Juan Pablo II - La huella
5/5
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con Juan Pablo II - La huella
Libros electrónicos relacionados
Historia de mi vida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPablo VI, España y el concilio Vaticano II Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVida de Maximiliano Kolbe Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFrancisco el Papa del pueblo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuan Pablo Magno (Spanish Edition) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSanta Faustina Kowalska Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEntrevista sobre el Fundador del Opus Dei Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Juan Pablo II: Un papa al encuentro de los pueblos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSanta Mónica. Las lágrimas de una madre: Colección Santos, #8 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Padre Pío: Testigo de misericordia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuan Pablo II -El papa peregrino: TOTUS TUUS - Reflexiones, Anécdotas y Oraciones. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sermones católicos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Recuerdo de Alvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Simplemente cristianos: La vida y el mensaje de los beatos mártires de Tibhirine Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¡Dios mío, qué bueno eres!: La vida y el mensaje de san Carlos de Foucauld Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVida de Jesucristo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHe apostado por la libertad: Autobiografía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSan Juan XXIII Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Juan Pablo I: Un hombre de Dios, un papa santo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFrancisco de Asis: el más humano de todos los santos Calificación: 5 de 5 estrellas5/533 claves del papa Francisco: Los años duros Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo la iglesia católica puede restaurar nuestra cultura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Testamento del pájaro solitario - Ed. especial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesÁngeles y santos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vientos de libertad: José Kentenich, una respuesta a la vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Libro de la vida: I. Relato autobiográfico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Contrarrevolución cristera. Dos cosmovisiones en pugna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCartas I (bolsillo, rústica) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Historia moderna para usted
El libro negro del comunismo: Crímenes, terror, represión Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Joven Hitler 1 (El pequeño Adolf y los demonios de la mente) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL Joven Hitler 5 (La Segunda Guerra Mundial, Año 1939) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Joven Hitler 2 (Hitler adolescente) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cosas que no sabías sobre Hitler y el Tercer Reich Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Einstein y la relatividad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Iglesia en la historia moderna y contemporánea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ONU: Una organización en el punto de mira Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El mundo escindido: Historia de la Guerra Fría Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El juicio de las brujas de Salem: El diablo coloniza América Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Letizia, una mujer real Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Breve Historia de los Indios Norteamericanos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Joven Hitler 3 (Hitler vagabundo y soldado en la Gran Guerra) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve historia de los judíos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistorias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial: Los hechos más singulares y sorprendentes del conflicto bélico que estremeció a la humanidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia Socialismo y Comunismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mein Kampf (Mi Lucha): Para no olvidar Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los misterios de los venenos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Reforma protestante: La respuesta a los abusos del catolicismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Guía ilustrada de la historia moderna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve Historia del Salvaje oeste. Pistoleros y forajidos: Billy el niño, Jesse james, los Dalton, Wyatt Earp, Doc Holliday, Buffallo Bill, todos los personajes, las historias, los tiroteos, los duelos y escaramuzas de aquellos hombres que con el revólver en la mano forjaron su leyenda. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Guerra Fría del Siglo XXI Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El Joven Hitler 4 (Hitler y el nacimiento del partido nazi) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve historia de la Revolución mexicana Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Titanic: Un transatlántico de leyenda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl siglo de los mártires: Los cristianos en el siglo XX Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos médicos de Hitler Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJuan Calvino: La Reforma Protestante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRobachicos: Historia del secuestro infantil en México (1900-1960) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Chernóbil: La catástrofe nuclear que impactó al mundo entero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para Juan Pablo II - La huella
2 clasificaciones1 comentario
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hermoso, detallado libro. Lástima que no se consigue en físico.
Vista previa del libro
Juan Pablo II - La huella - Jean Poggi
NOTAS
PRESENTACIÓN
Es para mí una tarea muy grata presentar a los lectores de lengua española esta nueva biografía de nuestro buen papa Juan Pablo II, titulada Juan Pablo II. La huella, escrita por Jean Poggi y Philippe Olivier, bajo la dirección de Hugues Vassal, y para la que ha redactado un cuidadoso y sugestivo prólogo Don Christian Pagano, sacerdote de la Sociedad de San Pablo.
Una impresión dominará al lector una vez haya acabado la lectura de esta nueva biografía de Karol Wojtyla: la tremenda coherencia, en su vida, de los hechos y las ideas, el estilo de vida y el mensaje enseñado con su magisterio. Creo que si hay dos palabras que pueden definir la compleja, dramática y polifacética trayectoria vital del primer papa polaco de la historia de la Iglesia, estas dos palabras son resistencia y coherencia.
Ambas atraviesan su vida. Una vida dramática, pero no trágica. La tragedia es enfrentarse a los problemas sin esperanza de poder superarlos. El drama es dar la cara a los problemas, pero con una esperanza, que a veces se hace realidad, de no hundirse en ellos. Para el cristiano pueden existir dramas, y desde luego existen, pero no pueden darse tragedias, porque si algo define al creyente cristiano es que, además de «creyente» y «amante», ha de ser un «esperante» o, hablando más propiamente, una persona esperanzada.
¡Qué bien ilustran toda la vida de Juan Pablo II estas reflexiones! Se forjó en la resistencia frente al drama vivido por su pueblo. Fue coherente con su fe y sus profundas convicciones humanas —apoyadas en una teología y en una filosofía sumamente sólidas—. Y ha podido asistir a la clausura de un tenebroso ciclo histórico, que llena una buena parte del siglo XX y la mayor parte de su trayectoria vital.
Esta biografía entreteje las diversas etapas de su vida con los temas mayores de su magisterio. Es una idea feliz, que da una especial originalidad a la obra y que permite al lector contemplar, ya desde las primeras páginas, como en una panorámica, esta rica personalidad que Dios ha regalado a la Iglesia y al mundo en el tránsito del siglo XX al XXI, del segundo al tercer milenio cristianos.
Los lectores agradecerán la técnica utilizada en esta nueva biografía de Karol Wojtyla. Es una técnica que, como aficionado a la montaña, me atrevo a comparar con la satisfacción con la que, una vez llegados a la cumbre que nos hemos propuesto, contemplamos el panorama que se extiende a nuestros pies y rememoramos aquellos pasos «delicados» en su momento, pero que nos han permitido alcanzar nuestro propósito y gozar de un panorama que, sin la dura ascensión, nunca habríamos conseguido contemplar.
Deseo que la dura ascensión del niño, el adolescente, el joven universitario, el sacerdote, el obispo, el cardenal y el papa Karol Wojtyla ayude al lector a gozar de las cualidades humanas, cristianas y sacerdotales de esta rica personalidad y, si es creyente, a dar gracias a Dios por haberla regalado a la Iglesia y al mundo en estos tiempos.
† CARDENAL RICARD MARIA CARLES,
arzobispo de Barcelona
PRÓLOGO
Juan Pablo II, combatiente de la paz
Podemos aplicar este título «ecuménico» a una de las más grandes personalidades de nuestro tiempo: el papa Juan Pablo II, «atleta» de Dios, confesor de la fe. Este deportista del alma y del cuerpo ha batido varias marcas:
— mayor comunicador popular de todos los tiempos;
— papa con el pontificado más largo del siglo XX;
— Sumo Pontífice que ha concentrado a más de cuatro millones de personas en Manila en 1995;
— más viajero que todos sus predecesores.
Y podríamos continuar:
— iniciador de la principal reunión ecuménica celebrada en 1986 en Asís;
— papa del mayor jubileo con 40 millones de peregrinos reunidos en Roma.
Pero, sobre todo, su combate contra el sufrimiento, la enfermedad y el peso de la edad ha emocionado y fascinado a los pueblos y a la juventud del mundo entero, hasta suscitar un sentimiento de amor.
Como tantos pontífices hicieron antes que él, Juan Pablo II ha demostrado que la paz en el mundo no es sólo una cuestión de tolerancia, aunque sea activa, sino una apuesta por la fe hasta sus últimas consecuencias. La fe que hacía decir a San Pablo scio cui credidi («estoy seguro de Aquel en el que he creído»), Cristo, que dio testimonio no sólo con sus palabras sino también con su propio ser: el Camino, la Verdad y la Vida.
Como pocos pontífices antes que él, Juan Pablo II ha tenido ocasión de anunciar la buena nueva al mundo entero, convertido en aldea global por el incesante desarrollo de las tecnologías. Así, ha proclamado el mismo kerigma, mensaje inscrito en las letras del término ictys (en griego, «pez») que figura en las catacumbas, punto de referencia de los primeros cristianos: «Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador».
A diferencia de sus predecesores, Juan Pablo II ha tenido la oportunidad y la humildad de arrepentirse frente al mundo entero, en nombre de la Iglesia, de los pasos en falso que esta ha dado en su laborioso recorrido por el tiempo. Este hecho tuvo lugar ante el muro de las Lamentaciones de Jerusalén. Después de dos mil años de andadura resultaba oportuno reconocer las faltas que han marcado este camino religioso pero humano, que es en esencia universal, en el sentido etimológico de universo: «hacia la unidad».
Una forma de avanzar hacia la unidad pasa, en primer lugar, por definirse, en el sentido principal del término, es decir, confesar la propia identidad, que es también confesar el propio amor. Este es el único modo de conciliar certeza y verdad en la paz y el respeto hacia los demás, que también tienen derecho a manifestar su testimonio de amor.
Los romanos, inventores de la Bibliotheca pacis, lo habían comprendido a su modo, auspiciando así el más largo periodo de «pacificación» mundial —la pax romana— y organizando una administración basada en el respeto de los textos fundadores y, en la medida de lo posible en aquella época, de los sueños y creencias de cada pueblo.
A la pregunta fundamental sobre el sentido de la vida, pregunta que nos une a todos por encima de cualquier diferencia y cuya única respuesta posible según las religiones monoteístas no es la filosófica de si existe algo o no, sino si existe Alguien que nos ame o no, Juan Pablo II ha dado una respuesta.
Se piense lo que se piense de sus afirmaciones, hay algo que no se le puede negar: su total devoción a Cristo y su respeto por todos los demás. «Respeto» en el sentido etimológico del término, el de respicere, «mirar las cosas de frente». Más allá de las razones, incluso de las razones del corazón, se encuentra la fuerza de la razón y, sencillamente, el coraje (cuya raíz lingüística proviene de corazón). No se puede «entrar en el camino de la esperanza» sin atreverse a decir sí a la vida ni tener el coraje de amar.
Respeto y amor que jamás van el uno sin el otro, que exigen el esfuerzo (studium, decían los latinos) de mantenerlos unidos. Difícil mezcla en un clima de renuncia en el que el imperialismo cultural y el culto a los extremos parecen haber encontrado nuevos caldos de cultivo, a menudo contradictorios, como el ascenso de los integrismos o un sincretismo espiritual a la carta.
El camino de Juan Pablo II, que este libro describe desde su inicio, es decir, desde su nacimiento, hasta la actualidad, es un camino difícil que se aleja, pese a haberlas conmocionado, de las ideologías de izquierdas y derechas. Es la estrecha vía que existe entre lo real y lo ideal, entre el cuerpo y el espíritu, manteniendo siempre la fidelidad a Alguien. Fidelidad que no le ha impedido abrazar con ternura a los niños y a las gentes que espontáneamente se echan en sus brazos, e incluso sobrevivir a un atentado, un hecho único en la historia del papado.
«Aquel que actúa de puente, de enlace entre Dios y los seres humanos, de vínculo entre una persona y otra, entre una generación y otra». (© Franco Marzi/L’Osservatore romano)
Todo lo demás deriva de ello: desde el descubrimiento de su vocación hasta su apogeo en el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano; como joven sacerdote y profesor, primero, obispo y cardenal, posteriormente, y, por último, dinámico papa. Pocos hombres han expresado tanta confianza en el ser humano, en su razón, en su imaginación, en su capacidad de ser solidario con los otros hombres, respetando todos los paradigmas de la existencia.
Con paso firme, Juan Pablo II ha atravesado el siglo XX sin flaquear ante la desconfianza que existe frente a las instituciones religiosas, el abandono de las prácticas espirituales, el perdurable complejo anticatólico romano, la decepción frente a un progreso lleno de peligros, la desesperanza instalada tanto en las capas sociales menos favorecidas como entre los intelectuales que buscan puntos de referencia…
Toda la vida de Juan Pablo II es la resonancia del mensaje del día de su elección, eco perpetuado de un refrán bíblico: «No tengáis miedo».
Es la condición sine qua non de la paz, pero no de la paz que puede dar el mundo, sino la de Cristo, basada en la firme creencia de que es posible matar el cuerpo, pero jamás el espíritu y, por lo tanto, a la persona con la promesa de convertirse en Una con Cristo en Dios.
Como resumen de este recorrido por la biografía de Juan Pablo II de nuevo podemos citar las palabras de San Pablo: «Ya no soy yo quien vive, sino Cristo, que vive en mí».
Imitar a Cristo —cuya naturaleza humana unida a la divina, sin confusión ni separación, le constituye en mediador universal— es ser pontífice en el sentido etimológico del término: aquel que actúa de puente, de enlace entre Dios y los seres humanos, de vínculo entre una persona y otra, entre una generación y otra. Y en el caso de Juan Pablo II ¡entre un milenio y otro!
Ser pontífice también es saber distinguir y realizar «la tarea» que Cristo dejó a todos sus discípulos y, en particular, la confiada a uno de ellos, a quien mandó guiar a todos los demás. Como el buen pastor, Juan Pablo II es el «conductor» de nuestro tiempo, aquel que está siempre en primera línea, dando pasos a lo largo de un camino sembrado de obstáculos en busca de mejores pastos.
Y entonces cayeron barreras y muros enteros, y cambió la cara del mundo.
Hablamos de paso en el mismo sentido del pascua hebreo (sacrificio por la inmunidad de un pueblo), pero también en el sentido cristiano: el encuentro de un amor que no es sólo un sentimiento enriquecedor o narcisista, según la enseñanza freudiana, sino también, y en primer lugar, el valor de ser uno mismo dándose por completo al otro. Es, además, esperanza de resurrección. Así, Cristo es nuestra Pascua, el paso erigido en persona, la imagen de todo progreso «genético» de la persona, un hecho de amor y para el amor.
A lo largo de este recorrido progresivo, Juan Pablo II ha sido un guía infatigable e infalible; lo cual le ha servido para dar la imagen de una juventud eterna, atrayendo a las multitudes y, sobre todo, a los jóvenes del mundo entero, a quienes, sin embargo, pide los esfuerzos más difíciles.
Y este progreso queda impreso entonces en una huella soberana.
Lo queramos o no, todo hombre es la marca de un paso, un libro del que se enriquece la biblia («biblioteca») del mundo… No sólo palabras sino texto único, escritura sagrada, huella significativa… A causa del momento histórico en el que ha vivido (entre dos milenios), de sus viajes por todo el mundo y su carácter, de su personalidad y su enseñanza, puede decirse que la huella del papa Juan Pablo II es universal.
Pero toda huella es también un misterio que nos interroga sobre el sentido de la vida, sobre el sentido sin más. En un mundo que avanza a marchas forzadas, la huella de Juan Pablo II constituye también un misterio que nos interroga y, al mismo tiempo, una esperanza y un testimonio poderosos: es posible un camino de progreso hacia el amor y la paz.
DON CHRISTIAN PAGANO S.S.P.
Imagen característica de su pontificado: el papa entre los peregrinos. (© D. Lefèvre/Alpha Omega)
UNA HISTORIA PARTICULAR
La infancia de un niño polaco
Wadowice
La vida del papa Juan Pablo II, que nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Polonia), es una verdadera novela. Wadowice es una pequeña ciudad polaca con menos de diez mil habitantes. Está bañada por el río Skawa y situada a 50 km de Cracovia. Disfruta de un importante aura cultural desde el siglo XIX por ser la sede de actividades literarias y teatrales. Por otra parte, Wadowice posee una parroquia, la iglesia de Santa María, que es no sólo el lugar donde se celebran las misas dominicales sino también el escenario de numerosas manifestaciones religiosas, el punto de encuentro de sus habitantes. En su baptisterio se encuentra una reproducción de la Virgen negra, pintura que —se dice— realizó San Lucas en la misma madera de la mesa que pertenecía a la Sagrada Familia.
A unos kilómetros de allí se alza el monasterio de los carmelitas, la orden más austera de la Iglesia católica. Más lejos, a unos diez kilómetros en dirección a Cracovia, está Kalwaria Zebrzydowska, uno de los principales centros de peregrinación polacos, un lugar célebre por su calvario y muy frecuentado por los católicos, llegados desde lo más recóndito de Polonia para asistir a la representación de la Pasión que se celebra durante la Semana Santa y que es interpretada por actores y voluntarios de la región. Esta representación se ha convertido en un ritual casi nacional.
1920. Juan Pablo II a los seis meses de edad en brazos de su madre, Emilia. (© colección C. Pagano)
KALWARIA ZEBRZYDOWSKA: UN ASOMBROSO LUGAR DE PEREGRINACIÓN
El conjunto arquitectónico de Kalwaria Zebrzydowska, familiar para Juan Pablo II, que acudía allí desde su infancia y adonde regresó como papa en 1979, constituye, sin duda, uno de los emplazamientos más singulares