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Libro electrónico68 páginas1 hora

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Información de este libro electrónico

La experiencia religiosa aspira al encuentro personal con la divinidad. Aquí se descubre al Dios que se hace presente en los pobres y convierte nuestra experiencia en una comunión vital, práctica e histórica con Él y con el prójimo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 feb 2023
ISBN9786074179606
Conmigo lo hiciste
Autor

Pedro Antonio Reyes Linares

Pedro Antonio Reyes Linares es sacerdote jesuita y doctor en filosofía por la Universidad Pontificia de Comillas. Su experiencia de trabajo en educación popular con personas trabajadoras en busca del respeto de sus derechos humanos laborales, le ha llevado a preguntarse sobre la esperanza que nos anima en momentos de oscuridad y violencia. Sobre este eje, y en diálogo con otras personas, desarrolla una investigación que busca las fuentes en que sostenemos los esfuerzos y trabajos por ofrecer un mundo más justo, amable y acogedor para todas las personas.

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    Conmigo lo hiciste - Pedro Antonio Reyes Linares

    Imagen de portadaCuadernos de teología

    cuadernos de teología

    Conmigo lo hiciste

    Pedro Antonio Reyes Linares, S.J.

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    D.R. © 2023 Universidad Iberoamericana, A.C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Versión electrónica: enero 2023

    ISBN: 978-607-417-960-6

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice de contenido

    Portada

    Portadilla

    Legales

    Sorprendidos por la palabra

    Él mismo lo confiesa

    Con el Hijo, como el Hijo

    Una experiencia fundada en la palabra recibida

    Conclusiones

    Bibliografía

    Es lugar común en la fenomenología de la religión, el estudio del fenómeno místico como cumbre de la vida religiosa, visto, incluso, desde diversas tradiciones. La mayor parte de las definiciones lo señalan por su término ideal de unión con el Misterio, con el Absoluto, con el término absolutamente trascendental y fundamental de la vida de la persona religiosa.(1) En el cristianismo, este término se comprende como realidad personal, por lo que la experiencia mística tiene características de relación interpersonal. Es la persona divina la que se dirige a la persona humana para comunicarle, en su propia presencia, el fundamento que sostiene todas las posibilidades de la realización personal humana. En este sentido, no hay palabra más dulce que pueda escuchar el creyente cristiano que el conmigo que la divinidad le dirige como invitación.

    En toda la literatura mística cristiana, el conmigo aparece como el término ideal que consuma el proceso de comunión. Los esponsales, la visión beatífica, la unión mística, todos términos comunes que expresan esta comunión tienen en su esencia misma el conmigo como deseo fundamental que mueve al que vive la experiencia mística. El conmigo inicia la vida mística como invitación, la mantiene como deseo y la realiza como su plenitud. El místico pide, entonces, quedar así unido: mirar contigo, caminar contigo, ser puesto contigo, y convierte esta petición en el centro de su oración y el criterio fundamental en que discierne su progreso. La comunión, la realización del conmigo-contigo, es la piedra angular de la vida mística cristiana.

    Pero la mística cristiana, como toda mística religiosa, no experimenta este acontecimiento de comunión desligado de una comunidad histórica. Es también una experiencia de tradición. Se encuentra apoyada en el testimonio de quienes primero vivieron ese conmigo-contigo y dieron cuenta de ello a las comunidades con las que convivieron y a las que previeron como fruto de su apostolado. La mística cristiana se apoya en este apostolado en que escucha la primera invitación del conmigo-contigo, como quien ya antes ha invitado a quienes en su amor me han enseñado a desear ese amor. En ese apostolado también aprende los criterios para reconocer el deseo al que la invitación lo inicia en medio de la complejidad de sus deseos. Y en él también reconoce los signos de la realización a la que puede aspirar y por la que suspira en su vida. Este aspecto de tradición hace necesario que el estudio del fenómeno místico cristiano busque en las fuentes tradicionales de ese apostolado las escrituras apostólicas, los contornos fundamentales y esenciales que lo definen.

    Así, el estudioso de la mística (el fenomenólogo de la religión) ha de atender a estos acontecimientos personales (reduciéndolos a su fenomenalidad), pero sin perder de vista que pretenden ser cumplimiento de lo que por la palabra y tradición apostólicas ha recibido. La pretensión de cumplimiento no es un dato externo al aparecer del fenómeno que se investiga, sino que forma parte de su determinación: aparece, finita y contingentemente, pero como apertura a un carácter de ultimidad por venir. Su aparecer es de lo penúltimo, en expresión feliz de Jean-Yves Lacoste,(2) de modo que la fe tradicional viene a resultarle en anuncio de la plenitud de su sentido. Por eso las escrituras tradicionales como fuente y piedra de toque para caracterizar los rasgos del fenómeno místico. Es el punto de encuentro de la fenomenología de la religión, que intenta ser cuán rigurosa puede ser en la descripción fiel de lo penúltimo, y la teología, que alberga la pretensión de ultimidad que determina al fenómeno en los textos, sentidos, rasgos, ambientes y sabores que le permite inteligir la tradición religiosa que estructura a la comunidad a la que el fenomenólogo ha de remitirse. Si bien toda esta herencia tradicional no será la que sustente la investigación fenomenológica, que suspende también la afirmación de la efectiva realización de la pretensión que la teología propone, no dejará de ser para quien describe con fidelidad lo que aparece, uno de los elementos estructurantes de la unidad del fenómeno en su modo de presentarse.

    En este entrecruce de fenomenología y

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