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Progres, conservadores, liberales y otros ladrones…: Responsabilismo, #1
Progres, conservadores, liberales y otros ladrones…: Responsabilismo, #1
Progres, conservadores, liberales y otros ladrones…: Responsabilismo, #1
Libro electrónico172 páginas2 horas

Progres, conservadores, liberales y otros ladrones…: Responsabilismo, #1

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En este libro planteamos una nueva forma de organización de la sociedad, basada en la responsabilidad, tanto individual como colectiva.

Desde pequeños nos han educado a pensar que la responsabilidad es algo que no es. Nos han dicho, que ser responsable es ser obediente, que ser obediente es portarse "bien". Así nos han adoctrinado. De esta manera, se crean buenos ciudadanos. Nosotros diferimos de esta definición, entendemos por responsabilidad como "el acto consciente de pensar por uno mismo, actuar en consecuencia y luego asumir las consecuencias de esta actuación basada en nuestra libre elección"(o al menos en la ilusión de libre elección que tenemos). La obediencia no requiere de un ser pensante. Un robot obedece. Una máquina obedece. Un animal adiestrado obedece. De igual manera, una persona adoctrinada, obedece, no piensa. La obediencia es simple. Te quita el peso de cualquier responsabilidad. No hay necesidad de reaccionar, simplemente tienes que hacer lo que se te dice. La responsabilidad queda en la persona o entidad que emite la orden.

 

IdiomaEspañol
EditorialPepe Traveler
Fecha de lanzamiento5 may 2024
ISBN9798224967995
Progres, conservadores, liberales y otros ladrones…: Responsabilismo, #1

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    Progres, conservadores, liberales y otros ladrones… - Pepe Traveler

    Progres, conservadores, liberales y otros ladrones...

    Por Pepe Traveler

    Índice 

    Parte  1: Introducción 3 

    1.—  Prologo 4 

    2.—  El laberinto ideológico 6 

    3.—  Responsabilismo 10 

    4.—  El sistema actual 17 

    5.—  La Auctoritas del estado responsable 31 

    6.—  ¿Qué es el robo? 40 

    Parte  2: Robos y ladrones 42 

    7.—  Los impuestos, el robo sistemático. 43 

    8.—  La inflación, el robo encubierto. 50 

    9.—  La propiedad privada, el gran robo de las sociedades actuales y   pilar del liberalismo  68 

    10.— Externalidades, otro gran robo y el verdadero precio de las cosas  76 

    11.—  El robo de la verdad: Manipulación de los medios, publicidad   engañosa y otros robos  82

    1.— Prologo

    «El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos» - Salvador Dalí

    «— ¿Os acostáis con las joyas puestas?

    — Sí, solo con ellas ¿Os escandaliza?

    — No me escandaliza nada. Soy científico» - Conversación de la película Indiana Jones y el templo maldito

    El título ¿Provocación o realidad?

    Sí, lo sé, se trata de un enunciado un tanto llamativo. Es cierto, mi intención era llamar la atención para lograr que más personas se interesen y lean este libro. Imagino que la principal motivación de casi todos los autores es ser leídos. Por ello quiero facilitar esto en lo que pueda, ofreciendo el libro de manera gratuita en su versión EPUB. Más aún cuando mi intención es crear una línea de pensamiento diferente, que se abran debates de temas donde ahora mismo hay un consenso por parte de la gran mayoría de la población y la minoría disidente, también peca a mi parecer de ideas similares. Si lo leen 4 gatos, pues poco debate se va a generar.

    Sin embargo, aunque detrás exista la provocación, creo que refleja una realidad de cómo funciona el mundo. Gobiernos, mal llamados de derecha o de izquierdas, progres o conservadores, sustraen nuestros bienes por medio de impuestos obligatorios. Es un robo, porque si no pagas de manera voluntaria, te lo quitan por la fuerza. Si no se lo permites, terminan metiéndote en la cárcel. Cuando en este libro habló de izquierdas y derechas, me estaré siempre refiriendo a la versión hegemónica de estas corrientes. Estoy seguro de que hay excepciones minoritarias dentro de estos movimientos que no encajan con las atribuciones a las que les iré haciendo en el libro.

    Sorprenderá, sobre todo a los liberales (los de verdad, no a los falsos, esos conservadores de derecha "mainstream[1] que gustan de presumir de libertad mientras subvencionan a los toros o protestan contra el matrimonio homosexual), que los incluya en el grupo de ladrones". Ellos abogan por estados mínimos (minarquistas) de libre adscripción o incluso sin estado alguno (anarco capitalistas) donde no haya un gobierno que te quite tus bienes por medio de impuestos. Siendo consciente, aun así, los incluyo dentro del grupo de ladrones. En estos sistemas no nos roban dinero. Pero mediante la errónea concepción de la propiedad privada (uno de los pilares básicos del liberalismo y del anarco capitalismo), nos roban propiedades como viviendas, bosques, minerales, playas, agua, la materia prima sobre la que se nutre todo el sistema. Como dijo el jefe indio Noah Sealth Solo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta de que no puedes comer dinero.

    La realidad es que vivir en sociedad, siempre va a implicar cierto grado de robo.

    Otro tipo de expolio que suele quedar oculto es la generación de externalidades negativas tanto por empresas como por individuos. En la actualidad, liberales y anarcos capitalistas pecan en este aspecto, con exigencias débiles (o nulas) del pago de estas externalidades. Sobre todo si lo comparamos al constante e incesante martilleo contra cualquier acción que suponga una redistribución de la riqueza mediante impuestos. 

    Después de esta breve explicación, me gustaría en primer lugar disculparme ante cualquier persona perteneciente a alguno de los citados colectivos que se haya podido sentir ofendida. Mi intención no era insultar a nadie, sino captar la atención.

    Otro aspecto que me gustaría aclarar. No soy economista, ni político, ni escritor... soy informático de profesión. Eso sí, en los últimos años me he interesado bastante en estos otros mundos. Seguramente cometeré muchos errores en estos planteamientos. No tienen que verse como verdades absolutas mágicas que solucionarán todos los problemas, sino como puntos de partida para una discusión que nos permita llegar a una situación mejor que la actual. Una posibilidad de debate, dejando las ideologías de lado y abandonando las frases hechas. Despojarnos de nuestras programaciones e intentar mejorar el sistema en el que vivimos.

    Muchas de estas medidas tal vez parezcan utópicas, pero no descartemos nada porque aún no se ha hecho. Si desechamos una idea que sea por argumentos sólidos que la refuten, que no sea una voluntad o programación ideológica que nos impida analizarla de un modo objetivo. Cuando la esclavitud era algo normal y aceptado, sin duda a mucha gente le costaba imaginar una sociedad sin la misma, sin embargo, ahora nos parecería impensable que la esclavitud se diera en España. Esto también ocurrirá con otras medidas o ideas innovadoras.

    Intentemos cada uno de nosotros ser como un faro que guía el cambio hacia algo mejor, que cuando miremos atrás ya al final de nuestra vida, podamos ver orgullosos como fuimos nosotros los que transformamos el mundo para mejor y no los que pusimos palos sobre las ruedas para evitar este cambio. Con esto no quiero decir que mis ideas son la verdad y las que hay que llevar a cabo, solo pido que las discutamos de manera sincera, sin cerrarnos en banda al cambio.

    Os dejo un pequeño cuento:

    Maldagdoff, uno de los primeros reyes de Tartaria, quería cambiar todo el funcionamiento de su reino, para mejorar la vida de sus ciudadanos. Cada vez que tenía la oportunidad, le contaba sus planes e ideas a sus ministros, pero estos siempre le contestaban de manera negativa.

    -  Eso no es posible.

    -  No se puede hacer.

    -  La gente no aceptará estos cambios...

    Frustrado al ver que sus ministros no hacían caso y no eran capaces de llevar a cabo sus planes, pidió a su sabio Kassalmars que le ayudara.

    Kassalmars reunió a todos los ministros en la torre del castillo y mirando al horizonte le dijo:

    -  Veis aquella montaña.

    -  Sí, es Kaondan, la montaña más alta del reino.

    -  Exacto. Quiero que partamos hoy mismo y llegaremos a Kaondan mañana mismo.

    -  Pero... ¡Eso es imposible! Tardaremos semanas en llegar allá.

    -  Ok, ok, dijo silenciando a los demás ministros que también querían protestar... ¡Vamos!

    Y comenzó a andar... Al llegar la noche, monto su tienda y los demás le copiaron y pasaron la noche. Estaban tan cansados que todos durmieron sin echar en cara nada al maestro.

    Al amanecer el maestro repitió:

    -  Quiero que partamos ahora mismo y llegaremos a Kaondan antes de anochecer.

    Esta vez fue Malt, ministro de agricultura, el que protesto:

    -  Pero maestro, ¡eso es imposible! ¡Dijiste lo mismo ayer y apenas nos hemos acercado!

    El maestro lo ignoró y comenzó a caminar.

    Esto se repitió durante semanas, hasta que estuvieron muy cerca de Kaondan. Esa mañana, el maestro volvió a afirmar con inmutable convicción:

    -  Quiero que partamos hoy mismo y llegaremos a Kaondan antes de anochecer.

    Y efectivamente, ese mismo día llegaron a Kaondan antes de anochecer.

    2.— El laberinto ideológico

    «La mayoría de la gente no quiere la libertad realmente, porque la libertad implica responsabilidad, y la mayoría de las personas tienen miedo de la responsabilidad» - Sigmund Freud

    «Ser libre significa ser responsables de nuestros actos. Decir que los otros son culpables de nuestros actos significa que somos esclavos» - Alejandro Jodorowsky

    Al igual que la gran mayoría de la población, no solo en España, sino en todo el mundo, he vivido engañado gran parte de mi vida. No solo eso, soy consciente de que hoy en día sigo engañado en muchos aspectos, programado para pensar de una manera determinada, prisionero de unos pensamientos prestados por terceros.

    En mi juventud, fui de derechas. Nacido en una familia tradicional, religiosa y conservadora. Mis conclusiones, que no eran mías realmente, son consignas típicas de la derecha: Los pobres, lo son porque quieren, por vagos, por perezosos, por no tener lo que hay que tener... El sistema es una meritocracia donde si alguien tiene éxito es porque lo merece. De manera natural yo veía reflejada esta forma de pensar en mi propia familia, por lo que la daba por cierta. Fui testigo de cómo nuestra familia paso de vivir en pequeños pisos, en barrios humildes, donde jugábamos a que nos persiguieran los gitanos (los cuales cuando nos pillaban procedían a robarnos o a pegarnos) a mudarnos a una bonita casa con jardín, en un pueblo con muy alta calidad de vida. Mi padre, una persona honesta y muy trabajadora, fue, poco a poco, mejorando la calidad de vida de toda la familia. Siendo testigo del cumplimiento de las premisas de la derecha, ¿cómo no pensar que realmente así funcionaba el mundo?

    Conforme fui creciendo, y sobre todo viajando, me di cuenta de que aunque en el caso de nuestra familia, esta regla de trabajar duro para triunfar, se había cumplido, obviamente no era una regla universal que siempre fuera cierta. La realidad es que a lo largo de mi vida me he encontrado a gente mucho más trabajadora que yo. Estas personas, por circunstancias ajenas a ellos, totalmente fuera de su control, no han tenido y probablemente no tendrán nunca los privilegios y la calidad de vida que yo he llegado a alcanzar. Sería fácil caer en la trampa del EGO y pensar que nosotros estamos donde estamos, ya que somos más listos, más ingeniosos, más trabajadores... Asumiremos como realidad cualquier cosa que nos permita justificar nuestro éxito frente al fracaso de terceros que se han esforzado más.

    Fue ante esta evidencia irrefutable, que me di cuenta de que vivíamos en un sistema injusto, que nuestro mundo no funcionaba como una meritocracia. Al llegar a esta verdad, ocurrió lo que ocurre a diario a miles de personas, la izquierda capturo mi línea de pensamiento. La izquierda con su lenguaje revolucionario, sus eslóganes antisistema, sus grandes héroes... clamaba contra el injusto sistema capitalista. ¿Cómo no unirse en la lucha contra la injusticia? La izquierda hace una cosa muy bien y es señalar y visibilizar los problemas del sistema. Con el tiempo me di cuenta, de que la izquierda no apuntaba a la enfermedad, sino a los síntomas. Por lo que intentan curar el sistema atacando a los síntomas, lo cual hace que la enfermedad no desaparezca. Incluso muchas veces hace que la enfermedad empeore. Pongo varios ejemplos (todo muy simplificado para que se entienda la idea):

    Desigualdad económica: Si hay desigualdad económica, la izquierda mediante impuestos intenta hacer una redistribución de la misma. Atacan al síntoma desigualdad económica, pero no a la enfermedad, ¿cuál es la causa real de esta desigualdad económica? La respuesta es muy compleja, por lo que es más sencillo (y más populista) atacar al síntoma.

    ¿Qué es lo que ocurre al atacar al síntoma en este caso? Al subir los impuestos a los ricos, estos se llevan su capital, inversiones, empresas a otros lugares donde no les frían tanto a impuestos. Esto provoca desempleo, el desempleo trae salarios más bajos (menos oferta de trabajo ante más oferta de trabajadores)... es decir, intentando solucionar la desigualdad, se genera pobreza y probablemente más desigualdad.

    Bajos salarios: Para luchar contra los bajos salarios, la izquierda crea una ley de salario mínimo, ataca al síntoma, que son los bajos salarios, pero no atacan a la enfermedad, ¿qué es lo que ha causado que haya salarios bajos? Falta de competitividad, exceso de burocracia, alto desempleo... ¿Qué ocurre en este caso? Si las empresas pequeñas (que son las que en mayor porcentaje pagan menos a sus trabajadores) no pueden permitirse esta subida del salario, tienen que despedir o incluso cerrar. Vemos como esta solución, hace que suban los salarios a cambio de que se destruya empleo... de nuevo generando pobreza.

    Alquileres caros: Si hay alquileres caros, la izquierda, mediante una ley de control de precios, ataca al síntoma, que son los alquileres caros, pero no atacan a la enfermedad, ¿qué es lo que ha causado que haya alquileres caros? ¿Qué ocurre en este caso? Más dificultad para alquilar (ante un precio máximo, los arrendatarios tenderán a buscar otro tipo de exigencias, mayores depósitos, solo alquilar a personas con X características...). Algunos propietarios decidirán sacar su propiedad del mercado de alquiler (algunas personas pensarán que el beneficio obtenido de alquilar su casa no será suficiente para las molestias que derivan de su alquiler).

    Igual que la derecha, suele tener un odio irracional, una fijación con todo lo que

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