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Estebanico un negro en la conquista de la florida
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Estebanico un negro en la conquista de la florida
Libro electrónico156 páginas2 horas

Estebanico un negro en la conquista de la florida

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Lo que se expone en este libro, constituye primero que todo un homenaje a los nativos africanos y americanos que sufrieron los efectos de la conquista en el Siglo XVI; los ancestros nuestros. Estebanico viene de una historia real: un joven africano que es capturado en las costas de su país por un portugués y más tarde vendido a un español. La casualidad y los propios procesos de conquistas de aquellos años hacen de su vida una odisea que concluye en tierras mexicanas, luego de atravesar miles de leguas por la floresta y el entorno geográfico de la península de La Florida todavía virgen ante los ojos del hombre europeo. Habitada desde cientos de años atrás por sus pueblos originarios. La vida de un adolescente del desierto africano que vivía libre con su tribu, es transformada de manera radical por la ambición.
En medio de su desgracia, tiene la suerte de encontrar en el español que, lejos de un dueño, es un ser que lo educa y lo trata como un humano. Juntos se lanzan a los mares y conocen islas que son colonias españolas: las Baleares y Las Canarias. En Cádiz, se enrolan en una expedición de hombres que desean encontrar allá en tierras americanas El Dorado o la Fuente de la Eterna Juventud y se lanzan a conquistar nuevas tierras. La vida entre aquellos marinos si bien le proporciona conocimientos y muy buenos amigos, también lo lleva a luchas y momentos de brutalidad en las que se le obliga a arriesgar todo para seguir viviendo. Cuando por fin llegan a su objetivo es que comienza un proceso en el que se mesclan el amor, la amistad, la valentía, la guerra y todo para él se vuelve una proeza que luego de batallar mucho por su existencia; junto a tres hombres más logran salvarse utilizando mucho la inteligencia.
Entre las miles de leguas caminadas por territorio norteamericano, Estebanico conoce varios grupos de aborígenes con diferentes costumbres. Son muchos los combates y momentos difíciles; ve como a su paso, el paisaje cambia y se va presentando a su vista una maravilla de la geografía.
Lo que se pone en manos del lector constituye una historia muy pocas veces narrada y basada totalmente en hechos y escenarios reales que no debió repetirse mucho en toda la historia de la conquista de América. Conozca la aventura de Estebanico, cargada de peligros constantes y de deseos de vivir acción en la que confluyen la suerte y su valor y destreza.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jun 2023
ISBN9798223772989
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    Estebanico un negro en la conquista de la florida - José Eusebio Chirino Camacho

    A la memoria de Julio Gabriel Verne

    en el 110 aniversario de su muerte

    el 24 de marzo de 1905.

    A MI ESPOSA MARÍA JULIA,

    POR SU APOYO INCONDICIONAL

    Y SU ESMERADA REVISIÓN.

    ––––––––

    AGRADECIMIENTOS A TODOS

    LOS QUE DE UNA FORMA U OTRA

    HAN APOYADO

    PARA QUE SALGA A LA LUZ ESTA OBRA.

    SINTESIS CURRICULAR:

    ––––––––

    José Eusebio Chirino Camacho, (Jarahueca 1950). Ms. C.; Licenciado en Humanidades, Investigador Agregado, Arqueólogo; Profesor Auxiliar de la Universidad José Martí de Sancti Spíritus; Escritor.

    En su actividad literaria, ha participado en concursos literarios nacionales e internacionales entre los que ha obtenido premios y menciones. También ha participado como jurado. Es miembro de la Vanguardia Artística del municipio Yaguajay. Ha publicado cuentos en revistas de la provincia y en el 2012, publicó la novela Aventura en Los Cayos de Piedra con la Editorial Abril; recientemente publicó con la Editorial Verde Olivo, la novela: La Aventura del Pelú de Mayajigua. A partir del 2021 le han sido publicadas por la Editorial Librerío de México, cuatro obras entre las que se encuentran novelas, libros de cuentos y poemas.

    Es su vocación la escritura de novelas de aventuras para jóvenes y adultos, con un criterio educativo de corte histórico, con el fin de trasmitir valores: solidaridad, sentido de pertenencia, identidad nacional y americanista; voluntad, honradez, etc. En todos los casos se desarrollan en escenarios geográficamente atractivos y basadas en hechos y personajes reales.

    A lo largo de su vida ha escrito una obra científica entre la que se destacan libros de arqueología, historia, estudios geográficos, multimedia sobre arte rupestre, así como decenas de artículos e investigaciones y ha participado en varios eventos científicos nacionales e internacionales como ponente.

    PRÓLOGO

    ––––––––

    No negaré que me sorprendió la invitación de Eusebio, mi amigo, y acepté con gusto el reto de realizar el prólogo de su libro, lo hice porque a pesar de la distancia y el no conocernos personalmente, ha confiado en mi persona, y he de aclararle que la confianza es mutua.

    Leí con atención y me adentré imaginariamente en la vida de Esteban o Estebanico, como lo llamaba su amo. Pues la capacidad del autor de escribir y narrar historias, te lleva inconscientemente a vivir de primera mano las aventuras que describen sus líneas.

    Vivir es difícil, y lo es más cuando las circunstancias son adversas desde que se tiene razón y la resignación parece ser obligatoria, entonces el horizonte ya no nos pertenece porque depende de los demás. Aunque las cosas nunca son así, surgen amistades espontaneas como la de Estebanico y el capitán Dorantes, o como la de Eusebio autor de esta obra, conmigo mismo, y me gusta comparar ambas historias porque son parecidas; en ambas la aventura es incierta, hay dificultades que surcar, mares que navegar, barcos que abordar y, sobre todo, en ambas historias la empatía, la confianza y la disposición por aprender uno del otro hace que los lazos que los unen, sean sólidos, —No, nada es fácil—. Para un esclavo que ambiciona libertad no fue fácil aceptar que alguien lo tratase con respeto y menos aprender de él, pero podía fácilmente perderse en banalidades creyendo que su destino estaba marcado, sin embargo, el lazo de amistad con su amo, lo llevó a enfrentar lo desconocido, un mundo al que no todos están dispuestos a enfrentarlo.

    Así nosotros amigo, no dudemos que tengamos que enfrentar enormes mares y tempestades, pero seguro estoy que saldremos abantes.

    Irael Burgueño

    NOTA DEL AUTOR:

    La novela de aventura histórica que presentamos, responde a un hecho real y, aunque es una versión libre con ficción puesta por el autor, el escenario y los personajes también responden a la realidad. Los protagonistas, fueron hombres que con sus vivencias legaron muchas experiencias y dieron muestras de valor ante la adversidad y el derrumbe de sus aspiraciones, imponiendo la voluntad y el deseo de vivir. Representantes unos, de la mano dura y torturadora de la conquista y otros, de la vida esclava y la lucha por sus libertades, se nos muestra al hombre de un momento histórico que hizo regar mucha sangre en toda la América. El encuentro entre dos mundos distintos que, sobre la muerte, el dolor de los nativos, hizo que nacieran nuevos pueblos a la humanidad; algunos de los cuales, aun no poseen su completa libertad: el llamado Nuevo Mundo.

    Utilizamos para ello como fuente, el libro o informe escrito por Alvar Núñez Cabeza de Vaca, al Rey de España: El Naufragio.

    En el que, por sus propios testimonios cuenta el fracaso de la expedición dirigida por Pánfilo de Narváez a La Florida en 1527.

    Por razones lógicas nos acogemos al idioma actual con el fin de que esta nueva novela, nacida de evidencias que se remontan al Siglo XVI y nuestra propia imaginación, sea bien comprendida por el segmento a que va dirigida: la juventud.

    A partir de este propósito, con un léxico adecuado y narrativa sensible, haré trascender la vida de este hombre desde aquellos momentos históricos de esclavitud, navegación, conquistas y vivencias entre aborígenes; de sufrimientos y miserias, irradiados por maravillosos paisajes y actos de heroicidad frente a la naturaleza virgen, con el fin de que los hombres y mujeres de hoy aprecien tal hazaña y al mismo tiempo las secuelas de una ocupación que hizo muchos estragos en toda la América nuestra. Si logramos tal objetivo, entonces estaremos haciendo un justo homenaje al primer hombre negro que puso sus pies en Norteamérica.

    PRIMERA PARTE:

    LOS AVATARES

    DEL DESTINO

    CAPITULO I

    NACE ESTABANICO

    Llegamos al puerto de Azemmour con el barco deshecho, varios compañeros muertos o desaparecidos y muchos heridos a bordo; incluyendo su dueño el Capitán portugués al que me había aliado por obligación, puesto que fue él, quien rompió la alegría de mi infancia y destruyó mi identidad llevándome a rastras y amarrado a su maldita nave, cazado como una bestia; para luego, siendo ya su esclavo, decirme simplemente el negro y tratarme como a un animal.

    Unos días atrás, pegados a las costas somalíes, fuimos atacados por un barco pirata, del que pudimos escapar por milagro. Me parecía mentira que fuera yo uno de los pocos que salió bien de aquella batalla en que solo el prodigio divino hizo que un cañonazo de nuestro barco desbaratara la proa del navío enemigo y aquel se hundió casi de inmediato ante nuestras mismas narices. Vi muchos cuerpos a flote y también sentí dolor por otros que no habían muerto pero que ya, aunque nadaran y gritaran con voces hasta el mismo cielo, estaban destinados a desaparecer. El infierno azul se los tragaría en pocas horas. Luego, mucha sangre en el piso, gritos de dolor; amputaciones a sangre fría y esperar a que la mano de Dios nos llevara a puerto seguro. Así es mi vida. Así siempre fue mi propia aventura. El puerto seguro fue este, el de Azemmour...

    Nací y me crie hasta los quince años en el Norte de África, en una tribu berebere o Amazigh (que quiere decir hombre libre en la lengua de mi pueblo), época de la cual, apenas me queda el recuerdo del abuelo con sus cuentos de los pueblos viejos y las grandes caravanas por el desierto; quemante, amarillo, violento, que se ha tragado a tantos y tantos seres de mis ancestros; de los oasis colmados de palmeras y dátiles. El desierto que se pierde entre la salida y la puesta del sol ardiente para traer noches bien frías. En esos parajes de escorpiones y serpientes logré crecer.

    La imagen de aquel viejo guerrero que luchó y murió luego, al pie de la costa, defendiéndome de los cazadores de negros jóvenes para hacerlos esclavos y venderlos al mejor postor, aun la recuerdo en mis tristes noches ¡ay abuelo mío, te llevo en mi corazón! De mis padres no tengo recuerdos porque quien me crió fue el anciano; de ellos nunca me habló. Han pasado muchas, pero muchas grandes cosas en mi vida y ahora, que voy llegando a la vejez, es que me decido a escribir y dejar constancias de mí existencia; la que hoy, al mirarla desde esta edad, me parece totalmente irreal.

    Hay recuerdos imborrables que deseo trasmitir; experiencias únicas que, de no ser por la noble labor del Padre José Ramón Artiles, hombre culto y amante de Cristo, defensor de los aborígenes con quienes resido, que maneja la pluma con gran destreza, yo, apenas un analfabeto, podría relatar. Él, va leyéndome cada página que sale de mis testimonios y así ha ido brotando a la luz esta historia...

    Comenzaré allí, en el puerto de Azemmour en Marruecos, ahí es que nace Esteban. Yo traía nombre de nacimiento, me llamaban de chico Jasen, pero ese, murió el día en que me capturaron y ahora, que me venden a un español de visita en la ciudad por casualidad, llamado Andrés Dorantes de Carranza, de origen Noble, natural de Béjar, Salamanca, es que él comienza a llamarme Estebanico, algunos me llaman también el negro Esteban y como no lo era tanto, pues otros llegaron a nombrarme sencillamente Esteban el Moro. Siempre mi amo, me llamó Estebanico. Los portugueses que antes me capturaron y me domaron como a un animal salvaje trayéndome a esta vida entre marineros me han llamado sencillamente El Negro... no tenía nombre hasta ahora.

    Transcurre el año de 1525, es Enero, y al venderme en el puerto, el portugués que me robó de mis tierras me calcula unos veintitrés años, (debí venir al mundo en el 1502); así que ya hace casi seis, que vengo navegando con él por toda la costa de puerto en puerto, por lo que debió cazarme en el año de 1518. Esta etapa de mi vida me ha enseñado mucho en el arte de la marinería, aprendiendo de una tripulación que, no sé por cual razón, me tomó mucho apego y prácticamente no he sido un esclavo —aunque solo el dueño me trata como tal y por eso me acerco muy poco a él— me he desenvuelto muy bien como marinero de cubierta y el trasiego con  las cargas en los muelles, el arriar de  velas, los nudos y amarres con los  cabos y en muchas ocasiones al lado del timonel, han hecho que me enamoré de esta profesión. Somos hombres de mar y en tan poco tiempo, me he enfrentado a varias tormentas y participado en maniobras de huida a barcos piratas sin dejar de batallar en algún encuentro a cañonazos de los que nuestra carabela ha salido airosa por lo veloz que se desplaza.

    Los cañones son muy ruidosos en sus explosiones y se siente la impresión que todo el barco se hunde cuando alguno de ellos dispara; pero uno se va haciendo al peligro. No he dejado de tener ciertos pleitos en cubierta, aunque mi fortaleza me ayuda mucho a enfrentarme a estos marinos blancos borrachos. Ese viajar entre personas, en ocasiones muy brutales, me ha entrenado hasta el punto de manejar con mucha destreza mi cuchillo. La vida en una de estas embarcaciones es muy peligrosa y se hace imprescindible aprender a luchar con lo que se encuentre a mano; desde un cuchillo, una navaja, un madero, una espada, hasta con los puños y las peleas son a muerte generalmente. Mientras los contrincantes se golpean o hieren; hasta el capitán del navío goza de la fiesta; hay poca risa en estas pestilentes naves.

    El peligro de un marino borracho y agresivo te acecha todo el tiempo, aunque él individuo sea el compañero más cercano en el dormitorio o en las faenas de la navegación. Estos, son hombres que, en su mayoría han abordado un barco después de cometer alguna fechoría que no les permite mantenerse en tierra fuera de la ley; otros lo han hecho buscando fortuna y los menos por amor o vocación de verdaderos marinos.

    Lo más que me atrajo siempre y me atrae aun, es la mirada de los paisajes costeros: ora de manglares, ora de arenales que se pierden en el horizonte, ora de pedregales y derriscos, ora de montañas peladas o desiertos amarillentos. No sé cómo el batimiento de las olas en los acantilados y los amaneceres en el mar me traen tanta paz; El Mediterráneo es un mar precioso y difícil al mismo tiempo. El silencio de la navegación a vela puede encerrarte en un embrujo; se siente uno como salido del mundo de los hombres. La brisa —cuando da en la cara en las tardes frescas— invita

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