Actualmente se está realizando una gran labor en crear una medicina personalizada para cada paciente. Una sanidad que antes de aplicar un tratamiento valore desde posibles factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión…, hasta conocer las mutaciones del tumor o la variante del patógeno que ha infectado al paciente para aplicar el medicamento más efectivo. Vamos hacia una medicina de precisión que, sin embargo, todavía puede ser muy imprecisa a la hora de ajustarse a un rasgo en concreto: el sexo del paciente.
En un artículo de 2020, la investigadora Jana Plevkora cuenta la sorpresa que se llevaron en su laboratorio tras descubrir que los pacientes afectados por tos hipersensible crónica son principalmente mujeres postmenopáusicas: vieron que no había ningún tratamiento para las causas de esta condición porque, pese a la gran cantidad de información sobre los mecanismos fisiológicos de la tos, no se conocía qué causaba la tos hipersensible crónica. Esto les extraño mucho porque durante décadas se habían sucedido estudios sobre el tema utilizando modelos de experimentación animal, especialmente conejillos de Indias. Al analizar las investigaciones descubrieron un problema totalmente invisibilizado: en toda la bibliografía científica generada durante años solo encontraron tres investigaciones donde se habían usado hembras de esta cobaya; pero tampoco estos trabajos eran de mucha ayuda, ya que ni explicaban el motivo de esta selección ni se tenía en cuenta el sexo en los análisis finales de los resultados, lo cual dificultaba la interpretación de los datos. Esto ha llevado