Hay un sentir común de que la desinformación, la propagación continua de noticias falsas a través de las diferentes redes sociales, pero también de los medios de comunicación tradicionales, es un mal endémico de nuestros días. Según el último Eurobarómetro, uno de cada cuatro españoles afirma toparse a diario con noticias o informaciones que, no solo distorsionan la realidad, sino que, incluso, en bastantes casos, son auténticas falsedades. Más de la mitad de los ciudadanos encuentra dificultades para separar esas fake news de la información veraz. Como consecuencia, ocho de cada diez ciudadanos españoles piensa que esta desinformación es algo que pone en serio peligro el sistema democrático y la credibilidad de las instituciones.
, pero eso es algo que desmiente de forma tajante Toni Aira, profesor de Comunicación Política de la UPF Barcelona School of Management. «Por mucho que nos quieran hacer creer, la desinformación ha formado parte de la vida del ser humano. Siempre ha estado allí». Recuerda el profesor el caso de Nerón y el incendio de Roma, cuando una noche de verano del año 64, cuatro de los catorce distritos de la Ciudad Eterna fueron arrasados por las llamas y otros siete se vieron gravemente afectados. Hasta aquí los hechos en los que coinciden las diferentes fuentes históricas. Una de