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De Helsinki a Bata
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Libro electrónico160 páginas2 horas

De Helsinki a Bata

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La cotidianidad como fuente extraordinaria de inspiración es la base de este diario personal que se nutre, además, de ficciones y comentarios ensayísticos.

De Helsinki a Bata pasea al lector por una adolescencia en una familia multicultural marcada por el padre, republicano español exiliado tras la Guerra Civil; recuerdos, comentarios y la intimidad de un escritor que se revela con sensibilidad e imaginación para ubicarnos en geografías y tiempos varios.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 jun 2023
ISBN9788468574707
De Helsinki a Bata

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    De Helsinki a Bata - Thierry Precioso

    1. Helsinki

    Estoy escribiendo en el ordenador en mi dormitorio en Cannes, son las 23:06 del sábado 14 de diciembre de 2019 y el suave sonido del calentador ventilador que acabo de comprar me traslada a Helsinki, oigo el viento del mar báltico no demasiado violento pero inalterable, hace un sonido potente y suave, fffruuuuu, qué gusto...

    Estoy en Helsinki, en la septentrional Finlandia o Suomi (en idioma finlandés), me encanta el calorcito imperando en el dormitorio con ordenador de mi pequeño piso incrustado en un bloque de viviendas céntrico de esta capital. Conmigo está mi perro Héctor. Cuando me hice cargo de él en septiembre de 2015 en el refugio de la Sociedad Protectora de Animales L’Espoir (La Esperanza) en la Valmasque, me comunicaron que tenía nueve años y que había vivido en Fayence con una mujer que tenía más de una veintena de perros, gatos y otros animales, pero que ella era muy vieja y ya no era capaz de cuidarlos suficientemente bien, por lo que la gran mayoría de esos animales le habían sido retirados.

    En algún momento durante sus nueve primeros años en Fayence, Héctor tuvo una otitis sin curar, por lo que cuando le conocí ya estaba completamente sordo. Se lleva muy bien con los gatos, alguna vez lo vi descansar apoyando su cabeza sobre el cuerpo de una gata del vecindario que nos había visitado. En el restaurante suele tenderse en el suelo sobre la espalda, tan pancho. En este momento Héctor está confortablemente tumbado sobre mi cama. Cuando me despierto en medio de la noche, me encanta sentir su bendito pesito al lado de mis piernas.

    Eso que dijo Andy Warhol de que en el futuro todo el mundo será famoso una quincena de minutos no es posible: cuatro personas cada hora; cuatro por 24 da 96 por día; 96 por 365 da 34 940 por año; 3 494 000 por siglo, que multiplicado por diez da 34 940 000. Es decir, que para 35 millones de personas alcanzando un cuarto de hora de fama una tras otra, según la fórmula de Warhol, necesitaríamos mil años y 35 millones de personas es una pequeñísima parte de la población actual…

    Sobre leer y escribir, cuando veo la cantidad de escritores soy consciente de que podré leer solamente una pequeñísima parte de ellos. Incluso ciñéndome a los escritores más conocidos, no conseguiría leer más que una muy pequeña proporción de sus obras.

    Expresarse y atender al otro, escribir uno y leer lo que escriben otros, que entre estos otros está bien de leer a muchos no tan prestigiosos e incluso mejor cuando son bastante poco conocidos. Estoy perdido entre una multitud de escritores y eso me encanta, porque el conjunto de todos los escritores nos parecemos a la multitud de árboles que hay entre los innumerables lagos de mi querida Suomi...

    Helsinki, final del primer arranque de este texto, a las 0:06 del domingo 15/12/2019

    2. Bata

    Esta mañana el calorcito del calentador ventilador me traslada a Bata, en Guinea Ecuatorial. Los dos batientes de la contraventana están cerrados, los niños deben estar jugando al futbol en la playa extensa de cinco kilómetros, a apenas unos 150 metros de mi casa pequeña hecha con duro y madera.

    Es una suerte que dos plantas más arriba de mi paradero en Helsinki tengo de vecina a Kiana y que me encontré con ella en la escalera. Es una joven estudiante que está haciendo una tesis y acaba de adquirir dos gatitos; les presenté a Héctor y enseguida congeniaron, la gatita y el gatito persiguiéndose uno al otro dando saltos de pídola encima de un Héctor olímpicamente imperturbable, ¡¡¡ja, ja, ja!!!… Total que Kiana se ha ofrecido a guardar mi perro Héctor en su apartamento y es por ella que me puedo encontrar aquí en Bata, completamente tranquilo acerca de él.

    Soy socio de infoLibre, y el 02/11/2018 apareció en la sección «Plaza Pública» del periódico digital una columna titulada «La Tercera República española y la izquierda», de un tal Ricardo García Manrique; el artículo me gustó, básicamente venía a decir que la monarquía parlamentaria nacida de la Constitución de 1978 era también una república. Me interesé por Ricardo García Manrique, por lo que descubrí que había publicado una novela titulada Un día sin Teresa. El año anterior yo había autoeditado en Amazon mi novela El desorden de los toldos y andaba (y ando) loco deseando que esta novela encontrara los lectores que se merece, y pensé que yo podía prestar atención a una novela tan desconocida como la que escribí durante unos 15 años, por lo que a los pocos días compré Un día sin Teresa; señalo que esta novela no tiene correspondencia especial con la señera Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé; empieza con la estancia de un estudiante madrileño en Nueva York que debe durar unos tres meses...

    Poco más tarde encontré a Laura Martínez González en LinkedIn, me enteré de una nueva novela suya titulada La chica de papel y un cuarto de lo mismo que con Un día sin Teresa, quería comprarla pero ella antes me la regaló. La escritura de La chica de papel me permitió una lectura fluida; me di cuenta de que la expresión «rayarse», como algo equivalente a «incomodarse», parecía haberse extendido entre la juventud española y también noté que La chica de papel consta de unas 140 páginas. Mi novela El desorden de los toldos tiene 746 páginas en mi autopublicación en Amazon; es que ansiaba escribir una novela que fuera un tocho o un ladrillo espeso, lleno de vida, y me encanta que haya resultado así. Pero habiendo terminado mi Tourmalet particular, ahora estoy en otra etapa y prefiero que mi próximo escrito publicado sea suficientemente sucinto para la comodidad del lector y la no carestía del libro.

    ¡Jolines!, acaba de desatarse una lluvia torrencial, los niños futbolistas deben correr riendo hacia sus casas o casetas, ¡ja, ja, ja!... ¡Oh!, también acaba de entrar en mi habitación la gata gris y azul de mi vecina Selena; esta joven gata suele visitarme especialmente cuando hay fuertes tormentas, no sé, me extraña mucho esta influencia viniendo de mí, pero parece que le doy algún sentimiento de seguridad.

    Bata, final del primer arranque de este texto, a las 16:27 del sábado del 21/12/2019

    3. Bata

    Está lloviendo otra vez, desde el sábado pasado hemos tenido bastante lluvia, eso sí, entrecortada por numerosos fulgores soleados. Ayer me acerqué a la playa en plena vorágine de lluvia y sentí una alegría salvaje viendo olas grandes sucediéndose y justo antes del anochecer lo hice otra vez para ver las pequeñas embarcaciones de pesca volviendo a tierra; no eran tantas, como de costumbre, por el tiempo tan lluvioso e inestable. Y esta mañana en un entrecorte soleado fui a la playa para ver a los niños futboleando, pero ahora llueve fuerte y tendido y acaba de aparecer otra vez en mi habitación la pequeña gata de Selena, ¡ja, ja, ja, ja!...

    Hace aproximadamente seis meses, era en mayo de este mismo año 2019, vi un tuit del Centro Cultural de España (CCE) en Bata, que a través de Issuu daba acceso a unos textos presentados para el IV Concurso de relato corto Guinea Escribe-Premio literario Fundación Martínez; Issuu es un servicio en línea que permite la visualización de material digitalizado como libros, documentos, números de revistas, periódicos y otros medios impresos de forma realista y personalizable; pinché el enlace por si descubría algo interesante, los candidatos no eran literatos consumados sino escritores en devenir, y este aspecto de aficionados me atraía, ya que me parecía que podían ser menos dados a la demagogia y al relleno como lo son algunos escritores profesionalizados. La Fundación Martínez Hermanos nació en 2014 bajo el protectorado y tutela del gobierno de Canarias.

    Los textos presentados en este concurso que leí me interesaron todos, pero hubo uno que me atrajo especialmente, se titula Gritos en voz baja y su autora se llama Ester Cándida Luembe; su relato corto exprime la voluntad de la protagonista de elegir su camino a pesar de las miradas exteriores, habla de una relación afectiva dificultada por el sida y finalmente expresa una apuesta hacia el amor; este relato me emocionó mucho.

    Los dos centros culturales de España en Malabo y en Bata debían otorgar tres premios cada uno, y poco después de haber leído este relato corto me enteré de que Ester Cándida Luembe, con Gritos en voz baja, había obtenido el segundo premio del Centro Cultural de España en Bata.

    Son casi las 16:00 de la tarde, sigue lloviendo con bastante fuerza, me voy a vestir casi de pescador con buenas botas, con lo demás para pasear, y en un momento dado me pararé para tomar una bebida caliente en algún bareto. Antes de salir, moviendo mantas, le voy a confeccionar a la gatita de Selena una especie de pequeño nido sobre mi cama para que se sienta protegida.

    Bata, final del primer arranque de este texto, a las 15:53 del martes del 24/12/2019

    4. Helsinki

    La fiesta que me ha hecho Héctor cuando llegué a Helsinki fue de antología, y Kiana me dijo que había estado fenomenal con los gatos, total que podré volver a ir a Bata estando tranquilo respecto a él.

    En este momento tenemos los días más cortos del año y aprovecho las pocas horas, aproximadamente unas seis, para pasear lo más posible, manteniendo abiertas las contraventanas de mi habitación también durante las noches tan largas. Tengo un par de suertes: las dos ventanas de mi habitación dan a una calle que se escapa perpendicular y desde mi piso, estando en la primera planta, tengo una visión muy cercana y bastante horizontal de esta calle con las aceras bien animadas. Más allá los visillos no hay demasiado tráfico, pero sí numerosos peatones, veo nieve a trocitos, no hace sol pero no está nevando en este momento, los letreros de los comercios encendidos me calientan el ánimo... Está entrando un tranvía en el otro extremo de la calle perpendicular. Entre los letreros están el de la cafetería snack, donde suelo tomar un café o comer pescado con patatas fritas; el de la librería, que también vende periódicos, y el del restaurante kebab turco con un interior de pequeñas sillas de madera muy coloridas, largas banquetas acojinadas y tejidos bombeados en techo que me

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