Reflexiones Teológicas Para Domingos Y Solemnidades Del Año Litúrgico B: Segunda Edición
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Esta coleccin de homilas es un gran tesoro, que le recuerda al lector las tantas formas que hay de reconocer que hay que recibir lo que Dios nos da libremente. En este libro, se encuentran muchas bendiciones para recibir, para compartir, y mucho para pensar y meditar. Espero que los lectores se deleiten y se animen a seguir hablando de nuestro Dios maravilloso!
? PADRE DAVID JONES, Prroco Iglesia San Benedicto el Africano (Este) Archidicesis de Chicago.
En este esfuerzo literario, el Padre Oyafemi, explica las lecturas de las Misas dominicales y Solemnidades del ao litrgico B. El Padre enfoca en el signifi cado para cada creyente; l ilustra el contexto de cada lectura en lo que se refi ere a la condicin humana. Este libro es un gran acompaante es una gran ayuda mientras navegamos a lo largo de la vida.
? DRA. MERCEDES RUNDLE Y DR.KEN RUNDLE. MUNSTER,INDIANA.
Clemente de Dios Oyafemi
Fr. CLEMENTE DE DIOS OYAFEMI is a charismatic priest and an eloquent preacher. Ordained in 1994, Fr. Clem has served the Church in Nigeria, United Kingdom, Mexico, and various parts of the United States. Fr. Clem holds a Bachelor’s degree in Philosophy and a Masters degree in Theology. He also holds a Masters degree in Religious Education from the Jesuit Fordham University, New York. Since 2001, Fr. Clem has been serving the Church in the United States. He is currently serving as Parochial Administrator of St Basil/Visitation parish in the Archdiocese of Chicago. This book of Theological Refl ections is his third publication on Liturgical Readings.
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Reflexiones Teológicas Para Domingos Y Solemnidades Del Año Litúrgico B - Clemente de Dios Oyafemi
Contents
PRÓLOGO
Introducción
Temporada de
ADVIENTO
Temporada de
NAVIDAD
Tiempo
ORDINARIO
Temporada de
CUARESMA
Temporada de
Pascua (Resurrección)
Tiempo
ORDINARIO
Bibliografía seleccionada
PRÓLOGO
La Sagrada Escritura ha ocupado un lugar recargado en nuestras vidas como Cristianos; como católicos en el último medio siglo. Esto es gracias a los avances dados en los estudios bíblicos y las nuevas traducciones de las Sagradas Escrituras, basados en los idiomas originales de la Biblia; así como el usar La Palabra de Dios en amplitud dentro de nuestros servicios de Adoración, destacada por nuestros ritos y explicación detallada de nuestros obispos, sacerdotes y diáconos.
Verdaderamente se puede decir que tenemos sed de esa Palabra que nos prepara para recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor dentro de nuestra asamblea dominical; lo cual nos ayuda a guiar nuestras vidas de una forma más cercana a Dios y a Su voluntad para nosotros.
Las reflexiones teológicas que se encuentran aquí, son el trabajo de un sacerdote que ha reflexionado en esa Palabra para que pueda transformar nuestras vidas mientras nos esforzamos por vivir una vida Cristiana dentro de un mundo de muchas contradicciones.
Espero que lo que aquí se ha escrito, les ayude a prepararse para digerir la Palabra de Dios.
Mons. Joseph N. Perry
Obispo Auxiliar de Chicago
Para mis amadas…
Mama Felicia Olu Oyafemi
En su Octogésimo Onomástico
Laura Fisher Burke
En su Vigésimo Quinto Onomástico
y
Talia Daly
En su Vigésimo Quinto Onomástico
Introducción
La vida cristiana no es nada fácil. Se trata de tener una relación personal profunda con Cristo y extender esa relación a los demás. En Cristo encontramos el verdadero sentido a nuestras vidas. Pero fuera de Él, encontramos soledad, frustración, así como interpretaciones equivocadas de las señales de nuestro tiempo.
En el mundo actual hay una gran cantidad de frustración entre los cristianos. A veces, la experiencia humana del sufrimiento, la pobreza, la opresión y la persecución nos pueden llevar a buscar ayuda en otros lugares. Las dificultades nos llevan muy a menudo, a buscar respuestas alternativas.
Estamos tentados a dudar de la capacidad de Dios para sostenernos, conducirnos y guiarnos; sin embargo, el ser un discípulo de Cristo significa seguirlo diariamente, porque Él es el camino que conduce a la vida eterna. ¿Estamos buscando la verdad? Entonces, debemos escucharle, porque Él es la VERDAD. El buscar la verdad fuera de Cristo causa que uno se entregue a la frustración y al engaño. No hay nada que usted y yo podamos experimentar hoy en día, que Jesús no haya pasado. Así sea un fracaso o el éxito, la alegría o la tristeza, Él ya ha estado allí, Él ya lo experimentó. Por lo tanto, si estamos en busca de respuestas a cualquier problema humano, o a cualquier pregunta, debemos mirar hacia arriba, hacia Él. Ser cristiano significa el permanecer con Él, porque Él es la fuente de la vida. Sin él, no somos nada y nos secaríamos tal y como se seca un río que se separa de su fuente de agua. (cf. Theological Reflection for Liturgical Year B (Reflexión Teológica para Año Litúrgico) B pág. 69-70).
Este libro permite que como cristianos, entremos en una reflexión profunda acerca de nuestra identidad, y nuestra misión en un mundo dentro de un mundo que está infestado con ansiedad, falta de fe—y dudas. Nos recuerda que no somos personas comunes y corrientes, somos discípulos de Jesucristo peregrinos en la tierra. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo" (cf. Juan 17:14-16). Nuestras experiencias en este mundo hace preguntarnos: ¿qué está pasando en nuestras vidas? Sin embargo, la Palabra de Dios siempre está ahí para reforzar, ayudar, y retarnos en nuestra lucha diaria. Este libro no pretende dar respuestas a las preguntas profundas y auténticas que hacemos como Cristianos; viviendo dentro de un mundo difícil. Por el contrario, se trata de dar un poco de fuerza y aliento a todos los Cristianos que enfrentamos una lucha diaria. También nos obliga a reflexionar como una familia del pueblo de Dios. Nos reta a reflexionar como peregrinos que tienen un destino más allá de este mundo.
El calendario litúrgico de la iglesia consta de tres ciclos: A, B y C. Esta publicación es para el ciclo litúrgico B, que comienza el 27 de noviembre de 2011 y termina el 25 de noviembre de 2012.
Es mi esperanza que esta colección de reflexiones teológicas fortalezca a cada lector; conforme vamos continuando en nuestro recorrido. No es fácil, pero todo es posible por la gracia de Dios.
Clemente de Dios Oyafemi
Chicago, Illinois
1 de Enero 2012
Solemnidad de Maria Madre de Dios
Ciclos litúrgicos A, B, C
Book%20Pie%20Chart.jpgIlustración Diseño por Doug Fisher, Springboro, Ohio.
El año litúrgico es el calendario de la iglesia. Los años litúrgicos de la iglesia comienzan con el primer domingo de Adviento y terminan con la fiesta de Cristo Rey. Los años de la iglesia son en ciclos—A, B, C. Una vez que completa un ciclo, comienza otro inmediatamente. Por ejemplo: noviembre 2010-noviembre 2011 fue el Año A. El año B comienzo el 27 de Noviembre 2011 y continúa hasta la fiesta de Cristo Rey el 25 de noviembre de 2012.
Temporada de
ADVIENTO
Primer domingo de Adviento
27 de noviembre del 2011
Primera Lectura: Isaías 63:16 b-17, 19b; 64:2-7,
Segunda Lectura: 1ra. Corintios 1,3-9;
Evangelio: Marcos 13:33-37
Estén atentos! Estén alertas! (Marcos 13:33)
Hoy la Iglesia comienza un nuevo año litúrgico. Se llama Ciclo B
. A través del ciclo anual, la Iglesia celebra el misterio de Cristo, desde su encarnación hasta el día de Pentecostés y la expectativa de su segunda venida
. Cada año litúrgico comienza con la Temporada de Adviento, y concluye con la fiesta de Cristo Rey, la cual se celebra en Tiempo Ordinario. Originaria de la palabra latina adventus, adviento simplemente significa venida
. En épocas antiguas, esta palabra se usaba para anunciar la llegada de los reyes o de grandes personalidades. Hoy en día usamos adviento para anunciar la venida de Jesucristo, nuestro Rey. Adviento es temporada de espera devota y alegre. La temporada de Adviento, la cual comienza este año en la vigilia del 27 de noviembre y termina en la tarde del 24 de diciembre, consta de dos partes principales. La parte primera – 27 de noviembre al 16 de diciembre, enfoca nuestra mente en la segunda venida
de Cristo, al final de los tiempos. La parte segunda—17 de diciembre al 24 de diciembre, enfoca nuestra mente en la primera venida
de Cristo, cuando nació, cuando niño. Durante esta temporada nos preparamos para la Navidad.
Hace años, durante mis años de crecimiento, en Nigeria, había un grupo de seguridad llamado Vigilante
. Originaria de la palabra latina vigil , la cual que significa noche, este grupo llamado Vigilante
tenía la responsabilidad de velar la ciudad durante la noche. En otras palabras, estas personas velaban/cuidaban la noche
. Si alguno de ellos se dormía, el ladrón vendría y se abalanzaba sobre él, por lo tanto, lo último que un vigilante haría, sería dormitar. Hoy en día la gente acaudalada, con propiedades privadas, cercadas, también tiene guardias nocturnos, o veladores, los cuales vigilan y cuidan dichas propiedades para prevenir robos. Los veladores no pueden darse el lujo de quedarse dormidos, pues si lo hacen, ponen en riesgo no solo la propiedad y la gente que cuidan, sino también su propia vida.
En el pasaje del evangelio de hoy, el Señor Jesús nos invita a estar atentos, alertas y vigilantes (cf. Marcos c 13,33). ¿Por qué debemos estar atentos? Debemos estar atentos, porque nadie sabe el momento en que el Maestro vendrá (cf. Marcos c 13:33, 35). ¿Cuál es el significado de este mensaje? ¿Cómo nos afecta?
La metáfora de la vigilancia, es muy importante para nosotros los cristianos de hoy. ¿Por qué? Porque estamos en un mundo ocupado. La gente trabaja 24 horas al día, 7 días a la semana. Muchas veces no tenemos tiempo ni para comer, no hay tiempo para la diversión, no hay tiempo para la familia, no hay tiempo para descansar, no hay tiempo para orar. Hoy en día el Señor Jesús nos está pidiendo que estemos alertas, vigilantes, al igual que los veladores. No podemos permitir que las tentaciones, distracciones y trampas de la vida venzan y nos superen.
Ahora que comenzamos esta temporada de Adviento, la Iglesia nos recuerda profundamente la inminencia de la segunda venida
de Cristo. ¿Cuándo sucederá? Nadie lo sabe. El mismo Señor Jesús nos dice que Él volverá cuando nadie lo espere o anticipe (cf. Lucas 12:40; Marcos 13,35), por lo tanto, tenemos que estar preparados en todo momento. Eso significa que no podemos darnos el lujo de quedarnos dormidos. ¿Por qué no podemos dormir? Porque el sueño nos vuelve inconscientes. En el sueño todo es posible, no tenemos control de nosotros mismos o nuestros entornos.
El mundo en que vivimos puede tentarnos a perder el enfoque de nuestra identidad y misión. Los primeros Cristianos siempre estuvieron conscientes de su identidad—eran discípulos de Jesús, esperando el regreso del Maestro. Y eso es exactamente lo que somos. La expectativa de Cristo es parte constante e integral de la vida cristiana. Durante las próximas dos semanas, la liturgia de la Iglesia nos dirige a reflexionar sobre la segunda venida
de Cristo. ¿Y cómo nos preparamos para eso?
Cuando nosotros esperamos la visita de algún dignatario, deseamos mantener una comunicación constante y efectiva con esa persona. Queremos estar preparados, ser buenos anfitriones, queremos estar listos en lo que se refiere a comida, hospitalidad, atención, seguridad, protocolo, etc.
Como cristianos, nuestra comunicación es la oración. Tenemos que mantener una comunicación constante, activa y eficaz con el Maestro. El protocolo se encuentra en la Biblia, donde el Maestro nos enseña el mandamiento más grande, que se resume como el amor a Dios y al prójimo
(cf. Mateo 22:34-40). Cuando Él venga, estaremos listos, porque estamos continuamente haciendo lo que Él nos pide que hagamos.
Que cada familia, pueda experimentar la alegría de la espera de Cristo. Que el Señor nos ayude a estar atentos, vigilantes y alertas a través de la oración y buenas obras.
Segundo domingo de Adviento
4 de diciembre del 2011
Primera Lectura: Isaías 40:1-5, 9-11; 64:2-7,
Segunda Lectura: 2da. Pedro 3,8-14; Evangelio: Marcos 1,1-8
Preparad el camino del Señor (Marcos 1:03)
Si alguna vez ha viajado por carretera dentro de Roma o en alguna parte de Nigeria (África) o en México, usted podrá apreciar la metáfora utilizada por el profeta Isaías, en la primera lectura de hoy. Esas carreteras tortuosas de Roma, Nigeria o México no son muy distintas a la que uno ve cuando uno conduce entre Sarajevo (Bosnia), o Toulouse y Lourdes (Francia). Eso es lo que encontrará en muchas ciudades antiguas. Usted estará de acuerdo conmigo que aún con nuestra tecnología avanzada, es de alguna manera, imposible enderezar algunas carreteras, rellenar algunos valles, o bajar algunas montañas. Un proyecto de esa magnitud requiere grandes cantidades de dinero, alta tecnología, y muchos otros recursos; para al final uno preguntarse – era realmente necesario?
La primera lectura de hoy nos da un mensaje de esperanza. Es un mensaje reconfortante, la promesa de un nuevo éxodo
del pueblo de Dios del exilio, de regreso a Jerusalén. Los antecedentes históricos de este mensaje son patéticos. Nabucodonosor, rey de Babilonia, atacó a Jerusalén, deportaron a personas influyentes de Judea a Babilonia en el 597, 587 y 582 antes de Cristo. El templo de Jerusalén fue destruido y eliminado monarquía davídica (cf. 2da. Reyes 25:8-21). Mientras que en el exilio, la gente preguntaba: ¿por qué el Dios omnipotente permite que esto suceda? ¿Por qué tenemos que sufrir así?
El Señor llamó y envió a su profeta para abordar el problema con un mensaje de consuelo. Notablemente, el lenguaje figurativo de los versículos 3-5 en la primera lectura describe el rendimiento real de los exiliados de Babilonia a Jerusalén. A diferencia del éxodo de Egipto (conducidos por Moisés) este retorno glorioso será distinto, porque nuestro Señor los conducirá.
Por otra parte, Babilonia está separada de Jerusalén por un gran desierto. La carretera que une estas dos ciudades no cruza el desierto, sino que rodea todo el camino aproximadamente unos 1000 kilómetros o 621 millas. Lo milagroso en el éxodo
es que los exiliados van a volver a su patria a través del desierto por una carretera ancha y plana! Vaya! Sólo Dios puede hacer eso. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la esperanza para la transformación requiere una profunda fe, o confianza.
Este mismo mensaje de esperanza resuena, en el pasaje evangélico de hoy, Preparen el camino del Señor
(cf. Marcos 1,1-8). ¿Cuál es el significado de este mensaje? ¿Cómo se aplica a nosotros hoy?
La predicación de Juan el Bautista en el desierto marca el comienzo de un Nuevo Mundo. Juan proclama un bautismo de arrepentimiento
para el perdón de los pecados. Siempre hay un nuevo comienzo. La venida de Jesús marca el inicio de una nueva creación. Esta temporada de Adviento es el comienzo del nuevo Año Litúrgico – ciclo B
. Esto es para nosotros, el comienzo de un nuevo camino hacia Dios. Es un tiempo de un nuevo éxodo
, un movimiento para alejarnos de la esclavitud de las estructuras socio-políticas, y económicas y hasta religiosas para encontrar de la verdadera libertad en Dios.
Hoy se nos invita a confiar en Jesús, el único que puede guiarnos con éxito en un recorrido como este. Algunos de los antiguos israelitas se quedaron en Babilonia, porque no tuvieron el valor para emprender una nueva vida, a la cual Dios mismo los llevaría. ¿Dónde está usted en su recorrido por la vida? ¿Se siente desanimado porque lo ha intentado varias veces sin éxito? Lo han decepcionado los líderes humanos? Entonces es el momento de confiar en Dios, y dejar que nos lleve por el camino que conduce a la paz y a la verdadera libertad. Dios es el Pastor que nos guía, nos alimenta, y nos reúne en sus brazos. El mismo Dios, que liberó a Israel de Babilonia, nos puede liberar de nuestro predicamento hacia a la paz, la unidad y la libertad. La vida es un viaje, y cuando le permites a Dios que te guíe – es un viaje seguro.
Que el Señor nos dé el valor para arrepentirnos y cambiar nuestras antiguas costumbres, y adoptar un nuevo comienzo. Al confiar en Él, los sinuosos caminos de nuestras vidas serán enderezados.
La Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María
8 de diciembre del 2011
Primera Lectura: Génesis 3:9-15, 20;
Segunda Lectura: Efesios 1, 3-6, 11-12; Evangelio: Lucas 1:26-38
La Inmaculada Concepción
de la Bienaventurada Virgen María
Esta solemnidad fue instituida por el Papa Pío IX, cuando se proclamó como dogma, la verdad de la Inmaculada Concepción de María,