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Pelucas-Rojas
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Libro electrónico2542 páginas43 horas

Pelucas-Rojas

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Todo ocurre, más sin embargo, sólo sucede lo que se siente...

No sé si... sea sólo Yo, quien conciba esta idea, o si es que somos muchos o quizás seamos todos, los que experimentamos cierta sensación, que nos permite desprendernos un momento de lo que solemos llamar nuestra vida, más de pronto, sin que nos lo lleguemos a proponer y a pesar

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento8 oct 2023
ISBN9781685744908
Pelucas-Rojas

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    Pelucas-Rojas - D.b.g.H

    Pelucas_rojas_portada.jpg

    Pelucas - Rojas

    By D.b.g.H.

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Diana Patricia González Juárez

    Copyright © 2023 D.b.g.H.

    ISBN eBook: 978-1-68574-490-8

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    PELUCAS-ROJAS

    UN COMIENZO

    UN APRENDIZ DE CHAMÁN

    UNA NOCHE CUALQUIERA

    JUAN LUIS

    TOC-TOC

    1221

    ROMANOS

    UN BUEN DIA

    GILBERTO

    LO QUE BIEN EMPIEZA, BIEN ACABA

    UNA PROPUESTA Y UN… ¡CAFÉ!

    UNA MAÑANA NUBLADA

    Y UNA CITA… VENDRÍA A TOMAR LUGAR

    UN RINCÓN SINESTRO

    NO TE DEJES VENCER POR EL MAL

    ¿UN DESAHOGO?

    UNA SU-FRIDA PASIÓN

    UN COQUETEO INOPORTUNO

    EL PRIMER PEDIDO

    UN CIERTO TRAUMA

    LA PERCEPCIÓN

    EL QUE BUSCA PAZ, SACA MÁS

    UNA ERÓTICA ESTAFETA

    ¡MAEESSTROUU!

    UN MAQUIAVÉLICO PLAN

    EL PELUCAS

    MENOS CURISOSO, Y MÁS GATO

    UNA DESAFINADA MELODÍA

    UNA DE ELLAS

    ¡CONMIGO!, ¡PERO, SOLO, CONMIGO!

    UNA PERTSA INTERVENCIÓN

    UN TÚ A TÚ FEMENINO

    UNA MALA DECISIÓN

    SORPRENDIDA O SORPRESOTA

    VENENO, LLAMA, A VENENO

    UN ¿AMIGABLE? GUAPANGO

    UNA COMANDA… ¿QUÉ, COBRAR, O QUÉ, OLVIDAR?

    UNA RELEVANTE Y TRASCENDENTAL ESCENA

    ¡VAYA, CLIMA!

    BORRÓN Y CUENTA NUEVA

    MIJITO

    UNA DESPIADADA CONSPIRACIÓN

    LA VIVIC Y EL INTENDENTE

    UN ÁNGEL DE LA GUARDA

    UN CALLEJÓN, SIN SALIDA

    UN RUIDO

    JAZZMEAN

    LISTOS, CÁMARA, ¡ACCIÓN!

    BUSCANDO ESQUINA

    EL ROJAS

    UNA ALTRUISTA REPUTACIÓN

    CIERTAS CARACTERÍSTICAS

    SITUACIÓN CONYUGAL

    UN ATREGUADO COMPORTAMIENTO

    ¡EL ELEGIDO!

    LOS Y LAS

    UN NUEVO, SIGNO, DE INCOFORMIDAD

    UN NUEVO FORMATO

    LISTAS NEGRAS

    UN AMIGO ESPECIAL

    UNA ANHELADA OPORTUNIDAD

    EL PRINCIPIO DE UN ¿FINAL?

    UN EMOCIONAL LABERINTO

    UNA NUEVA SENSACIÓN

    UN NUEVO AMANECER

    DELINIANDO TERRITORIOS

    MANOS A LA OBRA

    UN TAL SORTEO

    DAVID Y GOLIAT

    UN INGENUO AFÁN

    UN AJEDREZ LABORAL

    EL KIKE

    UN NUEVO VECINO

    UN LÓGICO ANOCHECER

    UNA EMOCIONAL ENCRUCIJADA

    NOSOTRAS

    ¡A GRITOS Y SOMBRERAZOS!

    UN MAL AUGURIO

    UN ENTALLADO VESTIDO NEGRO

    UN ACERCAMIENTO DISTANCIADO

    COMO, PEDRO, POR SU CASA

    UN ALIADO

    POR ESCRITO, ANTE, NOTARIO

    UN MORBOSO RUMOR

    UNA FEMENINA ENCOMIEDA

    EMBUSTERO

    UN PAPEL DENIGRANTE

    UNA HOMOSEXUAL INCERTIDUMBRE

    UN RAYO DE LUZ

    LADY´S NIGHT

    AMBAR JOAN

    UN ALARIDO

    UNA CAJA DE CARTÓN

    UN SIMBÓLICO UNO

    UN MITIN CLANDESTINO

    UNA DESGASTANTE EXPECTACIÓN

    UN BANDERAZO DE SALIDA

    UNA ADECUADA INTERVENCIÓN

    UNAS PALABRAS ANGULARES

    UN DIÁLOGO DIFERENTE

    UN JUEVES

    DOS HOMBRES EBRIOS

    UN VIERNES

    ¡AL FIN, SÁBADO!

    UNA RESANADORA MANERA

    UN DILEMA EXSITENCIAL

    UNA ESTRATEGIA EMOCIONAL

    UNA… META…MORFOSIS

    UN GRAN SEÑORÓN

    UN GRITO DE NIÑA

    UN ENCUENTRO ETÍLICO

    UNA ENCOMIENDA ALTRUISTA

    UNA HUMILDE CASA

    "Y… ¡DÓNDE ESTÁ EL BAÑO?

    EL QUE, BUSCA, ENCUENTRA

    UN TAXI A LO LEJOS

    UN TRIDENTE Y SU MANGO

    UNA ADVERTENCIA EXISTENCIAL

    UNOS LEGALES PAPELES

    UN HULK ROSA

    UN IDÓNEO MOMENTO Y EXACTO LUGAR

    DOS FEMENIOS ATUENDOS

    UNA REUNIÓN ESPECIAL O FAMILIAR FESTEJO

    UNOS VIEJOS HARAPOS

    UN ZAFARRANCHO VERBAL

    UN PAR DE OJOS ASTUTOS

    UN CONSUELO EXISTENCIAL

    A UN SEGUNDO…

    UN CONSIDERABLE PLEITO

    TANTO EL GIRO, COMO EL COLORADO

    A GRITO PELAO

    Y… EL SHOW, CONTINUÓ

    ALGUIEN

    UNA ENMENDADORA PARTICIPACIÓN

    LA PIEDRA TRIANGULAR

    UNA PAREJA CLANDESTINA

    UN ¡MUY! MASCULINO SER

    UN POSITIVO RUMOR

    UNA CARTA INVITACIÓN

    MIGUEL ÁNGEL

    UNA SENSACION DE VACIO

    UN RECONCILIADOR CAMINO

    UNA ESTACIÓN DE TRENES

    UNA DESPEDIDA, MÁS NO, UN DEFINITIVO ADIOS

    UN PRIMOROSO DESDÉN

    AGRADECIMIENTOS

    PRÓLOGO

    Todo ocurre, más sin embargo, sólo sucede lo que se siente…

    No sé si… sea sólo Yo, quien conciba esta idea, o si es que somos muchos o quizás seamos todos, los que experimentamos cierta sensación, que nos permite desprendernos un momento de lo que solemos llamar nuestra vida, más de pronto, sin que nos lo lleguemos a proponer y a pesar de que sólo tenga lugar en nuestra mente, gestamos un pensamiento donde posamos nuestros sueños, nuestras metas, donde divisamos también nuestras carencias, nuestras limitaciones, y de vez en cuando, alguno que otro fracaso, que al final de nuestras compasivas cuentas, termina siendo, ¡no más! que un intento, resguardado en el desván de nuestra voluntad; pero que al cual, llegado su momento, suele emerger proclamando, humildemente, una autonomía, al, arrulladoramente, someternos en él, llevándose a sí a cabo, una autónoma realización de Nosotros mismos, a través de la voluntad de algo que, supuestamente, no existe, pero que al ocurrir, hace que en nuestras vidas, algo acontezca.

    Que hablando de Mí, creo que ese suceso está tratando de corregir algunas decisiones de vida, a Ésa, a la que siempre la he concebido de una manera racional, aceptable, lo que podríamos llamarle normal, y a la que hasta este preciso momento, sólo he estado tratando de proseguirle un trayecto, por la mayoría de la humanidad, acordado, el cual suele ser, ¡el gran hecho, el gran logro! de sentirse en esta vida, mundanamente, realizado; más ahora creo sentir en Mí, una contraparte que no se amolda con esas siluetas morales, según esto, propuestas, más aun así, aun y que todo el tiempo, esa contraparte está tratando de emerger de Mí, ¡acostumbro encontrar!, la manera de postergarla, de aquietarla, aprisionando toda su razón de ser, ¡sumerjo su ímpetu!, en mi inhabilidad de dejar de pensar, derrochando desprecio por mi habilidad de sentir, transformándome en verdugo de una sensación, que quizás, tenga más derecho que YO a existir; más sin embargo, ese algo, aferrado a los entrañas de una insistencia, sigiloso y con prudencia, asumiéndome como su objetivo, no deja de tomarme en cuenta, con lo cual se le suele plasmar a mi voluntad, como un fuego interno que en su mudo expresar, con su humo me ingiere señales, que aún y que en mi analfabeta visón superficial no consiga descifrarlas, ¡a mi instinto! le sigue insistiendo, como una brasa ardiente que se aferra al ¡más! leve soplo del viento, tratando de que, como una extinción no termine siendo relatad, o como en este caso, no termine siendo por mi indiferencia, completamente, apagada; y así, logre impregnarme de la percepción de su vigoroso afán, que es ese insistente latir de lo que, supuestamente, no existe, pero que en un positivo reniego, de haberle sepultado en lo ingesto, todos sus sentidos, pues ¡persiste!, en venirle a demandar a mi agonía, ¡vigorizar! sus últimos latidos, o lo que es lo mismo, sus últimos instantes de vida, para que así, tenga una oportunidad de suceder, y por lo tanto de existir, ese adecuado momento en el tiempo, donde me pueda ayudar a expresar lo que siento, y en unidad, dejar que todo ocurra, para que así suceda lo que se vaya sintiendo; lo cual viene siendo, éste transgredir fraterno, lo cual viene siendo, éste empírico proponer, lo cual viene a ser, ¡esta oscuridad tan necesaria, para contemplar con unas vigorosas ganas!, de la vida o de Uno mismo, un nuevo amanecer, y de esta manera, me torne ¡más! apto para saber descubrir en sus bríos, el rayo de luz, que me deslumbre el Yo, que de Mí, mantengo perdido, y al cual, sólo le escucho el suspiro, por querer ser, lo que Yo no he podido: la palabra en papel, un silencio que espera a ser sonido, un profundo respiro, que forje el emblema de la contra parte de Mí, la otra historia o las otras historias, que en mi ceder o en mi dejar de combatir, acontecerán, por permitirme sentir, lo que a continuación, va a suceder...

    PELUCAS-ROJAS

    Vasta, fantasiosamente, un instante, una palabra, o quizás, ……………………………………………………….. un enorme silencio, para que, humanamente, dentro de lo que, supuestamente, no existe, quiera Uno hallarle a algo algún comienzo, y así, ser capaz de convocar, el mágico inserte con algún acontecimiento INEXistente, que termine interpretando a alguna callada historia, que en su timidez o en su demasiada seguridad, nos pretende abordar, ya sea, tan sólo para contarnos sobre alguna raquítica posibilidad, que proviniendo de lo inverosímil, pueda desatar o más bien construir la convivencia, de uno, dos, o varios ficticios personajes, que entretejiendo sus circunstancias, comiencen a confeccionar las vestiduras de algunos aconteceres que, subliminalmente, son los que terminaran ofreciendo la fértil oportunidad para conjugarlos, con lo cual, una vez de esta forma trasminados, pues de cada Uno, involuntariamente, se llegue a obtener algo que les llegue a esclarecer, la impensable idea, de que en Ellos, para sí mismos, esa fértil oportunidad siempre les había existido; aunque, para tornar a ese algo en lo natal, puede que, individualmente, les resulte atrofiada o insuficiente, la existencial audacia personal, tornándose pues como primordial referente, el hecho social casi incongruente, de tener qué, llegar a interactuar, con quien ¡menos!, Algunos de Ellos se lo imaginarían; para que así, ese algo especial, como especial cualidad se les termine estimulando, y por lo tanto termine derivando, de ese o esos determinados seres, algo más, de sí.

    Siendo pues así, que esa precisa oportunidad viene siendo, la que, naturalmente, nos la deberíamos de procurar en nuestros inconscientes aislamientos, ¡precisamente, ahí!, que ¡es! donde, irónicamente, suele ocurrir, el acontecimiento de lo inesperado, de lo insospechado, donde lo extraordinario se comienza a sentir como la convivencia ¡más! habitual con Uno mismo, y que una vez constatada, subliminalmente, se comienza a ofrecer hacia los demás, construyéndose de esa misma manera, el máximo referente, de un placentero y ¡muy! destacable existir; y con lo cual, pues hasta, impensablemente, se pueda terminar de fomentar, un especial o no muy común acercamiento, en un determinado encuentro, entre dos polos que aunque se asemejen opuestos, sin quererlo o más bien sin creerlo, podrían llegar a ser capaces de conformar, la ¡más! adecuada y solidaria conductividad, para que todo lo relativo a Ellos, en cuestiones de estancamiento en la negatividad, pues se les llegue a revolucionar, en un positivo, personal crecimiento. Lo cual, ¡¿qué tal?! si para tratar de ilustrar esto, pues tomamos como un ocurrente ejemplo, la contrastante debilidad de Alguno, con la fortaleza de un Otro, o la notable diferencia, entre el que calla y el que siempre dice lo que piensa, y que, totalmente, contrastantes en sus caracteres, sólo, quizás en los concertados azares de los ritmos del destino, se le puede llegar a encontrar un aspecto circunstancial, donde se podría gestar el punto de encuentro, de estos dos repelentes ejemplos, o de los que se cree, nunca se podrían, socialmente, llegar a mezclar; dándose, precisamente, ahí, la fértil oportunidad, para permitir que se fragüen dos posturas o tendencias, o en este caso, que palabra a palabra, literariamente, como que se está queriendo comenzar a manifestar, digamos que la impensable, más no imposible, alquimia existencial, de dos personajes que sin imaginarlo, con sus ficticias, cotidianas vivencias y cotidianas circunstancias, pueda que nos terminen guiando, hacia el encuentro de una cercanía, entre, los que, por asemejarse contrastantes, se suelen conjugar, efímeramente, en una, social y humana lejanía, como lo suele ser, la fortaleza y la debilidad; que implementando a éstas, como par de humanas ponencias, pues podríamos exponer, como casos literarios, el de un ser, que en su desbordante producción de testosterona, se suele fraguar una personalidad que arroja poca debilidad, o más bien, mucha seguridad, ¡tanto!, que a las cúspides de una desmedida valentía, lo estaría propulsando, más a la vez también, por esa desbordante manifestación masculina, pueda que, como un conflictivo trabuco, ese mismo ser se termine insinuando, si es que, se le trata de dosificar; pues suele ser, un perfecto humano ejemplo, para describir lo que es, totalmente, lo contrario, de lo que vendría siendo, el primero abarcar el pensar, antes de acatar un actuar, que aunque a veces, como dice uno de tantos dichos populares: ECHANDO A PERDER SE APRENDE, pues aun así, por ese bravucón surco, emocionalmente, sólo fuertes sinsabores, es lo que terminaría por experimentar, al, sin llegar a meditar, que en su civilizado salvajismo, nunca va a ser apto para encontrar en sí mismo, el necesario tacto, que le permitiera estar a la altura de alguna determinada situación, hasta que, luego de que de sí mismo se desulfure, pueda que se dé, la amainada posibilidad de entrar en razón, para luego abarcar, de lo lógico, una sutil y aceptable comprensión, más claro está, luego de haber descompuesto, irónicamente, algo, que si bien no estaba tan mal, pues al pretender, según ese recio ser, elevar a ese algo a un excelso grado de la perfección, sólo le termine otorgando una especie de inducción, hacia una, quizás definitiva destrucción. Por lo tanto, pues ¡qué le podríamos terminar incorporando!, a ese tipo de impulsivas personalidades, cuando parece que la quietud les suele causar una comezón formidable, lo cual hace pronosticable, que antes de aceptar, llegar a protagonizar una remota convivencia, con una versión, digamos que de sí mismo, pero ésta por supuesto, de su manera recia de ser, ¡muy1 opuesta, pues ¡un total rechazo! sería, lo que se supone, ¡muy!, seguramente, le iría proporcionar, a ese otro tipo de delicada personalidad, esto inclusive, de que de alguna manera le pudiera llegar a dosificar, digamos que a la mitad, a ese otro ser arrojado, su híper alebrestada forma de reaccionar, puesto que en contraparte, ésta otra personalidad, estaría viniendo a contar con una fragilidad y una delicadeza, que de alguna manera lo haría, venirse a hacer manifestar, como un ser portador de una altruista consciencia, aunque a la vez, ese par de singularidades, pues también estaría dejando mostrar, un afeminado comportar, por mucho y que esto no llegara a ser su intención primordial, de que en su usual comportar, se le viniera a destacar; por lo cual, pues por mucho y que ésta frágil personalidad, físicamente, se estuviera representando como un ser macho, pues ya en el manifiesto existencial de su ser humano, su involuntario y a la vez natural proceder, subliminalmente, ¡siempre! le iría a ser, estar proclamando por el espacio moral y social, donde pudiera ejercer, su oculta o contenida naturaleza, y por lo tanto, terminar por ¡revelarse! ante el tabú, de poder ser, la que no puede o ¡nomás! no se atreve a ser.

    Por supuesto que, como segundo caso de personalidad, nos estamos refiriendo a la de un tipo de ser humano, que, como peculiaridades llega a tener lo delicado y cierta timidez, que trasminados en una insegura y retraída alquimia, pues derivan de ese ser, una ingenua o sumisa persona, que se suele sentir, autónomamente, desvalida, como para llegarse a proteger de lo que teme, todo esto, por no ser capaz, emocionalmente, de llegar a encontrar en su adentro, la requerida fortaleza, que lo convocaría a dejar de ser, una especie de niño amedrentado, por toda aquella persona, que en una patanería desmedida, perversamente, fomentada hacia esa misma frágil personalidad, pues ya, en sus maléficos instintos, nunca iría a encontrar la capacidad, de llegar a generar un piadoso latido, derivando esto, que por mucho y que dicho patán, ¡lógicamente!, que con un corazón viniera a contar, pues esto sólo sería para constatar, que su palpitar, ¡por siempre! lo iría a incitar, a que no dejara de actuar como un ser hostigoso; por lo cual, nunca se instaría a parar de efectuar, un comportamiento, hostigosamente, ventajoso, hacia ese frágil ser, que en su debilidad no daría signos, de que una vida digna, se pudiese hacía sí mismo proporcionar, convocando con esto, de sí mismo y de ésta sumisa manera de actuar, una especie de agonía emocional que pudiera llegar a ser perpetua, a menos de que encuentre en Él, la suficiente y adecuada, valentía o fortaleza, que lo lleve a convertirse en el hombre, o más bien en la idónea persona, que lo haga sentir la independencia de ¡todos! sus temores, y de esta forma, verdaderamente, terminar viviendo, una contraparte femenina, que de otra manera, sólo la estaría escondiendo, y debido a esto, su existir no estaría siendo, como el de cualquier otro humano ser, el cual, comúnmente, se termina manifestando, con ¡más! tendencia a estar en esta vida, repleto de un divino esplendor. Más pareciendo, casi inevitable el hecho, de tener qué, convivir o socializar, con los millones de individuos, que sin quererlo, forman parte directa e indirecta en nuestras vidas, pues, a cierta cerrazón existencial, a través de esto, puede que se le termine por encontrar, una existencial salida, todo esto por acatar, inconscientemente, los concertados azares del destino, o quizás, dándonos el privilegio existencial, de seguir, sin venirse a percatar, de los planes de un GRAN CREADOR, que cuando se le da la gana, a la vida la suele vestir de lo divino, con lo cual, con las personas ¡más!, truncadamente, adecuadas, y ¡más!, solidariamente, impensadas, nos vamos a venir a topar, y con la cuales, pues de alguna manera, nos vamos a terminar de conjugar, para que así, los desbalances emocionales de nuestras personalidades, como, positivamente, equilibrados y convenientes, se nos vengan a transformar; con lo cual, nos veamos capaces de dejarnos de contemplar, en todo lo aquello, que superior o ¡muy! realizado, a comparación de lo nuestro, lo consideramos como algo, que quizás, nunca llegaremos a alcanzar, y con esto nos comencemos a avocar, a que protagonicemos de una manera, sustancialmente, ejemplar, sólo lo aquello, que por los concertados azares del destino, o los magistrales guiones de un plan divino, nos indique, ¡¿Qué es?!, lo que satisfactoria y, equilibradamente, de Nosotros, debemos realizar, para que, como seres casi, ¡mágicamente!, manifestados, ante cualquiera, pero sobre todo ante Nosotros mismos, nos terminemos por radicar, en esta dimensión algo mundana, y casi siempre ¡muy! terrenal; y de esta forma, no terminemos, confusamente, involucrados, en la manifestación continua de una ajena avaricia, en la que no se suele encontrar la fricción existencial, que nos permita plasmar, como, verdaderamente, avance personal, los pasos, que dentro de nuestras vidas, damos, y al contrario de esto, de lo, existencialmente, humano, nos rezaguemos, en nuestro personal trayecto, al sola y, efímeramente, terminar por comprendernos, como seres avanzados, pero, dentro de los andares de una limitada banalidad.

    Y pues, basándonos en tal redactada situación, y ya entrados, en que de alguna manera, dos personalidades, literariamente, supuestas, como que nos están indicando, que quieren mostrarnos su manifestación, pues propongo que nos aboquemos a identificarlos, por lo tanto, al individuo débil o algo afeminado, como EL PELUCAS, lo vamos a terminar apodando, y al individuo fuerte y ¡muy! macho, como EL ROJAS, lo vamos a terminar identificando, y a los cuales se les promulgara, una especie de desencuentro consigo mismos, más sin embargo, ya vertidos en ese trayecto existencial, les vendría a ocurrir la ironía, de venirse a reconocer, entre Ellos y para sí mismos, una enormidad, de sus respectivas capacidades; con lo cual, dirigirían su mirar a sus adentros, llegando a encontrar en Ellos, una manera de ser, que en el desbalance de sus emociones, la abandonaron, puesto que, en la desproporción de una vida, que de momento era dirigida desde una parcialidad, donde, sólo les dejaba paladear, lo demasiado dulce o lo demasiado amargo, del genial hecho, casi casual, de contar con una vida, que con esto, por mucho y que asintieran un incesante latir en sus respectivos corazones, pues a lo único que le terminarían tirando, sería tan sólo a apreciarse, como algo, más vivos que muertos, prácticamente, protagonizando un existir, trasminado de un acallado lamento, desde el cual, nunca lograrían saborear en su totalidad, la exquisitez, de llegarse a constatar, verdadera y existencialmente, en una vida, de una forma satisfactoria y equilibrada; y pues, desde esa perspectiva balanceada de mis palabras, que se me insinúan ya, con ciertos tesones de vida, me hace sentir seguro de Mí, como para comenzarles a decir, que…

    UN COMIENZO

    Toda vida tiene noche, y por lo tanto tiene día, es decir, que toda vida suele mostrar momentos sublimes de felicidad, y a la vez también, momentos, donde sin saberlo Uno, todo tiene un amargo sazón de tristeza, marcándonos el desbalance o equilibrio de nuestras respectivas existencias, con lo cual, emocionalmente, como ¡muy! rico o lleno de pobreza, nuestro peregrinar terrenal lo terminaremos por expresar; que según ésta, filosófica y espontánea regla que acabamos de postular, pues para EL PELUCAS, a quien de nombre, como JUAN LUIS es, que lo iremos a identificar, su luminosidad, en su respectiva y literaria vida, irónicamente, le solía pasar, cuando la era noche, la que a sus cotidianos días, se los venía a amenizar, puesto que era, dónde menos solía conocer o confrontar, humillantes reproches, por permitirse sin tapujos manifestar, su verdadero y natural ser, es decir, las convivencias que JUAN LUIS, nocturnamente, realizaba, eran de ¡más! trascendencia para su ser, que las que, usualmente, de día, efectuaba; puesto que en las nocturnas, era donde ¡más!, a su sexual naturaleza la sentía aceptada, o al menos no tan señalada, mientras que, por las matinales convivencias, su social experimentar, involuntariamente, se solía transformar, en un morboso clamor, de ciertas personas azoradas, que sin saberlo despistar, un colectivo murmurar, hacia las consciencias de JUAN LUIS, le recitaban, por lo tanto, como ¡mejor antídoto!, a todo ese demeritar existencial, pues se terminaba postulando la nocturna actividad, que a JUAN LUIS le solía pasar, y que a cabo se solía llevar, en un asediado cabaret, ¡así es!, en nada menos ni nada más, que en un famoso lugar conocido como EL PUSSY CATS, un salón, tipo teatro, con buena ubicación y con el abolengo y la distinción, de que en su prestigiada variedad, pues chicas ¡muy bellas!, siempre solían ostentar; jovencitas que querían experimentar, el lado salvaje y vanidoso de sus respectivas vidas, al ser y por ser aclamadas, por masculinas jaurías, (por no decirnos ¡perros!, ya ven, que siempre les solemos aullar) y de esta forma, matizar de realidad, a los efímeros deseos, de Alguno que Otro irrealizado, y ¿Por qué no? ya de paso, alguna que otra moneda, que en esa etapa curvibuena de sus cuerpos, se pudiesen acarrear.

    Esa era, la excelsa peculiaridad o el suculento formato, que la administración de ese lugar, implementaba, y quizás la fórmula no estaba tan equivocada, pues al ofrecer frescura en su femenino repertorio, casi era garantía, de que ¡siempre! se les llenaría, ese paradisiaco lugar; por lo tanto, tales características corporales, exigidas por ese sitio, solían ser gratas, para casi todo individuo que tuviese qué, ver, con ese asediado cabaret, ya fuera empleado, dueño, o cliente frecuente, todos ellos concordaban, en que estas fueran, las físicas normas que deberían de imperar, en ese asediado y exótico lugar; más a pesar de todo esto que, como físico reglamento se acaba de mencionar, pues como en casi todo, una excepción, se tendría también, que venir a mencionar, dentro de ese fresco y jovial repertorio, y la cual, como madura, tendría su humano catalogar, que por mucho y que ya algo aseñorada, se le podría llegar a contemplar, a esa feminidad, pues aun así, ésta excepción tachaba, lejos de ser catalogada como ingrata, puesto que, mientras que en la falta de frescura y jovialidad física, era en lo único que esa excepción, con las normas de ese asediado y exótico lugar, no comulgaba, pues ya en cuestiones, de un buen y seductor gusto, en su exótico vestir y en su manera de bailar, ¡vaya! que a todas las demás damiselas, las rebasaba; ¡y más!, cuando de una manera exorbitante, en lo erótico y lo sensual, a todo ese provocador atuendo, dicha aseñorada damisela, lo venía a hacer brillar, al momento en que venía a remarcar como ¡muy! deseables, ¡todos! sus seductores movimientos. Que también esa excepción, por ya andar rodando dentro de lo añejo, era que ya se estaba viniendo a considerar, en sí, como una colaboradora veterana de ese establecimiento, lo cual, pues también la hacía contar con cierto abolengo, como para, subliminalmente, estar proclamando, un asilenciado mandamiento, que la regía sobre todas las demás damisela de ese lugar, para venir a ocupar, la ¡más! aclamada posición, dentro del repertorio de las funciones ofrecidas en ese cabaret; ¡y cómo no la iba a tener!, si con su repertorio ¡tan! distinguido, ¡tan sexy! y exuberante, fue causa de masculinas congregaciones apabullantes, en el mencionado lugar, lo cual, también dejaba derivar, que por mucho y que lo aseñorado, dentro de su feminidad, ya era algo difícil, que de jovialidad se pudiera maquillar, pues aun así, esa femenina excepción, ¡en mucho! venía a destacar, dentro de las exigentes gustos masculinos, que de una ¡vedette!, de una manera especial, esperaban acontecer, y por lo tanto, deleitar; y es que, ya sea por la vida o por el GRAN CREADOR, fue que su femenino fulgor, vino a ser conmemorado con un estilo y con una belleza, que conjugaban la vulgar sensualidad de una puta, con el caché y el recato de una princesa, a quien por cierto, ¡DEVORA LORENZA!, la solían llamar, todas aquellas personas que llegaron a experimentar, la terrenal gloria, de venirla a contemplar con sus humanos ojos, y pues debido a esto, DEVORA LORENZA, ¡como nadie!, femeninamente, hablando, había llegado a brillar en el exótico firmamento de las vedettes, puesto que, como ninguna otra mujer, llegó a protagonizar el sueño de cualquier vedette, al ser aclamada, como ninguna otra, siendo por esto, que deseada era por muchos, más obtenida, sólo por pocos, sólo por aquellos, que sus caros caprichos, podían complacer, así es, DEVORA LORENZA llegó a brillar como nadie, en el firmamento del glamour, y de lo que Algunos llegaron a conocer, (según su época) como ¡EL BURLESQUE!.

    Fueron muchas las realizaciones personales, que DEVORA LORENZA, como vedette llegó a obtener, más, como mujer, como lo que siempre ha sido y nunca dejara de ser, fue ¡muy! grande su contraste, pues a pesar de casi ser, para el mundo masculino, inalcanzable, tarde pudo, o mejor dicho, tarde supo, de las garras de un ente sin entrañas, rescatar a su femenino ser, siendo con esto, ejemplificado de una manera lamentable, el hecho desesperante, de que a veces es ¡más! desgraciado para el que observa, que, para el que, verdaderamente, experimenta, el hecho de ser, de una esclavitud, una presa, sobre todo cuando no hay una razón, de que esto deba suceder; que siendo esto, lo que de DEVORA LORENZA se estaría viniendo a comprender, pues por lógica que lo que experimentaba como una ordinaria mujer, ¡muy! contrastante se venía a acontecer, con lo que, como asediada vedette, a su femenino ser le pasaba, siendo así, que casi sin un lugar existencial, en dónde, de todo ese contraste emocional pudiera resguardarse, pues DEVORA LORENZA sólo fue capaz, de un sublime espacio, femeninamente, hablando, poder suministrarse, y el cual iría a relatarse, como un espacio intermedio y ¡muy! neutral, por supuesto que ¡muy! opuesto a su desbalance emocional, y donde se lograba escapar de lado hostigoso que tenía qué, sobre llevar, de sus sensaciones femeninas, que como asediada vedette, de manera nocturna le ocurrían, que comparadas con las que, como normal mujer le acontecían, pues se llegaban a decretar ¡tan! incompatibles y ¡tan! distintas, tanto así, que con ciertos acentos de farsantes, sus días, se le solían revestir; siendo pues ahí, en la frontera emocional que solía separar, la existencial antología de su femenina vida, que un espacio especial, a DEVORA LORENZA le sucedía, y en el cual se llegaban a fraguar, los inmaculados momentos, que a DEVORA LORENZA, la solían hacer sentir ¡toda una madre!; prodigioso instante, en que ante Ella, solía ser la mujer ¡más! galante, sobre todo cuando mostraba, ¡siempre orgullosa!, para sus ojos, la ¡más bella! creación e interpretación, de su femenino ser, por supuesto que ¡nada! tendría qué, ver con un erótico baile, ni siquiera con algún indumentario, que algún modisto, le hubiese podido confeccionar, esto, más bien se venía a relacionar, con un aspecto, que dentro de lo, cotidianamente, milagroso, se le podría llegar a catalogar como la existencia misma, o el sublime y cotidiano hecho de crear vida, de poder dar vida, por supuesto que me estoy refiriendo, al alumbramiento de su hijo, que sin saberlo y sin suponerlo, era, quien ¡más! prometía dar luz en su vida, y por lo tanto sería, que precisamente, por esa inocente luz, DEVORA LORENZA soportaría, a cierta existencial oscuridad, que en sus noches de vedette, de su femenino ser, irremediablemente, se le venía a derivar.

    Por lo tanto, irían a ser ¡más! las satisfacciones, que DEVORA LORENZA experimentaría, con el prodigioso hecho de tener un hijo, puesto que al lado de Él, todo era como una bendición, más a pesar de eso, entre tanta jubilosa bonanza, había un par de circunstancias que divisaban o auguraban, un horizonte hacia la desesperanza, un mal, quizás, femenino presagio, que con el pasar del tiempo, lamentablemente, o quizás, afortunadamente, se le presentía una posibilidad ¡muy! latente, de que aunque llegara a ser, involuntariamente, pero en el trayecto concertado, de una incierta vida, se podría llegar a dar; y es que esto, de principio pudiera llegar a tener qué, ver, con el masculino ser, que vino a interpretar la humana contraparte, que su participación vino a aportar, en el origen, del colaborado intento por crear vida, que irónica, más que, INEXplicablemente, un ejemplar masculino, ¡muy! descendiente de la patanería, vino a ser, quien fecundaría, en el vientre de DEVORA LORENZA, su viril semilla, y pues, ¡a qué, cosas de la vida!, en un hijo con ciertas tendencias de hija, es que vendría a germinar; por lo tanto, a consecuencia de esto, una especie de suspenso, estaba siempre a la vuelta de la esquina de las vidas, tanto de DEVORA LORENZA como de su hijo, puesto que, irremediablemente, estaba el hecho, de que su hijo, ya de por sí sugiriendo, que en su carácter no dejaba ver, a un masculino y algo recio prospecto, pues casi se podía asegurar, que su tendencia social sería, la de venirse a denotar algo vulnerable, y por lo tanto, siempre expuesto, a muchos ataques dominantes, que DEVORA LORENZA, en su ¡más! natural instinto maternal, de todo eso, lo ¡más! que se pudiera, lo querría, emocionalmente, llegar a blindar; sobre todo, del decepcionante lamento, que su progenitor paternal le pudiera llegar a provocar, puesto que a pesar de que su hijo viniera a contar, con admirables cualidades, que, como un comportamiento dulce y cordial, se terminaran de relatar, y por lo cual, era que ¡más! se le venía a destacar, social y, generalmente, su refinada personalidad, pues precisa y, alarmantemente, ¡por eso!, era que DEVORA LORENZA, no quería que un encuentro entre hijo y Padre se llegara a efectuar, pues temía, que debido a la conjugación de una delicada inocencia, con una insensible patanería, pues esto, irónicamente, podría terminar por darle vida, a ¡la muerte!, de una bella creación; que lo cual se podría augurar, debido a que el colaborador masculino que, irremediablemente, vino a ayudar, a que DEVORA LORENZA, un hijo pudiera engendrar, y por lo tanto, como ¡toda una madre! se pudiera llegara a considerar, pues en su masculino comportamiento natural, ¡un reverendo patán!, era lo que de sí mismo, incesantemente, venía a manifestar, y pues, siendo una inhumana esencia, que por la mujer, un caballeroso respeto, nunca había, y por lo tanto nunca llegaría a profesar, pues precisamente, por esto, era que casi se venía a asegurar, que por un hijo, que como una hija, ¡más! se dejaba insinuar, pues más allá de que, instintivamente, llegara a amarlo, o tan siquiera a respetarlo, DEVORA LORENZA temía, que de esta vida, ese masculino ejemplar destacado en la patanería, letalmente, se lo llegara a arrebatar; por lo tanto, pues no por nada era que DEVORA LORENZA, de esa alarmante manera promulgara su emocional acontecer, puesto que, antes que cualquier, leve e inesperado rasgo de humanidad, que pudiera llegar a mostrar, ese insensible hombre, con quien, un hijo, a consecuencia de los concertados azares del destino, DEVORA LORENZA llegó a engendrar, pues siempre sería su arrabal patanería y su padrota reputación, lo que ¡más! predilección en su perverso corazón, prioritariamente, vendría a demandar; siendo por esto, que lo ¡más! probable era, que a una idónea oportunidad, ese progenitor patán estuviera a la espera, para poder saciar su emocional hambre o existencial afán, de tan sólo causar, desprecios y acciones humillantes, lo cual, de manera lamentable, eso era lo ¡más! pronosticable, que, como un lobo feroz, hacia un rebaño dominable, tanto a DEVORA LORENZA, como a su hijo recién engendrado, les podría llegar a suministrar.

    Y pues derivado de todo esto, iría a ser, que sólo por los concertados azares del destino, es que, como explicable y como aceptable se terminaría por redituar, el hecho inevitable, de que DEVORA LORENZA se viniera a transformar, en una amorosa y ¡muy protectora! Madre, de un niño, que ¡para nada! debería de constatar, que como figura paternal le estaría viniendo a tocar ostentar, la de un reverendo patán, lo cual, instintivamente, venía a asesorar, que ¡para nada! era recomendable, que como a un Padre, el hijo de DEVORA LORENZA lo viniera a tratar y lo terminara por aceptar; por lo cual, pues casi, lógicamente, o al menos de manera ¡muy! razonable, se venía a catalogar, como ¡más! que justificado, el separatista hecho, de que entre ellos dos, ningún tipo de contacto se viniera a dar, a lo cual, DEVORA LORENZA estaba ¡muy! dispuesta, a hacer lo que fuera, para que esto nunca se llegara a efectuar, ¡y menos!, si con el pasar de un infante tiempo, lo que se dejaba suponer, como un pasajero amaneramiento, como un legítimo, homosexual manifiesto, se terminaría por confirmar; puesto que, fue un usual proceder de su hijo, con el que no dejaba de dar ¡tremendos avisos!, de un comportamiento, digamos que, algo afuera de lo, masculinamente, ideal, puesto que, aunque fueron muchos los carritos de bomberos, y fueran muchos los rielecitos de sus trenes de juguete, que inclusive, una vía ferroviaria, desde el estado de DURANGO hasta la MESA DE OTAY en TIJUANA, podrían llegar a ensamblar, pues con esto, ¡por más! que DEVORA LORENZA, en cuestiones de juguetes, con los de un niño, a su hijo lo quería relacionar, tratando de hacerle la lucha, de que su hijo, con el pasar del tiempo, a un varón reverendo, terminara por evolucionar, pues ¡nomás no!, DEVORA LORENZA llegaría a consagrar, que su hijo, a través de un comportamiento, infantilmente, usual en lo masculino, de su verdadera tendencia sexual, se pudiera llegar a escapar; y es que, a pesar de que fueron de un género masculino, todos los regalos, que al hijo de DEVORA LORENZA, se le llegaron a otorgar, pues aun así, un gusto ¡muy! determinado, instintivamente, no se le dejaría de a generar, pero por lo juguetes, que como muñecas y los juegos de té, en su infanta vida se le vendrían a presentar, y que, anonadadamente, su atención le vendrían a acaparar, puesto que sería, que a través de ellos, lo hermoso de una amistad infantil, llegó a ser, por su hijo JUAN LUIS, constatado, al convivir ¡más!, plácidamente, con una amiguita, que con cualquier amiguito; puesto que con Ella, solía pasar jugando, de todos sus días, sus atardeceres, y por lo tanto, fueron estos femeninos juguetes, los que le llegaron a recrear, una ¡muy! feliz y juguetona infancia, y por lo tanto también fueron, los que siempre, sus humanos instintos, se los vinieron a estimular. Instintos, que con el pasar del tiempo, hacia los resignados ojos de DEVORA LORENZA, más que venírselo a declarar, como un hijo homosexual, INEXplicablemente, se lo venían a denunciar, como una feminidad total, que concebida, emocionalmente, en un físico masculino, instintivamente, le comenzaba, también a divisar, que a su hijo le sería, algo complicado su camino existencial, ¡y más!, si era que, por su carácter, algo dócil, pues como un ser persuasible y manejable, en su social proceder, involuntariamente, se estaría haciendo comprender; siendo pues, que sin querer, se comenzaban a hilvanar, aunque todavía en lo supuesto, tales elementos, como la patanería de un ser despreciable, puede que no, precisamente, la de un bilógico Padre, la poca fuerza como mujer, de DEVORA LORENZA, que, involuntariamente, le vino a aminorar a veces, su imagen como MADRE, y la tendencia femenina de un ser, que con el tiempo, introvertidamente, de su hombría, iría a renegar, entonces, sólo nos iría a faltar una alquimia existencial, que sin haber empeñado su palabra fidedigna, y a la vez, dejándose insinuar caprichosa, pues iría a ser, que a través del tiempo, al quizás conjugar, más que a estas tres personas, a estas tres maneras de ser, esa caprichosa alquimia, se terminaría por ejercer.

    Viniéndonos pues a ilustrar, la vida misma con todo esto, que de lo insólito o de lo inesperado se puede llegar a ataviar, puesto que, ¡¿quién se iría a imaginar?!, que de un ramal de masculinos pretendientes, que, tras DEVORA LORENZA, estuvieron siempre ¡muy! efervescentes, viniera a ser lo puntiagudo de una mala espina, la que a la vida de DEVORA LORENZA, se la viniera de alguna manera, a pinchear; demostrándonos con esto, que son muchos los misterios, que el trayecto de una vida nos puede deparar, trampas escondidas, acertijos qué, descifrar, de los cuales pareciera, que según los aciertos o los errores, los éxitos o los sinsabores, que de ellos se vinieran a derivar, pues estos vendrían a representar, los avances o los rezagos, en los peldaños, hacia la cúspide de una vida, llevándome de pronto a interrogar, ¿Por qué será, tan enigmático, el subliminal hecho casual, de ser o estar con vida, si de lo vivo, lo ¡más!, fidedignamente, descifrable, es el hecho de que algún día, Uno morirá?; pero en fin, en cuestiones de esta historia, que de momento nos muestra sus literarios adentros, a través de la vida de DEVORA LORENZA, pues pareciera que lo inconcluso de esa vida, sería la verdadera herencia, que a su hijo le terminaría por delegar, es decir, esa parte débil y sumisa, ante el grito enérgico y exigente, que le despertaría de su ser, un patético sentimiento, de estar en lo enérgico ¡muy! indigente, por lo tanto, iría a ser ¡muy! propenso a caer como una presa fácil, dentro de la perversa voluntad, de Algún otro ser, que, desgraciadamente, por mucho y que DEVORA LORENZA, protegiera a su hijo, del hecho de llegar a interactuar con el patán que era su padre, y que a Ella, tantas veces la hizo experimentar, lo que de suerte llegara a ostentar, como un vil desastre, pues aun así, como que a DEVORA LORENZA le iría a tocar el venir a lamentarse, por terminar de constatar, que su dichosa acción proteccionista, ni siquiera en lo suficiente iría a fructificar, como para llegar a fomentar en su retoño, una fuerza, que en Ella misma, no la supo estimular; que sin llegar a protagonizar, de mi parte, una especie de misericordioso afán, y con esto, del tal situación, terminar de justificar a DEVORA LORENZA, pues creo que debo mencionar, que como ingrediente incomprensible, que en la sazón de la vida de Ésta misma se llegó a mezclar, pues fue el carente hecho, de nunca llegar a contar, con la cotidiana y algo solidaria compañía en su vida, que un ser fuerte de imagen se la viniera a representar, y pues con esto, al menos tuviera DEVORA LORENZA, la oportunidad, de llegar a simular a un carácter fuerte, es decir, Alguien que le hubiese ofrecido, el convivio de un ser, que con el pasar del tiempo le trasminase un poco de recio carácter, o al menos le enseñase, dónde, cuándo, y con quien saberlo usar; más por lo pronto, no había más, que tal ausencia, enérgica y ejemplar, en la vida de DEVORA LORENZA, venirla a lamentar, puesto que el HUBIERA o el HUBIESE, suelen ser acontecimientos, que aunque se piensen y a veces se sientan, radican siempre en la sombra efímera de lo que no sucederá, y dado esto, pues la proeza de forjar un refugio de carácter, dónde resguardar a su ser, de todo aquello, que en su personal feminidad la llegó a ultrajar, pues, inevitablemente, esto vendría a quedar, en su hijo, relevado, al cual y con esto, como que a su buena suerte lo marcaba encomendado, de que no le llegara a ocurrir, algún hecho desgraciado, que se le viniera a representar, a través de un inesperado interactuar, ya sea con su Padre o con otro ser vil y patán, que a final de cuentas, eso fue, lo que a Ella, DEVORA LORENZA, su dignidad femenina, a plenitud, nomás no se la dejó constatar.

    Con esto pues, y ya un poco adentrándonos también, en la vida del hijo de DEVORA LORENZA, pues creo que nos podremos permitir, el llegar a mencionar, que en el horizonte de la vida de ese hijo, se iría a vislumbrar, cierta desesperanza, por el hecho de que, con el pasar del tiempo se fuera a terminar asumiendo, como un elemento GAY, que esto, lo de cierta desesperanza, más que nada iría a ser, por la falta de una imagen masculina, que con el paso de su vida, le hubiese llegado a estimular o proveer, el desarrollo de una mentalidad, que lo protegiera de los denigrantes ataques, a los que, irremediablemente, estaría sentenciado a acontecer; sobre todo, en el transcurso de su adolescencia y de su juventud, proveídos estos, por la inmadura comprensión de Algunos, y el intolerante rechazo de Otros, que en combinación con la manera de ser, del hijo de DEVORA LORENZA, noble, inocente, leal, y sin un rasgo de maldad, (cualidades, ¡muy! escasas, hoy en día) pues todo eso se terminaría por aprestar, para llegar a crear, la pócima perfecta de un perfume sumiso, con aroma a fragilidad, que lo inconveniente de esto, está, en que esas sutiles feromonas, sólo podrían llegar a despertar, el agudo olfato de la patanería, que como individuo exacto, a ese hijo lo encontrarían, para sus desalmados actos, poderlos efectuar; por lo tanto, al ser auguradas, subconscientemente, este tipo de circunstancias inconvenientes, por DEVORA LORENZA, pues también, lógicamente, que por nada del mundo las podría ignorar, ya que, debido a su propia experiencia forjada, por el fatídico hecho, de haber tenido qué, convivir con un ser, que siempre radicó, de lo masculino, en el ¡más! vil desprestigio, pues su maternal instinto, que ante una mala situación, ¡siempre! la ponía sobre aviso, y la ya de por sí, trastornada humanidad, que siempre le es ¡más! sencillo arrebatar, que procrear la felicidad, pues a DEVORA LORENZA la terminó por incitar, a que de sí misma, una sobre protección, para con su hijo, se le viniera a generar, todo esto con el mero afán, femeninamente, instintivo, de llegarle a aligerar, todo lo, inconvenientemente, social, que le pudiera llegar a afectar, en el autoestima que su hijo se pudiera llegar a forjar, y así, si por alguna manera, este autoestima, endeble se viera, pues no fuera, casi de una automática manera, a terminar por experimentar un infierno existencial, si no, con el patán de su padre, o con Algún otro, aprovechado y perverso barbaján, pues inclusive consigo mismo, si es que en una de esas, pretendiendo ser, lo que nunca dejaría de anhelar, pues esto lo tratara de consumar, pero a través de una manera perversa, con lo cual, pues a sí mismo se estaría llegando a traicionar; y pues ni hablar, de esa paranoica manera, y dentro de un escenario rapaz, era que DEVORA LORENZA percibía, que sería, donde su hijo pretendería desempeñar su rol existencial, en el montaje de una obra, que de hacerlo bien, terminaría rompiendo con el tabú familiar, de sólo en la noche explorar, sus ¡más! vitales horizontes, y dado esto, pues en el día comenzaría a mostrar su dotes, y ¡todos! sus constructivos dividendos, de lo que sería, el llegarse a relacionar en cualquier ámbito social, sin el miedo y sin la incertidumbre, de lo que se iría a desarrollar, a través de la convivencia con otros seres, que, usualmente, la solemos llamar, socializar.

    UN APRENDIZ DE CHAMÁN

    Y bien, asumiendo que toda historia, tiene pros y contras, lapsos ¡bien! alumbrados, y algunos que otros rincones, repletos de oscuridad, pues DEVORA LORENZA trataría de saber guiar a su hijo, precisamente, por los que menos, existenciales acertijos, a su social vida, le vinieran a representar, por lo cual se vendría a abnegar, a la disciplina social, de sólo, ante sus verdaderos amigos, venir a su hijo a presentar, sólo ante ésos, que en determinada situación intervendrían para ayudar a resolver o para colaborar, para que, si por algún motivo, en el pensar de su hijo, alguna carga emocional, se le llegara a manifestar, y Ella, DEVORA LORENZA, por algún motivo no se pudiera ver apta, como para saberlo escuchar, y de una confusión, a una buena resolución, invocarle un aceptable trayecto emocional, pues, precisamente, vinieran a ser esos especiales amigos, los que, por si acaso, en su hijo, algún inadecuado pensamiento que suele trastornar los sentimientos, en su cabeza, y luego en su alma se le llegara a incrustar, pues, como algo ¡qué, superar!, se lo vinieran a traducir e interpretar; y con esto se termine por aligerar, esa reflexiva carga, dando paso a que en la esperanza le renazca la mirada, de que al final, ¡todo! lo deseado, por mucho y que se denote complicado, si se ¡es! en la paciencia, esmerado, se le terminaría por convertir, en la ¡más! satisfactoria realidad. Que por cierto, un amigo de todos esos vendría a ser, el para nada introvertido, YAMIL EL APRENDIZ DE CHAMÁN, un personaje, en la vida de DEVORA LORENZA, que resultaba ser ¡muy! especial, puesto que, subliminalmente, llegó a representar, un amor incomprendido, o quizás no muy bien advertido, puesto que YAMIL, por mucho y que su amor, por DEVORA LORENZA, a Ésta, siempre se lo había declarado, es decir, se lo hizo saber, pues aun así, como que hacérselo sentir, nunca se lo quiso; según Él, porque quería que su amor se volviera infinito, por lo tanto, para que nunca tuviera un final, pues nunca le quiso poner un principio, y así, según Él, de esta peculiar manera, el amor que sentía por su arrabal doncella, como eterno, se lo podría comprobar; más aparte de eso, de todos los amigos, que DEVORA LORENZA, al transcurrir de su vida social, le llegó a recolectar, pues YAMIL, también se le venía a manifestar, como el ¡más! ideal, pues sabía que más allá, de su manera única, de cómo le manifestaba su ferviente amar, YAMIL estaba dotado, de una manera solidaria de ser, con la cual, DEVORA LORENZA se sentía ¡muy! segura, de llegarlo a catalogar, como una persona que ¡nunca! le iría a fallar, si es que acaso, un favor especial le llegara a solicitar, el cual, por ¡más! difícil que éste fuera, YAMIL haría hasta lo imposible, con tal, de podérselo concretar.

    Preocupado por todo, comprometido con nada, siempre invertido en una búsqueda de un algo, tratando siempre de localizarlo, irónica o quizás, deliberadamente, donde ¡nunca! lo iría a encontrar, YAMIL siempre solía proyectar una personalidad, con una mezcla de sabiduría e ignorancia, con la cual se le facilitaba, el poder salir, y cuando ¡más! conveniente lo creía, pues volver a entrar a la realidad cotidiana, según la pesadez o ligereza, que ésta presentara, y aunque la realidad es algo que nunca podremos evitar, pues ya con su filosófica manera, de saberla sobrellevar, encontraba los ¡más! adecuados tiempos, en su mente, como para poder evitarla o saberla también, cómo y cuándo, venirla a confrontar; y eso era, precisamente, lo que DEVORA LORENZA le pretendía acaparar a su admirador incondicional, sólo que ahora, en caso de que su hijo, pues de alguna manera, su consejo relajado o su visión quitada de toda preocupación, se la tuviera qué, aplicar a su vida, a manera de resolución positiva, a cualquiera que fuera, de angustia o incertidumbre, su personal situación; y es que, cómo no tener, de YAMIL EL APRENDIZ DE CHAMÁN, esa tranquilizante consideración, si cada vez que DEVORA LORENZA se veía, en una, nada agradable situación, ¡pa´pronto iba a refugiarse!, en las palabras dosificantes, que EL APRENDIZ DE CHAMÁN solía aconsejarle, y de esta forma, ¡calma!, de nuevo podía sembrarle, a su angustiado respiro, para luego cosechar un profundo y ¡muy! reflexivo suspiro, y así, volverse a considerar, DEVORA LORENZA, capaz de convocar, las fuerzas necesarias para saber lidiar, con los retos que le desafiaban a su vulnerable voluntad; por lo tanto, llegaron a ser muchas las veces que DEVORA LORENZA, tuvo qué, recurrir, a la relajante palabra de EL APRENDIZ, más nunca, de una manera alarmante, le había venido a ocurrir, como en la vez, en que de una manera involuntaria se la iría a pedir, a consecuencia, de lo que en la vida de DEVORA LORENZA, como una tormenta no anunciada se iría a avecinar, lo cual vendría a redituar, tener qué, confrontar, una tempestad inesperada, de esas que, irremediablemente, suele ofrecer el lado áspero, que de vez en cuando, la realidad, según esto sin previo aviso, nos viene a mostrar; sería pues por todo esto, que DEVORA LORENZA, subliminalmente, a YAMIL EL APRENDIZ DE CHAMÁN, quizás por última vez, le estaría viniendo a solicitar, que casi, incondicionalmente, de su hijo JUAN LUIS, ¡muy! al tanto se viniera a postrar, si es que, por algún capricho del destino, algo malo, a Ella le llegara a pasar, y derrumbada en sus emociones, una protección emocional, a su hijo, se terminara viendo incapacitada, de llegársela a proporcionar.

    Que por cierto, ¡vaya! que de esa supuesta realidad tan devastada, DEVORA LORENZA, no iría a estar tan alejada, puesto que, por mucho y que la vida, que DEVORA LORENZA, a lado de su hijo la solía predicar, pues, como la vida de casi todos, también llegara a contar, con subidas y bajadas, con caídas fuertes, pero también con grandes levantadas, y que la tendencia de esto se inclinara, a la satisfactoria resolución, de que en ese sube y baja, que como habitual tesón se manifestaba, pues nunca les llegaría a existir, algún conflicto que, definitivamente, los viniera a hacer sucumbir, pues aun así, como que un declive, sin saber cuándo o de qué tamaño, le estaría por existir, a esa aceptable estabilidad, que en su tendencia en venirse, de esa manera a manifestar, pues a DEVORA LORENZA y a su hijo JUAN LUIS, inconscientemente, les terminaría por ingerir, una quietud desproporcionada, provocando que sus instintos de vida, inconscientemente, se les relajaran, redituando con esto, que a su aguda percepción, se le llegara a perder su enfoque, y por lo tanto, de alguna manera se volvieran inadecuados, como, para a buen tiempo supieran divisar, los contra ataques del destino, que, sigilosamente, se van creando un camino circunstancial, hasta llegar a encontrar, la parte ¡más! vulnerable de sus respectivas mentes, para después, sea ¡ahí!, precisamente, donde terminaría por hacer un meollo existencial, donde una supuesta cordura, se las terminaría por transformar, en un letal desquicio.

    UNA NOCHE CUALQUIERA

    Siendo así, que en la vida de DEVORA LORENZA, en el ocaso de un particular día, todo eso se le iría a manifestar, lo cual se comenzaría a pronunciar, a través del azul del firmamento, que se despedía en naranja y sin lamentos, su espacio le cedía a la oscuridad, que, lentamente, y en silencio reclamaba su momento, mostrando en su comienzo, el pulsar de una estrella que como joven o nueva, cósmicamente, en su esplendor se dejaba a apreciar, lo cual, pues por mucha admiración que pudiera causar, pues esto, como que en los no escritos reglamentos de UNIVERSO, de alguna manera venía a indicar, que alguna otra estrella, como que se tendría qué apagar; total que todo esto, sin llegar a profundizar, estaría viniendo a relatar, lo que parecería ser una noche cualquiera, más en la memoria de DEVORA LORENZA y de su hijo, sería una noche que marcaría en sus vidas, un determinante ¿final o un comienzo?, todo estaría dependiendo, de las decisiones que fueran a tomar en su momento, las cuales, si como erróneas o correctas se llegaran a postular, les terminarían por marcar un parteaguas existencial, en el rumbo, que hacia lo destructivo o lo constructivo, sus destinos, podrían llegar a tomar. Era pues, un 16 de Julio de 1992, Jueves por cierto, la fecha que a esa noche cualquiera, de peculiar, la comenzaba a insinuar, puesto que ese día, casi siempre viene a representar, el inicio de fin de semana, y el comienzo para Algunos, de la parranda, que si bien nos va, ésta finalizará hasta el Domingo, con el suave convivio, de una cruda realidad; y pues, ¡qué, mejor! lugar para empezar esa parranda de fin de semana, que en EL PUSSY CATS, que con sus tentadoras bellezas, pareciera que ahí no habría lugar para el enojo, la ira, y mucho menos, la tristeza, pues en su entorno asemejaba la promesa, de que algo extraordinario, acontecería en el mencionado lugar, y ¡más!, cuando todo se dejaba insinuar, como cotidiano, listo para comenzar, puesto que las mesas se empezaban a ocupar, con los impacientes clientes, que con aplausos y aullidos, procreaban el idóneo ambiente, donde el erotismo y la sensualidad, de los movimientos femeninos, se dejarían manifestar, y por lo tanto, se irían a poder acontecer; se podría decir pues, que nada afuera de lo normal, podría llegar a suceder, por lo cual, dentro del ajetreo y el bullicio del lugar, nadie podría sospechar, que la tempestad, como lo extraordinario de esa noche, pero, desde lo negativo y lo nefasto, se iría a presentar, y por lo cual, pues iría a ser que sin previo aviso, a aquella noche cualquiera, una inesperada tempestad, se la terminaría por adjudicar.

    El espectáculo había comenzado, el erotismo estaba desatado, el lugar estaba abarrotado, prometía ser una noche sensacional, mientras tanto, DEVORA LORENZA, en su papel de diva, aguardaba su llamado mientras aplicaba el maquillaje necesario, y revisaba su vestuario, que por supuesto que sería, el ¡más! idóneo y digno, como para darle una momentánea vida, a la personalidad, que la noche terminaría por sugerir o inspirar, y que a la cual, por mucho y que en lo RUBIA, en lo PELIROJA, o en lo TRIGREÑA, esa femenina personalidad, se pudiera venir a insinuar, pues DEVORA LORENZA, a su imaginación le venía a soltar, para llegar a caracterizar, a dicha personalidad, que por ¡muy! rara que fuera su ocurrencia, pues con sus PELUCAS, DEVORA LORENZA, satisfactoriamente, ¡siempre la lograba ilustrar!.

    ¡Primera llamada! ¡Primera llamada!, a la puerta del camerino, de DEVORA LORENZA, se escuchaba, mientras que la sensual vedette, su maquillaje retocaba, y de repente, en el reflejo de su rostro que el espejo le proyectaba, alcanzaba a contemplar, brevemente, cierto preocupar en su mirada, como si sus ojos le avisaran, que mejor a esta noche, de su femenina presencia, la privara, y su erotismo lo guardara, para otra ocasión más especial; pero, como profesional que siempre había sido, más el hecho de que en ese preciso momento, involuntariamente, su personal asistente, que venía siendo su hijo JUAN LUIS, se le estuviera haciendo presente, pero, por venirse a mostrar, precisamente, ausente, pues iría a ser, que a DEVORA LORENZA, de otra no le vendría a quedar, que con una frase que hacia sí misma se venía a murmurar, pues tratar de aminorar, el fuerte acelerar de sus latidos, que por lo menos, en lo intrépido, trataría de hacerlos invertidos, al venirse a mencionar; DEVORA LORENZA: -¡Vamos, DEVORA LORENZA!, no te me achicopales, que el show ¡debe de continuar! - ¡Segunda llamada! ¡Segunda llamada!, DEVORA LORENZA, su arreglo aceleraba, mientras que a la vez, la incertidumbre que por un instante sintió, parecía asentirla superada, más un problema con el tacón de una de sus zapatillas, y a la vez un borlote, que con unos nuevos clientes ocurría, pues un segundo aviso, parecían que advertían, para que DEVORA LORENZA no asistiera a su cita, con su seductor escenario; más, si a esto le hacía caso, sería la primera vez que en su carrera, como profesional vedette que era, estaría fallando, denotándose DEVORA LORENZA, por tal inusual acto, pues una vez más desconcertada, más ya estando ¡muy! avanzada, en su erótico indumentario, pues la sensual vedette, sólo el ceño fruncido de su frente, a todo ese acto inusitado, se lo enseñaba; abarcando con esto, un caso omiso, que vendría a significar, que a las inusuales circunstancias, un permiso, no les vendría a solicitar, para terminarse de arreglar, por lo tanto, sin que la presta asistencia de su hijo JUAN LUIS, la pudiera venir a aplicar, para que, simple y, sencillamente, otras zapatillas ¡propias!, le viniera a suministrar, pues DEVORA LORENZA, tan sólo se vino a avocar, por remplazar sus zapatillas rotas, por otras de diferente dueña, unas de tacones ¡muy! altos, que intentaban matizar de altura, a quien suele tener sus sueños ¡muy! bajos, por lo tanto, eran unos zapatos, totalmente, innecesarios, para el tamaño de garbo, con el que DEVORA LORENZA solía contar, que a consecuencia de esto, pues iría a ser, que así de súbito, a ese tipo de tacones ¡muy! altos, no se iba a acostumbrar, provocando que su caminar lo produjera titubeante, con lo cual, una caída, dentro de su burlesque baile, ¡muy!, seguramente, le podría llegar a pasar. ¡Tercera llamada! ¡Tercera llamada!, DEVORA LORANZA, en la plataforma era anunciada, y pues sin más preámbulos, y para llevar a cabo su acostumbrado acto, la madura vedette, ¡más! de lo normal se concentraba, puesto que, sus usuales movimientos, más que erotismo, proyectaban cierto nerviosismo, hasta un punto en que, un poco torpe se venía dejando observar, lo cual venía a representar, un notable contrastaste con su trayectoria experimentada, por lo cual, quienes ya la conocía, una mueca de incomprensión, en sus rostros dibujaban, mientras que en aquellos, que siendo clientes primerizos de EL PUSSY CATS, pues los chiflidos no se hicieron esperar, lo cual venía a significar, que un debido respeto o cierta consideración, no venían a mostrar por la madura vedette, y por lo cual iría a ser, que un abucheo en repudio, DEVORA LORENZA, estaría escuchando, por primera vez.

    Lo inusual pues, ya de plano se había venido a decretar, a través de la pesadez de unos embriagados clientes, y la incomprensible INEStabilidad para bailar de DEVORA LORENZA, que fusionándose en una misma terquedad, tanto de Una como de Otros, por el erótico número, consumar, pues lo único que se terminó por conformar, vino a ser, la irónica perfección de un caótico escenario, donde, la tan advertida tempestad, su acto, de una desgraciada manera lo vendría a realizar, y el cual se comenzaría a efectuar, justo en el nefasto momento, en que: EL BORRACHO, CONTRA LA VEDETTE, IRRUMPE, LA SEGURIDAD DEL LUGAR, LO QUIERE CONTROLAR, LOS ACOMPAÑANTES DEL BORRACHO, CONTRAATACAN, LA PELEA SE DESATA, Y ENTRE GOLPES, CON SILLAS Y BOTELLAZOS SIN PIEDAD, TERMINARÍA POR SER, PRECISAMENTE, UN VIDRIO AFILADO, LO QUE, LA BELLEZA Y SENSUALIDAD, DEL ROSTRO DE DEVORA LORENZA, LE VINO A CULMINAR; MÁS, AUNADO A ESTO, UNA ¡MUY! BRUSCA CAIDA DEL TEMPLE, SE VENDRÍA A AGREGAR, PARA QUE, EN ¡MUCHO! LE TERMIARA POR ESTROPEAR, MÁS QUE SU CAMINAR, CIERTO LAPSO DE SU VIDA, QUE DEVORA LORENZA, EXISTENCIALMENTE, NO SE VERÍA, ANIMOSAMENTE, COMO PARA VENIRLO A PROTAGONIZAR; siendo pues, que entre sangre y licor, entre mesas y sillas destrozadas, DEVORA LORENZA yacería desmayada y con la cara destrozada, lo cual, como el ¡más! ideal preámbulo se insinuaba, para que así, como esa inesperada tempestad, entre gritos y quejidos se vino a manifestar, pues casi igual, sin previo aviso, esa misma inesperada tempestad, de EL PUSSY CATS se viniera a esfumar. Dejando en su fatídico derivar, una escena, verdaderamente, espeluznante, dentro de la cual, todo mundo estaba pasmado, como interpretando una especie de

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