Decision Tomada: Un Hecho Real

Por Tacha Perera

Decisin Tomada es un libro enteramente personal que cuenta solo un pequeo pasaje de nuestras vidas en el intento de huir de la isla de Cuba y como an siendo tan jvenes ya tenamos elegido el futuro que queramos vivir. Es un libro lleno de experiencias reales todava latentes en nuestros corazones y de aliento para aquellos que necesitan forjarse metas y aferrarse a ellas hasta alcanzarlas Disfrtenlo!
Tacha

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 26 jun 2012
• ISBN: 9781463330293

Tacha Perera

Nació en San Antonio de los Baños, Provincia Habana, Cuba. Graduada como Licenciada en Defectologia, del Instituto Superior Pedagógico: Enrique José Varona, Tacha G. Perera ejerció y ejerce como maestra de niños especiales en Cuba y posteriormente en Estados Unidos. Después de haber pasado su infancia y parte de su juventud en Cuba, toma la firme decisión de abandonar el país que la viera nacer. Junto a su esposo llegan a Miami en 1992, donde actualmente viven junto a sus dos hijas Liany y Lissy. Aunque sentía que tenia vocación literaria desde muy joven, no fue hasta que, inspirada por su madre, gravemente enferma, Perera comienza la narración de su escape de la isla de Cuba sentada al lado de una cama de hospital. Cuando finalmente su madre fallece, Perera decide contrale al mundo estos momentos inolvidables vividos bajo el régimen castrista en esta su primera obra literaria Decisión Tomada. Sitio Web: www.palibrio.com

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Decisión  

 Tomada

Un Hecho Real

Tacha Perera

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ÍNDICE

Día Esperado

Fracaso y Desilusión

Destino no nos falles

Desafiando el Mar:  

 La Travesía

Un sueño dormido

Ilusión y Esperanza

La Última Etapa

La PESADILLA  

 LLEGABA A SU FÍN

A mi madre

Agradecimientos:

Agradezco a todos aquellos que desean vivir en libertad porque son una inspiración. A mis padres por ser los únicos maravillosos culpables y cómplices de las más grandes decisiones en mi vida. A mi esposo e hijas por sus ideas y sugerencias, por su amor y paciencia y por ser lo más importante para mí. A nuestro DIOS, por habernos guiado hasta aquí.

Prólogo:

Lo tengo que escribir, lo tengo que escribir. ¡Sé que lo- ten-go –que- es-cri-bir! Miles de veces me repetí dichas palabras en mi cabeza ¿Qué me pasaba? ¿Sentía miedo, incapacidad, falta de motivación? No lo sabía. Hasta que un día cualquiera me senté frente al ordenador y me atreví a intentarlo ¡Me atreví! No lo podía creer, pero sí, las palabras se amontonaban por salir y contar todo lo vivido hace casi dos décadas atrás ¡Yo puedo!- finalmente pensé. La energía comenzó a correr y me dictaba que siguiera, quería continuar. Contaría al mundo como escapamos de la Cuba de Fidel.

2 de febrero de 1993

Día Esperado

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Amanece otro aburrido día en mi pueblo natal. Un día soleado de principios de febrero, donde los rayos del sol atrevidamente atraviesan el cristal de la ventana de mi cuarto para maquillarme con su luz y al despertarme…. sin para nada tener que apurarme me levanto y con pesar al caminar como es característico en los soñolientos, me dispongo a emprender el agobiante trayecto del día.

Cuando decidimos abandonar Cuba, a comienzos de la década de los 90, específicamente en el año 1992, otro año de la llamada Revolución Cubana o Año del Período Especial en Tiempo de Paz ya habíamos pasado una terrible época de duras experiencias y varios intentos de salidas ilegales hacia los Estados Unidos, único tema de conversación entre los jóvenes cubanos y sobre todo ariguanabenses: ¿Como poder largarnos de aquí? ¿Que hacer para no ser descubiertos? Todos los días se hacían planes y más planes. Soñábamos despiertos. Guardábamos provisiones (leche condensada, azúcar, sogas, una brújula), lo que apareciera por ese entonces y que fuese funcional para un posible escape cuando quiera que fuese que se presentare. Era casi seguro que se trataría de un viaje por mar. Bote, lancha, balsa o cámaras de camión amarradas, algo tendría que aparecer para nosotros en algún momento.

En el patio de mi casa teníamos enterrado todo este valioso tesoro (como en una historia de piratas), por si la policía(los piratas) entraban a hacernos un registro, por supuesto sin avisar y muy frecuente por cierto en casa de mis padres (por ellos NO estar de acuerdo con el régimen actual).

En una pequeña zanja*, cerca del refugio cavado por mi abuelo por si el imperialismo yanqui nos atacaba, teníamos nuestro Tesoro Escondido. Cuando el gobierno nos obligó a tener un refugio en el patio de la casa, nosotros lo vimos como el escondite perfecto para nuestros planes, era también un perfecto lugar de reuniones clandestinas.

Finalmente, después de tantos fracasos llegaba el día esperado. Recuerdo que esa mañana transcurrió tranquila y no fue hasta el mediodía que cruzamos la calle para ir a la casa de unos amigos a ver algo totalmente ilegal, se trataba de nada más y nada menos que del Asesinato del General Ochoa.

-¡Se había filtrado el video! ¡Esto era noticia y lo demás bobería!-¡Que palazo!- eran algunos de los comentarios que hacíamos cuando veíamos o escuchábamos algo así contra revolucionario. No es que nos importara tanto que video veríamos, pero si se trataba de algo que el gobierno no quería que viésemos o escuchásemos, entonces definitivamente había que verlo. Con discreción nos acotejamos en aquella pequeña salita los pocos que allí estábamos y a puertas cerradas nos emergimos en la crueldad de lo que sucedía.

¡Impresionante! Al ruido del rastrillo de los fusiles…

Un toque suave en la puerta. Se hizo un silencio absoluto. Oye, soy yo, tu mamá, ábreme-ella susurró: No se quiere perder el show-pensé y entre abrí la puerta. Entonces fue que casi en un murmuro me dijo al oído: -¡Dale, apúrense, los vienen a buscar!- Y su rostro palideció al pronunciar las palabras.

De súbito nos levantamos del suelo donde yacíamos por la falta de sillas, dimos una vaga excusa:

-No hemos almorzado.- Fue lo primero que se nos ocurrió porque nos teníamos que ir.

Al salir de allí corriendo lógicamente: -¡Oigan!-gritaron- si quieren paramos el video y lo vemos en un rato cuando regresen-explicó el dueño de la casa.

-No, ni se preocupen, continúen sin nosotros, volvemos en un momento, si no almorzamos, abuela se pone brava-respondí