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Historias de Malenia
Historias de Malenia
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Libro electrónico144 páginas2 horas

Historias de Malenia

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¿Qué es Malenia? Malenia es algo más extenso que un pueblo, más profundo que el agua del río y más eterno que los amores de verano. Quizá solo los autóctonos sepan su significado, su verdadero origen o lleguen a recordar la barca que se utilizaba para cruzar su preciado río Genil.
Este compendio de relatos nos sumerge en la vida de un muchacho en Villanueva Mesía, Granada. Lo que descubriremos entre sus páginas va más allá que un conjunto de acontecimientos: será el alma malena la que nos llegue al corazón y la que nos devuelva a la niñez.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento20 jul 2022
ISBN9788411440561
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    Historias de Malenia - José Antonio Sánchez Fernández

    1500.jpg

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © José Antonio Sánchez Fernández

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1144-056-1

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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    .

    Dedicatoria:

    In memoriam: A Félix, el hijo del carpintero.

    Agradecimientos:

    A todas las generaciones que habitaron en los espacios milenarios de Malenia.

    PRÓLOGO

    Un sinfín de bocetos se extienden a lo largo de estas páginas, donde se retrata la imagen de un pueblo andaluz, en aquella época previa a la España del desarrollismo, hace más de medio siglo, con todos sus personajes: el cura, el maestro, el médico. Un paisaje caluroso enclavado en el poniente granadino, donde todos se conocen entre todos, los prejuicios religiosos chocan con los pensamientos más libres y humanos de la juventud y, por supuesto, todo queda en casa.

    Malenia es eso mismo. El aroma del hogar, agua de río, el canto solitario de las oropéndolas, el zumbido de las avispas, el chirrido de una bicicleta sin frenos, la velocidad en la piel y en cada poro de esta, las palabrotas de los niños, los ojos inquietos, los bailes y besos prohibidos, el descubrimiento de la sexualidad, el miedo a lo desconocido, el luto en la niñez , las largas horas bajo un sol familiar.

    Esta historia podría ser, si nos lo permitimos, cada una de nuestras infancias. Aunque lejana en un contexto sociocultural y tecnológico, las emociones humanas, así como el desarrollo de la adolescencia, despiertan sensaciones universales. A través de pasajes que esbozan unas pinceladas de aquella vida, leeremos las costumbres de este pequeño pueblo desde el punto de vista de un niño más. No solo eso, sino que encontraremos algunas preciadas fotografías, momentos detenidos en el tiempo y resguardados como los tesoros que ahora son; palabras que formaron la jerga de aquellas personas; costumbres perdidas, pero de las que aún vemos retazos.

    Adentrémonos, ahora sí, en el alma de Malenia.

    PREFACIO

    El alma malena

    ¹

    Geográficamente, para entender lo que es Malenia, el alma malena, o como la entiendo yo, es imprescindible basarse en la realidad espaciotemporal de lo que se conoce como Villanueva Mesía, a la cual a su vez se la denominaba, hasta la mitad del siglo xix, desde el siglo xvi, Villanueva de la Barca, dado que había que usar esta elemental embarcación para navegar a la otra orilla del Genil, uno de los ríos que pasaba por el pueblo.

    En el Catastro de Ensenada de 1751, citado por José Cuevas en su libro El señorío de Villanueva Mesía, se señala que en ese documento aparece dibujada en una panorámica que representa el casco urbano, que podría ser calificada de estilo naif, una barca, situada en el mismo lugar donde luego se construiría el primer puente: la calle actual del río a los pies de los tajos de Las Peñas. Dice el que fuera alcalde de Villanueva que, en ella, en la barca, podían pasar al otro lado «bestias y personas de labranza, mas no carruajes, con el objetivo de beneficiar las labores al otro lado del río».

    La presencia del agua es una constante que ha influido en el modo de ver el mundo en Malenia. Esa dialéctica con el agua —la cual representa en el lenguaje esotérico el mundo de las emociones y, en un sentido más amplio, el mundo del espíritu— nos ha imbuido a los malenos de un ánimo persistente en virtud del cual atravesamos fronteras y tenemos tendencia a buscar otros espacios, para desenvolvernos y para explorar otras realidades diferentes a las de partida, sin olvidar las primeras experiencias que aquí tuvimos.

    Aquel mes de marzo de cuyo año no quiero acordarme fuimos a rendir homenaje a ese espíritu porque inconsciente o conscientemente sabemos que las experiencias que hemos experimentado en esta realidad que hemos dado en llamar Malenia han influido en nuestro modo de ver el mundo dondequiera que hayamos ido a parar. Independientemente de la orilla a la que la barca de la vida nos haya llevado.

    Esa barca gestionada, en determinada época, por un carretero, representa un símbolo único de fusión de la tierra y el agua, origen de tantas divinidades en la antigüedad de nuestra civilización occidental. Con el agua, la tierra, el fuego y el viento se creía que se podía crear el mundo. Se pensaba por parte de los antiguos que eran los elementos necesarios para ello.

    El agua es esa que baja en estos días de intensas e ininterrumpidas lluvias por los cauces del Genil y del Cacín.

    La tierra también, sin duda, la tenemos, la tuvieron todas las generaciones de Malenia, incluso de color rojizo como la del Cerro Colorao, el Cerro de la Mora.

    El viento es el que nos trae esa esencia en forma de aire con olor a chopera en las noches de verano y sube para acariciarnos por las calles del pueblo penetrando en todos los recovecos y pendientes de Los Tajos y de Las Peñas.

    El fuego, representado por ese sol que, afortunadamente, nos acompañó ese día y que ha atravesado el cielo maleno desde que los turdetanos, también llamados túrdulos, vivían a las orillas del Genil, pueblo que según Estrabón,en su Geografía de Iberia, aparte de tener fama de ser los más cultos de los pueblos iberos, poseían una gramática (o lengua y escritura) y tenían escritos de antigua memoria, poemas y leyendas en verso que ellos decían que databan de hacía mil años.

    Todos los elementos con los que pensaban los antiguos que eran necesarios para generar el mundo se dan cita en Malenia.

    Ello avala la tesis de un maleno de pro: Pepe Cuadros, que dice que si solo quedara Malenia podríamos construir de nuevo el mundo.

    Aparte, nuestra historia es rica y lo que es Malenia ha tenido desde tiempos remotos antepasados que han dignificado nuestra alma.

    Hemos tenido una historia a las orillas del Genil.

    Quizás esas remotas raíces expliquen que el otro día disfrutásemos de las lecturas que hicieron Cipriano Torres y José Cuadros sobre Malenia.

    Probablemente, esas remotas raíces expliquen que Boniatos, Antonio Monerris, pudiera radiar los partidos del Real Madrid en la época de Alfredo Di Stéfano, Puskas y Gento, entre otros, sin ningún apoyo documental, en el pletín² de don Julio, el médico por antonomasia del pueblo, desde el comienzo hasta el final del partido con todos los detalles y jugadas, de tal manera que visualizábamos el partido de fútbol con la boca abierta, sin necesidad de un vídeo.

    Esa afición por la palabra escrita y hablada ya la tenían aquellos habitantes de las orillas del Genil, turdetanos o túrdulos,

    Ello explica, quizás, que en Malenia hayan nacido corresponsales de periódicos como Valentín Sánchez, corresponsal de El Ideal de Granada, que radiaba crónicas malenas antes de las noticias nacionales, el que llamaban el parte y que para algunos de nosotros era una delicia leer y escuchar en los aparatos de radio donde nuestras madres oían novelas lacrimógenas.

    Recuerdo, especialmente, una crónica radiada en la que utilizaba figuras poéticas sobre paisajes malenos. Creo que una que le oí, que tenía lugar en la junta de los ríos, en la que entre otros fragmentos describía cómo las copas de los chopos se besaban como novios, me causó una revelación literaria inusitada en aquella complicada e inestable época de la adolescencia y de los primeros despertares.

    Por todas estas razones, y algunas más, he entendido que ese espíritu de Malenia que nos unió en el evento del día 27, era un pretexto para rendir homenaje a este corresponsal que con tan buen oficio pudo desempeñar su papel de un modo callado. Sus sobrinos, Paco y Pepe Revelles, participaron para hacer este gesto de reconocimiento hacia su trabajo periodístico y literario sobre aquellas crónicas que forman parte sin duda del espíritu de Malenia.

    Aunque asentada en un espacio, Malenia es una realidad distinta al marco físico, geográfico o geológico por el que se limita el término municipal de este pueblo. Es una dimensión que está fuera de esos límites materiales.

    Malenia es intangible y escapa a la realidad de los sentidos. Malenia se apoya en esos espacios limitados por la Era del Arbolillo, o el Arbolillo de la Era, La Torrecilla, el Genil o La Molina, pero Malenia los trasciende y, por eso, el Cerro de la Mora pertenece al espíritu maleno, aunque geográficamente no pertenezca al municipio donde se origina este espíritu que tenemos los que nacimos aquí.

    Por eso las almecinas son malenas, aunque estén enclavadas en un ámbito geográfico que no corresponden a esa Villanueva que antaño se llamaba de la Barca.

    Ese espíritu es el que nos lleva a extendernos a lugares remotos: Cuba, Filipinas, Argentina, Alemania o al Sur de Francia a vendimiar; el maleno, no obstante, no olvida sus referencias originales, por eso ha sido posible que, aun a pesar del transcurso del tiempo, ese día del evento volvimos a vivir esa realidad que nos ha animado durante los años que no estuvimos o que olvidamos desagradecidamente a Malenia, espíritu que tantas veces nos ha fortalecido y orientado en momentos complicados de nuestra trayectoria personal.

    Por eso, ser maleno, gentilicio que se toma prestado de la denominación que nos aplicaban los de los pueblos vecinos en tono despectivo a los naturales de Villanueva Mesía, y que, con toda probabilidad es una corrupción de meleno, por similitud con los bueyes que llevan el pelo largo, no es tener el pelo muy largo, sino que tiene un significado de más alcance y sentido.

    Los que fuimos el día 27 de marzo de 2013, y algunos que no pudieron estar, fuimos porque reconocemos e identificamos esas

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