A cinco años de la visita de Francisco, la Iglesia sigue inerte
La Iglesia Católica mexicana pasa por una de sus mayores crisis en la historia contemporánea. Ya no existe el enemigo externo como explicación. Así se entendió en la Guerra de Reforma del siglo XIX y en la Cristiada del siglo XX. Ahora el enemigo está adentro, disfrazado de apatía y dilación.
Los obispos carecen de dos factores básicos: proyecto y carisma; dicho de otra manera: un ideal histórico de pastoralidad y liderazgo en la sociedad. En este siglo XXI la pandemia de covid-19 ha mermado severamente sus ingresos y hay diócesis en bancarrota. Continúan los escándalos de encubrimientos y pederastia que han lacerado su imagen y respetabilidad.
Hay una profunda desunión entre los obispos y en las principales arquidiócesis están
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