Nubes
Viendo el cielo desde mi ventana, me pregunto por qué las nubes no son noticia. Por qué, en cambio, lo son las declaraciones de cuanto ignorante y ambicioso aparece con una nueva conspiración sobre la epidemia, los números, el petróleo. Alguien lo dijo mucho antes que yo, en 1926. Fue Virginia Woolf en Sobre estar enferma, un ensayo donde cuestiona la habilidad de la prosa para leerse cuando uno está enfermo o, como es el caso, encerrado, en la odisea de la cama a la cocina. Ella recomienda leer poesía porque, en la convalecencia, interesa más el sonido que el sentido. Acaso tenga razón. Y, por eso, me disculpo por lo que a continuación escribo.
Virgina, quien había caído enferma de la influenza de 1918,
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