“El país necesita seguridad jurídica”
Si Juan Grabois (38) dejara de ser un dirigente social, le encantaría crear una empresa de reconversión de autos usados a autos eléctricos. Sus fantasías emprendedoras son apenas una faceta que confesará a Forbes el mayor detractor del empresario argentino más exitoso de América Latina. Por sus críticas a Marcos Galperin y por distintas participaciones públicas, gran parte del empresariado argentino lo considera una figura extraña y amenazante: un bolchevique rioplatense, piquetero y con una singular faceta mística que lo acerca al Papa Francisco. Criado en una familia de clase media alta en San Isidro, Grabois se indigna en su último libro Siete pecados argentinos, una historia de demonios del “chetaje enfiestado”, por los festejos electorales del macrismo. Repite que no reniega de sus orígenes por estar al frente de organizaciones que representan a sectores marginados y desocupados. Pero la ambivalencia se refleja en sus ideas y contradicciones. Grabois, quien es feliz tocando la batería, leyendo sobre robótica (“me apasiona la tecnología”) o viendo series de Netflix como Better Call Saul, confesará a lo largo de la entrevista cuál es su país modelo. Y coincidirá con el reclamo clásico de quienes evalúan invertir en Argentina: hace falta mayor seguridad jurídica. También insiste en la necesidad de una reforma agraria (“de tipo capitalista”) y explicará el origen de su encono hacia Galperin.
¿Hay algún empresario argentino al que respete y valore?
Respeto más al de EE.UU., tipo lobo de Wall Street, que
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