El Colibrí Dorado: The Golden Hummingbird, #1

Por Addy McNight

Embárcate en un fascinante viaje a una tierra encantadora donde la magia teje sus hilos a través del tapiz del destino. En esta emocionante primera entrega, los destinos de la princesa Luna, la bondadosa y amada hija del rey Jaxon, y el valiente caballero Ashryn chocan con las oscuras ambiciones de Grimaldi, el enigmático hijo de un poderoso hechicero que busca poder y venganza. A medida que el reino comienza a declinar hacia la oscuridad, Luna y Ashryn deben navegar por un camino traicionero de intriga y engaño, donde las lealtades se ponen a prueba y los secretos amenazan con desmoronar el tejido mismo de sus vidas. ¿Saldrán victoriosos contra el siniestro complot de Grimaldi, o el encanto del Golden Hummingbird los llevará por mal camino? Desvela los misterios del amor, la magia y la traición en esta historia irresistible llena de giros inesperados y una exploración del poder ilimitado del amor verdadero. El primer libro de la serie Golden Hummingbird promete una aventura inolvidable que te dejará con ganas de más.

• Idioma: Español
• Editorial: Bee Golden Publishing LLC
• Fecha de lanzamiento: 4 ago 2023
• ISBN: 9798223837497

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CHAPTER ONE

Capítulo 1: El colibrí dorado

LA PRINCESA LUNA estaba de pie en el balcón del gran castillo, la suave brisa acariciaba sus brillantes cabellos castaños. El reino de Eldoria se extendía ante ella, sus paisajes exuberantes y colinas ondulantes eran un testimonio de la prosperidad y la paz que disfrutaba bajo el gobierno de su padre, el rey Jaxon.

Luna era el corazón y el alma del reino, amada por su gente por su naturaleza amable y compasiva. Sus ojos, de un fascinante tono verde esmeralda, tenían una inocencia que parecía atravesar la oscuridad, brindando esperanza a quienes buscaban su consejo.

Como la amada hija del rey Jaxon, se tomaba sus responsabilidades en serio, siempre ansiosa por ayudar a los necesitados. Ya sea atendiendo a los enfermos en la enfermería del reino o compartiendo su sabiduría con los eruditos de la corte, Luna estuvo siempre presente, iluminando las vidas de quienes la rodeaban.

Su conexión con la naturaleza era innegable y tenía un vínculo especial con los animales que vagaban por el reino. A menudo se encontraba a Luna jugando con criaturas del bosque o domesticando pájaros salvajes con su suave toque. Entre sus compañeros favoritos estaban los colibríes que zumbaban en los jardines del castillo, sus colores vibrantes reflejaban su propio espíritu radiante. La conexión de la Princesa Luna con los colibríes fue una fuente de asombro y fascinación para todo el reino. Desde el momento en que nació, su madre, la reina Araina, había proclamado que el colibrí era el espíritu animal de Luna, y el vínculo entre ellos parecía profundizarse cada día que pasaba. Luna creció creyendo esto y abrazó las similitudes que compartía con estas pequeñas criaturas.

Como los colibríes, Luna poseía una naturaleza amable y cariñosa, siempre cuidando a los habitantes del reino con amabilidad y compasión. Su corazón estaba lleno de un amor inquebrantable por la belleza de la naturaleza, y se deleitaba con los colores vibrantes de las flores, al igual que los colibríes. Cada vez que paseaba por los jardines del castillo o los bosques cercanos, aparecían colibríes, revoloteando a su alrededor como joyas vivientes.

La conexión de Luna con estas delicadas aves no era meramente simbólica; era casi místico. Parecía entender su idioma, como si se comunicaran con ella a través de suaves melodías y delicados movimientos de baile. Cada vez que extendía su mano, los colibríes se posaban en su dedo, confiando en ella implícitamente, como atraídos por el calor de su alma.

El vínculo entre Luna y los colibríes no solo era un reflejo de su naturaleza bondadosa, sino que también tenía un profundo simbolismo. Así como los colibríes simbolizan la alegría y la felicidad, Luna traía luz y risas dondequiera que iba. Tenía una habilidad innata para levantar el ánimo de quienes la rodeaban, al igual que los colibríes traían alegría con su mera presencia.

La presencia de los colibríes alrededor de Luna también sirvió como una garantía silenciosa de su lugar legítimo como princesa del reino. Parecían reconocerla como su protectora, protegiéndola como guardianes leales. Cada vez que Luna enfrentaba desafíos o momentos de duda, aparecían los colibríes, como para recordarle su fuerza y resistencia.

El vínculo especial entre la Princesa Luna y los colibríes fue un testimonio de la relación armoniosa que compartió con la naturaleza y todas las criaturas vivientes. Fue una conexión que fue más allá de las meras palabras; fue una profunda comprensión y respeto por la belleza y la delicadeza de la vida. A medida que Luna continuaba creciendo y superando los desafíos que se avecinaban, sabía que los colibríes siempre estarían a su lado, brindándole consuelo, inspiración y un recordatorio de su espíritu inquebrantable.

El reino bullía de emoción mientras se llevaban a cabo los preparativos para la próxima celebración del cumpleaños de la Princesa Luna. La gente de Eldoria estaba ansiosa por honrar a su amada princesa y expresar su gratitud por su gobierno benévolo.

Sin embargo, Luna no sabía que una fuerza malévola acechaba dentro del reino. Grimaldi, el hijo del mago Bardos, albergaba unos celos oscuros por el afecto que el reino le otorgaba. Trató de librar al reino de la Princesa Luna para siempre y, a medida que crecía su resentimiento, planeó su tortuoso plan.

En la víspera de la celebración del cumpleaños de Luna, mientras el sol se hundía en el horizonte, proyectando tonos de amarillo, naranja y rosa en el cielo, Luna sintió que la invadía una sensación de serenidad. Contempló la majestuosa luna, que brillaba intensamente en el cielo nocturno, como si fuera una luz que la guiara hacia su destino.

En sus aposentos, el corazón de Luna bailaba con anticipación. Estaba ansiosa por compartir esta alegre ocasión con su querido padre, el rey Jaxon, y las personas que se habían convertido en su familia extendida. El castillo estaba adornado con coloridos estandartes y velas, y el aroma de los dulces llenaba el aire.

Luna se paró frente a su tocador, preparándose ansiosamente para la muy esperada celebración de su decimosexto cumpleaños. Su corazón se aceleró de emoción mientras se ponía delicadamente su impresionante vestido de fiesta de color púrpura real. El vestido, adornado con brillantes cristales que brillaban como estrellas, lucía un elegante escote corazón que complementaba la radiante sonrisa de Luna. La tela sedosa caía en cascada en suaves pliegues, arremolinándose a su alrededor como una majestuosa pareja de baile. Los ojos de Luna brillaron con alegría mientras