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El Gobierno de Piñera: Según el blogdehermogenes.blogspot.com
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Libro electrónico1177 páginas14 horas

El Gobierno de Piñera: Según el blogdehermogenes.blogspot.com

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Información de este libro electrónico

Visión crítica en forma de crónica del acontecer durante cuatro años en Chile
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 may 2018
ISBN9789567855087
El Gobierno de Piñera: Según el blogdehermogenes.blogspot.com

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    El Gobierno de Piñera - Hermógenes Pérez de Arce

    Epílogo

    Prólogo

    En abril de 2010, y cuando había transcurrido poco más de un mes de la administración Piñera, comencé a escribir un blog sobre temas de actualidad, cuya vigencia se mantiene hasta hoy.

    La mayoría de las entradas derivó naturalmente hacia juicios a las actuaciones gubernativas. Considerándome yo representante de la oposición de derecha al referido gobierno (sin que nadie me haya conferido esa calidad), mis opiniones tendieron a ser casi sin excepción críticas de las políticas del mandatario, a quien siempre he negado su condición de representante de la centroderecha.

    Transcurridos cuatro años, he hecho una selección de las columnas escritas en el período y la presento como un aporte, algo extenso, a la historiografía de esa administración, pues he recogido muchas versiones, informaciones y opiniones que no encontraron cabida en los medios de comunicación más leídos, vistos u oídos.

    Mis juicios representan un punto de vista minoritario, pero creo que su publicación impresa, adicional a la ya realizada en el blog, puede ser útil para quienes se mantienen fieles a la tradición lectora de libros. Desde luego, me ha alentado comprobar que personas que han participado en la preparación de esta edición, pero no comparten mis ideas, se han sorprendido de enterarse de situaciones y circunstancias contemporáneas o pretéritas que desconocían. Ello les ha llevado a cambiar los puntos de vista que mantenían sobre la historia reciente y de los últimos cuarenta años de la vida del país:

    Hay en el texto una inevitable reiteración de ciertos conceptos, pero ella nace de que, a su turno, las actuaciones y determinaciones del Gobierno de Piñera incidieron repetitivamente en las respectivas materias y en contradecir principios y posiciones propias del pensamiento chileno de derecha.

    Este libro pretende ser un aporte a la verdad histórica. Puede haber muchas versiones sobre la misma, pero la menos divulgada es la que se expone en las páginas que siguen. Sin embargo, no por ello es la menos válida.

    Debo confesar que me he entretenido con la lectura del texto, que he debido hacer para esta edición. Espero que lo mismo les suceda a quienes el destino quiera ponerlo en sus manos.

    El autor.

    2010

    Abril

    Viernes, 23 de abril de 2010

    ¿Y Qué Creían Ustedes?

    A principios de los '90 el impuesto a las empresas era de diez por ciento, pues el Gobierno Militar y en particular su ministro Büchi lo habían bajado, procurando aumentar la inversión y acelerar el crecimiento de nuestra economía. Por eso ésta creció al siete por ciento anual durante una década.

    A principios de los '90 la tasa de desempleo era de poco más del 5 %, gracias a las normas que habían reducido el costo de contratación de la mano de obra, en particular las que limitaron el salario mínimo obligatorio y redujeron a un máximo de cinco meses la indemnización por años de servicio. Por eso la tasa de desempleo en enero de 1990 había bajado a poco más del cinco por ciento.

    La administración Aylwin, en cambio, de sesgo izquierdista, era partidaria de subir los impuestos a las empresas y de aumentar el salario mínimo y el pago de las indemnizaciones por años de servicio en caso de despido.

    Como no tenía suficientes votos en el Senado, tuvo que conseguirlos de la oposición de centroderecha. Y para eso contó con un senador que lideró el apoyo a las alzas de impuestos y al encarecimiento del costo de contratación de la mano de obra, senador cuyo nombre era Sebastián Piñera, quien sostenía que de esa manera se legitimaba el modelo económico.

    Y entonces subieron los impuestos a las empresas y se encareció el precio del factor trabajo. ¿Resultado? Que tras unos años la inversión, el empleo y la productividad crecieron cada vez menos, lo cual no se notó al principio, porque los efectos de aquellos errores se presentaron con rezago, pero el hecho fue que bajo Frei el país creció menos que bajo Aylwin; bajo Lagos creció menos que bajo Frei y bajo Bachelet todavía menos, apenas 2,8 por ciento anual, por debajo de la tasa histórica chilena anterior a 1973.

    Y apenas hubo una crisis, a fines de los '90, el desempleo subió a cerca del diez por ciento y nunca pudo realmente volver a ser del cinco por ciento que legó el Gobierno Militar.

    Entonces ustedes (porque yo no) eligieron Presidente a Sebastián Piñera y éste, al asumir el poder y verse en la necesidad de allegar recursos a raíz del terremoto, lo primero que ha hecho es lo que está en su naturaleza: ha subido los impuestos a las empresas (salvo que lo afecten a él, porque entonces hace una OPA como la de Axxion y se exime de parte de ellos).

    El Estado tiene un fondo de emergencia en el cual hay sobradamente recursos (11 mil millones de dólares) para enfrentar, precisamente, una emergencia, como la destrucción de infraestructura pública representada por el terremoto (8 mil 500 millones de dólares). Pero el Gobierno, en lugar de usar esos fondos, que son precisamente para eso, prefiere aumentar impuestos.

    Lo notable es que un estudio del Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y de su actual jefe de asesores, Rodrigo Cerda, publicado en 2008, dijo que cada punto de aumento del impuesto corporativo hace caer la demanda por trabajo en 0,2 % y disminuye el stock de capital (desinversión) en 0,12 %.

    Es decir, habiendo fondos del Estado para emergencias, se grava a los privados para superar la que se ha presentado. Se arguye que así se evita una caída adicional del dólar, pero durante la crisis del 2008-2009 se trajeron de vuelta dólares equivalentes al actual monto del fondo (pues entonces era de 22 mil millones de esa moneda) y el dólar ha permanecido en un precio de equilibrio de largo plazo. Y, además, el aumento de impuestos también presiona a la baja del dólar.

    ¿Qué creían ustedes? Lo que ha sucedido es que Sebastián Piñera sigue siendo el mismo del año '90. Entre un Estado más grande y uno más chico, prefiere el primero; entre un sector privado más gravado por impuestos y uno menos gravado, que invierta más, también prefiere al primero. ¿Por qué? Porque ésa es su inclinación política y porque cree que ello le garantiza popularidad, lo cual es lo que siempre ha buscado en política. Pues las encuestas dicen que el alza del impuesto a las empresas es popular, aunque impida volver a un alto crecimiento y aunque los recursos para enfrentar la emergencia sobraban.

    Viernes, 23 de abril de 2010

    Y los Militares le Creyeron...(I)

    Cuando Sebastián Piñera era candidato, pidió una reunión con los uniformados en retiro, cuyos votos necesitaba, pues la familia uniformada es una amplia red que alcanza a unas 800 mil personas.

    El principal problema que aflige hoy a esa familia uniformada es el desconocimiento del estado de derecho para sus miembros en retiro perseguidos por los gobiernos y los jueces de izquierda por haber derrotado a los brazos terroristas de esta última en la guerra sucia que intentaron entre 1973 y 1990, pero que venían preparando desde antes.

    Los gobiernos y los jueces de izquierda, desconociendo la Constitución y las leyes, pues trasgreden el principio pro reo, la inamovilidad de las sentencias ejecutoriadas, la amnistía, la prescripción, la cosa juzgada y las leyes reguladoras de la prueba, han procesado y perseguido a centenares de uniformados en retiro. Éstos esperaban del candidato que creían de centroderecha que satisficiera sus aspiraciones.

    Y Piñera les dijo que él haría lo posible por acelerar los juicios y velar porque se respetaran las leyes. Pero, como es un político astuto, él sabía lo que los militares entendían por cumplir las leyes, muy distinto de lo que él mismo ha sustentado. Pues en los años '90, como senador, aportó un voto decisivo para destituir a un ministro de la Corte Suprema (Hernán Cereceda) acusado constitucionalmente por la izquierda por, justamente, cumplir la ley de amnistía y aplicarla a uniformados procesados.

    Pero el personal en retiro quedó tranquilo y convencido de que con Piñera como Presidente las cosas cambiarían. Pero no cambiaron, y si algún cambio ha habido, ha sido para peor.

    Él ha puesto a la cabeza de la oficina de derechos humanos del Ministerio del Interior, que fuera formada por la Concertación con el preciso fin de respaldar la persecución ilegal contra ex uniformados, a doña Rossy Lama, quien ha declarado que continuará la tarea realizada por dicha oficina bajo los gobiernos anteriores, es decir, de apoyar la ilegal persecución de los militares.

    Y, así, esta oficina del Ministerio del Interior ahora ha apelado contra una sentencia que declaró cerrado un proceso en que se había aplicado la amnistía y la prescripción y hay cosa juzgada.

    Es decir, el gobierno de Piñera hace todo lo contrario de lo que los uniformados en retiro recibieron como promesa suya: que se respetarían las leyes a su respecto.

    El Consejo de Defensa del Estado, que se ha plegado a la tarea de instar porque se persiga ilegalmente a los uniformados en retiro procesados (siendo que los procesos derivan necesariamente en demandas contra el Estado que dicho Consejo tiene por misión defender) permanece incólume en la misma tarea contraria a su misión legal, bajo el gobierno de Piñera.

    Mientras tanto, el Ministro del Interior de éste, Rodrigo Hinzpeter, se retrata reiteradamente en la prensa bajo una gran pintura de Salvador Allende, que conserva ostentosamente en una sala de recepción de su ministerio.

    Y cuando uno de los más injustamente perseguidos oficiales de Ejército en retiro, el octogenario y enfermo general Odlanier Mena, reconocido por el ex miembro de la Comisión Rettig, Gonzalo Vial, como alguien que siempre respetó y defendió los derechos humanos de sus adversarios, solicitó hace meses el indulto presidencial, naturalmente Michelle Bachelet se dejó estar y legó la decisión al gobierno de Piñera.

    Pues bien, uno de los primeros actos de éste consistió en rechazar el indulto al general Mena, no obstante que éste acreditó en el juicio su inocencia, aparte de estar amparado por la amnistía y la prescripción. Los jueces de izquierda no respetan las pruebas genuinas y se asilan en presunciones que ellos mismos fabrican; y tampoco acatan las leyes, así es que condenaron al general Mena.

    Y ahora el Presidente que prometió a los uniformados en retiro velar por que se les hiciera justicia, se la denegó en la primera oportunidad que se le presentó de hacerla efectiva, indultando al general Mena.

    Es que la familia uniformada ya le dio sus votos y hoy él puede decir que lo que quería decir, al aceptar velar por el respeto a las leyes, era que se siguieran aplicando como lo hacen los jueces de izquierda.

    Estos, que estaban a la expectativa a raíz del cambio de gobierno, hoy se sienten envalentonados, pues nada ha cambiado. Recientemente un ex oficial que era subteniente en 1973, en Porvenir, y que había logrado acreditar su inocencia en muertes ocurridas allá en esa fecha, siendo absuelto por la Corte de Apelaciones respectiva, ha sido condenado a siete años de presidio tras un recurso de casación ante la Corte Suprema, sin expresión de causa. Como estaba absuelto, ni siquiera se había preocupado de defenderse ante la Suprema. Ahora, inocente y no obstante estar amparado por la amnistía y la prescripción, se apresta a entrar a cumplir 7 años de presidio.

    Cuando uniformados en retiro me expresaban el año pasado su satisfacción por lo que les había prometido Piñera, yo les advertía que no podía ser creído y les previne que yo no votaría por él.

    Ahora están desilusionados y reconocen que bajo un quinto gobierno de la Concertación no habrían podido estar peor que ahora. Y precisamente tienden a concordar con quien ha señalado que el actual parece ser el quinto gobierno de la Concertación.

    Lunes, 26 de abril de 2010

    Cálamo Currente

    Dejé voluntariamente de tener una columna semanal en El Mercurio el 31 de diciembre de 2008. El mismo diario me ofreció reanudarla poco después, pero las razones para haberla interrumpido seguían y siguen vigentes.

    Sin embargo, escribir para el público ha sido mi oficio principal durante casi medio siglo. No es que me resulte esencial, pero siempre me ha entretenido hacerlo. Además, muchas personas, en particular en mi entorno familiar más próximo, me instan constantemente a ello.

    Pero yo me encontraba de lo más bien sin escribir para el público, aparte de que ocasionalmente emitía mis opiniones por diversos medios, ya fuere por iniciativa propia o porque los mismos me lo requerían.

    Pero llegó un día en que mi tercer hijo, Felipe, simplemente procedió a dictarme las instrucciones computacionales para que yo abriera un blog (que es éste), instado por su madre, mi cónyuge. Y así nació este espacio, en el cual, tras unos días de perplejidad, volví a escribir sistemáticamente para el público.

    Como tal vez sea sabido, la razón principal que tuve para dejar de escribir columnas en El Mercurio fue mi desacuerdo con el apoyo de la derecha (mi sector político) a la candidatura presidencial de Sebastián Piñera. Yo consideraba y considero que éste carece de los atributos para liderar, sobre todo a la cabeza del Gobierno, al referente de ideas y principios al cual adhiero y pertenezco.

    Como reiterara mis argumentos para probar lo anterior en mi columna de El Mercurio, empecé a recibir ininterrumpidamente ataques y críticas de lectores del diario que, profesando mis mismas o parecidas ideas políticas, discordaban de mis objeciones a la persona de Piñera. En realidad, casi todo el mundo, incluida mi propia familia, me decía: Puedes tener razón en lo que dices, pero Piñera es la única posibilidad que tenemos de ganar el Gobierno.

    Esto último era verdadero, pero también lo eran las razones que yo esgrimía para no apoyarlo. Cuando yo las exponía, solían surgir personas próximas al actual Presidente que decían públicamente: Hermógenes Pérez de Arce opina así por resentimiento, debido a que Sebastián Piñera lo derrotó ampliamente en la elección parlamentaria de 1989. Recuerdo que el último de los hombres de confianza de Piñera que salió destacadamente en la prensa diciendo eso fue Rodrigo Hinzpeter, actual Ministro del Interior. Como yo pienso que Piñera siempre le encargaba refutarme con el mismo antedicho argumento a su hombre de más confianza del momento, creo que Hinzpeter lo era y pienso que el título más fuerte que tenía para ser Ministro del Interior era ése, sin perjuicio de que exhiba otros atributos, los cuales ciertamente no resultan realzados por su enfermiza inclinación a fotografiarse bajo el retrato de Salvador Allende, que sigue ocupando decidoramente un lugar destacado en uno de los salones de su Ministerio.

    Me fundo en una extensa lista de razones, tanto atingentes a la persona como a las posturas políticas de Sebastián Piñera, para sostener que él carece de los atributos exigibles a quien debe desempeñar el cargo de Presidente de la República, pero no le tengo resentimiento personal, aun cuando habría varias razones para que se lo tuviera. Simplemente, creo que una persona como él y que tiene las posturas políticas de él no debería haber accedido a la Presidencia de la República.

    Siempre que he expuesto mis razones a alguien (siempre), la respectiva persona coincide conmigo en que Sebastián Piñera no tiene los atributos exigibles a quien aspire a ejercer o ejerza el cargo de Presidente de la República, pero también siempre, invariablemente, me dice que, con todo, ha sido elegido, ha nombrado personas de nuestro sector político y ha tenido los medios, las capacidades y la suerte necesarios para ser Presidente y que con eso basta y no debe haber más discusión sobre ello. Y, en fin, también siempre, pero siempre, quienes discuten este tema conmigo me manifiestan su certeza de que mi postura nace del resentimiento personal y de la inquina que, supuestamente, le tengo a Piñera por haberme derrotado.

    Bueno, simplemente no es así. No le tengo inquina. Nada personal me lleva a criticarlo. Pero lo que conozco de él como persona y como político, sus actuaciones concretas, (incluso como Presidente) me reafirman en el predicamento que tengo a su respecto. Y como nunca he pensado que el fin justifica los medios, creo que apoyarlo para que ganara el poder por la sola consideración de que estaba en nuestro lado en la elección no era una postura moralmente válida.

    Terminé en una condición solitaria. Debido a ella dejé de escribir una columna semanal en El Mercurio. Sigo en la misma posición aislada. Creo que, efectivamente, ella era y es incompatible con la calidad de columnista en un medio de comunicación que manifiestamente adhirió a la candidatura de Sebastián Piñera y actualmente apoya a su gobierno. Pero esa postura irreductible no se hace fuego con un espacio tan personal, carente de pretensiones mayores e insignificante en medio del cúmulo de opiniones que pueblan el espacio virtual.

    Así es que, sin renunciar a nada de lo que pienso y opino, feliz he reanudado la escritura, cálamo currente, como decían los latinos, es decir, al correr de la pluma, de las cosas que se me ocurren o que opino cuotidianamente.

    Me entretengo al hacerlo, les doy en el gusto a quienes insistentemente me piden que vuelva a escribir, no me he movido un milímetro de mi postura y tengo un espacio libre, ilimitado y garantizadamente permanente donde poder expresar lo que pienso sobre cualquier cosa.

    Y me propongo hacerlo frecuente e indefinidamente, cualquiera sea el interés que mis opiniones despierten en los demás.

    Martes, 27 de abril de 2010

    Variaciones en Torno al Caso Macari

    La frustrada designación de Mirko Macari como director de La Nación hace oportuno recapitular sobre la causa de la revocación de su nombramiento: el recuerdo de su participación en las publicaciones, primero en La Nación, y luego en su revista-apéndice, Plan B, de hechos de pedofilia, conductas homosexuales y participación en orgías de distinguidos senadores de la UDI.

    Al final las denuncias resultaron completamente falsas. Las supuestas conductas escandalosas o delictuales, y que una gran variedad de los medios de comunicación acogió en mayor o menor medida (particularmente Canal 13, que dedicó un programa de alta audiencia a presentar a la denunciante principal y supuesta víctima de los abusos y delitos, que ella atribuía a un senador de la UDI), eran un invento.

    Probablemente si no hubiera existido una completa confesión y retractación de Gemita Bueno, la denunciante principal, el clima de ludibrio y desprestigio de los parlamentarios de la UDI habría, de uno u otro modo, permanecido flotando en el ambiente, destructivamente para ella. Y aun con dicha retractación, la candidatura presidencial de la UDI (de Joaquín Lavín), que hasta 2002 parecía como la carta segura para ganar en 2005, según todas las encuestas, tras el episodio inició una progresiva declinación.

    Nunca hubo una mayoría en la Cámara de Diputados para aprobar una investigación acerca de dónde provenían los fondos que financiaban a Plan B, la publicación que lanzaba las peores denuncias falsas contra los personeros de la UDI.

    El Ministro del Interior era, a la sazón, el astuto José Miguel Insulza. Ya una pérfida campaña anterior de La Nación había conseguido crear un clima de opinión favorable a la destitución del Comandante en Jefe de la FACH, general Ríos, por parte del Presidente Lagos, sin ningún fundamento legal ni constitucional.

    Pero lo que brindó más verosimilitud a la infame denuncia contra los senadores fue el respaldo que ella recibió de una diputada y vicepresidenta de RN, Pía Guzmán, de la línea del presidente de la colectividad, Sebastián Piñera.

    El partido víctima de la conjura, la UDI, se querelló y pidió una investigación. En el proceso, una testigo se presentó voluntariamente a declarar que supo, a través de su hermana, secretaria del ex presidente de RN, Andrés Allamand, que éste había recibido un llamado de Piñera pidiéndole hablar con Pía Guzmán, en la víspera de la denuncia de ésta, porque la misma tenía una bomba contra la UDI. Allamand reconoció haberse reunido con la diputada, pero negó haber recibido la llamada de Piñera.

    Antes, la testigo-hermana de su secretaria había intentado informar de todo a Joaquín Lavín, entonces alcalde de Santiago, pero éste la derivó a un asesor, quien la puso en contacto con un diputado de la UDI. Éste grabó la versión y derivó a la testigo a la justicia, ante la cual ella ratificó sus dichos, bajo condición de reserva de su identidad, para no perjudicar a su hermana. Pero el secreto duró poco: encarada por dicha hermana y amenazada de expulsión del hogar de esta última, donde era acogida, se retractó.

    Entonces Piñera dirigió sus dardos hacia donde le interesaba: acusó de deslealtad a Joaquín Lavín. Antes se había manifestado conmovido y desgarrado por el testimonio televisivo falso de Gemita Bueno contra el senador UDI Jovino Novoa. También declaró en su oportunidad que Pía Guzmán, la diputada que respaldaba a Gemita Bueno, no mentía.

    Cuando Pablo Longueira, presidente de la UDI, anunció que iba a instar ante la justicia por aclarar hasta sus últimas consecuencias los dichos de la hermana de la secretaria de Allamand, Piñera lo consideró como un agravio y un intento de destruir a la Alianza.

    En todo caso, no creo que el papel de Mirko Macari en la conjura haya sido mayor que el cumplido por personalidades de RN que contribuyeron a dar viabilidad a la bomba contra la UDI.

    Pero, como frecuentemente sucede en Chile, todo quedó olvidado. Finalmente Sebastián Piñera fue candidato presidencial de la UDI y alcanzó así la Presidencia de la República. Gracias al partido que, años antes, estaba destinado a volar en pedazos, víctima de la bomba que se había preparado cuidadosamente para ese efecto.

    Miércoles, 28 de abril de 2010

    El IV Presidente DC

    El cuarto Presidente DC es, para todos los efectos prácticos, Sebastián Piñera, sucesor de Frei Montalva, Aylwin y Frei Ruiz-Tagle. No milita en la DC pero es DC de alma (y lo fue activo el '88 y '89, según me lo refirió Frei Ruiz-Tagle una vez). Su afinidad DC la prueba, en primer lugar, la sonrisa con que hoy aparece saludando en La Moneda al diputado comunista Hugo Gutiérrez, el más fiero perseguidor de militares y defensor de asesinos y secuestradores de extrema izquierda ante los tribunales. La sonrisa de Piñera parece permanente, pero se esfuma apenas se apagan los focos y las cámaras. Y nunca es más afectuosa que cuando saluda a un comunista. Hoy a los diputados de esa colectividad, invitados a La Moneda, les ha prometido nunca indultar a los violadores de los derechos humanos, que es cómo los comunistas denominan a los militares que derrotaron su asonada totalitaria. Ya Piñera rechazó la solicitud de indulto del general Odlanier Mena, injustamente condenado (porque nunca violó derechos humanos), como lo reconoció públicamente el miembro de la Comisión Rettig, Gonzalo Vial.

    Aparte de este rasgo DC congénito de tratar siempre de congraciarse con los comunistas y hacer, en la medida de lo posible, lo que éstos dicen, el Presidente ha procurado nombrar a otros DC como altos funcionarios, confirmando así su impronta partidaria innata. Había suficientes ministerios para ellos, pero no suficientes DC, pues uno solo aceptó, Jaime Ravinet. Hoy día leemos que otro DC, Gabriel Valdés, rechazó la embajada en Roma.

    Por otro lado, el IV Presidente DC se destaca por dar preferencia a la conveniencia política y a la imagen popular, por sobre el interés del país, rasgo también propio de la DC. Por eso ha preferido subir los impuestos a las empresas grandes para financiar la reconstrucción, en lugar de emplear los sobrados recursos para emergencias que el Estado ahorró en años anteriores (precisamente para emergencias) y que cubren demás los daños a la infraestructura pública. Lo que sucedía era que las encuestas favorecían impuestos a las grandes empresas, aunque éstas son las que más invierten y, por tanto, al soportar mayores tributos van a invertir menos y crear menos empleos. Pero eso no lo entiende la masa, que es la que responde a las encuestas. Piñera sí lo entiende, pero él necesita satisfacer a la masa y no al bienestar permanente del país.

    Por lo mismo, como un DC cualquiera, no vacila en aumentar el royalty a la minería, que ha puesto en tela de juicio la validez de la palabra del país. Inicialmente el royalty nació de una iniciativa de otro DC. Ahora quieren sentar a las empresas mineras para que renuncien al compromiso de invariabilidad tributaria de que gozan, torciéndoles los brazos, tal como lo está haciendo el socialista bolivariano Correa, de Ecuador, con las petroleras internacionales.

    Todo esto es tan DC que va aparejado a una baja de impuestos para las pequeñas y medianas empresas, que suma 3.045 millones de dólares, es decir, más que el alza de impuestos a las demás. En otras palabras, los impuestos aumentados a las empresas grandes no eran para la reconstrucción, sino para bajárselos a las empresas menores. Este subterfugio tiene un perfume netamente político inconfundible. Otro rasgo DC.

    Asimismo, el alza de las contribuciones de bienes raíces sólo castiga a los que tienen buenos inmuebles, de valor superior a 97 millones de pesos. Eso también les encanta a los DC: que paguen los poderosos. Pero sólo para la foto, porque si alguien sabe cómo sacarles el bulto a los impuestos altos son los poderosos (estúdiese la OPA de Piñera en LAN). Ellos pueden llevar sus recursos a los lugares del mundo donde los impuestos son más bajos y lo hacen con suma facilidad. Además, aunque no sean tan poderosos, como es mi caso, que vivo con dos hijos casados y sus familias en un inmueble de avalúo superior a 97 millones de pesos, deberán buscar la manera de evitar ese impuesto discriminatorio construyendo inmuebles separados de avalúo inferior al que será objeto del aumento de contribuciones. Para ilustrar el caso diré que por este concepto hoy los que vivimos en nuestra casa pagamos al Estado quinientos mil pesos mensuales, a raíz de los aumentos de avalúo de los últimos años; y con la iniciativa de Piñera pasaremos a pagar 625 mil pesos mensuales (un arriendo que nos cobra el fisco por vivir en nuestra propia casa).

    Bueno, lo evitaremos más temprano que tarde, como lo hará mucha otra gente. Cuando en Londres comenzaron a tomarse medidas socialistas como la anotada y gravaron con impuestos a las casas que tenían amplio frente, la gente empezó a hacer casas del mismo tamaño, pero con muy poco frente y mucho fondo, tal como la embajada chilena de hoy.

    En cuanto a las empresas, el mensaje que reciben es que deben dividirse. Si son grandes, pagan más impuestos. Sin son pequeñas, se les rebajan. Luego, se achicarán, todo esto con sacrificio de la eficiencia y la productividad. Piñera se hará muy popular porque hace lo que dicen las encuestas, pero el país crecerá menos, como se lo ha vaticinado el ex ministro Hernán Büchi, por lo cual ha sido lapidado por los políticos que alguna vez quisieron hacerlo a él Presidente, lo cual habría sido mucho mejor para el país que el resultado real: Aylwin Presidente.

    Todo impuesto acarrea por sí mismo una pérdida irrecuperable de eficiencia para la economía, pero los tributos que, además de gravar, inducen al pequeñismo de las empresas y de las construcciones, redoblan esa ineficiencia.

    Por eso los Presidentes DC siempre terminaron con el país peor y creciendo menos de lo que habría podido. Frei Montalva tuvo el entorno externo más favorable de la historia de Chile (nunca el cobre estuvo más caro que bajo su gobierno) y, sin embargo, terminó creciendo a una tasa similar a la histórica anterior y fue el Kerenski chileno. Aylwin sentó las bases para que empezara a decaer el ritmo de crecimiento legado por las políticas de Pinochet y Büchi, para lo cual contó con el voto de Sebastián Piñera, quien, como senador, aprobó sus aumentos de impuestos y sus rigidizaciones laborales. Y Frei Ruiz-Tagle terminó su período con menor crecimiento y alto desempleo. Y ahora el IV Presidente DC sigue, lamentablemente, las huellas de sus antecesores.

    Es que, como dijo el escorpión al picar con su cola venenosa a la rana sobre la cual cruzaba el cauce y antes de que ambos se ahogaran, es lo único que sé hacer.

    Mayo

    Domingo, 2 de mayo de 2010

    Menos y No Más Ministerios

    Éste ha sido llamado el V Gobierno de la Concertación, pero yo, siempre benévolo, he preferido llamarlo el IV Gobierno de la DC, y en ambos casos por su tendencia a aumentar el tamaño del Estado a través de más impuestos y de la creación de más organismos burocráticos, como es el caso del Ministerio de Desarrollo Social que propone Sebastián Piñera.

    Éste será otro ministerio inútil y caro -porque seguramente se aprobará, pues a la hora de consagrar disparates siempre hay mayoría parlamentaria- y no logrará el desarrollo social. El mismo se conseguiría mucho antes si los recursos para desarrollo social los percibiera directamente la gente, siempre y cuando ésta tuviera reales posibilidades de elegir.

    Chile ya tiene sobradamente los recursos para suprimir la pobreza y este paso de dárselos a las familias directamente sería el más importante en materia de desarrollo social.

    En este momento el llamado gasto social del Estado es de 29 mil millones de dólares, pero va en su casi totalidad a monstruos burocráticos, en los cuales, cumpliendo con los postulados del Public Choice de Buchanan y Tullock, los recursos en buena medida se desvían para satisfacer apetitos de los propios burócratas, como se demuestra sacando una cuenta muy sencilla: si ese gasto social fuera entregado directamente a las familias pobres, no habría pobres, pues alcanza para ponerlas a todas por sobre a línea de la pobreza.

    En efecto, ya sea que uno se ciña a la cifra del gobierno de Bachelet sobre el número de pobres, que sería el 13,7 por ciento de la población, o a la del estudio del actual Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, que los situó en un 29 por ciento, querría decir que los pobres en Chile son entre cuatro y ocho millones de personas.

    Si el gasto social se distribuyera entre cuatro millones de pobres, cada uno tendría 300 mil pesos mensuales; si se distribuyera entre ocho millones, cada uno tendría 150 mil pesos mensuales. En ambos casos quedarían todos sobre la actual línea de la pobreza, que es mucho más baja, con el añadido de que la suma a distribuir sería por persona, es decir, que en las familias pobres no unipersonales el ingreso recibido sería, en el peor de los casos, de 300 mil pesos mensuales o más.

    Para conseguir que el dinero vaya todo a los pobres y no en gran parte a la burocracia y los chanchullos a que ésta nos tiene acostumbrados (exceso de personal, asesores inútiles, pitutos políticos -recuérdese a la bella Karina Talcán, jefa de gabinete del senador Camilo Escalona que apareció en la nómina del Registro Civil como desempeñándose en la Araucanía- contratos fantasmas imaginarios y demás) deben suprimirse los monstruos burocráticos y entregarse el dinero a la gente.

    En lugar de crear otro ministerio enorme -porque sin duda será enorme- el dinero debe ir a las familias pobres para que elijan un colegio particular de su preferencia o la institución de salud en que deseen asegurarse, tal como hoy lo hacen las personas pudientes.

    Deben licitarse todas las escuelas y hospitales públicos. Educación particular (que es la que hoy da mejores resultados) y seguro de salud privado (que es hoy el mejor) para todos los chilenos.

    ¡Menos Estado y no más Estado! ¡Menos ministerios y no más ministerios! ¡El gasto social para los pobres y no para la burocracia!

    jueves, 6 de mayo de 2010

    La Política, Siempre la Política

    El programa de Sebastián Piñera decía que se iba a establecer la depreciación acelerada de las inversiones para estimular el crecimiento, que a su turno es el mejor remedio para la pobreza. Y ese programa no decía en parte alguna que se iban a subir los impuestos a las empresas. Pues bien, elegido Presidente Sebastián Piñera con los votos de las personas que creían que iba a establecer la depreciación acelerada y no se iban a subir los impuestos, el Presidente ha hecho precisamente lo contrario, es decir, ha subido los impuestos y ha excluido la depreciación acelerada de su proyecto para financiar la reconstrucción.

    Por supuesto, debe dejarse en claro que para ese financiamiento no se necesitaba ninguna de las dos cosas porque, primero, el Gobierno tiene un fondo para emergencias que cubre sobradamente los perjuicios fiscales ocasionados por el terremoto; segundo, tiene un margen de endeudamiento sobrado, pues la deuda neta del Estado es algo más del 3 por ciento del PIB, en circunstancias en que países europeos ese porcentaje es hasta 80 por ciento; tercero, el precio del cobre previsto en el presupuesto fiscal es del 2,16 dólares por libra, siendo que en la realidad ha estado en 3,66 dólares, precio que, si se mantuviera, le daría una holgura de 5.400 millones de dólares, más de cuatro veces lo que se pretende recaudar con los nuevos impuestos que el Gobierno propone; y, cuarto, el Estado tiene enormes activos que podrían ser vendidos: es dueño de más de 17 mil inmuebles, la mitad de los cuales no usa; tiene, como dueño o co-dueño, unas 150 empresas valiosas. La venta de la quinta parte de una sola, Codelco, podría pagar todos los perjuicios provocados al patrimonio público por el terremoto. Si Codelco vendiera su participación en Edelnor, cuya mayoría es privada, no tendría para qué subir el royalty a la minería, alza que implica desconocer la palabra del Estado chileno, pues éste prometió invariabilidad tributaria a las empresas mineras y ahora pretende que éstas renuncien a ella.

    ¿Por qué, entonces, es necesaria una ley de financiamiento, cuando sin ley alguna el Gobierno tiene a su disposición recursos para sanear el déficit fiscal heredado y cubrir todos los perjuicios que sufrió el sector público con el terremoto? Porque es políticamente popular. Porque se les da en el gusto a la izquierda extra Concertación (léase Partido Comunista) y a la Concertación. Y el Presidente que tenemos es lo más parecido que hay a alguien de la Concertación fuera de la Concertación. Es probable que por eso haya resultado elegido, pero ése es otro tema. Yo lo he llamado IV Presidente DC, porque no hay nada que anhelen más los DC que el reconocimiento comunista, y este Presidente parece necesitarlo tanto como el aire para respirar. Por eso los convida a La Moneda, los lleva en sus viajes al exterior y les promete que no indultará a los violadores de los derechos humanos, que es como él llama -tal como lo hacen los comunistas- a los ex uniformados que derrotaron al terrorismo de extrema izquierda y nos salvaron de ser otra Cuba, por lo cual los jueces de izquierda desde hace años se vienen vengando y desconociéndoles a esos ex uniformados todos sus derechos legales. Para no decir nada de que no les conceden indultos como los que beneficiaron a TODOS los terroristas de izquierda.

    Volviendo al tema tributario, diremos que lo que está ocurriendo es, ni más ni menos, la política en todo su esplendor. Entonces, chilenos, si ustedes votaron por eso y ahora les suben los impuestos y las contribuciones, con su pan se lo coman.

    Yo se lo advertí a todos a tiempo, y nadie me hizo caso. Eligieron al IV Presidente DC y éste está obrando como tal. Ergo, ustedes no tienen de qué quejarse.

    Domingo, 9 de mayo de 2010

    ¿Y Qué Quería la UDI? (1)

    En la UDI hay manifestaciones de desazón por lo que hace el gobierno de Sebastián Piñera. La UDI es el partido más grande de la coalición de gobierno y del país, pero no lleva el pandero, porque el Presidente es del otro partido, grande pero menor que ella, de dicha coalición.

    El Presidente Piñera es y ha sido siempre, entre los miembros de su partido, el más distante de la UDI. En realidad, durante la mayor parte del tiempo, desde 1990, ha sido el peor cuchillo de la UDI. Pero ésta, en un acto de inconsecuencia histórico, renunció a llevar candidato presidencial propio en 2009 y lo apoyó. Y, así, se da la paradoja de que un partido con cuarenta diputados no tiene la Presidencia y otro con dieciocho sí la tiene.

    Porque para conseguir la Presidencia, como cualquier otra cosa, el primer requisito es buscarla. El partido que la desee debe tener un candidato y hacer la pega. Yo he sido detractor permanente de Sebastián Piñera y he sostenido que no reúne los requisitos para ser Presidente, predicamento que mantengo, pero una cosa le he reconocido siempre: que hizo la pega para serlo. Él dice que ha dedicado veinte años al servicio público, lo cual no es verdad, porque en estos veinte años ha amasado una fortuna de 2.200 millones de dólares y si él hubiera estado dedicado al servicio de todos los chilenos esa suma pertenecería a éstos y no sería necesario subir los impuestos para reunirla. Pero no lo es, porque es suya y él ha estado dedicado a levantarla durante veinte años. Pero también ha trabajado infatigablemente y en tiempo extra durante todo ese tiempo para alcanzar la Presidencia.

    Aspiraba a ella en 1993, cuando fue sorprendido conspirando contra su correligionaria Evelyn Matthei en términos muy poco litúrgicos, y debió abandonar la pre-candidatura. Pero se levantó del suelo y empezó a tratar de ser candidato con miras a 1999. Recorrió el país, tomó el control de su partido, RN, y sólo desistió cuando las encuestas fueron implacables y señalaron que el candidato favorito era Joaquín Lavín. Entonces simplemente Piñera se retiró del comando de Lavín y siguió haciendo su pega para ser él el candidato en una oportunidad más propicia. Ésta se le presentó en 2005, cuando también iba a la zaga en las encuestas, pero recorrió a todos los delegados de RN, que se aprestaban a proclamar a Lavín, y robándole los huevos al águila dio la sorpresa en el consejo partidario que iba a hacer dicha proclamación, obteniendo una mayoría que lo consagró a él, Piñera, como candidato.

    Y siguió haciendo la pega, derrotando a un Lavín deteriorado por el caso Spiniak, por escasísimo margen en la primera vuelta de 2005. Y siguió en campaña durante el cuatrienio, recorriendo el país, asistiendo a todos los programas de farándula, adoptando una sonrisa permanente, financiando gastos de la última enfermedad de Gladys Marín, declarando que Volodia Teitelboim había sido un gran chileno, prometiéndole a Guillermo Teillier la modificación del binominal y haciendo todo lo necesario para tener el mayor número de partidarios y menor número de detractores posibles, maniobrando hábilmente, de paso, para quitar incentivos a la UDI de llevar candidato propio (recuérdese que en algún momento Lily Pérez iba a competir en la circunscripción senatorial del presidente de la UDI, pero esto fue oportunamente solucionado y ella se fue a otra región, a expensas del brillante y joven diputado y candidato a senador Marcelo Forni, lamentablemente).

    El hecho es que la UDI se encontró con una tremenda base electoral, pero sin candidato presidencial, porque dentro de ella no hubo nadie que hiciera la pega de jugarse por un candidato propio o presentarse, recorrer el país y pujar por la Presidencia en la forma, con la energía y con los recursos con que lo había venido haciendo Piñera desde 1990, levantándose del suelo una y otra vez. Antes que él sólo Salvador Allende había mostrado igual pertinacia en la persecución de igual logro. (Continuará).

    Domingo, 9 de mayo de 2010

    ¿Y Qué Quería la UDI? (2 y final)

    Entonces vinieron las elecciones y quedó en evidencia un absurdo: que Sebastián Piñera era elegido Presidente fundamentalmente gracias al apoyo de la UDI, pues ésta se evidenció como el partido más grande del país; pero que el Presidente, titular del Poder Ejecutivo, era él, con la enormidad de poderes que nuestra actual Constitución reconoce a ese cargo y sin tener que responderle de nada al referido partido mayoritario. Pues muchos -la mayoría- creen que para gobernar se necesita el concurso del Congreso y que sin el apoyo de la mayoría de éste, no se puede gobernar. Pero eso no es verdad. El Parlamento puede cerrar y no por eso el Gobierno deja de gobernar. De hecho el Congreso permanece cerrado por largos períodos y nadie siquiera se da cuenta, pues las leyes que hay son más que suficientes para todo y, por el contrario, si hubiera menos sería de gran conveniencia nacional. Si yo fuera Presidente, procuraría que el Ejecutivo y el Congreso se dedicaran a derogar leyes inconvenientes e inútiles durante un período parlamentario completo, sin dictar ninguna, y estoy seguro de que el país andaría mucho mejor.

    Entonces resulta que el Presidente, elegido fundamentalmente gracias a la UDI, no la lleva ni por los tacos. Ni siquiera lleva por los tacos a sus promesas electorales y al programa de gobierno, pues había prometido deshacerse de sus empresas antes de asumir y no lo hizo, y ha consagrado aumentos de impuestos que no estaban en su programa, retirando, en cambio, el compromiso de reducir la carga tributaria (depreciación acelerada) que sí estaba en su programa. Y lo ha hecho para complacer a la centro-izquierda. Se esfuerza por nombrar en altos cargos a personajes DC, pero éstos han sido reacios a aceptar. Coquetea con Gabriel Valdés, con Aylwin y hasta con el abogado comunista Hugo Gutiérrez, a quien, para congraciarse, le promete que no indultará a violadores de los derechos humanos, sabiendo que en el idioma de Gutiérrez eso significa cadena perpetua para distinguidos ex uniformados perseguidos por los jueces de izquierda en venganza por haber derrotado al terrorismo marxista y haber evitado acá una segunda Cuba.

    También Piñera rechazó el indulto del octogenario y enfermo general Odlanier Mena, pese al amplio reconocimiento de que nunca intervino en violaciones a los citados derechos. Se evaporaron sus promesas pre-electorales a los uniformados en retiro, hábilmente ambiguas.

    Y quizás cuántas cosas más pasan entre bambalinas que tienen agitada y descontenta a la UDI, como se ha comprobado en estos días. ¿Y qué quería la UDI? Todos sus dirigentes sabían que Piñera siempre había sido su peor cuchillo.

    Bueno, no vale la pena llorar sobre la leche derramada. Que la UDI aprenda y haga la pega para ganar la Presidencia en 2014. Y que el único hombre joven con proyección, firmeza de ideales y predecible en cuanto a permanencia en sus posiciones y lealtad a sus principios y a la verdad histórica que hay en ella, persista en su empeño de desplazar a la directiva que puso al partido en este trance lamentable y comience desde ya a hacer la pega; y si cae una y otra vez en el empeño, que vuelva a levantarse, porque a su edad tiene mucho tiempo por delante.

    miércoles, 12 de mayo de 2010

    Y los Militares le Creyeron... (II)

    Escribí un blog con este título cuando el IV Presidente DC le denegó el indulto al general (r) Odlanier Mena y tras las declaraciones de Rosy Lama, designada por aquél para encabezar la oficina del Ministerio del Interior encargada de perseguir a los uniformados que combatieron con éxito el terrorismo de extrema izquierda. Dicha oficina fue creada precisamente para ese fin: perseguir a esos ex uniformados. Mientras tanto, los anteriores gobiernos de la Concertación otorgaban toda suerte de perdones, facilidades penitenciarias e indemnizaciones económicas a los ¿ex? guerrilleros frentistas y miristas y sus familias.

    Ahora escribo un blog de igual título, seguido de (II), con motivo de un nuevo atropello contra los que he llamado caídos tras las líneas enemigas, es decir, los presos políticos ex uniformados con los cuales la judicatura de izquierda comete los mayores abusos, al desconocerles el derecho elemental que en teoría asiste a todo habitante de la República, como lo es el de que se le apliquen las leyes. Los jueces de izquierda privan a los ex uniformados no sólo del derecho a la amnistía y la prescripción, que son leyes vigentes y válidas (hasta Aylwin, el II Presidente DC, reconoció la plena validez de la amnistía en su carta inconstitucional de 1990 a la Corte Suprema, conminándola a aplicar tal amnistía sólo al término del juicio); también se les desconocen la cosa juzgada, el derecho a una declaración indagatoria antes de procesárseles, el derecho a que se consideren las pruebas de su inocencia (pues hace mucho que perdieron el derecho a la presunción de inocencia), el principio in dubio prorreo, en el sentido de que en la duda o ante una nueva ley debe aplicarse la más favorable al reo y otras normas elementales del debido proceso.

    Ahora un oficial (r) que se ha distinguido por documentar los abusos que los gobiernos de izquierda y DC (entre éstos yo incluyo al actual) cometen con los procesados y presos uniformados, cuyo nombre es Alejandro Russell, ha comunicado que la semana pasada se reunió la comisión que conoce de los beneficios carcelarios de los presos. Tiene doce miembros y todos los actuales fueron designados por Sebastián Piñera. En los gobiernos anteriores se denegaban sistemáticamente los beneficios carcelarios que les correspondían a los presos uniformados, y todo el mundo miraba para otro lado. Pues bien, la nueva comisión de Piñera ha hecho lo mismo. Comunica Russell que dicha comisión se reunió en forma especial para analizar los casos de cuatro oficiales de Ejército, prisioneros políticos del Estado de Chile, general Alvarez, brigadier Pinto, coronel Wenderoth y coronel López. Los cuatro cumplían con todos los requisitos establecidos en la ley para hacerse merecedores a beneficios (salida dominical o de fin de semana y otros); tienen conducta intachable y más de la mitad de la pena cumplida. La comisión, entre cuyos doce miembros están el Seremi de Justicia, el Director de Gendarmería y el Alcaide del penal, en forma unánime votó por el rechazo de todo beneficio.

    Los ex uniformados, como protesta, mandan esta información a los diarios, radios y estaciones de TV, pero ninguno las acoge. Sus camaradas están en el Gulag creado por la izquierda y la DC para ellos, Gulag que ha pasado a regentar Sebastián Piñera, sin que se haya registrado cambio alguno en la persecución ilegal mantenida por veinte años y durante la cual, por cierto, una conducta permanente fue la de no reconocer a los ex uniformados presos los mismos beneficios carcelarios que sí se conceden al resto de la población penal.

    Yo les advertí a los militares en retiro (de los cuales formo parte como miembro honorario) que no se podía creer en las promesas de Piñera que los inducían a votar por él. El tiempo me ha dado la razón y ahora ellos, cada vez que tienen la oportunidad, así lo reconocen.

    Viernes, 14 de mayo de 2010

    El Gobierno del Protagonista

    Rara vez estoy de acuerdo con las columnas de Agustín Squella en El Mercurio, en particular porque he leído en ellas que no cree en Dios, aserto tan inexplicable para mí como si él dijera que no cree en los fabricantes de relojes, y ante la evidencia de que hay millones de relojes y nadie nunca ha podido presentar uno que se haya hecho solo. Siendo el ser humano tanto más complejo que un reloj (aunque no por eso normalmente ande mejor que éste) no puedo creer que alguien diga que el ser humano se hizo solo, que es lo mismo que decir que no hay Dios. Pero hoy Squella tiene en su columna un notable acierto: dice que Sebastián Piñera, más que un líder, es un protagonista, y en eso tiene toda la razón.

    Es que gobierna para sí mismo, buscando la máxima popularidad y mirando atentamente las encuestas. El aumento del impuesto a las empresas, que él propone, es paradigmático a este respecto. Lo funda en que, como ha dicho reiteradamente, se trata de extraerles dinero a los más ricos para mejorar la condición de los pobres. Este aserto tiene el respaldo de una enorme mayoría en todas las encuestas, pero es ruinoso para el futuro del país, como lo demuestra el hecho de que todos los gobiernos fundados en el propósito de extraerles dinero a los más ricos para dárselo a los pobres terminaron como el chileno de 1973 o los que estaban ubicados tras la Cortina de Hierro o el Muro de Berlín. Y los más moderados de la misma línea -izquierdistas y centroizquierdistas- están terminando como vemos. Varios de Europa que creían haber conseguido un Estado de Bienestar ideal están hoy afrontando la bancarrota.

    La proposición de Piñera se engarza en lo que Pablo Longueira les criticaba a los anteriores gobiernos de la Concertación (digo anteriores en atención a que muchos estiman que éste es el V Gobierno de la Concertación, aunque yo he preferido catalogarlo como el IV Gobierno DC). Cuando José Miguel Insulza, como Ministro del Interior de Frei Ruiz-Tagle, proponía reformas laborales demagógicas para peraltar la candidatura de Ricardo Lagos y hacer desmerecer a la de Lavín, Longueira lo acusaba de estar propiciando la lucha de clases para aprovecharse electoralmente de ella.

    La propuesta tributaria de Piñera tiene ese mismo carácter. Garantiza popularidad de corto plazo, como señalan las encuestas (a la gente le encanta imponer tributos a los más ricos, porque la casi totalidad de ella no se cuenta entre los mismos), pero en el largo plazo eso nos perjudica a todos, porque deteriora al capacidad de ahorro de las empresas, desalienta la inversión y disminuye el empleo y el crecimiento.

    Sebastián Piñera está maximizando un beneficio político de corto plazo (ser favorecido por las encuestas), a costa del interés general de largo plazo, que suele no contar con respaldo mayoritario en los sondeos. Es nuevamente la explotación de la lucha de clases: quitarles a los que tienen más para darles a los que tienen menos, con la salvedad de que, a través de los impuestos, son las burocracias las que se quedan con los recursos y los que tienen menos no son, en general, funcionarios burocráticos.

    Todo esto sucede porque no tenemos un líder de un movimiento que busque el bienestar de largo plazo, sino sólo un protagonista, que quiere para sí popularidad ahora, aunque sea a costa de no interpretar a la principal de las corrientes que lo llevaron al poder.

    El protagonista se beneficiará, ciertamente, de una gran popularidad. Casi tanta como la que tuvo Marmaduke Grove, en 1932, cuando ordenó a la Caja de Crédito Prendario devolver sin pago a la gente las cosas que ésta había empeñado. Las multitudes lo vitoreaban en las calles, pero su gobierno duró pocas semanas. Por cierto, no será el caso del de Piñera, pero en el largo plazo pagará las consecuencias de haber hecho prevalecer el protagonismo y su propia popularidad de corto plazo por sobre un liderazgo serio, a la cabeza de corrientes políticas que buscan consolidar el futuro del país en el largo plazo.

    Sábado, 15 de mayo de 2010

    Y Otra Vez se Quedó con Todas las Bolitas

    Al fin parece haberse acordado la venta de Chilevisión, cuyo dueño, Sebastián Piñera, prometió una y otra vez venderla antes de asumir como Presidente, lo cual no cumplió. Compró el canal en veinte millones de dólares y lo venderá en 130 millones. No está mal. Tenía una oferta mejor, de Clarín, de Argentina (140 millones), pero hay un quid. El canal ha subido de precio gracias a dos personas, Conca, de derecha, y De Aguirre, de izquierda. Y, como ustedes saben, la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas (Nicanor Parra). El canal sin esa dupla valdría mucho menos. En el hecho, Conca y De Aguirre controlan una parte importante del valor del canal. Entonces pasó lo que tenía que pasar: un grupo inversionista incorporó a ambos ejecutivos entre los futuros compradores de la emisora de TV y ya parece haber acuerdo con el actual dueño, el Presidente.

    Éste, una vez más, se ha quedado con todas las bolitas, como le gusta hacerlo. Primero, prometió vender antes de asumir y cosechó votos gracias a esa promesa. Segundo, no la cumplió y, en ese aspecto, hizo pasar por el aro a quienes votaron por él confiando en que bajo su gobierno no habría conflictos de interés derivados de la propiedad de Chilevisión. Tercero, se tomó todo el tiempo necesario para negociar bien. Cuarto, se sacó de encima a Conca y De Aguirre, que representaban el activo más valioso del canal (mi tío Camilo solía decir que no hay buenos ni malos negocios, sino buenos y malos gerentes) y que, entonces, eran dueños de hecho de una parte del valor del canal perteneciente a Piñera. Pero éste, al vender ahora, habiéndose tomado todo el tiempo necesario y dejando por ello de cumplir su promesa electoral, recibirá todo el precio o valor de Chilevisión, y los que deberán reconocerles a Conca y De Aguirre su aporte (y pagárselo), no será Piñera, sino los nuevos dueños, el grupo inversionista que ha acordado adquirirlo y que ha incorporado en la propiedad a ambos ejecutivos.

    ¿No les decía yo que Sebastián Piñera siempre se termina quedando con todas las bolitas?

    Martes, 18 de mayo de 2010

    Un Gobierno Contra Sí Mismo

    El IV Presidente DC, como todos los de la misma cuna política, aprecia grandemente el favor de la izquierda y, en particular, el del PC. De ahí sus antiguos y siempre reactualizados gestos hacia la colectividad de los gulags y los paredones. Hace poco convidó a un viaje al exterior al ex encargado militar comunista y del FPMR, hoy diputado Guillermo Teillier. Más recientemente aún recibió en La Moneda al fiero diputado perseguidor de militares y defensor de terroristas, Hugo Gutiérrez, a quien prometió no indultar a violadores de derechos humanos, que es cómo, en el idioma de Gutiérrez, se denomina a los uniformados que dieron la cara contra el terrorismo rojo. En fin, un gesto de Piñera sumamente valorado por la colectividad de la hoz y el martillo (casi tanto como el de Hinzpeter de fotografiarse reiteradamente bajo un retrato gigante de Salvador Allende que conserva en sus dependencias) fue el de continuar con la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, un nido de abogados de izquierda que no dan tregua a los militares y actúan de consuno con los jueces de izquierda, pasando sobre las leyes para condenar a aquéllos, no sólo por delitos amnistiados y prescritos, sino también por algunos inexistentes o en los que no les ha cabido participación.

    Hoy martes 18 la Oficina de Derechos Humanos se ha sobrepasado a sí misma en su eficiencia, pues en uno más de los procesos que se mantienen vivos mediante el prevaricato (atropello de las leyes de amnistía y prescripción por parte de los jueces), ha resuelto llamar a declarar al Subsecretario de Defensa y ex Comandante en Jefe del Ejército, general (r) Oscar Izurieta, por la muerte en 1973 del cantante de extrema izquierda, Víctor Jara. Hasta la jefa de la Oficina de Derechos Humanos, Rosy Lama, que ha hecho antes amedrentadoras declaraciones contra los militares procesados, se ha declarado sorprendida, porque, claro, se trata de perseguir uniformados, pero no a los que trabajan para el gobierno de Piñera. Pues todos sabemos que en Chile somos iguales ante la ley, pero algunos son más iguales que los demás, como decía Orwell.

    Un abogado de militares retirados me refirió que doña Rosy le había manifestado, en su descargo, que ella obraba bajo instrucciones de sus jefes, que eran, de menor a mayor, el Subsecretario, el Ministro y Piñera, el Presidente. Bueno, ahora su oficina está hostigando al Subsecretario de Defensa, colega de uno de sus jefes, y requiere a la justicia de izquierda para que lo cite a declarar en el caso de Victor Jara, junto al enemigo público número uno de los abogados comunistas y los jueces de izquierda, brigadier (r) Krassnoff, ya condenado ilegalmente, de hecho, a cadena perpetua (por acumulación múltiple de sentencias inicuas decretadas en su contra por haber formado parte, según esos jueces, de la cúpula de la DINA, en circunstancias de que cuando perteneció a ésta era teniente y había entre él y la verdadera cúpula no menos de otros quinientos oficiales). Krassnoff es particularmente odiado por los comunistas porque pertenece a la nobleza rusa blanca (cosaca), tradicionalmente anticomunista. Su abuelo y su padre, militares como él, fueron colgados por los rojos en la plaza del mismo color, en Moscú. Entonces, poner a Izurieta a la par de Krassnoff, en circunstancias de que el primero ha sido tan políticamente correcto como para haber expulsado del Ejército a un nieto de Pinochet por elogiar a su abuelo y haber llamado a inmediato retiro a un general que se expresó favorablemente del ex Presidente, es un acto de los abogados de Interior que pone en una situación muy inconfortable a Sebastián Piñera.

    Éste ha hecho todo un arte del estar bien con Dios y con el Diablo, pero dicho arte está demostrando que le puede jugar malas pasadas hasta al más eximio de sus artífices.

    Domingo, 23 de mayo de 2010

    RUTS Múltiples

    El Mensaje del 21 de mayo perseguía efectos proselitistas y, como siempre que ello se intenta, incurrió en contradicciones.

    Uno de los mayores aplausos lo obtuvo el Presidente al ofrecer terminar con la práctica de los RUTS múltiples de las empresas. Esa es una sentida aspiración, hasta haberse transformado en consigna, del líder sindical socialista Arturo Martínez, que puede con justicia ser considerado uno de los mayores adversarios de la libre empresa en el país.

    Pero los RUTS múltiples nacen de un incentivo puesto por el Estado a través de las leyes: las empresas pequeñas están sujetas a muchas menos cargas laborales e impositivas que las grandes. Y el gobierno del IV Presidente DC, que recién se inicia, ha acentuado ese sesgo, alzando, de partida, la tributación a las empresas grandes y disminuyéndola a las menores, en el proyecto de ley de reconstrucción.

    Por eso que es una falacia otra afirmación de su Mensaje en el sentido de que el Presidente aspira a forjar un país... en que las pequeñas empresas puedan llegar a ser medianas, y las medianas, grandes. Pues él está haciendo todo lo contrario.

    Si las cargas laborales y tributarias fueran iguales para todas las empresas, la mayoría procuraría agrandarse y no dividirse, y no habría RUTS múltiples. Estos derivan de que las empresas se subdividen de hecho para evitar el castigo económico que reciben por ser grandes, consistente en múltiples gabelas, como las de orden sindical, tener instalaciones diversas obligatorias y, en general, verse sometidas a pagar costos más altos por lo que producen.

    Es lo mismo que los RUTS múltiples nacidos del hecho de que las sociedades pagan menos impuestos que las personas naturales. Como los particulares pagamos tributos más altos, hacemos otro RUT distinto del personal nuestro, el de una sociedad, para que nuestras rentas sean menos gravadas. El propio Presidente tiene sus acciones a través de sociedades.

    Entonces, el Mensaje le dio un gusto a la izquierda al condenar los RUTS múltiples y se ganó un gran aplauso de la misma y otro gran aplauso de los que no entienden nada pero a quienes les suena bien que el Presidente se haga el izquierdista. (En realidad, es más bien centro-izquierdista). Pero, a poco andar, el mismo Presidente nos sorprendió al decir que las empresas menores deberían aspirar a ser grandes. ¿Quiso decir que los incentivos se van a cambiar y que, por tanto, las empresas grandes tendrán las mismas cargas y tributos que las menores? Sería la única manera de que éstas quisieran crecer. Y entonces no habría necesidad de RUTS múltiples.

    Pero todos sabemos que nada de eso se va a hacer y que

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