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No puedo amarte: Non posso amarti
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No puedo amarte: Non posso amarti
Libro electrónico108 páginas1 hora

No puedo amarte: Non posso amarti

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¿Qué pasa cuando dos corazones pisoteados por el amor se reúnen?

Fabio y Nicole son obligados a trabajar juntos para resolver un caso de homicidio investigando al hombre más peligroso y poderoso de la ciudad. los dos incluso odiándose terminan deseándose más que cualquier otra cosa en el mundo, incluso si intentan escapar uno del otro. Durante una operación encubierta, las cosas para Nicole se ponen mal. Junto a su equipo, Fabio, intentará salvar su vida una vez más.

Entre peleas, acción, erotismo Fabio y Nicole se reunirán de nuevo para luchar contra el miedo a perderse, especialmente cuando él se da cuenta que deberá hacer todo lo posible para protegerla de su peor pesadilla.

Entre el odio y la atracción física ¿cuálm sentimiento prevalecerá? 

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento18 ene 2020
ISBN9781071510247
No puedo amarte: Non posso amarti

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    No puedo amarte - Jennifer Green

    Fabio

    El despertador suena por más de veinte minutos, retumbando en mis oídos. Ni siquiera sé cuántas veces lo he pospuesto. Me doy vuelta en la cama y pongo mi cabeza debajo de la almohada en la barandilla.

    ¡Por Cristo cállate! Gruñendo extiendo un brazo y con un movimiento brusco lo hago caer al suelo.

    El teléfono empieza a sonar. También nos faltaba el teléfono. Maldito. Pienso molesto.

    Busco en la mesita de noche sin sacar la cabeza fuera de la concha. Respondo sin siquiera ver quien es.

    Bueno murmuro todavía con sueño.

    Si, pero donde diablos estás ¡es Tommaso negro! dice Adriano con una expresión de enojo.

    Mierda me arrastro debajo de la cama.

    Jodido, estoy jodido.

    ¡Tommaso hoy me lincha! Él es mi superior, Tommaso Boschi para ser exactos, cada día me hace una conferencia porque llego siempre tarde a la estación de policía. Estamos trabajando en un caso de asesinato durante meses, y hoy tengo que conocer a un testigo.

    Soy un idiota, sabía cómo este caso era importante y yo, en lugar de eso, me di la vuelta por los alrededores con ese cretino de Adriano.

    ¡Él a diferencia mía ha llegado puntual!  Como si eso fuera poco, me asignaron un nuevo colega, porque esa perra de Vittoria se ha ido, pidió la transferencia para estar lejos de mí. Una punzada me perfora el estómago. Sacudo la cabeza para liberarme inmediatamente del pensamiento de ella.

    Te has ido.

    Tengo que olvidarte. Estoy  intentándolo, pero es imposible.

    Ella era la que yo quería, la única que podía hacerme batir el corazón. Hacer el amor con ella fue maravilloso, ella amaba, con pasión, con devoción y sin inhibiciones.

    ¿Y luego?

    Obvio, entonces se puso en su camino él, Francesco, el bastardo.

    Basta

    Joder, malditos recuerdos.

    Tomo una ducha rápido y busco lo que sea para ponerme.

    Me puse unos jeans muy ajustados, una camiseta, un poco de gel en el pelo, un toque de Jean Paul Gaultier, me puse el reloj en la muñeca. Me miro al espejo. Bueno, ahora no me falta nada.

    Salgo de casa y en un nano segundo, ya estoy en el garaje.

    Buenos días pequeño mío digo Acariciando el cuerpo pulido del capót de mi nuevo automóvil.

    Salgo como cohete del garaje y me encuentro inmediatamente en la carretera de circunvalación este.

    Primera, segunda, tercera.

    A todo gas.

    Corro.

    Corro así fuerte porque solo de esta manera puedo hacer una pausa en mis pensamientos. Si crees que un hombre no sabe amar y no puede sufrir por amor, bien estás equivocado

    Santa mierda Fabio ladra Adriano en cuanto me ve llegar.

    Adriano es mi mejor amigo y colega y compañero de aventuras, pero también de desgracias. Nos conocemos desde hace años, exactamente de la secundaria, y en todo este tiempo nunca discutimos en absoluto. Parecemos gemelos, somos muy similares y, a veces incluso demasiado.

    Eh, llegué tarde y ¿ya llegó el sustituto de la perra?. Me informo mientras entro a la carrera a la comisaría  seguido por él, que no para de hablar en ráfagas.

    Sí, hace una hora... me informa.

    Mierda despotrica.

    Aliso el pelo con una mano y con la otra pongo las llaves en el bolsillo de los jeans.

    Mama mía, habrá dificultad con esa nueva eh! Dice bajando un poco el tono de su voz.

    ¿No es un hombre? Arrugo la frente.

    No. Ella es una perra snob, con un hedor debajo de la nariz... no hace más que quejarse desde que llegó.

    ¡¡Qué bolas!! Resoplé.

    No te envidio se ríe. Ah, pero... ¡tiene un culo que habla por sí mismo! Imita sus curvas.

    Eh, pero tanto si es hermosa, pero no baila, ¿qué coño me importan sus curvas?

    Entro a mi oficina de carrera

    Hola, siento la demora. El coche no arrancaba Miento sin ni siquiera mirarla.

    Existen los taxis la oigo decir.

    Su voz es cálida, sensual y condenadamente odiosa.

    Alzo la vista y la miro.

    Ella está sentada en mi escritorio, con pantalones ajustados, sus piernas largas cruzadas, viste un chaleco blanco transparente. El cabello atado en una cola, alta y ojos enormes, de color marrón muy oscuro, tengo que admitir que algo así tan hermoso e intenso no había visto nunca.

    Es hermosa incluso sin un toque de maquillaje. Sus labios carnosos se doblan en una mueca.

    Se levanta y se estira.

    Solo mirarla me endureció. Me doy la vuelta evitando su mirada, es tan hermosa que no puedo incluso  enviarla a la mierda por la afirmación que hace unos momentos hizo.

    Llevo una hora esperando... y no soy la única que lo hace, incluso el Comisionado le estaba buscando murmura y recoge una botella de agua y le toma un sorbo, entonces me mira con la mirada helada.

    Te pedí una disculpa, ¿no? Y en cuanto a Tommaso, lo veré yo contesto con un tono ácido.

    De acuerdo, eres una chica hermosa, pero no pongo tus pies sobre tu cabeza. Pienso mirándola.

    No es necesario pedir disculpas. Podría haber evitado llegar tarde insiste.

    ¿Ha terminado? Inspector jefe Fabio Crespi, ¿usted debe ser el agente...? Me acorté y acerqué una mano hacia ella.

    El hecho de que usted sea mi superior no justifica su retardo... de todos modos, soy la agente elegida Nicole Marchetti la escucho decir mientras se levanta, evitando mi mano.

    ¡Perra! Pienso. Toma lugar en un escritorio frente al mío y la observo mientras arregla algunos efectos personales.

    Saca una caja de marcos, acaricia uno antes de colocarlo junto al monitor de la computadora.

    Mientras la miro no puedo hacer nada sin pensar que realmente es muy hermosa. Pero su actitud es demasiado odiosa, y le hace perder al menos cien puntos. ¡Con una así ni siquiera  follaría!

    Me levanto y camino hacia ella con el fascículo Salvetti-Proietti entre las manos y me siento a mi vez en su escritorio.

    Me mira con el ceño fruncido. Y yo pretendiendo nada.

    "¿Te ha dicho algo el comisionado Boschi del

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