujante y hermosa, viaja a la deriva sin una hoja de ruta y sin ninguna planificación ni mañana; solo a donde vayan el apetito y los intereses de unos cuantos. ¿Es este el país que queremos? Yo pienso que no. Ya basta de este modelo que no nos dejó nada. Ya es hora que busquemos cuál es la camisa que nos queda, cuál es el Perú que deseamos dejarle a nuestros hijos.

    Un buen modelo no depende de los políticos para que funcione

    La gente más versada en economía que ha opinado sobre el modelo que actualmente nos rige ha dicho que es bueno, pero los peruanos no lo hemos sabido aplicar correctamente. O sea, le echan la culpa a los políticos corruptos sin darse cuenta que a ellos los elegimos los ciudadanos, por lo que entonces el modelo no funciona porque haya políticos corruptos (que en todas partes los hay) sino porque el pueblo elige a esos políticos corruptos. En conclusión, es el pueblo, y no los políticos corruptos, el responsable de que el modelo no haya funcionado como debía ser, según las opiniones vertidas por los especialistas.

    Por otro lado, hay quienes dicen que los que lo heredaron no lo hicieron bien como sí lo hicieron quienes lo crearon. Pero se olvidan que sus actores fueron los de FMI que lo impusieron, y que los primeros en aplicarlo fueron los fujimoristas, que dieron inicio a la era más corrupta de la historia del Perú, la cual fue continuada por Toledo, García, Humala, PPK y ahora por Vizcarra, gobernantes que solo han seguido haciendo exactamente lo mismo que ya hacían Fujimori y Montesinos.

    Es decir, desde un inicio el modelo se viene aplicando tal como lo hacía Fujimori, y fue ahí cuando Lava Jato se instaló en nuestras tierras. El modelo sirvió de maravillas para que todos estos gobiernos tengan la excusa perfecta para invertir en obras y construcciones para llevar el desarrollo y así hacer ricos a los grandes grupos económicos (Graña Miró Quesada, etc.) quienes, obviamente, no quieren que este cambie nunca ni que se modifique en lo más mínimo.

    En conclusión, el argumento que un modelo no es malo, sino que lo aplican mal los políticos corruptos sirve para justificar también cualquier modelo como el comunista (que fue mal aplicado por los políticos corruptos) o para otro que no funcione, como podría ser el de Sendero el cual, según los que defienden la teoría del modelo mal aplicado, sería algo bueno si lo aplicaran políticos no corruptos. O sea, lo que están diciendo sin darse cuenta es que un modelo es bueno si lo manejan buenos políticos. En ese caso un gobierno nazi podría ser muy bueno si sus líderes fuesen políticos no corruptos. La realidad es que hay modelos buenos, otros que funcionan para algunos y para otros no, como también hay modelos malos que no funcionan para nadie, así lo apliquen políticos no corruptos.

    Los modelos funcionan donde funcionan

    Hay muchos modelos de gobierno y desarrollo en el mundo, pero nuestra ignorancia política nos hace creer que solo hay dos: el capitalismo y el comunismo. Sin embargo, la mayoría de los realmente existentes no son ni lo uno ni otro. Por ejemplo, el Reino Unido es, como lo dice su nombre, un reino gobernado por una reina quien cumple un papel fundamental para mantener la Commonwealth, organización compuesta por 54 países soberanos independientes y semi independientes que deben coordinar con ella antes de dictar leyes fundamentales para sus naciones. Es un modelo monárquico que a los peruanos nos repugnaría, pero funciona y es respetado incluso por EEUU, que rechaza la monarquía. Igualmente hay varios países europeos de los más avanzados que son monarquías (incluido Japón).

    Pero también tenemos el modelo mixto chino (comunista-capitalista), el modelo teocrático (Irán) o el modelo dictatorial (Corea del Norte) por citar solo los más notorios y extremos. Varios otros países tienen también modelos mixtos como Indonesia o Singapur, con un islamismo extremo, pero a la vez capitalistas exitosos. Es decir, si seguimos ahondando hallaremos modelos de todo tipo y gustos, algunos más prósperos que otros. Quizá el único que se pueda decir que es 100% capitalista sería EEUU, que nació en realidad como una comunidad religiosa puritana con el fin de aplicar el mandato de la Biblia en América. Sin embargo, la religiosidad quedó de lado ganada por el afán de la riqueza como fin en la vida, no así la piedad y el llegar al cielo.

    Donde ningún modelo de estos funciona es en países de Latinoamérica y África, siempre dominados y dependientes de las grandes potencias. La razón es muy sencilla: estos poseen demasiadas riquezas naturales como para dejar que sus pueblos decidan por sí mismos, por lo que las grandes potencias optan por monitorearlos para que estos dependan siempre de sus productos básicos (minerales, agricultura, pesca) con el fin de surtir a los países ricos de dichos recursos de manera abundante y a muy bajo precio. Lo último que desean las potencias es que estas naciones sean autónomas y aprovechen sus riquezas para sí mismas, de ahí que siempre les impongan modelos que son exactamente los que los mantienen sujetos a ser exclusivamente productores de materia prima.

    Esto explica por qué en el Perú tenemos un modelo neoliberal que fundamentalmente está diseñado para perpetuarnos como eternos extractores de insumos para alimentar a las grandes transnacionales de los países ricos. Ese es el destino que nos han impuesto y cuya supervisión está en manos del FMI y del BM. En sus discursos dicen que quieren ayudar a desarrollarnos, pero en verdad el objetivo es que sigamos tal como siempre hemos estado. Ello explica también por qué, después de 30 años de aplicación de el modelo, continuamos siendo lo que somos: un país pobre.

    Si la prensa no cambia de manos el Perú no va a cambiar nunca

    La prensa se instituye a sí misma como la solución cuando en realidad es parte del problema. Está claro que sin su complicidad y silencio no hubiese podido existir una corrupción como la de Lava Jato durante 30 años, tiempo en el cual ni investigó ni se enteró absolutamente de nada. Pero estos mismos individuos que colaboraron hombro con hombro con Fujimori, Toledo, García, Humala, PPK y ahora con Vizcarra son los que pretenden prolongar su influencia y negocios con el próximo que venga, sean Urresti, Forsyth, Del Solar o quien quieran. El Perú no les interesa un comino sino solo los negocios de infraestructura que es lo único que da plata en nuestro país.

    Me pregunto ¿hasta cuándo seguiremos aceptando a los Miró Quesada, los Mohme, los Delgado, dueños de los principales medios de comunicación, que siempre se venden al gobierno de turno? ¿Cuándo tendremos, como en EEUU, una prensa opositora al gobierno que no viva de la publicidad estatal haciendo todas las campañas que los presidentes quieren? Ojo, no estoy pidiendo ni remotamente la estatización de la prensa, que es el argumento que ellos exhiben para que no les quiten su feudo. Lo que exijo es que la prensa haga lo que tiene que hacer, que es oposición, fiscalización, investigación a los gobiernos haciendo contrapeso al inmenso poder de los presidentes, algo que es exactamente lo que nunca hacen. Es decir, necesitamos urgente una prensa opositora pensante e inquisitiva, no una amarilla y vendida como la actual.

    Y la solución es muy sencilla: poner nuevamente en subasta las licencias de comunicación para que pasen a otras manos que no estén manchadas de corrupción. No importa si son altamente críticos de lo que sea, pero que hagan crítica, que cuestionen, que opinen con libertad sin pensar en la billetera ni en la donación pública. La Ley Mulder, así haya sido hecha por un partido corrupto, hubiese sido la respuesta puesto que hubiera hecho quebrar a los grupos El Comercio, La República y RPP, los formadores de opinión del país, liberándonos de sus nefastas garras. Pero desgraciadamente la campaña de satanización

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