Ni hombre ni hembra
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Alimentándonos de nosotros mismos
Derrotados por un destino enfermizo
Acumulando conjeturas en dinastías siniestras
Cociendo tumbas para hacer coronas a los dioses;
Y estos levantan su trono con nuestra carne
Y nuestra sangre mojan la harina de su pan.
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Ni hombre ni hembra - Alejandro Montecinos
Alejandro Montecinos García
...ni hombre ni hembra...
Caldera de sacrificio
El dolor del Tiempo
…ni hombre ni hembra…
© Copyright 2011, by Alejandro Montecinos
Primera edición digital: Febrero 2015
Colección Poeta Carmen Berenguer
Director: Máximo G. Sáez
Edita y Distribuye: MAGO Editores
editorial@magoeditores.cl
www.magoeditores.cl
Registro de Propiedad Intelectual Nº 208.719
ISBN: 978-956-317-131-0
Diseño y diagramación: Freddy Cáceres O.
Lectura y revisión: Juan Jabbaz
Ilustración de portada: El jardín de las delicias
, El Bosco
Derechos de reproducción según el Convenio de Berna (1979)
Edición electrónica: Sergio Cruz
Derechos Reservados
Caldera de sacrificio
Por un parto, dos desastres
Por un parto, dos desastres: vida y muerte;
un camino: continente de tormentas
Mi torrente de sangre es un río
de humanidad incendiada;
es la humanidad haciendo Historia
con fuego del Tiempo
No pudimos ser árbol o nido,
sí violación atómica del silencio,
o casa derrumbada de los nombres
Somos inocentes en la libertad;
culpables en su indiferencia
Por las arterias del excremento corre vida humana
Tierra agónica soportando cementerios
Un hoyo en los sentimientos hace nuestra lucha
Escupe truenos con tu pasión y relámpagos con tu odio
Alma, no me digas nada¹;
cuerpo, di que está tu noche abierta
para la carne perforada
Los restos de ilusión recogen hambre del perdido
Hay una avalancha entre el norte y el sur
por donde peregrina la insensatez humana
El agua escapa de la sed
La boca es un golfo contaminado;
nos envía angustias al veneno aéreo;
regresa como estela herida con verdades
Mi corazón es refugio de la muerte…
sus latidos marcan el ritmo del tiempo
Me ahorco con mi lujuria
En un hombre desnudo sepulto mi razón
Y el espacio maduro cae como fruta verde al polvo
/del entierro
1 Juan Guzmán C.
La morada
Vivimos dentro de una masacre
Alimentándonos de nosotros mismos
Derrotados por un destino enfermizo
Acumulando conjeturas en dinastías siniestras
Cociendo tumbas para hacer coronas a los dioses;
Y éstos levantan su trono con nuestra carne
Y con nuestra sangre mojan la harina de su pan
Esclavo al amanecer
Cocina tus células con el fuego de las velas de tu procesión
Huele el atardecer del odio
Quiérete de la manzana a la cruz
Decídete a ser clavos de tu perdón
El diluvio en la condena
El madero del temor
Ha llovido eternamente
Ni una sombra ha quedado manchando el silencio astral
La Tierra está lavada
hasta mostrar su conciencia inmaculada,
la misma que ha engendrado hombres sin culpa
y con llantos diluidos en la generosidad de la piel
Te dije anda a las rocas del mar
Puertos de amantes y amantes en cascadas
harán de ti un sombrero resistente al peso
del mundo…
sombrero de lluvia que libera las angustias
sin mortal veneno
hazme el aura
Sólo sueños
Sellemos la boca para que no se arranque el alma
Llevas mi perdón a tu cuerpo:
callada en la forma del suelo, en la forma del cielo
Entre nubes y una flor:
vida en el pacto de la subversión
Sin armamento captura el dolor de las trincheras
Distinto es el rumbo en el abismo de los años
(entre bienvenida y despedida)
Mucho después se construye el cauce a la ilusión
Resbalo de barro en polvo, de anegado en gloria
Beso y soplo el comienzo…
el viento lo levanta donde tempestades ve:
reflejo del frío en canción de la Ruta
Marinero sólo hay agua en tu camino:
/la huella es libertad del olvido:
nunca sabrás por dónde navegaste:
/nunca regresarás a buscar tu sudor
Silbidos de la muerte nos llaman en lo perdido…
lluvia aquí, durante, nunca…
flechas de nubes, pero con punta de vida
Y el agua sigue amaneciendo en el hueco del lenguaje
Nos encierra la mañana, la tarde;
en noches