Te quiero para siempre mía
Por JhoiPáez
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Erior no puede dejar de pensar en Mia. Ni en las mil maneras que desea tenerla sobre su cama, en su vida. Él está en su búsqueda constantemente, porque no puede dejar de soñarla de extrañarla. Jura que va a encontrarla y lo hará, todo por la chica que le roba la cordura. Mia tiene un nuevo problema, uno que pondrá el mundo de ambos boca abajo. Y no, créeme no son las ganas que le tiene a su ex profesor de matemáticas y ex amor plátonico, sino más bien... Las ganas que tiene de él.
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Te quiero para siempre mía - JhoiPáez
PRÓLOGO.
Una, dos, tres...
Son las veces que Erick golpea el suelo con su zapato, mientras la profesora habla de no sé qué sobre arte. Tengo unas ganas inmensas de golpearlo solo para que se detenga antes de que me cree un dolor de cabeza inhumano.
No deja de mirarme desde el otro extremo del salón y a su lado está Elis riendo con maldad.
Bien, voy a resumir esto de una manera que pueda entender que mierda les pasa a ese par de idiotas.
Mm...
Erick quiere sexo conmigo y está molesto porque lo dejé con una enorme erección antes de venir a clases y fingir que no existe. Elis, por su parte sigue enojada conmigo porque cree que pretendo algo con Allek, quien le comentó que soy una buena amiga
para que ella no se fuera de soplona con todos en la Universidad y alrededores. Cosa qué, no debió hacer porque ahora su pretendiente anda tras de mí como una sombra tratando en lo posible de patear mi trasero en todo.
—Wuao, que vida la mía. —Resoplo, Maríe a un lado ríe por lo bajo.
—Enserio tienes un problema con eso de hablar sola, —hace una pausa y deja de escribir en su libreta para sacar algo de la mochila. Una pequeña hoja está en su mano la lee y luego me la extiende— Ten, es un buen psicólogo. No digo que estés loca porque de ser así te daría el de un psiquiatra, pero en definitiva si llegas a necesitar alguien con quien hablar pues ya ves, tienes a quien acudir sin gasto alguno porque es libre para los de esta Universidad.
Estoy por decirle cuanta grosería llega a mi cabeza cuando se acerca confidente.
—Además, es mi hermano y está pasando por una ruptura de espanto. Pero es un moreno que te va a dejar impactada.
Aguanto la risa, solo para no ser el blanco de todas las miradas. Pero enserio que esto está para llorar de la risa ¿Quien en su sano juicio le anda por ahí buscando novia al hermano mayor? Únicamente Maríe Suarez, solo ella hace eso.
En el momento en que llegué con el par hace un mes y medio. Y fui abandonada a mi suerte para que hiciera amigos, no pensé que fuera tan rápido, ni mucho menos que sería una chica con el cabello morado y ropa negra. Ella es todo lo que siempre he sido en otras ciudades, solo que esta vez no podré mostrarle mi verdadero vestir por precaución.
—Oye, Mar. —Gira su rostro para mirarme mejor. — ¿Te gustaría conocer a una amiga? Se llama Vicky, es un poco anormal pero dijo que vendría de visita y la verdad es que no conozco mucho el sitio y me agradaría llevarla a buenos lugares.
Hace una mueca. La sola mención de mi mejor amiga hace que se me revuelva el estómago, de solo recordar el sitio de donde viene y las personas con las que comparte en el instituto. Lo recuerdo a él, por sobre todos.
—Ya. Ya. No te preocupes, —coloca una mano sobre la mía, al parecer me perdí entre mis pensamientos— no tienes que temer de la sociedad, veras a mi también me gustan las niñas no por eso voy a andar triste de lo que piensen los demás acerca de ello. Prometo ayudarte para que les vaya muy bien en su cita.
¿Qué mierdas? Alzo una ceja, malinterpreto todo. Pero mejor callo y luego lo hablo con ella en un sitio más privado, no se le ocurra gritar alguna estupidez en el salón o los pasillos.
La profesora termina con su clase y por ende se acerca la hora de matemáticas, por suerte esta clase me la puedo saltar gracias a que solo bastan unos minutos para escapar antes de que entre el viejo aburrido de Sanders.
Me coloco en pie, no quiero tener que ver números en momentos depresivos. Maríe mira en mi dirección pero con un asentimiento de cabeza sabe que no estoy bien como para estar sentada escuchando problemas matemáticos.
Erick está por gritar mi nombre para que todos giren a verme cuando siento que caigo de bruces al suelo. Y en efecto, es así. Mi nariz se estampa contra la horrible cerámica.
—Mis disculpas, no fue... —Las palabras sobran cuando nuestros ojos se conectan. Mis labios se entre abren de tan solo ver como alza una ceja y saca pecho, tose para recuperar la voz y sin más comienza con su presentación, dejándome como una tonta en el suelo siendo la burla de todos mis compañeros.
Oh, esta me las va a pagar profesor.
CAPÍTULO 01
Erior.
Subo los libros al escritorio mientras espero que todos se marchan de una vez por todas. Tiara queda para el final, nunca he logrado entender porque siendo la más popular de las estudiantes espera a que todos se marchen para luego hacerlo ella.
Respiro hondo.
De tan solo pensar que por la noche debo conversar con la detective, por cosas, sobre Aurora me siento algo decaído. No supe más de ella desde que se marchó aquel día, intenté por todos los medios comunicarme incluso llegué al punto de llamar a su madre pero lo único que obtuve fue un "vete al infierno mocoso malagradecido" supongo que ya su hija le había envenenado la mente con respecto a mí.
Alguien carraspea y me concentro de inmediato. La rubia de ojos verdes me mira con cierto brillo en ellos, como esperando algo, la verdad no tengo idea de por qué no se ha largado como cualquier otro estudiante normal.
— ¿Se te ofrece algo? —indago.
Hace un movimiento con su cabeza y se endereza, logrando que sus enormes senos reboten debajo del escote.
—Me preguntaba si da clases particulares, profesor. —Ronronea.
Ya pillo donde quiere llegar.
Me alaga un montón que se fije en mí, pero la verdad por muy buena que este, porque lo está, no lo niego. No voy a caer en sus redes y arruinarme de nuevo, porque sí, eso fue lo que hice al meterme con Mia aquel día y no volverá a pasar.
¿Motivo? ¿Razón? Es simple.
Al final termine en el lugar al que no deseaba volver jamás solo porque me enamoré de una chica inmadura, que no fue ni capaz de decirme a la cara un "adiós" o al menos ser sincera y decir que yo solo era un trofeo y que al tenerme se olvidaría de mí por completo.
—No. La verdad, no doy clases particulares, tutorías o como les digan hoy en día. —No es mi intención sonar áspero pero la verdad me trajo un amargo recuerdo que no es fácil de procesar.
Los ojos se le llenan de lágrimas, pero las retiene. Creo que di justo en el clavo y lo ha captado.
—Entiendo, entonces... Me iré. —Asiento.
Se devuelve a su puesto por las cosas que trajo pero justo antes de que se retire, lo hago yo. No quiero causar un drama innecesario, camino por los pasillos atestados de jóvenes hormonales que hablan de trivialidades.
Al pasar por la sala de profesores me sorprende notar que Lissa, la profesora de inglés está conversando de manera animada con Mark. Um, algo me huele mal por aquí.
Doy dos pasos atrás antes de enterarme o darme cuenta de cosas que no quiero, porque lo menos que deseo es estar en medio de una pelea de pareja. Porque estoy casi seguro que en cuanto mi cuñada se entere se va a armar una grande.
Sigo el camino para irme tan pronto sea necesario, solo una clase más y seré libre por este día. El salón 1—B está justo en frente, abro la puerta con más entusiasmo del normal. Oigo un estruendo, mi vista se fija en aquella chica de vestido floreado que soba su nariz.
Reprimo una risa cuando noto que sus pantis de conejitos están a la vista, su compañera de cabello morado la mira con lastima. En ese mismo instante las carcajadas se escuchan de casi todos los alumnos y digo casi, porque un chico del fondo la mira anonado como si no creyera que la chica hace el ridículo por no colocarse nada más bajo es corto vestido.
Respiro hondo antes de acercarme a ella, para ayudarla porque por sobre todo debo ser un caballero.
—Mis disculpas, no fue... —Y justo en ese momento, las palabras sobran.
Mia