La Chica del Olivo

Por Yunelvis Perez

"La Chica del Olivo" teje una cautivadora historia sobre una joven, Sofya, obligada a huir de su amada patria de Ucrania en medio de los estragos de la guerra. Su travesía, una odisea conmovedora, es un baile entre la tristeza y la esperanza, la resiliencia y la reinvención. A través del prisma de la adversidad, Sofya emerge como un símbolo de tenacidad, encontrando nuevas raíces y desenterrando la fuerza profunda que hay en ella.

En medio del conflicto, el mundo de Sofya se quiebra, obligándola a dejar atrás los ecos de su infancia y el abrazo familiar. Como un valiente olivo que se yergue alto contra la tormenta, ella encarna la resiliencia. Con cada paso alejándose de su tierra natal, es impulsada hacia lo desconocido, guiada por un espíritu inquebrantable y un anhelo de paz.

En medio de las sombras del desplazamiento, nace un nuevo amor, entrelazando su destino con el de Alejandro, un faro de consuelo y solaz en la tierra extranjera de Horta de San Joan. Su historia de amor es una obra maestra de emociones, donde la pasión y la comprensión se entrelazan, proporcionando un refugio en medio del caos del mundo.

Mientras el sol se pone en los recuerdos destrozados por la guerra, el corazón de Sofya se despliega en la dorada luz española, revelando el intrincado tapiz de su travesía. Descubre que la resiliencia no conoce límites y que el amor puede brotar incluso en las circunstancias más áridas. Los olivos, antiguos y atemporales testigos de su transformación, se erigen como testigos de la belleza de perdurar, al igual que el espíritu indomable de Sofya.

"La Chica del Olivo" es una sinfonía de supervivencia, amor y crecimiento, un resonante himno a la capacidad del espíritu humano para encontrar belleza, amor y hogar incluso en medio de la más oscura adversidad. A través de los ojos de Sofya, somos testigos del poder transformador del amor y de la increíble fuerza que se encuentra en forjar nuevas raíces, pintando finalmente un vívido retrato de resiliencia y esperanza.

• Idioma: Español
• Editorial: Cervantes Digital
• Fecha de lanzamiento: 2 oct 2023
• ISBN: 9781312047693

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Capítulo 1: La apacible vida de Sofya en Ucrania

Con el sol de la mañana pintando suave luz en el mundo, los ojos de Sofya se abrieron a una vista que podría rivalizar con cualquier pintura. Los tonos del amanecer pintaban el pueblo ucraniano afuera de su ventana, un refugio tranquilo donde el tiempo parecía bailar a su propio ritmo pausado. Las colinas que lo rodeaban, adornadas con una gama de flores silvestres, parecían exhalar la esencia de la vida en este santuario pacífico, serenado por el murmullo distante del río.

En este idílico cuadro, conocemos a Sofya, una joven cuya sonrisa podía calentar incluso el día más frío. Sus ojos estaban llenos de sueños, y su corazón bailaba al ritmo de su querido pueblo. El arte era su consuelo, su forma de interpretar el mundo que la rodeaba. Incluso desde pequeña, Sofya pasaba incontables horas inmersa en la belleza de su tierra natal, capturando su esencia en su lienzo.

El pilar de la apacible vida de Sofya era su familia. Las risas que resonaban en su hogar, las comidas compartidas y las historias antes de dormir hiladas por su abuela tejían un vínculo estrecho. Su padre, un amable granjero, le inculcó el amor por la tierra y sus frutos. Su madre, un alma cariñosa, fomentó sus aspiraciones artísticas, empujándola suavemente hacia sus sueños. La mesa del comedor era donde convergían, un espacio que presenciaba sus alegrías y tristezas colectivas.

En el corazón de este pacífico pueblo, Sofya guardaba un tesoro de sueños. Cada pincelada en su lienzo susurraba sus aspiraciones, un testimonio de su esperanza por una vida plena más allá de las fronteras del pueblo. Su arte era un pasaporte a un mundo donde podía compartir las historias, el alma y la esencia de su tierra natal. Sofya ansiaba inscribirse en una escuela de arte, perfeccionar sus habilidades y abrazar un camino que le permitiera dar vida a su lienzo. Envisiaba una vida donde su arte fuera un puente, conectando corazones alrededor del mundo.

Capítulo 2: Invasión y Caos

Mientras el sol de la mañana acariciaba el horizonte con sus tonos dorados, prometiendo otro día de paz y serenidad, Sofya abrió los ojos al pintoresco paisaje de su pueblo ucraniano. Anidado entre suaves colinas adornadas con flores silvestres de todos los colores y serenado por la melodía distante de un río cercano, el pueblo siempre había sido su refugio.

La tranquilidad que había acunado al pueblo de Sofya se hizo añicos en fragmentos de desesperación cuando el estruendoso rugido de la guerra se acercaba. El sol se escondió bajo el horizonte, dejando el pueblo envuelto en sombras. Fue en esta oscuridad ominosa que se desencadenó la invasión. El lejano retumbar de los tanques, como una tormenta que se acerca, envió escalofríos por la espalda de los aldeanos. El aire se espesó con un miedo palpable cuando se dieron cuenta de la horrible realidad: Rusia había invadido.

En medio de la cacofonía de destrucción, Sofya podía escuchar los gritos angustiados de sus vecinos, el lejano rugido de las aeronaves y la marcha ominosa de las botas. La brutalidad de la guerra había atravesado sus vidas pacíficas como un vendaval implacable. El pueblo, una vez santuario, ahora era irreconocible, su esencia misma empañada por el implacable asedio.

En ese caos desgarrador, Sofya sufrió una tragedia personal que desgarró su corazón como metralla. La guerra se había llevado a alguien querido para ella, dejando un vacío que parecía imposible de llenar. La desesperación la consumía, instándola a tomar una decisión: quedarse y luchar por lo que quedaba o huir en busca de seguridad. La agonía de su pérdida y la aterradora incertidumbre de los días por venir pesaban fuertemente en sus hombros.

Capítulo 3: Comienza la peligrosa travesía

Mientras el sol se alzaba tímidamente, pintando el cielo con tonos rosados y anaranjados, Sofya se encontraba en el umbral de un viaje hacia lo desconocido.

En su corazón, una tormenta de emociones contradictorias libraba una batalla. El profundo amor que sentía por su tierra natal chocaba con una determinación inquebrantable por sobrevivir. La responsabilidad de proteger a sus seres queridos pesaba sobre ella, guiándola hacia una decisión desgarradora: dejar Ucrania. Esta elección no era una rendición, sino una respuesta primordial a la necesidad de sobrevivir y la esperanza desesperada de un mañana más brillante.

El miedo se convirtió en un compañero constante, una sombra no deseada que la perseguía en cada paso. Las dudas socavaban su determinación, intentando minarla. Sin embargo, debajo del miedo ardía una determinación feroz, una chispa de valentía que se negaba a apagarse. Sabía que tenía que ser fuerte, no