En México deberíamos dedicarnos, única y exclusivamente, a la política. ¿Para qué atarearnos en otra cosa? Nos iría muy bien. O, de perdida, mejor; o en una de ésas, hasta menos peor, y chance y hasta regular. A estas alturas ya es evidente que lo único que los mexicanos sabemos hacer bien es política.
(Un “hacer bien” que–se entiende–nada tiene que ver con la idea