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plantas y su uso antitumoral, Las
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Libro electrónico839 páginas6 horas

plantas y su uso antitumoral, Las

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En la lucha contra el cáncer, uno de los grandes esfuerzos que actualmente se están llevando a cabo, es la investigación en fitoterapia o estudio de las propiedades medicinales de las plantas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 nov 2023
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    plantas y su uso antitumoral, Las - José Waizel Bucay

    Dedicatoria

    Dedico esta obra al sagrado recuerdo de mis padres —Teresa y Alberto— quienes viven en mi memoria, como testimonio del amor, ejemplo y enseñanzas que nos legaron.

    Al querido recuerdo de Jaime Bucay Nakach, Victoria Waizel Bucay y al de mis compañeros y amigos Julián Arturo Chacón Gómez, Ángel Salas Cuevas y Salvador Sánchez de la Peña, cuya muerte prematura se debió al cáncer, así como a todas las víctimas de esta enfermedad, principalmente a los niños.

    De la misma manera, ofrezco también este trabajo a Lilián, compañera de mi vida, por ser mi apoyo, fortaleza y estímulo; a mi hermano, hijos, nietas y nuera con todo cariño y amor por lo que representan para mí; pero sobre todo, agradezco al Altísimo por darme la vida y ser hasta hoy mi soporte.

    Agradecimientos

    Deseo hacer público el reconocimiento al Dr. Ricardo Yáñez Avila (q.e.p.d.) por abrirme las puertas del Politécnico hace más de 30 años con la finalidad de hacer investigación en el área de las plantas medicinales y el cáncer, asimismo a las autoridades de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía y a la Coordinación General del Año Sabático del Instituto Politécnico Nacional (IPN), por el goce del año sabático (2005) durante el cual comenzó el estudio que ahora se presenta. De igual modo a la Comisión de Operación y Fomento de Actividades Académicas (COFAA) del IPN, por la beca de exclusividad conferida y el apoyo del Programa de Estímulos al Desempeño Docente (EDD) de esta institución.

    También agradezco a los doctores y profesores: Joaquín Díaz Hernández, Cándido Guzmán Félix, Alberto Maceda Serrano y Juan Salas Benito por sus observaciones y comentarios al marco teórico del manuscrito; de la misma manera al médico cirujano y M. en C. Marco Polo Franco Hernández por su orientación para el diseño del formato en el que se presentan los resultados y por el soporte técnico para resolver problemas digitales. Finalmente no puedo dejar de mencionar el apoyo brindado por Erika Solís Castro, Laura Rocío Ramos Osorno y Azahel Iván Troncoso Valdez en la corrección, revisión y formación de esta obra, así como el de la Dirección de Publicaciones del IPN, sin los cuales no hubiera sido posible la edición de la misma.

    Contenido

    Advertencia y recomendaciones

    Prefacio

    1. El Cáncer

    1.1. Aspectos históricos

    1.2. Naturaleza de la enfermedad

    1.2.1. Tumores

    1.3. El Cáncer: un problema de salud pública

    1.4. El cáncer en México

    2. Antecedentes

    2.1. El uso de las plantas medicinales

    2.2. Productos vegetales con utilidad medicinal: los metabolitos secundarios

    2.3. Algunos metabolitos secundarios representativos con propiedades antitumorales

    2.4. El tratamiento médico moderno para el cáncer

    2.5. La búsqueda de productos de origen vegetal útiles en la quimioterapia del cáncer

    3. Materiales y métodos

    4. Resultados

    4.1. Lista de especies con propiedades antitumorales y/o anticancerosas localizadas

    A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z.

    4. 2. Listado de familias reportadas en la obra por número de especies

    Epílogo

    Bibliografía

    Anexos

    Anexo 1. Glosario

    Anexo 2. Índice de las plantas citadas en la obra por nombre científico

    Anexo 3. Índice de las plantas citadas en la obra por nombre común

    Advertencia y recomendaciones

    Los datos publicados en esta obra fueron obtenidos de diversos textos o revistas científicas y estan destinados a brindar al lector nociones sobre temas relativos a las plantas medicinales en forma de apoyo educacional y difusión de la cultura etnomédica.

    Dicha información no debe ser considerada como completa o exhaustiva sobre los temas tratados y por lo mismo no deberá utilizarse para sustituir la visita, llamada, consulta o asesoramiento de su médico o profesional de la salud que corresponda en virtud del tema en específico. Todas las observaciones relativas a las plantas, sustancias, drogas, remedios, medicamentos o farmacéuticos en general contenidos o publicados en esta obra son de carácter general y se dirigen exclusivamente para servir como apoyo educacional y divulgación científica.

    Lo que aquí se menciona sobre dichas plantas y/o sustancias no cubre todos los posibles usos, acciones, precauciones, efectos secundarios o interacciones, ni se proporciona como sugerencia médica para el tratamiento de problemas individuales ni para la evaluación de riesgos y/o beneficios para administrar una planta o sustancia en especial.

    El lector nunca deberá dejar de consultar al profesional de la salud que corresponda por causa de cualquier información que haya obtenido de la lectura de esta obra. Por lo anterior, lo aquí publicado no deberá ser considerado bajo ninguna circunstancia como consejo, sugerencia, instrucción u opinión profesional. Asimismo, el lector no podrá hacer uso de dicho trabajo para diagnosticar, recetar, prescribir o dar tratamiento a una enfermedad o problema de salud sin consultar previamente a un médico calificado.

    El editor y el autor de esta obra están en contra de la automedicación en todas sus formas, así como de la autoadministración de los problemas de salud. Por lo que no asumen responsabilidad alguna por la forma en que el lector emplee la información contenida en este libro. El lector en todos los casos siempre deberá acudir con su doctor, profesional de la salud o alguien calificado para prestar servicios de esta índole, a fin de iniciar algún tratamiento o resolver cuestionamientos relativos a condiciones médicas.

    Este libro no ofrece recomendaciones respecto a este tipo de enfermedad y nada del contenido pretende sustituir el consejo profesional para el tratamiento o diagnóstico. Tampoco deberá ser considerado para la toma de decisiones médicas y el usuario siempre deberá consultar a un profesional especializado a fin de que se le aconseje de forma personalizada de acuerdo con su padecimiento.

    PREFACIO

    Llegará el día en el que todas las enfermedades serán prevenidas o curadas por la medicina y aún la vejez será liberada de sus males, la vida se prolongará mucho más allá de la actual vida del hombre.

    Benjamin Franklin (1706-1790). Carta a un amigo farmacéutico

    (San Martín, H. 1983).

    Un análisis de las prescripciones presentadas en las farmacias de Estados Unidos arrojó en 1998 que alrededor del 25% de los medicamentos contienen extractos de plantas o principios activos derivados de ellas; mientras que, no menos de 119 sustancias químicas, derivadas de 90 especies vegetales pueden ser —a la fecha— consideradas en muchos países como importantes; de éstas, el 74% fueron descubiertas como resultado de estudios químicos o aislamiento de los principios activos de plantas usadas en la medicina tradicional (Cragg, GM. a) y b) 1999). Por lo que este estudio se basó en la compilación, a partir de diferentes fuentes bibliográficas, de información relativa al hablar de aspectos botánicos, sinonimia común y científica, la parte u órgano empleado, la forma de preparación y vía de administración; también menciona los principales metabolitos secundarios que elaboran esas plantas, además de reportar la existencia de investigaciones referentes a su actividad antitumoral. Un objetivo más ambicioso es el que esta obra sirva como motivación o base para futuros estudios en el campo del desarrollo de nuevos fármacos que curen, alivien o palien esta enfermedad. Si se logra alguno de estos últimos, las numerosas horas dedicadas a la preparación de esta obra no habrán sido en vano.

    La metodología usada consistió en la revisión por palabras claves en bases de datos, revistas científicas, libros y tesis. Los resultados obtenidos se presentan en forma de fichas, organizadas por orden alfabético de acuerdo con el nombre cientifico de las especies referidas. Se obtuvo información concerniente a 592 especies, reportadas en las referencias bibliográficas citadas en la obra. Los vegetales enlistados —representados en la investigación—, se agrupan en 125 familias botánicas, las que se muestran en la lista de especies del subcapítulo 4.1 de forma descendente, respecto al número de cada una de ellas.

    La mejor familia representada en este estudio fue la Euphorbiaceae con 50 especies debido a que elaboran látex el cual contiene diferentes metabolitos secundarios con propiedades citotóxicas. Por otro lado, no obstante la gran diversidad florística mexicana, son escasas las investigaciones realizadas en el país relativas al tema ahora presentado, por el contrario, son numerosas en otros países, por ejemplo los asiáticos, por lo que se recomienda que estos estudios continúen y se amplíen.

    1

    EL CÁNCER

    Los términos cáncer, neoplasia y enfermedad maligna suelen usarse en forma intercambiable tanto en la literatura técnica como en la popular (Mendelsohn, J. 1989).

    El cáncer es el crecimiento de los tejidos ocasionados por la proliferación continua de células anormales que se originaron en una célula madre que se multiplicó —sin regulación— para formar una clona de células malignas que tienen la capacidad de invasión y destrucción de otros tejidos. Puede originarse a partir de cualquier tipo de célula en el tejido corporal. No es una enfermedad única sino un conjunto de ellas que afectan distintos órganos de los animales y de la que existen cientos de formas distintas, las que poseen una característica en común: la proliferación rápida, desordenada e incontrolada de células que originan un tumor maligno que posteriormente se difunde o prolifera por todo el organismo —lo que se conoce como metástasis—. Se clasifica en función del tejido y célula de origen, los cánceres se dividen en dos grandes categorías: carcinoma y sarcoma, habiendo diferentes subtipos de este mal (Diccionario terminológico de las ciencias médicas, 1992). Si el proceso no se detiene, puede progresar hasta causar la muerte.

    Respecto a las plantas y su relación con el cáncer, éstas desarrollan excrecencias que se asemejan a este mal visto desde afuera del organismo, ser humano (Evans, WC. 1991; Quiroga, M. 2004).

    1.1. Aspectos históricos

    La humanidad ha tenido relación con las enfermedades oncológicas durante toda su historia; así, el estudio de restos egipcios antiguos de la necrópolis situada cerca de Gizeh, demostró que hace unos cinco mil años (2700 a. C.) se identificaron tumores óseos. Sin embargo, a pesar de su amplia diseminación, el cáncer parece haber sido relativamente raro en todo el mundo al principio de nuestra era, quizás la esperanza de vida limitada durante los primeros siglos previno al hombre de alcanzar la era del cáncer. La referencia más antigua, relativa al empleo de las plantas para tratar el cáncer o enfermedades similares se encuentra en el Papiro de Ebers —documento que sintetiza todos los conocimientos médicos del Antiguo Egipto—, escrito hacia el año 1553 a. C. y encontrado por George M. Ebers en Egipto (Navarro-Beltrán, E. 1992).

    En el Papiro de Ebers antes mencionado, se recomiendan 40 plantas para el tratamiento de tumores, verrugas y otros crecimientos posiblemente malignos (Perdue, RE. 1969), de igual modo el Papiro de Smith, al que se considera como el antecedente más antiguo, conocido en cirugía, reseña este padecimiento. Ahora bien, refiriéndose a observaciones sobre tumoraciones mamarias, Hipócrates (460-377 a. C.) describe algunas manifestaciones clínicas sugestivas de cáncer de mama, invasor en estadios terminales y una segunda referencia se encuentra en el volumen relacionado con las enfermedades de la mujer, el cual inicia con una de las primeras descripciones de la historia natural de esta enfermedad.

    Los médicos griegos y romanos observaron diferentes tipos de tumores. Herodoto describió empíricamente la historia natural del cáncer de mama en esa época, evidencia inicial de un diagnóstico tardío y ausencia de tratamiento. La influencia griega fue transmitida a Galeno, alrededor del año 200 d. C. a pesar de que predominaban las hipótesis de origen humoral de la enfermedad, empíricamente se describió la primera evidencia de la influencia de los estrógenos en relación con la etiología de la enfermedad y las primeras intervenciones respecto al tratamiento, observando que este tipo de cáncer era más frecuente después de la menopausia.

    En Chipre, Sambon plasmó un tumor de mama en una escultura en mármol, la cual fue comentada en el siglo XIX por R. Virchow. A principios de la etapa Renacentista, Ambrosio Paré (1510-1590), influido por Galeno, reconoció la relación que existe entre el cáncer de mama y la extensión axilar ganglionar de la enfermedad. Marco Aurelio Severino (1580-1634) contribuyó tempranamente al diagnóstico diferencial de tumores benignos y malignos de la mama (Lazcano-Ponce, EC. et ál. 1996).

    1.2. Naturaleza de la enfermedad

    La acción de distintos agentes ambientales (principalmente radiación ionizante, agentes químicos de diferentes tipos y virus), denominados en conjunto como agentes cancerígenos, contribuyen al desarrollo de las neoplasias. Por otra parte, en muchos cánceres comunes, la frecuencia es más alta entre pacientes con antecedentes familiares positivos que entre los enfermos sin esta relación del orden de tres veces mayor en general (Mendelsohn, J. 1989); la célula normal sufre alteraciones que modifican su ácido desoxiribonucleico (ADN), lo que determina como consecuencia una transformación de su mensaje genético, la célula cambia de forma y de tamaño —se puede volver gigante—, el núcleo se hace más grande con una cromatina más notable y nucleolos prominentes, y en algunos casos pueden aparecer varios de ellos en una célula, donde —salvo algunas excepciones—, sólo debe haber uno. Las divisiones celulares (mitosis) aumentan, se realizan a un ritmo desordenado y mucho más rápido que el normal, las cromátidas no se separan y el número de cromosomas puede alterarse por la aparición de un cromosoma más o por la ausencia de uno. La reproducción descontrolada de estas células hace que se transformen en cancerosas y originen un tumor.

    1.2.1. Tumores

    Casi todos los cánceres forman tumores, la mayor parte de ellos son benignos, aunque algunos, malignos. Los tumores benignos —los que dependiendo de su localización, pueden condicionar alteraciones en la salud—, se caracterizan por un crecimiento localizable y suelen estar separados de los tejidos vecinos por una cápsula fibrosa que los envuelve. Ellos no tienen tendencia invasora aunque algunos como los pólipos del colon son lesiones precancerosas. En cambio, los tumores cancerosos, invaden y destruyen los tejidos vecinos ya que son capaces de diseminarse fuera del lugar de origen. La invasión de estos tejidos vecinos puede producirse por extensión o infiltración, o a distancia, produciendo crecimientos secundarios conocidos como metástasis (Navarro-Beltrán, E., óp. cit., 1992).

    1.3. El Cáncer: un problema de salud pública

    El cáncer es una de las principales causas de mortalidad, en el siglo XXI se ha convertido en la segunda causa de muerte a nivel mundial ya que cada año se detectan 10 000 000 de nuevos casos; además se certifican 6.2 millones de muertes y 22 000 000 de personas sufren este padecimiento que no sólo lastima al paciente sino a toda su familia y a la sociedad en general, por lo que debe ser definitivamente considerado como un problema de salud pública y como tal debe ser enfrentado (Brumini, R., 1982). Se calcula que en 1985 hubo 7.6 millones de nuevos casos de cáncer, excluyendo el de piel no melánico en 24 diferentes regiones del mundo (Mohar, A. et ál. 1997). Tan sólo en los Estados Unidos de América para el año 2007 se estima que 1 444 920 hombres y mujeres (766 860 hombres y 678 060 mujeres) serían diagnosticados con este mal, de los cuales (probablemente) murieron 559 650 (National Cancer Institute. 2007). La Organización Mundial de la Salud (OMS), prevé que a nivel mundial la mortalidad por cáncer aumentará un 45% entre 2007 y 2030 (pasará de 7.9 millones a 11.5 millones de defunciones). Se estima que durante el mismo periodo el número de nuevos casos de cáncer aumentará de 11.3 millones en 2007 a 15.5 millones en 2030 (Organización Mundial de la Salud, 2008).

    1.4. El cáncer en México

    En México, desde 1990 los tumores malignos representan la segunda causa de muerte de la población en general y constituyen la primera en el caso de mujeres por arriba de los 25 años de edad. El número de defunciones debidas a tumores malignos en el país (1990 al 2005), fue de 825 315 casos (Instituto Nacional

    de Estadística, Geografía e Informática, 2007).

    Sólo para el 2008, la mortalidad en México debido a tumores malignos (de tráquea, bronquios, pulmón, estómago, próstata, hígado, mama y cuello del útero), fue de 31 262 casos (Secretaría de Salud. Dirección de información en salud, 2011).

    En la década pasada se constituyó un Registro Histopatológico de las Neoplasias Malignas (RHNM) en colaboración con la Asociación Mexicana de Patólogos, la Dirección General de Epidemiología y el Instituto Nacional de Cancerología. Cabe destacar que dicho registro no tiene base poblacional, sino sólo representa la frecuencia relativa de tumores malignos con diagnóstico histológico de un centro hospitalario, sin embargo, ilustra el problema de cáncer en nuestro país a partir de los nuevos casos notificados anualmente (Mohar, A. et ál., óp. cit.).

    2

    ANTECEDENTES

    2.1. El uso de las plantas medicinales

    El hombre ha encontrado en las plantas satisfacción para sus necesidades fundamentales y secundarias (alimento, abrigo, casa, fabricación de utensilios, saborizantes, perfumes o esencias, gomas, etc.), pero también descubre que ellas son capaces de aliviar sus dolencias y en algunos casos curar sus enfermedades o matar a sus enemigos, por lo que los vegetales han sido la base de los sistemas tradicionales de medicina, los cuales han persistido por miles de años. Estos sistemas continúan desempeñando actualmente un papel esencial en la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que aproximadamente 80% de los habitantes a nivel mundial han utilizado la medicina tradicional en el cuidado de la salud (Cragg y Paolini, citados por Laza-Loaces, D., Rodríguez-Luis, I. y Sardiña-Cabrera, G., 2003).

    El empleo de las plantas con fines medicinales ha ocurrido desde tiempos inmemoriales y numerosas culturas han dejado testimonio de ello, los que han sido transmitidos de forma oral de generación en generación, mientras que en otros casos el conocimiento ha quedado escrito en documentos tan antiguos como por ejemplo, el ya anteriormente citado, Papiro de Ebers, encontrado por George M. Ebers en Egipto en 1873 y el cual se cree data de 1502 a. C. y contiene un registro de la medicina de esa cultura.

    Homero (siglo IX a. C.), en sus inmortales poemas nos dejó los nombres de muchas plantas útiles, por ejemplo el del meconio (extracto de la adormidera o Papaver somniferum L.), con el cual apaciguaban los dolores, lo que se sigue haciendo a la fecha empleando la morfina, uno de los alcaloides extraído de ella, entre otros tantos que elabora.

    Hipócrates en sus inmortales escritos hace la descripción de 234 vegetales, por otra parte, el gran filósofo Aristóteles (384-323 a. C.), también menciona las plantas conocidas en su época y cuáles se usaban. Uno de sus discípulos, Teofrasto (al que algunos consideran como el padre de la Botánica y que se cree vivió entre los años 372-287 a. C.), legó seis libros acerca de dicha materia y sólo por citar uno más (en obvio de espacio), se mencionará a Pedaneo Dioscórides o Dioscúrides, el cual fue en el siglo I médico de las legiones romanas y escribió la Materia médica, que estuvo en vigor más de medio siglo y la cual enumera

    600 plantas, algunas usadas todavía el día de hoy.

    Por otra parte, en relación con México, no se debe olvidar la obra de Fray Bernardino de Sahagún, quien llegó a la entonces denominada Nueva España en 1529 y logró reunir en Tepepulco a ancianos principales, conocedores de la cultura prehispánica y los hizo responder a un amplio cuestionario que se refería los principales aspectos del saber (López, AA. 1975), con dicho material, entre otros, nos legó una obra que accidentalmente se dividió años después y recibe por partes diferentes nombres y que pasó al español como Historia general de las cosas de la Nueva España, la cual comprende una parte dedicada a las enfermedades y medicinas. Sin embargo, para algunos autores, la obra más antigua escrita acerca del tema de las plantas medicinales fue realizada en 1552 y es conocida con el nombre de Libellus de medicinalibus indorum herbis (Libro sobre las hierbas medicinales de los indios), fue escrita en náhuatl por Martín de la Cruz y luego traducida al latín por Juan Badiano, ambos alumnos del Colegio de la Santa Cruz de Tlaltelolco.

    Es digno de mención el monumental estudio realizado por Francisco Hernández, primer protomédico de las Indias y médico personal de Felipe II, quien desde 1570 a 1576 recorrió varias regiones, —ahora estados de nuestra república—, y nos legó su obra intitulada Historia natural de Nueva España, donde al interrogar a los nativos hizo descripciones empíricas de 3 076 plantas útiles para la medicina, incluyendo su dosificación y forma de preparación; desafortunadamente, sólo se tienen identificadas o determinadas botánicamente 667 de acuerdo con género y especie, mientras que del total reportado por Hernández se ha llegado a establecer sólo el género al que pertenecen en 249 casos y a los 98 restantes se les llegó a ubicar en la familia botánica a la que se supone corresponden (Valdés, J. y Flores, H. 1984).

    2.2. Productos vegetales con utilidad medicinal: los metabolitos secundarios

    Las plantas como resultado de la fotosíntesis, elaboran miles de sustancias orgánicas, algunas denominadas como metabolitos primarios, entre las que se encuentran la glucosa y otros azúcares, los ácidos grasos, lípidos, ceras, los aminoácidos y con ellos las proteínas, además de vitaminas y reguladores de crecimiento, entre otras indispensables para su vida, pero además sintetizan cientos de compuestos, sólo que en cantidades menores a las antes mencionadas, a los que se conocen como metabolitos secundarios que para el año 2000 se conocían alrededor de 100 000 (Harbone, JB. 2004), entre los que destacan por citar algunos grupos: los alcaloides, alcoholes, antibióticos, bálsamos, carotenoides, cetonas, cumarinas, esteroides, fenoles, fitoesteroles, fitotoxinas, flavonoides, glicósidos, glucósidos, gomas, lactonas, mucílagos, pectinas, quinonas, resinas, saponinas, taninos, terpenos (terpenoides) y otros más, muchos de los cuales por tener diversa actividad biológica se emplean desde hace siglos en la elaboración de medicamentos o sirven de base para su semisíntesis en el laboratorio químico. Bastan algunos ejemplos para ilustrar lo antes mencionado, la codeína es un alcaloide que se extrae de la amapola o Papaver somniferum L., mientras que la efedrina se obtiene a partir de diferentes especies del arbusto Ephedra spp.

    Entre los antitumorales utilizados en varios países se encuentra el compuesto denominado taxol que proviene del árbol Taxus spp., hoy en día es elaborado y comercializado como medicamento por una compañía farmacéutica y está patentado con el nombre de Placitaxel®. En la actualidad hay al menos 120 diferentes substancias químicas derivadas de las plantas consideradas como medicamentos importantes y de uso común en uno o más países del mundo. (Taylor, L. 2000).

    2.3. Algunos metabolitos secundarios representativos con propiedades antitumorales

    En el capítulo de resultados que se presenta más adelante se mencionarán las especies encontradas en la bibliografía y con más detalle, algunos de sus compuestos que presentan actividad biológica y/o antitumoral o que tienen propiedades citotóxicas, o provocan la muerte celular programada (apoptosis), pero a manera de introducción serán presentados algunos de los grupos químicos más representativos por parte de Perdue, Spujt y Quiroga, que son considerados como agentes biológicamente activos en uno o más tumores, o que fueron capaces de inhibir el crecimiento canceroso, los que pertenecen a los siguientes grupos:

    1) Alcaloides —más de 75—, estas sustancias se encuentran ampliamente distribuidas en el reino vegetal y son en conjunto activas en un amplio espectro de tumores animales, incluyendo la leucemia linfoide L-1210. Se concentran en familias como: las Apocináceas, Leguminosas (Fabaceae), Papaveráceas, Ranunculáceas y Solanáceas (este es el grupo de sustancias más prometedoras en opinión de Perdue, RE. y Hartwell, JL. 1969), en la obra están por citar sólo dos: la pilocerina (Lophocereus schottii) y la senecionina (Senecio spp.).

    2) Cucurbitacinas —compuestos altamente tóxicos—, presentes en las Cucurbitáceas, Crucíferas (Brassicaceae), Escrofulariáceas y Begoniáceas, como la obtenida de Brandegea bigelovii.

    3) Diepóxidos como el crotepóxido: extraído de la euforbiácea Croton macrostachys.

    4) Glicósidos digitaloides y sus agliconas (cardenólidos, bufadienólidos y witaferinas).

    5) Lignanos: los que se encuentran en géneros muy poco emparentados entre sí, un ejemplo es la deoxipodofilotoxina de Bursera microphylla.

    6) Fitosteroles: como el campesterol, estigmasterol, y el β-sitosterol, presentes entre otras en Acacia macracantha, Amaranthus retroflexus, Anisomeles indica y Annona muricata.

    7) Proteínas: algunas citotóxicas como las que se encuentran en Caesalpinia guilliesii, Crocus sativus y Glycine max.

    8) Quinonas y sólo por citar algunas: egastiquinona de Agastache rugosa, antraquinonas de Alternanthera repens o furanoftoquinonas presentes en Crescentia alata.

    9) Saponinas de muy diversos tipos como las presentes en los géneros Alternantera spp., Cresentia spp. o sapogeninas como las que se encuentran en Dioscorea spp. o Dorstenia contrjerva.

    10) Lactonas sesquiterpénicas (aisladas principalmente de la familia Asteraceae o Compuestas como la eriofertopina extraída de la Eriophyllum confertiflorum).

    11) Taninos: grupo de compuestos ampliamente distribuidos en las plantas superiores, se localizan generalmente en las cortezas de las especies leñosas, y son muy activos como antitumorales y por ello un grupo muy importante.

    12) Lactonas iridoides: un ejemplo es el penstémido de Penstemon deustus.

    13) Diterpenos (tipo dafano aislado de la Dirca occidentalis).

    14) Jatrofona y triptónidos de Jatropha gossypifolia.

    15) Ansamacrólidos (un ejemplo es el colubrinol de Colubrina californica y la Colubrina texensis).

    16) Cuasinodes o simarubólidos como la holocantona proveniente de Holocantha emoryi o la bruceantina de Brucea antidysenterica.

    17) Triterpenos como el uvaol de Bursera microphylla.

    18) Compuestos misceláneos.

    2.4. El tratamiento médico moderno para el cáncer

    La radioterapia, quimioterapia y el tratamiento quirúrgico (cirugía), permiten reducir el tamaño de la masa de un tumor en un lugar en específico del organismo susceptible de ser tratado de esta manera. Ninguna de las formas antes mencionadas se pueden aplicar con el fin de destruir células cancerosas muy diseminadas o que se encuentren en circulación, por lo que se hace necesario la utilización sistémica de sustancias con propiedades citotóxicas, razón por la cual los tratamientos para el cáncer comprenden principalmente: intervenciones quirúrgicas, radioterapia y quimioterapia. El progreso en estas terapias y el desarrollo de nuevos agentes anticáncer han traído como resultado una tasa de curación superior al 50% (De Vita, Jr. TV. 1989; National Cancer Institute. 1999).

    2.5. La búsqueda de productos de origen vegetal útiles en la quimioterapia del cáncer

    Un informe presentado por la Annual Reports of Medicinal Chemistry en 1995, indica que alrededor del 60% de los fármacos aprobados para el cáncer y como agentes antiinfecciosos son de origen natural (Rodríguez, I. y Laza, D. 2001).

    Las plantas tienen una larga historia en el tratamiento del cáncer y como se mencionó en líneas anteriores:

    La referencia más antigua sobre el empleo de vegetales en el tratamiento de enfermedades tumorales o cáncer se encuentra en el —ya citado— Papiro de Ebers, donde se menciona a 40 de ellas, dentro de las cuales están: el ajo, ajenjo, cebada, cebolla, cilantro, dátil, higo, lino, papiro y vid. Durante los 3 500 años posteriores a esa obra, el uso de plantas para tratar el cáncer de manera tanto empírica como en la medicina moderna se ha incrementado hasta encontrar más de 3 000 registradas con ese uso. La imaginación jugó un papel mayor a la eficacia, pero es más que una coincidencia que en ese trabajo tan antiguo también se recomienden los frutos del enebro o junípero (Juniperus spp.), —un árbol de la familia de las Cupresáceas del que ahora se conoce que produce podofilotoxina, sustancia perteneciente al grupo químico de los lignanos, que inhibe la división celular en la metafase y que en opinión de Perdue (1969)—, es selectivamente tóxica para las células cancerosas (Perdue, RE. 1969).

    La quimioterapia moderna usada en el tratamiento del cáncer se basa en el uso de fármacos que inhiben el desarrollo incontrolado de células anormales, por lo que muchos de los productos químicos usados en la quimioterapia del cáncer se basan en agentes como la mostaza nitrogenada (un derivado del gas mostaza), descubierta durante la II Guerra Mundial, cuando se usó de manera terapéutica controlada, dirigida hacia cierto punto (el tratamiento de linfomas). La identificación accidental de la actividad linfolítica de los gases mostaza usados en las guerras mundiales (primera y segunda) dio comienzo al desarrollo de los medicamentos contra el cáncer (De Vita, Jr. TV., óp. cit.; Popoca, SJ., Villarreal Ortega, ML. y Aguilar, CA. 1996).

    Hartwell (citado por Kreig, BM, 1970) estudia por la década de 1940 una especie de Podophyllum, Podophyllum peltatum (Podophyllaceae), —usada por los indios norteamericanos penobscot para curar cánceres—, observando que en realidad la planta si mostró efectos anticancerosos en numerosas neoplasias humanas (leucemia monocítica, cáncer de pulmón, testículo, enfermedad de Hodgkin y linfoma difuso), tratadas con dos derivados semisintéticos obtenidos de ella, la etoposida (VP-16) y el VM-26 o teniposida. Es curioso mencionar que otra especie del mismo género (P. emodi), se extrae la resina denominada podofilina, medicamento muy cáustico y de uso actual para destruir verrugas (las que son resultado de procesos neoformativos de carácter benigno), la que ya era empleada por los médicos chinos mucho tiempo antes de nuestra era en la curación de tumores malignos (Bernard, J. 1967; Waizel, BJ. 1979; Taylor, L. 2000).

    De acuerdo con Cragg (Cragg, MG. 2005), la búsqueda de sustancias con propiedades anticancerosas o potencialmente útiles en el tratamiento del cáncer (agentes anticáncer), comenzó en los años 50 con el descubrimiento y desarrollo farmacéutico de dos alcaloides —vinblastina, vincristina—, obtenidos de la planta Vinca rosea L., también llamada Catharanthus roseus (L.) G. Don f. (Apocynaceae), conocida popularmente como Teresita, maravilla, maravilla de España, pervinca, vinca, vinca de Madagascar y periwinkle, los que mostraron actividad anticancerosa y aún son empleados por la medicina en el tratamiento de varios tipos de cáncer como la enfermedad de Hodgking, la leucemia linfocítica aguda, tumor de Wilms, corio-carcinoma gestacional y linfoma de Burkitt’s (Perdue, RE. y Hartwell, JL. 1969; Waizel, BJ., óp. cit.).

    Otro ejemplo de esta investigación se refiere a la colchicina (un alcaloide del tipo isoquinoleínico), que se extrae de semillas y bulbos de Colchicum autumnale. L. Dicha planta es utilizada desde el siglo V para el tratamiento de la crisis aguda de la gota, además de bloquear la mitosis en el estado de la metafase (al igual que los alcaloides de Vinca), pero su gran toxicidad impide su utilización como medicamento antitumoral.

    Los descubrimientos y empleo de estos vegetales motivaron la fundación en 1955 del Cancer Chemotherapy National Service Center (Centro Nacional de Servicio de Quimioterapia) en el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos de América (United States National Cancer Institute o NCI, por sus siglas en inglés), en donde se inició en 1956 por parte del NCI, junto con el Departamento de Agricultura, la búsqueda o tamizado extensivo de nuevos agentes que mostraran actividad antitumoral con especial énfasis en las plantas de zonas templadas, búsqueda que concluye hasta 1982. Las 35 000 muestras de vegetales fueron colectadas y se investigaron alrededor de 114 000 extractos vegetales. Aparte del descubrimiento de los agentes con actividad anticancerosa derivados del taxol (Paclitaxel), obtenido de la corteza del árbol conocido como tejo (Taxus spp.) y el de la camptotecina, alcaloide extraído del árbol chino Camptotheca acuminata (Nyssaceae), pocos productos naturales de los encontrados mostraron potencial para su uso en humanos, por lo que el NCI descontinuó los ensayos en 1982, pero el desarrollo a partir de 1986 de nuevas tecnologías de tamizado o screening para el ensayo de sustancias, condujeron al NCI a reiniciar la colecta de plantas y otros seres vivos con actividad antitumoral y especial énfasis en las regiones tropicales y subtropicales, aunque para el 2005 no se había obtenido ningún nuevo medicamento ya aprobado para su uso clínico, numerosos agentes se encontraban en la fase de estudio preclínica en esa época (Cassady, JA. y Duouros, JD. 1980, citados por Cragg, MG. y Newman, JD. 2005; Spujt, R. 2004 y el National Cancer Institute. 2005).

    A partir del vegetal Viscum album L. (denominado comúnmente como muérdago europeo y que vive como parásito de diferentes árboles como el abeto, el manzano, el roble y otros), se preparan varios medicamentos disponibles en los Estados Unidos de América, Europa, Israel, México y en Sudamérica con los nombres comerciales de Iscador®, Isorel®, Eurixor® e Helixor®, algunos de los cuales —como el Iscador—, se usan en el tratamiento del cáncer desde hace 90 años, dicha planta elabora glicoproteínas tóxicas del tipo lectinas (I y II) y viscotoxina alfa, las que aparentemente son las causantes de su citotoxicidad (Zarkovic, N. et ál. 2001; Huyen van, JPD. 2001; Hajtó, T. et ál. 2005; Meneses, A. 2011).

    3

    MATERIALES Y MÉTODOS

    Los materiales utilizados para la realización de esta obra fueron libros, revistas, tesis y bases de datos electrónicas relativas a las plantas medicinales. El método empleado fue la búsqueda por palabra clave —tumor, cáncer, antitumor, anticáncer, mezquino, verruga, grano, llaga difícil de cicatrizar, heridas antiguas—, y otros términos usados en el lenguaje popular del español referente a tumoraciones como por ejemplo, bubas (ver anexo 1), y de esta forma hacer una revisión de la literatura médica, etnobotánica, histórica, antropológica (primero la publicada en México, después la de otros países), con dicha información se hizo un listado de las plantas usadas y/o de las que mostraron propiedades antitumorales o anticancerosas concernientes a:

    1) Nombre científico, autor (descriptor), y sinónimos, así como su correspondiente familia botánica. Dicha nomenclatura se cotejó y actualizó hasta donde fue posible en una o varias bases de datos electrónicas referentes a la taxonomía con reconocimiento internacional que se menciona a continuación:

    a) Taxonomic Information System.

    b) International Plant Names Index.

    c) Trópicos del Missouri Botanical Garden’s VAST (Vascular tropicos nomenclatural database & associated authorioty files).

    d) Poisonous Plant Database (U. S. Food & Drug Administration); e) GRIN Database (GRIN Taxonomy for Plants, perteneciente al Germoplasm Resources Information Network).

    2) Denominación común. Principalmente se utilizaron nombres en español y cuando fue posible se incluyeron también designaciones en otros idiomas, dichas denominaciones se presentan en letra cursiva, cuando en opinión de este autor no están en español.

    3) El uso, acción o propiedades farmacológicas. Se anotó en varios casos si la actividad reportada era in vivo (experimentos en animales) o in vitro (experimentos en tubos de ensayo), mencionando la(s) línea(s) celular(es) ensayadas.

    4) La parte usada.

    5) La forma de preparación.

    6) La vía de administración.

    7) Los principales metabolitos secundarios elaborados por el género y/o la especie y en algunos casos su toxicología.

    8) La referencia

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