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Adoquines Calados
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Libro electrónico93 páginas56 minutos

Adoquines Calados

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Adoquines de ensueo, pasin y lagrimas. Sobre ellos, crnicas tornadas en poesa. Vagando en mil metforas de agnicos sucesos, ocultas aflicciones, rostros sin alma.
Frases henchidas de anmico lirismo brindadas por el autor para dar comienzo a esta antologa de cuentos, adoquines calados.
Existe un hilo conector de profundas emociones entre estas doce estampas. El Dr. Edgardo Lpez, mdico y pastor cristiano, lo expone de la siguiente manera:
Caminar sobre agrietados adoquines milenarios del Viejo San Juan, lleva a evocar relatos de carne y hueso marcados por ausencia, soledad y olvido. Hay un lado de nuestra historia de pueblo que nos duele, por lo cual olvidamos. Por alguna razn, hay cierta edad o coyuntura cuando comienzas a vivir recordando ese olvido. Olvidados rostros, de olvidadas vidas. Sobre todo, olvidados recuerdos de lo que es patria
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento4 feb 2016
ISBN9781506511757
Adoquines Calados
Autor

Edgardo López

El doctor Edgardo López nació en San Juan, Puerto Rico en el año 1956. Sus grados elementales los estudió en la escuela pública de su vecindario. Luego se graduó de la escuela superior de la Universidad de Puerto Rico de Rio Piedras (UHS) en el 1974. Completa sus estudios de medicina en el recinto de ciencias médicas de la Universidad de Puerto Rico. Tres años más tarde, completa su especialidad de medicina de familia en la misma institución académica de estudios. En el año 1989 comenzó su ministerio pastoral en el pueblo de Aibonito con la iglesia Alianza Cristiana y Misionera. Esta labor se extendería por aproximadamente 19 años. En el año de 1993, desarrolla su enfermedad renal que luego de múltiples complicaciones lo obligan a retirarse del trabajo. En el 2011 debido a su condición de salud, se muda a la ciudad de Houston, Texas donde reside actualmente con sus su hijo y su hija, Josué y Eliza. En la década de los 90 publica su primer panfleto de consejería pastoral, "necesito de ti". El mismo fue escrito en base a sus experiencias con su salud. En el año 2014, se publica su novela, "rostros de mil sombras". En ella desarrolla vivencias del mundo religioso durante las décadas de los 70 a la década del 2010. El personaje principal, tras un periodo de amnesia y enfermedades, comienza a recordar mucho de su oscuro pasado. Ahora, cerca de cumplir los sesenta años, nos ofrece esta colección de cuentos, "adoquines calados". Cortas narraciones ficticias que se desarrollan en el viejo San Juan del siglo XX.

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    Adoquines Calados - Edgardo López

    Copyright © 2016 por Edgardo Lopez.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:      2016900502

    ISBN:      Tapa Dura      978-1-5065-1177-1

          Tapa Blanda      978-1-5065-1176-4

          Libro Electrónico      978-1-5065-1175-7

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 21/01/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    Prólogo

    Introducción

    Chamaquito

    Tingales

    Sola

    El Adiós

    Ahijado

    Cementerios

    El Heredero

    Maestro

    Muñeca Rosada

    Primer Amor

    Nada

    Manta Purpurea

    Nota Sobre El Autor

    DEDICATORIA:

    A dos seres maravillosos que me dieron vida,

    valores para fundamentar mi existencia.

    A mis padres.

    Gracias a mi hermano, Luis Orlando

    PRÓLOGO

    Luces apagadas, más bien en penumbras. Faroles creando a su antojo siluetas. Arremolinados, lo más cerca que pudiéramos unos de otros en el estrecho balcón. No sé si sea apropiado decir que eran otros tiempos, porque en realidad no soy tan viejo. La sirena sonaba a las nueve de la noche, indicando en la ciudad de San Juan menores de edad ya no debían estar jugando en las calles. La televisión en blanco y negro transmitía algunas series interesantes, pero nada comparado a la vivida experiencia de escuchar historias en el balcón de mi casa.

    Mi abuelo nos transportaba a la invasión del ejército norteamericano de 1898. Siendo apenas niño, recordaba irse escapado a ver el campamento de las tropas invasoras. También nos narraba de sus andanzas de huérfano en el Viejo San Juan. Como se enamoró de una joven blanca, con la oposición por supuesto, de la familia de la novia, mi abuela. Mientras él hablaba, nuestra imaginación volaba a tiempos lejanos, recreados por gestos, emociones y precisas palabras.

    Pero la reina de la velada, siempre era la abuela. Sus poemas en catalán nos fascinaban. Había sido llevada de niña para ayudar en los quehaceres del hogar a casa de una familia catalana. Estos la trataron como hija, aunque en realidad era un ama de llave. A pesar de solamente llegar a estudiar hasta segundo grado, tuvo acceso a una educación informal invaluable, leyendo hasta clásicos de la literatura universal.

    Era una enciclopedia ambulante. Nos citaba frases de Hamlet y el Quijote. Sus conocimientos de geografía, política, e historia eran asombrosos, sobre todo para mi mente de apenas 4-5 años. Sus cuentos de Juan Bobo eran narrados con movimientos corporales y ademanes magistrales. Pero, sus historias y leyendas, donde entrelazaba ficción con hechos verídicos, eran nuestros favoritos.

    La especialidad de mi padre, la revolución nacionalista de la década del 50 y el surgimiento de los diferentes partidos políticos. En ocasiones compartía relatos de la Segunda Guerra Mundial y la revolución cubana de finales del cincuenta.

    Aquellos acontecimientos excluidos en libros en nuestras escuelas, permanecían como vividos recuerdos en la mente de aquella generación que vivió la Depresión económica, extrema pobreza, escasez de alimentos, de trabajo, intentos de industrializar la isla y de erradicar la penumbra en campos y arrabales. Estas narraciones fueron vitales en mi formación emocional.

    Mi madre, encargada oficial de balancear historias. Me refiero, ella estaba pendiente a indicar las inevitables exageraciones. Siendo una persona muy culta, maestra de profesión, sabía cuando interrumpir para poner su granito de arena. Inmediatamente, el grupo prorrumpía en carcajadas.

    De ahí nace mi fascinación por los cuentos. Siendo joven comencé leyendo fabulas griegas en la enciclopedia de casa. Luego, los cuentos de Abelardo Díaz Alfaro, el Principito, García Márquez, Isabel Allende, Becquer, El Quijote, hasta hace dos meses, enviado por mi querido hermano, El Túnel de Sábato entre muchos otros de ese mundo fascinante de la literatura hispanoamericana.

    Ya para entonces me había entrado el cosquilleo de intentar narrar mis propias vivencias. Entendí, luego de batallar con la autoestima, son únicas. Porque mi experiencia de vida no es de ninguna forma similar a la de ningún otro ser humano en esta tierra. Para el año 2014 escribí la novela Rostros de mil sombras. Narración de hechos verídicos basados en pura ficción, o una historia ficticia basada en hechos reales de mi vida. Cada lector, como si estuviera sentado en penumbras en el balcón de mi casa, tiene el perfecto derecho de llegar a sus propias conclusiones.

    Ahora en el 2016, he sentido la necesidad de narrar estampas o cuentos del Viejo San Juan. Utilizó la frase sentir la necesidad porque es una vocación que llevas dentro similar a pintar un cuadro, o interpretar una obra musical. Las

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