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Lunes por la Tarde 1: Reuniones con familias
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Lunes por la Tarde 1: Reuniones con familias
Libro electrónico216 páginas5 horas

Lunes por la Tarde 1: Reuniones con familias

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Bajo la colección "Lunes por la Tarde", han sido publicadas las prédicas dadas por el padre José Kentenich (1885- 1968) entre los años 1955- 1964 a los matrimonios en Milwaukee, Estados Unidos.

Este primer tomo tiene como punto central en su contenido la Alianza de Amor que los matrimonios sellaron con la Santísima Virgen el 2 de febrero de 1956. Las palabras del padre Kentenich motivaron a buscar una escuela de educación para llegar a ser padres y madres de familia santos en este tiempo y en medio del mundo moderno. La Santísima Virgen se la ofrece en sus Santuarios de Schoenstatt...
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 mar 2022
ISBN9789567598564
Lunes por la Tarde 1: Reuniones con familias

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    Lunes por la Tarde 1 - José Kentenich

    PREFACIO

    El presente tomo es el primero de una serie en la que se publicará gradualmente las pláticas que el P. Kentenich diera a matrimonios en Milwaukee, EE.UU., entre 1955 y 1964. Casi siempre tales pláticas tenían lugar:

    los lunes por la tarde...

    El P. José Kentenich (1885 — 1968), fundador del Movimiento de Schoenstatt, residió en Milwaukee entre 1952 y 1965. Las más altas autoridades de la Iglesia lo habían separado de su Fundación para realizar un examen de la Obra. En esa situación de exilio, el matrimonio Schimmel, de Milwaukee, conoció al P. Kentenich en 1954.

    Luego del primer encuentro con él, el Sr. Schimmel le dijo a su esposa: ¡Ya lo tenemos! Encontraron lo que habían buscado por tanto tiempo. En el P. Kentenich habían hallado un sacerdote con quien hablar sobre todos los temas que los inquietaban: preocupaciones y alegrías de su vida cotidiana, procesos y problemas del mundo. Ese sacerdote sabía escuchar con atención. Más aún: sabía relacionar con Dios todo lo que ellos le contaban.

    Desde entonces visitaron regularmente al P Kentenich. Con el transcurso del tiempo invitaron a otros matrimonios a esas conversaciones. A comienzos de 1956 existía ya un grupo de catorce personas que se reunía regularmente con el P. Kentenich. Siguió siendo un grupo abierto, vale decir, a veces, cambiaban los participantes, pero el número de dicho grupo se multiplicó. Lunes tras lunes por la tarde, hasta fines de 1964, el P. Kentenich daba una pequeña plática o una charla (como él mismo la designaba) a los matrimonios.

    Poco antes de la clausura del Concilio Vaticano II, el Fundador de Schoenstatt fue llamado a Roma, donde fue rehabilitado de facto. El 24 de diciembre de 1965 regreso a Schoenstatt.

    Las reflexiones ofrecidas por el P. Kentenich a ese pequeño grupo en Milwaukee fueron para los matrimonios no sólo una ayuda para la vida sino que también los capacito para ayudar a otros matrimonios. Ustedes son las piedras que yo arrojo al agua dijo una vez. Así pues estas pláticas se publican ahora para que las palabras del P. Kentenich generen ondas, sobre todo dentro del Movimiento de Schoenstatt.

    En la programación y preparación de toda la serie, como también en la edición del presente tomo, han colaborado miembros del Instituto de las Familias de Schoenstatt. De ese modo se pudieron contemplar deseos e intenciones de las familias de Schoenstatt en la edición de las conferencias.

    Agradecemos al Instituto por su colaboración.

    El primer volumen de la serie presenta características peculiares: contiene notas y apuntes de los primeros tiempos (de marzo de 1955 a marzo de 1956). De esa época no se dispone de grabaciones magnetofónicas, salvo una excepción. Los restantes tomos contienen la versión escrita de grabaciones magnetofónicas, que han sido consignadas con la mayor fidelidad posible.

    La sencilla manera de expresarse del P. Kentenich no debe impedirnos percibir la intención fundamental que persigue él con estas pláticas. Ya antes del Concilio, el Padre toma posición respecto del tema esencial del mismo: la cuestión de Dios en el mundo de hoy. Enfocando puntos concretos de la vida y la educación, haciendo referencia a las corrientes y acontecimientos de la época, brinda a sus oyentes respuestas y ayudas para la vida. Ejercitó junto a ellos (y es modelo para nosotros, cristianos de hoy) Io que en el campo de concentración vertiera una vez en los siguientes versos: Que contemplemos la vida con la mirada de Dios y caminemos siempre bajo la luz del cielo.

    Monte Schoenstatt, 8 de julio de 1994.

    Hna. María Pía Buesge

    Origen de las pláticas de los lunes por la tarde

    Cuando hoy; casi cuarenta años después, se pregunta a los participantes do las reuniones de los lunes por la tarde por sus encuentros con el P. Kentenich, sus rostros se iluminan. La historia do las pláticas de los lunes por la tarde, resumida brevemente en el prefacio, se actualiza cuando ellos comienzan a relatar: Era algo muy hermoso. La vivencia de un encuentro con Dios, de un gran amor común, de una aspiración familiar y alegre" marca su vida hasta el día de hoy.

    Algunos de sus recuerdos de los años 1955/56 ayudarán al lector a hacerse una idea del origen, contenido y significado de las primeras reuniones ya de eso modo, de los escritos publicados en este tomo.

    La familia Schimmel invita a otros matrimonios

    Hacía más o menos seis meses que Gilbert y Joanna Schimmel visitaban regularmente al P. Kentenich, en 1954, cuando éste les dijo:

    Si conocen a alguien que quisiera escuchar algo sobre la Sma. Virgen o consultar con un sacerdote cuestiones concernientes a su familia, invítenlo a nuestras reuniones.

    Si; ellos conocían a tales personas. En el Año Mariano, el Sr. y la Sra. Horning los habían ayudado, sobre todo materialmente, a distribuir publicaciones, medallas y rosarios. A estos invitaron, pues, a que conocieran al P. Kentenich.

    La primera reacción de la Sra. Horning fue: ¡Dios mío! John ya se reúne con sacerdotes, obispos y arzobispos de todos los países del mundo... ¿Hace falta agregar uno más? Pero esta vez también ella fue invitada, y acabé aceptando. Y entonces, recuerda la Sra. Schimmel fuimos juntos a ver al P. Kentenich... Y cuando el Padre habló con ella... ¡qué contenta quedó!

    El Sr. Horning coufesó a la Sra. Schimmel: Nunca antes tome una conciencia tan fuerte de mi religión como cuando Gilbert Schimmel me puso en contacto con el P. Kentenich.

    Y muchos años más tarde, en mayo de 1993, comentó: "¿El P. Kentenich? Dios hablaba a través de él... No sé qué hubiera sido de mi vida y de mi relación con la Iglesia si no lo hubiera conocido...

    Yo me encariñé con él, y él conmigo. "

    Ya luego del primer encuentro de ambos matrimonios con el P. Kentenich, la Sra. Schimmel hizo algunas anotaciones: la respuesta del P. Kentenich a la pregunta de lo que es y quiere Schoenstatt (cf págs. 25 ss.). De ese modo comenzaron lo que hoy conocemos como las Pláticas del P. Kentenich de los lunes por la tarde. Más o menos un año más tarde, la Sra. Schimmel recuerda esa fecha en sus apuntes para todo el grupo de matrimonios: El 1 de marzo de 1955 tuvo lugar el primer encuentro de dos matrimonios (con el P. Kentenich) aquí, en Milwaukee.

    Pronto se sumaron otros matrimonios. Gilbert Schimmel invitó a la familia Wacker Esta pertenecia a un grupo del Movimiento diocesano de familias cristianas, que justamente se hallaba en una situación particular: el sacerdote que lo dirigía, el P. Beix, había fallecido, y el futuro del grupo era incierto. Consultaron entuses a otros sacerdotes, pero las cosas no resultaban como debían resultar. La Sra. Wacker relata:

    "Quedamos en reunirnos cada dos semanas, leíamos algo de la Sagrada Escritura y rezábamos el rosario pidiendo a la Sma. Virgen que nos regalara otro sacerdote que nos dirigiera...

    Entonces los Schimmel encontraron al P. Kentenich y querían que también nosotros lo conociéramos. Se me hacia un poco difícil invitar a Joe a otra reunión: él había llegado a un punto el cual ya no se interesaba más por tales cosas. ¿Quería conocer a un sacerdote que había estado en Dachau? Eso despertó un nuevo interés… Corría el mes de abril de 1955 cuando nos reunimos con el padre. Habló sobre la Virgen; todo fue traducido. Yo no me imaginaba cómo habría de tomarlo Joe. ¿Volveríamos el próximo domingo por la tarde? Pensé: ‘Mejor no decir nada, que decida mi esposo’. Me miró de reojo y como yo seguía callada, me dijo: ‘Bueno me parece que la próxima semana podernos volver’. Así pues volvimos; escuchamos cosas que antes nadie nos había dicho… Era muy distinto de lo que por entonces uno hablaba habitualmente con los sacerdotes. Podríamos preguntar sobre todos los temas, plantear todo tipo de preguntas… Finalmente se fijó el lunes por la tarde, y así se mantuvo desde 1955"

    El Sr. y la Sra. Wacker apoyaron al matrimonio Schimmel en su intento de que otros miembros del grupo del Movimiento de familias cristianas tomaran contacto con el R Kentenich: Familias Graber, Augur y Day. Cuando nuestro grupo trato de interesar a los Schimmel por el 'Movimiento de familias cristianas’, sucedió que los Schimmel nos invitaron a que mejor fuésemos con ellos a ver al P. Kentenich, relata el Sr. Day.

    A más tardar desde junio de 1955 los matrimonios mencionados participaron regularmente de los encuentros con el P. Kentenich.

    ¿Qué temas se trataban allí?

    Nosotros planteábamos nuestras preguntas, y por lo común el Padre respondía con una pequeña plática: Así contesta la Sra. Wacker la pregunta sobre la temática de 1955.

    Uno puede imaginárselo muy bien cuando examina los apuntes de las primeras reuniones. Hay otro aspecto típico del transcurso de esas reuniones y de las siguientes. La Sra. Augur lo describe así:

    "Y entonces el Padre solía mencionar lo que había dicho la última vez y agregaba: ’Ahora profundicemos un poco más en el tema’.

    De él aprendimos la ’profundización’ (internalizar algo más hondamente)"

    Más allá de la variedad de las preguntas, el contenido de los apuntes señala una clara consecuencia. Al Padre le interesaba siempre la meta suprema del arte de vivir cristiano, de la santidad, y particularmente de la santidad del laico en medio del mundo. Le interesaba la santidad a la cual están llamados los matrimonios: ser una sagrada familia según el modelo de la familia de Nazaret.

    Podemos alcanzar ese ideal — y ahí entra en juego la experiencia de fe del P. Kentenich - en la fuerza que la Alianza de Amor nos ofrece, vale decir, en la escuela de la Santísima Virgen.

    EL P. KENTENICH RELATE SOBRE DACHAU

    Si bien al comienzo la mayoría tenía interés en conocer un sacerdote que estuvo en el campo de concentración bajo el régimen de Hitler, el P. Kentenich en un primer momento no se refirió a ese tema. Habló sobre la Santísima Virgen, recuerdan los participantes, y también sobre como percibir en la vida diaria a Dios Padre, su voluntad y amorosa providencia. Y como ello se concreta cuando se vive fundado en la Alianza de Amor con María.

    Sus oyentes debían - y querían — aprender a considerar la propia vida como una incomparable historia de amor o de alianza... una incomparable historia de Providencia. Y el padre tenía que ilustrarlo con ejemplos concretos.

    Así pues el P Kentenich relato sus aventuras en la cárcel y en el campo de concentración. Lo hizo de una manera muy personal y a veces sazonada con humor. Quería motivar a contemplar la historia de nuestra propia vida desde esa misma perspectiva

    (Plática del 25 de junio de 1955).

    Dos anécdotas dan testimonio de cuanto había calado en los oyentes, como una sabiduría de vida, la realidad de la preocupación amorosa de la Sma. Virgen por sus hijos. La Sra. Wacker relata:

    El Padre nos había dicho que la Santísima Virgen siempre tiene preparados los ’mejores panales’ para sus hijos. Pues bien, nos hallábamos viajando hacia el norte, en las vacaciones. El auto estaba muy cargado; iban los niños y detrás, las maletas. La ruta había sido recientemente asfaltada y su superficie estaba blanda. Cuando comenzamos a subir una cuesta, se pincho un neumático. Todos tuvieron que descender: Ann, Dan, Dick y Jack. Joe vació todo el auto para encontrar el cric. Pero en cuanto lo coloco, este se hundió en el asfalto. Así pues no se conseguía levantar el auto lo suficiente como para cambiar el neumático. Jack y Dick fueron a la próxima granja, para llamar a un taller. Mientras Joe estaba ahí bajo el calor, cuesta arriba (todavía hoy tengo su imagen ante mis ojos), me dijo: ’Bueno, no sé si estos son los mejores panales, pero sí que están muy sucios’. Yo reí; luego se lo escribí al P. Kentenich. Justamente pequeñas cosas como éstas son útiles para la propia vida y para ayudar a otros."

    La Sra. Wacker escribe:

    "22 de julio de 1955. Mi esposo y yo viajamos a Nueva York. El viaje de regreso tuve que hacerlo con una amiga, en tren.¹

    Hacía más de 38° de temperatura y realmente no se estaba cómodo en el tren; no se podía ni siquiera estirar las piernas. Pero ambas pensábamos en lo que había dicho el Padre sobre ’los mejores pañales’: que la Virgen siempre da lo mejor a su hijo. Y estábamos convencidas de que la madre cuidaría de todo. Luego de perder el primer tren llegamos bien a destino. Más tarde nos enteramos de que el primer tren había descarrilado."

    LA ALIANZA DE AMOR

    El resumen de una alocución del P. Kentenich de noviembre de 1955 tiene la siguiente observación: Primer encuentro con el P. Kentenich en el Santuario.

    En el trato con el P. Kentenich no podía quedar oculto a los matrimonios que la mayor ayuda para la vida, la fuente de energía para esforzarse por la santidad de la vida diaria se hallaba en la Santísima Virgen y su Santuario. Era evidente que a ella estaba ligada la misión particular del P. Kentenich y una fecundidad particular para la Iglesia de esa época. Tuvo lugar entonces una especie de transmisión de vida:

    Y luego escuchamos sobre la Alianza de Amor, relata la Sra. Wacker, pero no sabíamos en absoluto qué era eso. De pronto John Horning dijo muy resueltamente: ¿Cómo que no podríamos sellar la Alianza de Amor? ¡Somos todos buena gente!' Quizás el Padre esperaba que ese deseo surgiera en nosotros; pero jamás dijo: 'Háganlo ahora'...

    Durante cierto tiempo, antes de la reunión con el P. Kentenich, todos los lunes por la tarde, su secretaria dio entonces a los matrimonios una introducción a la Alianza de Amor schoenstattiana.

    El 2 de febrero de 1956 por la tarde, seis matrimonios, juntamente con el Sr. Jost y la Sra. Schoshinski, se reunieron en el Santuario ubicado junto a la parroquia de la Santa Cruz, para sellar la Alianza de Amor con la Madre y Reina tres veces Admirable de Schoenstatt. El Sr. Horning había querido que el altar estuviera adornado con rosas. La contemplación de ese bello ornato no sólo conmovió a los matrimonios sino también al P. Kentenich, quien interpreté la Alianza de Amor como intercambio de rosas entre María y nosotros, vale

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