Frente a la guerra
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tan atrozmente ignominiosa y tan degradante para la especie humana como la guerra. Ninguna crueldad se provoca de forma tan directa, tan dirigida exprofeso a causar daño, como la guerra.
Lamentablemente la historia está atestada de guerras y algunos poetas sienten la necesidad de escribir versos que denuncien esta barbarie. La poesía comprometida de José Ignacio Besga se suma a todos estos versos por la paz.
Como tituló uno de sus poemas Gabriel Celaya, "La poesía es un arma cargada de futuro".
Bajo esta premisa "Frente a la guerra" es un clamor de repulsa, pues nada causa tanto dolor ni destroza tantos sueños
como la guerra. Sus poemas están dedicados a quienes la sufren, a quienes mueren en ella, a quienes están a sus puertas, pues para todos ellos no existe futuro.
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Frente a la guerra - José Ignacio Besga
Prólogo
De todas las terribles situaciones en las que pueden encontrarse los seres humanos, ninguna es tan salvajemente cruel, tan atrozmente ignominiosa, tan degradante para la especie humana como la guerra. Ninguna está provocada de una forma tan directa, tan dirigida ex profeso a causar daño, como la guerra.
Ni que esté originada por la suma de millones de acciones, de actitudes, de situaciones, de personas contra personas.
La guerra, tan vieja como la humanidad, que destroza los sueños, instala el terror, aplasta el anhelo de libertad, masacra los cuerpos y rompe en mil pedazos la convivencia.
Y nada hay peor que seres humanos aniquilando a seres humanos.
Destruyendo sus vidas, sus ciudades, sus viviendas, sus hospitales.
Masacrando su dignidad. Niños, niñas, ancianas, ancianos, mujeres, hombres, personas sanas, enfermas. Víctimas. Erradicados sus Derechos Humanos.
¿Cuántos genocidios puedes enumerar, Historia de la especie humana?
El poeta escribió: «La Poesía es un arma cargada de futuro».
Para quienes sufren la guerra, para quienes que mueren en ella, para quienes están a sus puertas, no existe el futuro.
Preliminar
Vuelve a caer la tarde
contra las paredes de hiedra roja,
con la luz inclinada
sobre las nubes rasgadas,
y el tiempo vuelve de nuevo
recorrida la curva del pasado.
O tal vez no transcurre
y permanece inmóvil
como permanece el deseo
profundamente arraigado.
O se va y no vuelve
y el tiempo somos nosotros,
lo que dura el cielo gris
sobre las ruinas de los edificios,
lo que duran los sueños
que caen con el viento del otoño.
El viento que empujará las hojas
como el viento nos empuja
dentro del laberinto de paredes altas,
por encima de las cuales
solo podemos ver la forma de las nubes.
II
Todavía la noche es más larga
en aquellos para los que la esperanza
es un largo túnel sin luz y sin salida.
Esa clase de oscuridad ajena a la latitud
que va pegada a la piel
y tapa cada uno de sus poros.
Aún más larga si su tiempo
se dobla en el corto espacio de unas horas
o se arrastra por el árido suelo
de una existencia sin calendario.
Pero aquellos cuya poesía
se escribe en el estrecho margen
de una mirada implorante,
saben que siempre existe la posibilidad
de construir un mundo distinto
y, entonces, la palabra futuro
será un concepto alcanzable.
Antes
Quienes, Poesía, desistimos de la belleza
en los pétalos de las mariposas,
debemos ser capaces de eliminar la violencia
y de averiguar cómo cercenar los planes
de los asesinos antes de que los lleven a cabo.
Porque los llevan a cabo, y los ejecutan. Fríamente.
Y las llagas de las víctimas no son virtuales.
Antes de que tu último poema
deje de ser pacífico,
tanto pánico y tanta muerte
deben cambiar el enfoque
de la gobernanza mundial,
para diseñar, sin fisuras,
un método definitivo contra los violentos.
La especie hostigada es un título adecuado
para una poesía de desesperanza.
Después, el tiempo
Creí que nunca volvería a pasar.
Que el tiempo devoraría la Historia.
Porque ahora, nuevamente, la vomita
matando sus llagas purulentas
el terror que creíamos sepultado,
tomando de la mano a la desesperanza.
En todo caso, el dolor avisaba de su existencia.
La guerra, lejana, muy lejana. En otros.
Europa: Un ejemplo para el planeta,
siglos de guerras continúan
ensangrentando su suelo.
Entre los mismos, se crean enemigos.
Un ejemplo para las guerras en África, en Asia,
en América. De antes y de ahora.
La misma atrocidad para millones de vidas
desapareciendo con la última luz
del improvisado crepúsculo,
hundiendo las vidas aniquiladas
en la pesada carga de la noche.
¿De qué les sirve haber aprendido a tener miedo
cuando las garras de los buitres de