El embarcadero de Nogales

Por Celsa Rocha-Villa

En este relato real, revivo los impactantes recuerdos de aquella terrible tarde y del suceso traumático que dejó una huella imborrable no solo en mi familia sino en todo el vecindario.
En medio de la desesperación se fusionaron la misericordia de Dios y la fe de una madre que valientemente se arrojó a una fosa p

• Idioma: Español
• Editorial: ibukku, LLC
• Fecha de lanzamiento: 28 feb 2020
• ISBN: 9781640864559

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Prólogo

De Samuel Murillo, multi-galardonado periodista, inmigrante y uno de los 40 Líderes Hispanos Menores de 40 en Arizona.

Antes de empezar a redactar este escrito debo admitir que no tengo el gusto de conocer personalmente a Celsa; nos conocimos a través de conversaciones telefónicas, por medio de una amiga en común que nos compartió los números telefónicos de ambos para entablar una relación de edición del libro que hoy nace a la luz y que usted amablemente eligió para su próxima aventura literaria.

Sin embargo, estos casi dos meses de leer detalladamente cada uno de sus 22 capítulos han sido un deleite al gusto por la lectura, un escaparate imaginario a un lugar donde se desarrolla la historia de una inocente niña, que marcada por un accidente que pudo tornarse en tragedia fatal, dejo su indeleble huella emocional en la adulta que hoy decide liberar el angustiante trauma de esa ocasión, y es así como narra los hechos desde la sublime mirada de la niña interior.

A través de cada capítulo se va a ir develando el trágico momento que, en la mente de una niña, puede tornarse en un fantasma que la persigue por toda una vida.

Celsa decidió confrontar esos fantasmas y mediante un proceso que tomó varios años de entrega y de enriquecimiento espiritual logró finalmente ahuyentarlos, dejando pendiente el paso de la liberación, que precisamente hoy se cumple con la presentación de esta obra.

Sobra mencionar que esta etapa culminante de ese proceso generará un vínculo con usted amable lector, pues evoca valores y sentimientos universales.

Aunque el núcleo de la historia puede parecernos inocente, no es sino en la manera de redactar, de narrar los acontecimientos y describir los personajes, como se pueden apreciar los dotes literarios de Celsa, sin duda una mujer culta y con pasión por escribir.

En más de una ocasión recuerdo haberle dicho que sus escritos asemejan guiones teatrales o libros infantiles, por la magistral y minuciosa forma de utilizar la narrativa y el estilo de interacción de los diálogos entre los personajes.

Sin duda, un reflejo de años de lectura, y particularmente la definición de un estilo literario que traduce lo muchas veces complejo de describir en algo simple y fácil de entender. Ella tiene esa habilidad que yo en lo personal admiro y valoro.

La historia le da vida al barrio El Embarcadero, en una sinuosa región del viejo Nogales; cada personaje es descrito de una manera que evoca nostalgias y sentimientos de identidad, al mismo tiempo que revive el folclor de una cultura que, aunque de este lado de la franja, se resiste a morir; es ahí donde estriba la riqueza y el aporte cultural de esta obra literaria.

Los personajes del vecindario, familias de antaño con fuertes raíces y conexiones con el país de origen de ellos mismos o el de sus ancestros, le dan ese matiz de identidad cultural latina al barrio El Embarcadero.

Para quienes no conocen la región fronteriza de Nogales, este libro puede ser un referente histórico, toda vez que Celsa tuvo el detalle de indagar y escudriñar en los archivos, periódicos y documentos oficiales, para dar el contexto preciso a la historia que ella cuenta en la época que ocurrió.

Es pues, no solamente una narrativa sobre un acontecimiento que marcó la vida de la autora, pero además la exposición de un punto convergente de numerosas familias que le dieron vida a la historia que usted gentil lector está a punto de descubrir en este libro.

Introducción

No recordamos días, recordamos momentos.

Cesare Pavese.

Aunque parece difícil recordar en su totalidad las vivencias y experiencias de la infancia, existen maneras de conseguir y reconstruir relatos y detalles de acontecimientos.

Nuestro inconsciente nos informa algunos fragmentos lo cual pensamos que nos habían pasado desapercibidos.

Gracias a la retentiva individual y colectiva de los familiares, amigos y vecinos quienes han aportado en la obra de este libro, relatando partes de historia, reseñas y anécdotas; y a la vez, han contribuido en mi vida llenando espacios desconocidos y dando vida a mi entorno.

Los recuerdos permanecen aun cuando queremos ignorarlos por completo, pues vienen asociados por una carga emocional.

Oscar Wilde dijo:

"El recuerdo es el diario que todos cargamos con nosotros".

Por cierto, cuando en la infancia se sufre una tragedia, las emociones como el miedo, ira, tristeza o felicidad perduran en la conciencia. El olvido a veces es extremadamente complicado.

Quiero transmitir a ustedes las claves que me llevaron a sumergirme a mi historia para unir la valentía y declarar el gran poder del amor de Dios.

A mi parecer, la memoria es muy selectiva porque aprende a diferenciar el sentir del bien o mal.

Nos cuesta entender si es una vivencia imaginaria o real ya que algunos recuerdos de infancia se han quedado enterrados en lo profundo de la memoria.

A través de los años cuando escuchaba la tragedia familiar en boca de mi madre y parientes, se me grabaron imágenes y palabras.

Al mismo tiempo, me llevó a reflexionar sobre las remembranzas y la realidad, alterando así, el recuerdo vivido en la infancia.

Las memorias a veces son interminables o a veces se olvidan.

Como soy producto de la frontera de Nogales Sonora, al regresar de nuevo a la ciudad, las calles y el barrio, me ha llenado de recuerdos y sensaciones las cuales han tejido el ayer guardado en mí.

Por otra parte, los reencuentros de viejas amistades que se convierten en familia y me hacen sentir en casa.

De la misma manera, las fotografías de mi niñez, han sido mis aliadas en recordarme escenas infantiles y además han favorecido mi memoria.

Gabriel García Márquez dijo:

La vida no es lo que uno vive, sino lo que recuerdas y cómo lo recuerdas para contarla.

Capítulo 1

La fundación de Nogales

Antes de la fundación, solo existía en Nogales una zona establecida por un rancho llamado Los Nogales de Elías.

Nogales surgió en el año 1880. Porfirio Díaz firma el decreto para establecer la aduana fronteriza para el comercio de importación, exportación y transporte de mercancías nacionales e internacionales.

Todo esto se llevó a través de la conexión ferroviaria entre el Southern Pacific de Estados Unidos con el Puerto de Guaymas.

Un día expresaron al General Porfirio Díaz:

No será necesario establecer en la frontera una aduana federal para controlar el contrabando ilegal.

Manifestaron los primeros celadores al presidente de México en aquel entonces.

Ellos figuraban en el marco de la geografía urbana que Nogales está en forma de un cañón y que por esa causa sería imposible evolucionar una futura población en el suelo nogalense.

Sin embargo, no fue así en el presente vemos lo contrario a la sugerencia dicha.

La fundación

Más adelante, el municipio de Nogales fue fundado en 1884 por una decisión del gobernador de Sonora, Luis E. Torres.

En este mismo año también se establece el Fundo legal. Luego, en el año 1920 fue declarada ciudad.

Nogales está localizada al norte del Estado de Sonora y al sur del Estado de Arizona, Estados Unidos.

Es aquí donde son fundadas dos ciudades fronterizas en dos naciones las cuales comparten el mismo nombre de Nogales.

Para ambos Nogales, al principio era solo una puerta imaginaria, sin comunidades ni poblados que pudieran perfilar una presencia viva.

Excepto los apaches cuando permanecían haciendo sus asaltos en todas estas zonas. Ellos se dedicaban a asaltar las rancherías y apropiarse del ganado; de igual manera, saqueaban los vagones para despojar las pertenencias a los viajeros.

Así pues, observemos como se llevó a cabo la transformación del florecimiento…

La evolución de Nogales

Posteriormente, se traza la línea fronteriza la cual estaba definida por una cerca de alambre que las distinguía, a partir de esto, el