SANDAX. La libertad está en “Lo Oscuro”

Por Manuel Díez Sainz

La idea de la existencia de otros mundos, a veces, nos aterra o nos produce cierta incertidumbre. Tendemos a pensar que estamos solos por comodidad y no molestar a nuestra mente.
Pero nada más lejos de la realidad. Por supuesto que, en el universo estamos acompañados por otras civilizaciones. ¡Claro que, convivimos con otros mundos!
Sandax La libertad está en “Lo Oscuro” habla de uno de esos lugares de nuestro universo y que convive con nosotros.
¡Siempre estará presente la magia! Eso que hace posible lo imposible. Eso que no tiene significado ni explicación. Eso que anima a nuestro subconsciente y que hace posible realidades difíciles de entender.
En cambio, la ambición de nuestros líderes, de nuestros científicos, niegan y ocultan todo esto. Ellos solo quieren dominar, controlar y solapar realidades alejadas de sus intereses.
En Sandax. La libertad está en “Lo Oscuro” se aborda de fondo toda esta realidad con la magia de Katmon, junto a las luchas y convicciones de los protagonistas de esta aventura.

• Idioma: Español
• Editorial: Europa Edizioni
• Fecha de lanzamiento: 31 may 2023
• ISBN: 9791220140942

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Introducción

Sandax es un hábitat que aún no figura en ninguno de los mapas de la actualidad. Es habitado por Los Omanantes, divididos en tres clanes bien diferenciados, fundamentalmente por su constitución física y sus costumbres, así como sus zonas de asentamiento.

Athan era su único rey, pero fue asesinado por Xilona, líder del clan de los Makhan del Bosque de Sóran. 

Otros dos clanes más completan la convivencia en Sandax. Los Arisos de las montañas de Balandar y los Bellsos de los Valles.

Convivían sin sentimientos, por lo que apenas tenían conflictos serios por no estar influenciados por la envidia, el odio, la venganza, etc…

No sabíamos si eran realmente felices al tampoco disfrutar del amor, el cariño, la amistad, etc. 

En la primera novela, todo transcurría con normalidad, hasta que apareció el primer humano y los Águais que controlaban la energía de esos sentimientos abandonaron Sandax.

Las envidias, el odio y la venganza comenzaron a fluir, originando enfrentamientos entre los tres clanes.

Hay que destacar también el protagonismo de los dos hechiceros que controlan la magia. Eran los únicos que conocían el origen de Sandax y los peligros que amenazan a Los Omanantes.

La presencia, en la primera parte, de los humanos lo cambia todo. Uno de ellos, al que denominaron Nehoma ó El extraño, consiguió ganarse el respeto de los clanes y colaboró con ellos en su evolución de forma muy activa.

Los hechiceros percibieron la amenaza de lo que denominaban Lo Oscuro, lugar lejano al que estaba absolutamente prohibido acercarse.

Allí sucedieron luchas, que no voy a desvelar para no entorpecer la lectura de la primera parte de Sandax. 

Dieron origen a esta segunda novela, La libertad está en lo Oscuro, que da continuación a una historia de magia y espiritualidad, que pudiera ser realidad algún día no muy lejano.

Manuel Díez Sainz

El regreso del rey Athan

El regreso del rey Athan no fue celebrado en el bosque de Sóran. Aquellos que habían vuelto de "Lo Oscuro"¹, no manifestaron ningún gesto de alegría ante la aparente resurrección del que, tiempo atrás, fuera rey de Sandax.

Artexia, respetada líder de Sóran² y ahora reina de todos los Omamantes, se adelantó y acercándose al renacido rompió el tenso silencio.

–¿Quién eres? ¿Por qué vas vestido con las ropas de Katmon?...

–¡Soy vuestro rey! ¡El hechicero me devolvió la vida! – Athan respondía con firmeza y con clara intención de hacerse respetar.

La joven, esta vez no se enfrentó a él, como aquel día cuando asumió el liderazgo de los bosques. Tampoco estaba segura de cómo afrontar la situación. Pero ocurrió algo inesperado...

Sálman, el joven Bellso² que lideraba al clan de Las Llanuras, presentía que había llegado su momento. Intentaba disimular su profundo odio hacia aquel ser, que se les había adelantado en su regreso de lo oscuro. A pesar de los esfuerzos, no se pudo contener.

–¡Tú no eres mi rey! ¡Eres el asesino de los hechiceros!

– ¡Sálman! – Gritaron al unísono Artexia y Saudorin, con la intención de tranquilizar al joven de las Llanuras. 

Tampoco lo consiguieron. Se giró de forma agresiva, hacia los numerosos "Bellsos" presentes:

–¡Él, es el asesino de nuestros hechiceros, Katmon y Ágheron! 

Tuvo intención de atacarle, pero había madurado. Una fuerza interior, que ya había experimentado más veces durante los últimos días, le impidió tomar aquella decisión.

Los "Omanantes"³ habían convivido en Sandax con ausencia de sentimientos, sin envidias, sin odios ni venganzas. Todo era controlado por la energía que producían los "Ágüais"⁴, desde los cielos azules de aquel paraje idílico de valles, bosques y montañas.

Desaparecieron poco después de llegar el primer humano al bosque de Sóran, originando inéditos problemas de convivencia, especialmente de los Arisos de "Balandar"⁵ con los demás clanes.

Katmon y Ágheron fueron brujos que todos respetaron, incluso más que al propio rey Athan. Ellos fueron los que intuyeron la amenaza de Lo Oscuro. No dudaron a la hora de partir hacia lo desconocido, para evitar el peligro que se cernía sobre Sandax. Conocían la capacidad de destrucción de los agresores. Perdieron su vida, para mantener al otro lado del "Muro"⁶, a seres monstruosos creados por los humanos.

Katmon fue asesinado y por extensión su amigo Ágheron murió en aquel mismo instante, en los brazos de Sálman.

El joven Bellso, intuía que el Rey Athan era el asesino.

Aquel, que fue degollado en Balandar a manos de Xilona⁷

y Surhan⁸, como consecuencia de las envidias y odios que surgieron entre los Omanantes.

La magia en Sandax escondía muchos misterios. Era tan poderosa que, al igual que Athan volvió del Sosur, los grandes brujos podrían estar vivos y aparecer de nuevo...

Esa era la razón por la que el líder de los Bellsos mantenía la calma. Esperaba una señal para acabar con el impostor y retomar el control.

Ordenaba a su clan regresar a las Llanuras, pasando por delante de Athan sin dirigirlo la mirada. Todos siguieron a su líder sin dudar.

Fue entonces cuando Nehoma, el humano protagonista de la guerra contra los Arisos en el Kronsebal⁹, quiso intervenir...

– ¡En Sandax, ya tenemos reina!

A la joven líder aludida, se le heló la sangre de repente al escuchar aquellas palabras.

Miraban a Saudorin para encontrar respuestas. Pero el ingeniero también dudaba y no sabía cómo reaccionar. ¡Era su rey y se debía a él!

En los últimos tiempos, Saudorin tuvo que asumir el control de Sandax, en ausencia de sus líderes, durante la aventura de Lo Oscuro. No solamente era respetado en Sóran, también los demás clanes reconocían su capacidad

para crear. Fue él, quien diseñó los subsuelos del bosque ganándose en sobrenombre de El arquitecto y la admiración de su rey. 

No fue una sorpresa para Nehoma su reacción, esperaba algo así del arquitecto. Tomó la mano de su amada y se dirigió a los numerosos humanos que le acompañaban y también a los Arisos que habían seguido a Farak-Ghan para recibir a sus héroes.

Sandax se dividía de nuevo en clanes, pero a diferencia de antaño, la relación entre ellos no iba a ser la misma.

Los Bellsos se instalarían en sus maravillosas Llanuras, entre los dos ríos que manaban de lo prohibido. Habían aceptado a Sálman como líder.

¡Algo era diferente! Aquellos Bellsos pacíficos y poco belicosos se habían convertido en poderosos y temidos guerreros. Eran grandes, mucho más altos que los demás clanes. ¡Ahora sus "ghensas"¹⁰ impresionaban!

Más al norte, en las montañas de Balandar, lo harían los Arisos y los humanos liberados de lo oscuro. Se unieron muchos Makhan que no asumiero la recomendación del arquitecto Saudorin. 

"El humano" Nehoma, sabía que tendrían que reorganizar muchas cosas y que Artexia iba a ser clave para ello. No dejaba de pensar en la facilidad en el aprendizaje y destreza que habían demostrado los Omanantes, cuando fueron adiestrados para enfrentarse a Sorhun en la batalla del Kronsebal.

Otra cosa que le llamó siempre la atención... ¿Cómo podían entender y hacerse entender, si hablaban una

lengua diferente? Esa capacidad de su mente hacia entrever el enorme potencial que poseían aquellos habitantes de Sandax. Sin embargo, toda esa energía había sido controlada por los Agüais. ¿Quién les puso ahí? ¿Por qué se fueron de Sandax?

Los Omanantes en su etapa plena de armonía, parecían felices sin sentimientos. ¿Lo eran de verdad? No podían serlo, no se puede ser feliz sin ellos... ¿o sí?

Era consciente de que ya no se daban las condiciones de su llegada. ¡No estaban aquellos extraños seres voladores para controlar! Ahora eran libres.

Sacudió la cabeza hacia ambos lados, como queriendo salir de sus pensamientos, tenía una enorme responsabilidad con aquellos seres... ¿Humanos quizás?... Él sabía que eran una generación más avanzada y que seguramente había sido creada por ellos. ¡¡Por los suyos!!

Siempre pensó que la ambición de la ciencia y de muchos de sus líderes, habían sido el origen de la decadencia humana. No fueron capaces de ser solidarios, ni de respetar, a pesar de su inteligencia y conocimientos de la historia. Quizás si hubieran existido los Agüais, hubiera sido diferente. 

Balandar

Las enormes compuertas que daban acceso a la gran nave de Balandar, comenzaron a abrirse lentamente para dar paso a sus nuevos inquilinos.

El clan de los arisos había quedado muy diezmado, como consecuencia de la batalla del Kronsebal y del feroz ataque de los "buhorones" en su huida.

Artexia, asesorada siempre por su amado Nehoma, sería la responsable de establecer el nuevo orden en la montaña y comenzó a repartir responsabilidades desde el primer momento.

Gran parte de los arisos seguirían con la tarea de extraer el "Ferrón" de las diferentes canteras. Conocían bien el trabajo y sabían defenderse de sus principales enemigos. Además, la integración de los humanos y aquellas bestias de cuatro patas, les facilitaría el transporte de la piedra hacia los grandes almacenes de las laderas y el exterior de Balandar.

Otros, los más mayores, se encargaban de las labores en el interior de nave central. Atenderían el horno del que dependía el control de