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La enseñanza que no se ve: Educación Informal en el siglo XXI
La enseñanza que no se ve: Educación Informal en el siglo XXI
La enseñanza que no se ve: Educación Informal en el siglo XXI
Libro electrónico223 páginas2 horas

La enseñanza que no se ve: Educación Informal en el siglo XXI

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En esta obra se estudia la influencia de los medios de comunicación en la sociedad actual así como la aparición de los nuevos agentes que entran en acción a través de las nuevas tecnologías de la sociedad digital del siglo XXI. Expone además la acción cotidiana pero oculta de la educación informal, aportando y actualizando algunas claves, ideas y reflexiones y ofreciendo ejemplos, herramientas y soluciones para el trabajo grupal tanto en la educación formal como en la no formal. La enseñanza que no se ve, es un documento imprescindible para aquellos educadores que quieran conocer la acción, a veces contraria, que los medios audiovisuales y las nuevas tecnologías realizan a través de la educación informal. La obra aporta también un marco de reflexión importante para los profesionales de la comunicación al abordar las implicaciones educativas que tiene la comunicación social en la educación informal. Finalmente, ofrece una base teórica sobre la influencia del agente educativo informal en la sociedad actual, así como propuestas prácticas y herramientas de trabajo para todas aquellas personas interesadas en campos tan relacionados entre sí como son la educación y la comunicación.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 may 2023
ISBN9788427730410
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    La enseñanza que no se ve - Toni Cuadrado Esclapez

    1. Sobre educación

    Más allá de los muros de la escuela

    El concepto de educación ha sufrido profundas transformaciones a lo largo de la historia aunque siempre se ha podido relacionar con el perfeccionamiento y la mejora de las personas, como resultado de algún tipo de aprendizaje. Se trata de un proceso de transformación individual y colectivo para convertir la sociedad que existe en la sociedad deseable.

    También es posible relacionar este concepto con la evolución y la transformación de las personas como resultado de las relaciones sociales y la comunicación social.

    Si bien está claro, y así se acepta, que el adulto enseña al niño, en cualquier grupo humano, en todas las sociedades y en todas las épocas, hoy se entiende que la educación es un proceso que dura toda la vida y en el que intervienen diversos agentes e instituciones educativas y extra-educativas. Estas instituciones forman un gran campo de fuerzas educativo y comunicacional con intereses, a veces, contrarios.

    La concepción de proceso educativo más generalizada es la que identifica la educación como mejora de las personas, como acción positiva y beneficiosa. Sin embargo, es aceptado entre los educadores que no es la única forma de entender la educación ya que algunas modalidades educativas, como es la educación informal, transmiten contenidos cuyo beneficio no es el destinatario de la acción sino su agente. Incluso se reconoce la acción que desde la propia educación formal se realiza de forma no consciente, que se ha denominado «currículo oculto» y que plantea un dudoso beneficio para el alumno.

    En el lenguaje común se suele identificar la educación con el resultado de la acción de los agentes educativos tradicionales, es decir, la acción de la familia y más concretamente de la escuela como institución profesional. Es habitual que al resto de los agentes y medios que conforman sistemas más o menos difusos de educación no se les identifique como tales y por tanto no se reconozcan sus efectos.

    Con frecuencia, en este mismo contexto, se utiliza la expresión «mal educado» para referirse a un mal comportamiento, lo que denota la dualidad del término: podemos educar para bien, pero también para mal. Parece obvio que si la escuela trata de educar en ciertos valores es porque en otras instancias se está educando en contravalores.

    Aunque sea valorado el potencial educativo de diversos agentes como la familia, la institución que ha sido legitimada y reconocida socialmente como responsable de la educación es la escuela.

    En general, podría parecernos que la educación sólo interesa a pedagogos y profesionales de la enseñanza; sin embargo, para las clases dirigentes y los grupos con intereses ideológicos o comerciales, la educación es una poderosa herramienta social que puede utilizarse para cambiar las cosas o para todo lo contrario, hacer que todo siga como está.

    Sin duda, existen otras muchas vinculaciones entre la educación, la política y la economía, pero en la mayoría de los casos, la sociedad tan sólo aborda esta vinculación desde una perspectiva muy limitada, es decir, en la relación de la educación formal —la escuela— con la política o la economía.

    De esta forma, los medios de comunicación suelen mostrar debates en torno a temas como los contenidos curriculares, la obligatoriedad de la educación religiosa o moral, o el viejo debate entre la escuela pública y la escuela privada.

    La sociedad sigue equiparando educación con escuela cuando en realidad los procesos educativos suceden en un entorno mucho más amplio y complejo, en el que compiten agentes no expresamente educativos con intereses propios, de forma más o menos oculta.

    En realidad, el debate que debería abordar la sociedad es el valor de la acción educativa de entidades ajenas al sistema educativo con la intención de modelar a los ciudadanos para que el sistema funcione en beneficio de sus dirigentes.

    Parece que preocuparnos por la educación de nuestros hijos es sólo escoger un buen colegio y asistir a las reuniones de padres. Pero si delegamos la labor educativa en la escuela, descuidamos el efecto educativo del resto de los agentes que conforman el entorno, o bien, no le damos la importancia que deberían tener. Por ejemplo, cuando sentamos a nuestro hijo frente a una película de dibujos animados o un videojuego mientras realizamos nuestras tareas, en realidad se está produciendo un aprendizaje. Y dejamos este aprendizaje sin la supervisión de un adulto.

    Mientras la institución educativa trata de realizar su tarea, otros sectores también interesados en la educación, en su sentido más amplio, realizan sus programas y evalúan sus resultados.

    El espacio social y cultural es un gran campo de fuerzas en el que la escuela o los padres tienen tan sólo una pequeña parte del control frente a los grandes medios de comunicación: los videojuegos, los teléfonos móviles, Internet, el grupo de amigos y demás influencias.

    Aunque en el pasado el contexto de aprendizaje y socialización se consideraba un marco natural, es decir, fruto de la interacción de los integrantes de la sociedad, no podemos decir lo mismo del marco actual, que está configurado por la acción de los grupos de poder.

    Los medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, impulsados por una globalización cada vez más extendida, han construido un nuevo marco de socialización y endoculturación creado según las necesidades del nuevo orden mundial.

    La escuela paralela

    Aunque generalmente identificamos la educación con la escuela, los investigadores vienen constatando desde hace décadas que la educación no se reduce a la acción de la institución educativa, por lo que se debe ampliar la extensión de su concepto. Veamos a continuación algunos de los autores y sus propuestas acerca de las nuevas extensiones del concepto de educación.

    En 1966, Georges Friedmann, director del Centro de Comunicación de Masas de París propuso el concepto de «escuela paralela» para referirse a la influencia educativa de los estímulos que el alumno recibe del medio como son por ejemplo, los que vienen a través de los medios de comunicación. Se extendió la idea de que el medio educa.

    Son muchos los educadores que alertan sobre la influencia de los medios de comunicación, en especial sobre la televisión, en aspectos concretos como son la violencia o el sexismo.

    Louis Porcher (1976) amplía este concepto: «La escuela paralela constituye el conjunto de las vías mediante la cuales, y al margen de la escuela, llegan hasta los alumnos (y a quienes no lo son), las informaciones, los conocimientos y cierta formación cultural, correspondiente a los más variados campos» (Trilla, 1987:71).

    Schawrtz plantea en 1973 un concepto más amplio de la educación precisando que «lo educativo puede ser considerado como todo aquello que concurre, consciente o inconscientemente, a través de todas las circunstancias de la vida y sobre el plano tanto afectivo como intelectual, a modificar los comportamientos de una persona o de un grupo y sus representaciones en el mundo».

    Coombs afirma que «el concepto de educación se extiende más allá de la escuela y se identifica cada vez más con el aprendizaje, sin tener en cuenta dónde, cuándo o a qué edad se produce» (1986:43).

    Surgen nuevas formas de entender la educación, como fenómeno mucho más amplio y complejo de lo que se había entendido hasta ahora, por lo que será un nuevo campo de interés para los investigadores en educación.

    Vemos, por tanto, que la educación es una actividad que se ejerce desde múltiples agentes y que debe abordarse en el conjunto de la sociedad ya que la formación escolar no puede atender todas las necesidades de la educación global y, a veces, es insuficiente para contrarrestar influencias educativas negativas.

    Desde esta perspectiva, son muchos los agentes implicados en la educación. El proceso educativo se realiza de múltiples maneras y en muchas situaciones: la calle, la familia, la pandilla, los medios de comunicación, la publicidad, Internet, etc. Todos son espacios educativos, aunque algunos no se perciban como tal.

    Otros autores continuaron desarrollando la idea de la influencia del ambiente; entre ellos destaca Vigotsky, quien elaboró la teoría conocida como «zona de desarrollo próximo».

    Vigotsky se refiere a la importancia del contexto social en el aprendizaje, al que considera el motor del desarrollo. Según el autor, la «zona de desarrollo próximo» es la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz.

    El papel del educador es el de mediador o facilitador de una serie de significados a primera vista no perceptibles, pero potencialmente comprensibles por el adolescente.

    Los significados se hacen explícitos mediante el análisis de la forma o contenido, el análisis del lenguaje y el análisis de la realidad sociocultural.

    Más recientemente, se han producido otros cambios importantes que influyen en la noción de educación y que son objeto de numerosas investigaciones:

    Las nuevas tecnologías que han aportado una nueva dimensión a la educación, transformando de forma radical los procesos educativos tradicionales. Los espacios virtuales de formación permiten una nueva forma de comunicarse, intercambiar información, acceder a múltiples fuentes, trabajar colaborativamente y, en definitiva, superar las limitaciones de tiempo, espacio, idioma y contenido de los sistemas presenciales. Las tecnologías permiten hacer realidad la idea de una educación para toda la vida, en todas las edades, en cualquier momento y en cualquier lugar.

    Aparición de nuevos agentes educativos: la creación de grandes conglomerados empresariales, la concentración de sectores antes diversificados como la telefonía, las editoriales, los medios de comunicación, la industria del entretenimiento y otros, permiten controlar gran parte de los procesos educativos no escolares dirigidos a la mayoría de la población. Como es lógico, los grupos de poder, que promueven constantes investigaciones sociales, no han desaprovechado esta posibilidad de incidir en la educación social programando sus «proyectos educativos» a largo plazo para conseguir una sociedad a la medida de sus necesidades.

    ¿Para qué educar en tiempos de Internet?

    A lo largo de las líneas anteriores hemos visto que la educación es un campo muy amplio en el que intervienen numerosos agentes, con intereses diversos y a veces opuestos, que afecta a todas las personas, que dura toda la vida y que se considera como una herramienta esencial para construir la sociedad

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