esulta imposible sumergirse en esta historia sin conocer de manera simultánea las vicisitudes de , también conocido como «brazo guerrero de Alá», un gobernador capaz de unificar por primera vez el islam y cuya admiración por los caballos va más allá de la obligación para el «buen creyente»: Saladino consideraba que la energía de los animales pasaba también por su propio cuerpo. Así que este relato también es un reflejo del fiel amor que puede llegar a establecerse entre un jinete y su caballo, la mítica Shujae, a la altura de otros nombres igual de memorables como Marengo o Bucéfalo.
Gonzalo Giner y la yegua favorita de Saladino
Apr 01, 2024
4 minutos
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