Vientos de libertad: José Kentenich, una respuesta a la vida
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Vientos de libertad - Rosa María De Pablo
Editorial Schoenstatt S.A Chile
Instituto Secular de Schoenstatt Hermanas de María
La Concepción 7626 La Florida - Santiago
Telef. 223619685 - 223619656
Diseño: Antonia Góngora
Foto portada: playa con huellas
Primera Edición
Mayo 2018
ISBN edición digital: 978-956-759-864-9
Con las debidas licencias
Derechos reservados
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
ÍNDICE
Vientos de Libertad
Capítulo Primero
Atrapa el Momento
1. Un cambio de época
2. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas
Capítulo Segundo
Nada de lo Humano le fue Ajeno
1. Ha escogido Dios, lo débil del mundo para confundir a lo fuerte
2. Ha escogido Dios lo que no vale, para confundir a lo que vale
3. Ha escogido Dios lo necio del mundo para confundir a los sabios
4. En la escuela de vida del P. Kentenich
Capítulo Tercero
Ruaj Elohim
1. Preparación a la irrupción de gracias
2. Primera Alianza de Amor en el Santuario y transformación del lugar en un lugar de gracias
3. En la escuela de vida del P. Kentenich
Capítulo Cuarto
Vientos Borrascosos
1. El Santuario de Schoenstatt demuestra ser un lugar de gracias: el Movimiento de Schoenstatt se extiende por Alemania y Suiza
2. Vientos de tempestad
3. Mater perfectam habebit curam: La Madre cuidará perfectamente
4. En la escuela de vida del P. Kentenich
Capítulo Quinto
En el Ojo del Huracán
1. La entrega de amor
2. Estancia en Dachau
3. En la escuela de vida del P. Kentenich
Capítulo Sexto
Aquel es Comparable a un Monte Elevado
1. Expansión internacional en medio de las luchas por la identidad de Schoenstatt
2. La misión del 31 de mayo es la confluencia y culminación de todos mis años de lucha
JK
3. Un Viacrucis de catorce estaciones
4. En la escuela de vida del P. Kentenich
Capítulo Séptimo
Viento de Pentecostés
1. Un telegrama misterioso desencadena la liberación
2. El milagro de la Nochebuena
3. Amor por amor
4. En la escuela de vida del P. Kentenich
Capítulo Octavo
Aliados hasta la Eternidad
1. ¿Conoces ese Reino de Libertad tan ardientemente anhelado?
2. En la escuela de vida del P. Kentenich
Cuadro Cronológico
Bibliografía
"Nuestras sociedades están cambiando. (…)
Están naciendo nuevas y diversas formas cuturales
que no se ajustan a los márgenes conocidos.
Y tenemos que reconocer que, muchas veces,
no sabemos cómo insertarnos
en estas nuevas circunstancias.
Nos olvidamos que la tierra prometida
está delante, no atrás.
Que la promesa es de ayer, pero para mañana.
Podemos tener la tentación de pensar que todo está mal,
y en lugar de profesar una «buena nueva»,
lo único que profesamos es apatía y desilusión.
Así cerramos los ojos ante los desafíos pastorales
creyendo que el Espíritu no tendría nada que decir.
Así nos olvidamos que el Evangelio
es un camino de conversión,
pero no sólo de «los otros»,
sino también de nosotros.
Nos guste o no, estamos invitados a enfrentar la realidad
La realidad personal, comunitaria y social.
Las redes —dicen los discípulos— están vacías,
y podemos comprender los sentimientos que esto genera.
Vuelven a casa sin grandes aventuras que contar,
vuelven a casa con las manos vacías,
vuelven a casa abatidos ". ¹
¿Cuántas veces nos hemos sentido en el mar de la vida así como el Santo Padre nos lo describe? Desorientados, abatidos, sin caminos, sin expectativas. ¿Será porque sin querer sólo contamos con nuestras propias fuerzas, capacidades, imaginación? Caminamos hacia una época nueva, novísima, y hay que encontrar caminos en la mar
.
Vientos de libertad nos impulsan a buscar nuevas orillas, nuevas tierras en las que poder ser nosotros mismos, así como nos lo dice el corazón. En nuestra pequeña barca nos hemos adentrado en una extensión que se nos antoja sin límites, indefinida, insondable; Nos anima el deseo de ser fieles a nosotros mismos: buscamos tierras de libertad.
Hemos dejado la tierra firme de lo establecido, de lo normado, que nos da seguridad, pero que al mismo tiempo nos asfixia. Nos internamos en lo desconocido, y experimentamos el vértigo de lo nuevo y arriesgado, queremos ir más allá de lo posible, queremos saber qué hay detrás de los límites, al final del horizonte.
Pero la travesía no es fácil, el mar que hoy se nos muestra en calma, de repente se encrespa. Sin saber cómo nuestra barca es zarandeada de un lado para otro por vientos de todo tipo, que levantan olas como montañas o abren abismos que parecen no tener fin. Son vientos de libertad que nadie sabe de dónde vienen ni hacia dónde van.
Quizás nadie nos lo había explicado cuando nos animamos a tomar el barco, quizás por ello otros se quedaron en tierra, quizás por eso vemos maderas y velámenes rotos, sucios a nuestro alrededor. Otros también lo intentaron y parece que fracasaron. Entonces uno se pregunta: ¿Qué será de mi vida? Me embarqué siguiendo el soplo del viento que me prometía libertad, la plenitud interior. Pero he descubierto que hay otros vientos, que parecen prometerme lo mismo.
Hablo con otros navegantes, me dan sus indicaciones, sus experiencias, pero están como yo, en camino ¿Cómo saber si son verdaderas? Alcanzar tierra firme en medio de las pasiones humanas, casi siempre contradictorias, puede ser toda una odisea. Y sin embargo en esta empresa está en juego nada más y nada menos que mi vida.
Vientos de libertad. El viento es libre, y tiene tanta libertad que nadie puede encadenarlo, por eso dice Jesús que no se sabe ni de dónde viene ni a dónde va.² Es el símbolo perfecto de una libertad sin límites, que no se deja esclavizar, someter, dominar. Quiero ser libre, y cuando creo que lo soy, descubro que soy todavía más esclavo de mis pasiones o de los deseos que otros han sabido despertar. La eficacia del sistema es que no me prohíbe nada, sino que me complace y me colma, y por eso me hace dependiente. No puedo renunciar a ello, empiezo a venderme, vender mis ideales, anhelos. El viento que nos somete no lo hace encerrando, sino seduciendo, atrayendo, como un imán, haciéndome imposible vivir sin él.
Aprender a discernir qué viento me conduce al centro de mí mismo y cual me mete en una jaula de cristal o de oro, en una burbuja inconsciente. Conocer las fuerzas que anidan en mi interior, que a veces me llevan a donde no quiero ir, enfrentar miedos. Levantarse de las caídas, volver a comenzar sin esconder las heridas.
Reconocer errores, abandonar caminos que distraen. Ser humilde para reconocer que hay límites, aprender a vivir con ellos.
Superar el desgaste de la incoherencia que todos llevamos dentro, ser humano entre humanos, y al mismo tiempo confiar en que hay una mirada que me conoce mejor que yo mismo, y que me contempla con amor. Experimentar que hay una mano que me sostiene y levanta siempre de nuevo, regalándome fuerzas al parecer insospechadas y que existe un viento: el Viento de lo alto
que me impulsa siempre de nuevo hacia lo mejor de mí mismo.
Vientos de libertad. No tendré miedo a la libertad si aprendo a escuchar de piel
al Viento, al Ruaj,³ el Aliento que da vida, Aquel que me conoce por mi nombre, que sabe de lo más recóndito de mi ser, de lo más profundo. El Viento que puede ser una brisa suave en medio del bochorno, una ráfaga que desestabiliza o un huracán que se lleva lo postizo, lo que no tiene la suficiente fuerza como para resistirlo. El Viento es el aire en movimiento, nos recuerda al Espíritu en el que vivimos, nos movemos y existimos⁴. Esté donde esté, me rodea, como el amor de una madre por su hijo, que lo alimenta y fortalece.
Viento de Pentecostés. El evangelio nos pinta la realidad tal cual es: los apóstoles eran como yo, seres humanos con defectos y debilidades. Pedro era irreflexivo e impetuoso, Tomás difícil de convencer, Santiago y Juan reñían con los demás porque querían ocupar los primeros puestos en el futuro reino de Jesús. Aunque habían visto milagros y vivido en la intimidad con Jesús, asegurando que creían que era el Mesías, huyeron ante el peligro de la muerte, y tanto miedo tenían, que a Jesús lo enterró un fariseo que lo seguía en secreto. Les costó aceptar el testimonio de las mujeres que les decían que Jesús había resucitado y aún después de verlo vivo, permanecían encerrados por miedo a los judíos.
Sin embargo el Espíritu no tiene reparos en descender sobre ellos. Un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, llena la casa en la que se encuentran
⁵. Y lo antiguo se hizo nuevo. No les quita su humanidad, no es que ahora sean perfectos y maravillosos, pero algo ha cambiado: tienen la capacidad de amar, de reconocer, de volver a empezar. En su vida se puede descubrir algo que los define: que nadie está más allá de la gracia de Dios, que siempre hay una posibilidad. Que el amor es lo más auténtico que tenemos. Lo más humano y lo más divino.
Viento de Pentecostés, me enseñas que hay un Dios más grande que todos nosotros, que por encima de todo me ama, que jamás estaré demasiado lejos de su alcance, que siempre puedo volver a comenzar. Contigo, Pedro puede dar la vida por Cristo y Pablo en medio de incontables penurias, recorre kilómetros para proclamar su nombre. Sus vidas estuvieron llenas de espíritu, de tu Espíritu. Pero corro el peligro de creer que eso son cuentos, historias que se trasmiten, que están agrandadas, manipuladas… Viento de Pentecostés ¿existes de verdad?
Porque los hombres somos pequeños y nos gusta tocar, ver para creer, tienes misericordia y nos mandas personas en las que se reedita este misterio. Así puedo entender la vida de otro hombre que no fue fácil, que estuvo llena de soledad interior, de luchas a veces titánicas, y riesgos que no se pueden entender sin la Luz, Fuerza y Amor que sólo Tú, Viento de Libertad, puedes regalar. A comienzos de Diciembre de 1941 desde la cárcel de Coblenza, en la que está recluido después de haber permanecido un mes en un bunker de la Gestapo, un sacerdote llamado José Kentenich escribe:
"Básicamente no esquivo ninguna dificultad que me presente la vida, al contrario, en todo quisiera crecer hacia arriba. Puedo decir con San Pablo⁶ que aprendí a estar satisfecho con las circunstancias con que me encuentro. Sé desenvolverme en situaciones apremiantes, como también en la abundancia. A todo y a cada cosa estoy preparado: a tener hambre y a estar saciado, a mendigar y a tener en la abundancia. Todo lo puedo en Aquel que me conforta" ⁷
Hay dos formas de enfrentar la vida, desde el amor o lejos del amor, uno puede desempeñar su trabajo, estudiar, limpiar su casa, tener amigos, hacer un comentario, corregir o hacer un cumplido desde el amor o lejos de él. Uno puede hacer un gesto o dedicar una sonrisa desde el amor o lejos de él. Esto es lo que da la diferencia, no tanto si lo hago perfecto o no.
Si vivo y actúo desde el amor, desde