La historia de un emigrante más

Por Abelardo Pérez

La intención de escribir este libro no son solo líneas, es solamente una historia más de los peligros que pasamos nosotros los emigrantes al cruzar la frontera de los Estados Unidos ilegalmente. Tal vez algunos ya no están aquí para contarlo, solamente ellos saben lo que pasaron al cruzar el río Bravo, al quedarse perdidos en el desierto de Phoenix, Arizona, o por aquellas montañas del estado de Texas.

Esta es solamente una voz para dar conciencia que solo buscamos un mejor futuro para nuestras familias. Algunas personas vendrán con malos pensamientos, pero la mayoría solo buscamos una mejor vida. También quiero recordar que a veces no importa qué tan alto sea el muro, o qué tan largo y arduo sea el recorrido, hay que seguir adelante porque siempre habrá una luz de esperanza al final del camino.

• Idioma: Español
• Editorial: Page Publishing, Inc.
• Fecha de lanzamiento: 6 ene 2021
• ISBN: 9781643346342

Vista previa del libro

cover.jpg

La historia de un emigrante más

Abelardo Pérez

Derechos de autor © 2020 Abelardo Pérez

Todos los derechos reservados

Primera Edición

PAGE PUBLISHING, INC.

Conneaut Lake, PA

Primera publicación original de Page Publishing 2020

ISBN 978-1-64334-633-5 (Versión Impresa)

ISBN 978-1-64334-634-2 (Versión electrónica)

Libro impreso en Los Estados Unidos de América

Tabla de contenido

El emigrante

Una aventura

La pared entre dos naciones

La sobrevivencia

El milagro del desierto

La llegada

El gran reto

Entre la costumbre y una vida nueva

La superación del emigrante

El sueño americano

Las manos de un jornalero

El trabajo de sol a sol

La oración del día con día

La tristeza, la soledad y la alegría del emigrante

No importa de donde vengamos o quienes seamos, siempre seguimos el mismo sueño

Los momentos que nos cambian la vida

1

El emigrante

Era el año de 1971, cuando nací en un pueblo del sur de la ciudad de México. Un pueblo muy pobre como mucho de algunos, no había regaderas y lo único que eran ríos hermosos, paisajes dignos de la madre naturaleza. Éramos una familia de cinco varones, tal parece que la situación económica no estaba muy bien. Perdimos el segundo hermano mayor de nombre Juan, por circunstancias de una enfermedad que hasta la fecha la desconozco. Después mis padres decidieron emigrar a la Ciudad de México, tal vez por la situación en que vivíamos y buscar nuevas oportunidades. Llegamos a la Ciudad de México con un amigo de mi padre, rentando en un cuarto de madera que por mi edad no recuerdo ni cuánto tiempo estuvimos viviendo ahí.

Después nacieron mis dos hermanas, Chela y Mary; entonces mi padre decidió mudarse de una colonia a otra tal parece que ya traía la sangre de un emigrante.

En la última colonia que nos ubicamos ya tenía yo los seis años de edad. Ahí crecí, fui al colegio, conocí amigos y pasé la mayor parte de mi vida. Cuando cumplí los 13 años de edad empecé a trabajar. A los 18 años de edad entró en mí la curiosidad de conocer los Estados Unidos de Norteamérica. Amigos que habían estado en el país americano me platicaban como era la vida en aquel país del norte. Un día tomé una decisión, y poniéndome una maleta en mi hombro, decidí a probar mi suerte.

2

Una aventura

Tomando un autobús a Tijuana salí de la central camionera llevaba mis ilusiones, mis sueños y mis oraciones. Viajando tres días y dos noches en el autobús conocí a varias personas que igual que yo, iban para el lado norteamericano. Conociendo cada una de sus historias, de cada uno, y cuál era el motivo circunstancia o razón por cual querían emigrar a los Estados Unidos, al llegar a Tijuana salí de la central camionera para poder comprarme algo de comer y buscar quién me podría ayudar a cruzar la frontera de los Estados Unidos.

Se acercó un hombre, no recuerdo el nombre, lo voy a llamar anónimo. Se acercó y me preguntó: Vienes de la Ciudad de México, ¿verdad?; y yo le contesté: Sí, ¿cómo tú lo sabes?. Lo sé por tu aspecto, me preguntó: ¿Vas a cruzar la frontera? Yo te cruzo.

Me quedé pensando un rato y le contesté: No, yo vengo a Tijuana por otras circunstancias, a ver a mi familia; y él me preguntó: ¿Dónde vive tu familia?. Tal parece que él sabía que estaba yo mintiendo. Le inventé el nombre