Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

La corriente del Padre: Integración, continuación, consolidación. Pláticas de la jornadad de navidad 1967
La corriente del Padre: Integración, continuación, consolidación. Pláticas de la jornadad de navidad 1967
La corriente del Padre: Integración, continuación, consolidación. Pláticas de la jornadad de navidad 1967
Libro electrónico273 páginas4 horas

La corriente del Padre: Integración, continuación, consolidación. Pláticas de la jornadad de navidad 1967

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Las páginas de este libro hablan de diagnósticos y de propuestas. Es el sacerdote José Kentenich quien articula en palabras el elemento central de un proceso de secularización ¡la huida de Dios! Sí, ¡el diálogo personal con Dios Padre y creador está fracturado! ¿Y por qué? Faltan testimonios que den cuenta de lo esencial del Evangelio y resumido por Jesús: "Que te conozcan a ti, Padre" (Juan 17,3) Son conferencias dictadas en 1967 a los dirigentes del movimiento de Schoenstatt y que sacan a la luz las corrientes de vida de ese entonces en esa porción de Iglesia. José Kentenich aborda una larga historia recorrida por una corriente vital transitando por un camino seguro: En alianza de amor con María, por Cristo al Padre. Son textos que aportan una lectura del momento de la Iglesia en esta década del siglo 21 y son coherentes con el Concilio Vaticano II. Son para hoy.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2021
ISBN9789567598687
La corriente del Padre: Integración, continuación, consolidación. Pláticas de la jornadad de navidad 1967

Lee más de José Kentenich

Relacionado con La corriente del Padre

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para La corriente del Padre

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    La corriente del Padre - José Kentenich

     Primera plática

    27 de diciembre de 1967

    Tras las palabras de saludo del director del Movimiento, P. Franz-Josef Bezler, el fundador comienza con la primera plática.

    Mi querida familia de Schoenstatt:

    El Cántico al Terruño nos ha introducido inmediatamente en la atmósfera que esperamos que reine aquí en estos días. Acabamos de escuchar que siempre deberíamos tener sed, tener hambre; así pues, veo, puedo ver y tengo que ver que mi tarea es intentar golpear con el cayado la roca, como Moisés en su tiempo y probar si es posible hacer brotar nuevas fuentes.

    1. Ante todo unas palabras sobre la atmósfera. Desde luego también yo me alegro de corazón de que Mons. Wissing¹ esté aquí, porque es de los nuestros; es por eso que no vale la pena que volvamos a tratar ahora expresa e individualmente sobre su persona [hilaridad]. Si uno forma parte de la misma familia, forma parte de la misma familia. Pero lo que nos alegra es justamente el hecho de que como delegados, representantes de toda la Familia, podemos celebrar nuevamente la Navidad juntos y también junto con nuestra querida Madre, la Santísima Virgen. Espiritualmente hemos traído con nosotros a todos los que pertenecen a nuestra Familia y cuando estamos de rodillas en el santuario no nos resulta difícil repetir la estrofa sobre Belén.²

    Ciertamente, es verdad y acaban de hacernos ya referencia a ese hecho que, cuando pensamos en la Navidad, por lo menos desde 1941, pensamos también espontáneamente en el «milagro de la Nochebuena». Desde 1941, las gracias de Navidad son siempre para nosotros gracias de transformación. Desde entonces, año tras año se nos ha concedido de alguna forma el milagro de la Nochebuena, un milagro que sin duda lo esperamos también hoy.

    ¿Qué entendemos por milagro de la Nochebuena? No tiene mucho sentido hablar extensamente al respecto, así que solo vamos a recordarlo con brevedad. En ese contexto pensamos desde siempre en la irrupción de lo divino en la Familia: una irrupción extraordinaria de lo divino de arriba a abajo y de abajo a arriba. De arriba a abajo: ya sabemos lo que eso significa. Podríamos repetir la lista de todos los hitos que demuestran cuán fuerte y profunda ha sido la irrupción de lo divino en la Familia entera e incluso en cada uno de los miembros individuales de la misma. Pero la irrupción divina de arriba a abajo debe verse también de abajo a arriba; es por tal irrupción que podemos entender el brotar de lo divino en las almas individuales y, desde allí, la eclosión hacia el interior de la Familia en su conjunto.

    Y hoy, o por lo menos así creo poder decirlo, cuando nuestros conocimientos sobre el acontecer actual son más profundos de lo que nunca han sido hasta ahora, hemos de recordar que todo ha sucedido en los últimos veinte años, o sea en los años en que el mundo se ha sumergido en un torbellino de caos y revuelo, en los años en que todas las revoluciones en el mundo y en la Iglesia se han centrado en última instancia —como comentamos por extenso el pasado octubre— en un movimiento de alejamiento de Dios. Hagan ustedes la contraposición: acercamiento a Dios, alejamiento de Dios.

    Por eso comprendemos también la fuerte contraposición que existe entre nosotros como Familia y el mundo que nos rodea. Queremos vivir a partir de esa contraposición, cultivar cuidadosamente la conciencia de contraste, que tan importante es y debe ser para nuestro tiempo actual, como ya hemos hablado antes en numerosas ocasiones.

    Si ahora esa conciencia nos pone de nuevo interiormente en movimiento para investigar qué se nos ha regalado una y otra vez desde 1941, tras considerarlo honestamente tenemos que constatar que en verdad no ha sido poco. Y creo que aquí tenemos que resaltar en especial dos años, ambos como conclusión de pruebas profundas que nos fueron deparadas de parte de… ¿qué he de decir? de parte de Dios, de parte del demonio. Nos referimos a los años de 1945 y 1965, ambos con acontecimientos que tuvieron una profunda incidencia. En efecto, no estamos hablando a extraños ni tampoco somos novatos, de modo que para nosotros expresiones de este tipo están cargadas de contenido. Por eso es evidente que ya el solo recuerdo de estos grandes hechos mueve nuestro corazón a pronunciar la sencilla oración: «Gracias por todo, Madre; todo te lo agradezco de corazón…».

    Lo que ahora nos interesa es la siguiente pregunta: ¿cómo se presenta este año para nosotros el milagro de la Nochebuena? La respuesta viene a nosotros con rapidez y es también de fácil comprensión, aunque solo sea por el mero hecho de que existe una respuesta preparada. Basta con recordar la Semana de Octubre y tomar conciencia de los efectos que ha tenido: entonces sabremos cómo se presenta este año el milagro de la Nochebuena. Verdaderamente ahora ya no se trata tan solo de la corriente Victoria Patris, esa corriente está ahí, nos ha sido ya regalada y en abundancia; sino que se trata también, dicho brevemente, de la múltiple consolidación de esa gracia. Confirmatio in gratia, consolidación en la gracia: consolidación de la corriente del Padre, de la victoriosa corriente del Padre.

    Podemos utilizar también otros términos, jugar con las expresiones, pero en última instancia todas dicen lo mismo. Por tanto, podemos hablar de la victoria permanente de la corriente del Padre en el ámbito de la Familia entera. En efecto, todos nosotros tenemos derecho a suponer con fe que en los últimos cincuenta años —en cifras resumidas— la Familia, sostenida y conducida por el Espíritu de Dios, por el Espíritu Santo, se ha desarrollado de forma lenta pero constante hasta esta altura de la espiritualidad. Así pues, no es en absoluto superfluo decir que todo lo que ahora estamos experimentando, lo que hemos experimentado y lo que quisiéramos o deberíamos querer experimentar en el futuro es la base para los próximos cincuenta años, los cimientos sobre los que debe erigirse de nuevo el edificio del espíritu de la Familia. Por eso recurrimos a la expresión: victoria permanente de la corriente del Padre. Se trata de la permanente victoriosidad, de este espíritu: «Lo que habéis heredado de vuestros padres conquistadlo para poseerlo» (Goethe, Fausto).

    ¿Valdrá la pena hacer aquí por un momento una pausa? ¿Me permiten que traiga a la memoria con cuánta fuerza ha prendido esta consigna?³ Contamos con múltiples pruebas de ello. Para mencionar una vez más a nuestra nueva pars motrix et centralis —aunque solo sea por esto, si no por otros motivos— me permito traer a la memoria con cuánto éxito han actuado nuestros padres por todas partes en el país para recoger los frutos de la Semana de Octubre, para que se la asimile en la vida, para que se la deguste retrospectivamente. Y creo poder decir que lo que entretanto se ha desarrollado más allá de eso significa muchas veces también una nueva iniciativa, a saber, una nueva iniciativa desde el punto de vista de la corriente del Padre.

    Uno de nuestros sacerdotes suizos,⁴ que desarrolla su actividad aquí, espero que no esté aquí presente; aunque de estar aquí, tampoco le hará daño [escribe]:

    «Mañana, 21 de diciembre viajo con el P. Lukaschek a Suiza pues nuestros hermanos de comunidad quisieran ver a toda la familia allí reunida bajo el árbol de Navidad. Por eso quisiera desearle desde ya una Navidad con abundantes gracias y regalarle un recuerdo especial de oración en el santuario.

    »Pronto se cumplirá un año desde que colaboro en la rama de varones y con la juventud masculina en Alemania. Ha sido un año precioso. Por supuesto primero escuché más de lo que intervine de manera activa. Siempre tengo primero que llevar dentro de mí mismo lo que se me ha dado como tarea. Desde hace algún tiempo puedo moverme con más libertad y facilidad en mi ámbito de trabajo y así espero poder colaborar en la construcción de la rama masculina.

    »El tema que entre los varones tiene siempre buen recibimiento es el del padre. No solo escuchan con atención, sino que están cautivados por él. En no pocos cursos —me refiero a los días de retiro en parroquias— acuden también a confesarse a fondo y correspondientemente a comulgar.

    »En la primera plática hablo sobre el tiempo sin padres. En las dos o tres siguientes sobre la renovación del padre y de la imagen del padre. En ese contexto, por su incremento de atención parece que les hace especialmente bien lo siguiente: en la imagen del padre hay cosas que cambian y, sobre todo, cosas inmutables. Cuando de alguna manera ilustro lo inmutable mediante una meditación sobre el Padre Dios, todos se comportan como si fueran un solo oído. Cristo aparece como la más perfecta transparencia del Padre, al que podemos captar más fácilmente en un padre, en parábolas sobre el Padre. Esto se les encarga para el trabajo ulterior.

    »En la tercera plática se aborda la pregunta de cómo se presenta hoy la imagen del padre. Aquí hay cursos no schoenstattianos que se familiarizan por primera vez con Schoenstatt. Como vemos en la historia de la Iglesia, Dios envía siempre de nuevo a personas y movimientos que imprimen su rostro a la Iglesia para los siglos subsiguientes. Así sucede hoy una vez más: nuestra imagen del padre es acorde con la época en la formulación paternidad sacerdotal, es por eso que siempre tiene buen recibimiento.

    »El tema se aborda también en la meditación final, que apunta a la autoeducación y que propone preguntas como: ¿cómo me educo para ser padre? ¿cómo me educo para ser hijo? La meditación sobre el hijo en sí misma breve, también es siempre singularmente actual para los varones. Al final de la meditación resuena la transición hacia el próximo curso: un hijo de Dios ejemplar tiene que contar asimismo con María, la Santísima Virgen, que es quien mejor podrá ayudarle.

    »En el cuidado posterior el párroco se ocupará de que se formen grupos y registrará en especial quiénes de entre los varones están dispuestos a participar en ejercicios en Schoenstatt. Esta práctica espiritual local se convierte en un gran éxito en el plano de la gracia tal y como hemos podido experimentar una y otra vez durante este año. Desde luego el curso sobre el padre ha adquirido un carácter marcadamente schoenstattiano en los círculos de varones pertenecientes a Schoenstatt. Estos cursos no son tan exigentes. »Trabajo también de auxiliar con la juventud masculina. Allí estoy todavía en mi antigua especialidad.

    »Ahora le hablaré un poco de los docentes. Actualmente se está formando una primera red en Liebfrauenhöhe. Los comienzos han sido pequeños, insignificantes y de considerable dificultad. Cuanto más tiempo pasa, tanto más va adquiriendo todo un aspecto definido. Para el próximo curso en marzo, espero a una gran cantidad de varones.

    »Después, seguramente habrá desarrollos en la diócesis de Limburgo. El 17 de diciembre comencé en Schwalbach con el párroco Ries. Por el tema establecido verá usted qué es lo que está ocurriendo: el maestro como educador en la actual crisis de autoridad y la respuesta de Schoenstatt para solucionar esta crisis. Los docentes me acompañaron bien. Para el futuro tenemos prevista la formación de círculos en las zonas de Fráncfort, de Wiesbaden, de Limburgo, etc. Presumiblemente ampliaré para esos círculos el tema mencionado. En la Semana Santa preveo que tendrá lugar una jornada pedagógica de cierta magnitud; ya le hablaré en otra ocasión sobre el tema. Todo va en la misma línea; estoy pensando en el tema padre-maestro, maestro con profesión principal de padre, etc. subdividiéndolo así: verse a sí mismo a la luz del Padre, ver todo, todo a la luz del Padre. ¿Cómo me educo como hijo de forma schoenstattiana?, o algo semejante.

    »Para el año próximo en nuestro equipo de trabajo de la rama de varones queremos poner acentos. Yo me he hecho cargo de Aquisgrán, Colonia, Münster y Wurzburgo. Creo que está bien así. El único problema es que para los docentes no veo todavía ningún acento marcado, pero eso se verá seguramente el año próximo.

    »No debo acaparar ya por más tiempo su atención. Pero seguramente usted se alegra de que nuestra MTA en el santuario esté atrayendo a cada vez más y más varones. Ahora bien, que justamente yo esté siendo en alguna medida un instrumento para eso es más que tres veces admirable…».

    Y así sigue.

    Solo he querido que tomen conciencia de esto a fin de llamarles la atención sobre la fuerza con la que prende la idea del padre, y en la forma en que hemos hablado. Seguramente les interesará saber también con cuánta fuerza ha prendido la corriente del Padre en toda la Familia de Schoenstatt. En Navidad se nos llamó la atención sobre el hecho de que hemos alcanzado una cierta culminación, definida con acierto por la expresión «fusión de corazones de la Familia con el Padre Dios» o como lo formularon ya desde hace años las señoras de Schoenstatt, Patri unita. ¿Podemos alegrarnos de eso? Sí, sin lugar a duda.

    Al llegar aquí me entregaron una cartita —ahora la he arrugado [risas], ya no hay nada que hacer—. Era del profesor Revers⁵, que señala que poco a poco ha llegado a un cierto cénit en sus estudios científicos. Subraya lo que yo dije en los años treinta sobre los vínculos emocionales en toda la educación y dice después: si eso mismo no fuera cierto en todas partes, todo humanismo religioso incluyendo el cristianismo, no sería más que un montaje engañoso. Sin embargo, con esto tocamos un tema científico del que no vamos a ocuparnos ahora. Quien tenga algo de conocimiento sobre lo que hoy en día es práctica corriente afuera en la ciencia —sobre todo cuando se trata de la pedagogía— se extrañará de oír de nuevo una vieja expresión que nosotros enunciamos innumerables veces en el pasado: que a los tres años el niño ya está educado. Completamente. ¿Qué quiere decir eso? Que a los tres años la dirección de la esfera emocional del niño tiene ya una determinada consistencia. Sin esos vínculos, sin ese organismo de vinculaciones —así lo llamamos y es tal vez la mejor forma de hacerlo— cuyas bases deben sentarse ya en la más temprana infancia, una educación permanente no sería posible de verdad. Pero como he dicho, no quiero abordar estas cuestiones científicas ahora.⁶

    Pero todavía tengo aquí otra cartita, es del Dr. Schulte⁷ y si se la leo a ustedes es con una intención especial. Como habrán notado ahora se trata solamente de dejarnos rodear por la atmósfera común, para que no estemos aquí solos ni tampoco en representación de nuestras ramas, sino que tengamos la conciencia de que toda la Familia está compartiendo nuestro sentimiento. Escribe el Dr. Schulte:

    «Le habría informado con mucho gusto al final del año sobre mi actuación práctica a favor de nuestra gran causa». Tal vez todos ustedes conozcan al Dr. Schulte; dirigió durante años de manera espléndida el movimiento de varones en Alemania, tiene una actitud moderna en grado sumo, ha intervenido creativamente en todas partes y ha utilizado después en todos lados nuestras viejas expresiones con el espíritu de un niño. «Pero, lamentablemente, todavía no estoy en condiciones de cooperar de nuevo de manera activa. La intoxicación renal que tuve en Bad Wörishofen era más peligrosa y el período de recuperación más prolongado de lo que yo había pensado. Así pues, solo he podido colaborar en la construcción de nuestro reino con la oración y a través de mis aportes al capital de gracias». Naturalmente esto daría ocasión para hablar sobre la depuración del lenguaje, pero no vamos a hacerlo todavía. «Con gran alegría he podido experimentar este año en el que desde Schoenstatt se ha trabajado enérgicamente en la construcción de nuestro movimiento con ideas buenas y útiles». Y ahora viene algo…: la nueva revista, ¿cómo se llama? Sí, hoy en día casi no se puede existir sin Basis. «La nueva revista Basis me da mucha alegría. Creo que de esa manera podemos llegar a mucha gente.

    »De corazón le agradezco también —y sé que lo hago en nombre de muchas personas— todo lo que usted nos ha regalado en los últimos años. No hace mucho, en respuesta a una circular que yo había enviado a todos los eclesiásticos con la petición de que hubiera un diálogo lleno de confianza entre jóvenes y mayores, nuestro obispo⁸ me escribió diciéndome que ahora nos haría falta un Movimiento como el que era Schoenstatt en los años treinta».

    Y así es: eso es lo que tenemos que volver a ser. Pero, como ustedes saben, no puedo tratar ahora mismo todo eso. ¡Cuánto significó Schoenstatt en aquel tiempo para los golpes del destino y para los destinos del mundo y de la Iglesia! Pueden estar seguros de que hoy tenemos la misma tarea. Me permito reiterar una expresión atrevida, piis auribus offensivum⁹: lo que los jesuitas significaron para el Concilio de Trento creemos significarlo nosotros para el Vaticano II. ¡Es en verdad una frase atrevida! Pero aguarden solo un instante. Los hilos se van entretejiendo lentamente. Y si permanecemos mutuamente fieles como hasta ahora, si formamos una falange compacta, no sabemos todavía… o mejor dicho sí sabemos para qué utilizará entonces Dios a nuestra pequeña Familia.

    «Ahora nos haría falta un Movimiento como el que era Schoenstatt en los años treinta. Creo que estamos en el buen camino para anunciar al tiempo actual una verdadera buena nueva». Esto será suficiente.

    ¿En qué consiste lo que he dicho entonces? ¿Qué esperamos? ¿Qué esperamos de la vivencia de Navidad? La consolidación de la corriente del Padre.

    En realidad, para tocar todos los puntos y no olvidar a nadie, ahora tendría que volver a recordar con brevedad lo que entendemos propiamente por la corriente del Padre y de la Victoria o por la corriente victoriosa del Padre. Pero estoy empezando a pensar que esto está todavía asentado con tal profundidad en la memoria y también en el corazón —ya que desde octubre hasta ahora no ha pasado mucho tiempo—, que en cierta medida se encuentra aún más o menos firme en la memoria. Al respecto diré una que otra frase.

    Victoria del Padre sobre el hijo del Padre. ¿A través de qué? Por un lado, a través de las tres virtudes teologales y, por el otro, del perfeccionamiento de dichas tres virtudes gracias a los dones del Espíritu Santo.

    Repito de nuevo que sin embargo movimiento del Padre, victoria del movimiento del Padre, corriente Victoria Patris significa también, a la inversa, la victoria del hijo del Padre sobre el Padre Dios. ¿A través de qué? Del cultivo de la pequeñez, un cultivo esclarecido en todos sus aspectos.

    Dicho de otra manera: ¿qué pretende en sí la corriente Victoria Patris en nuestras filas? Pretende construir y desarrollar un reino universal del Padre con tintes marianos a fin de vencer, en el lado opuesto, el reino del mundo sin Dios.

    Al repetir estas pocas frases lo hago con una intención muy determinada: me gustaría plantear en la plática introductoria todo aquello de lo cual más tarde pueda esperarse un desarrollo.

    2. Y ahora la gran pregunta: ¿qué cosas implica lo que denominamos corriente Victoria Patris o la consolidación de dicha corriente? Les proporciono a continuación un esquema amplio y profundo:

    Significa ante todo la integración de la corriente del Padre. ¿Qué quiere decir esto? En breve les daré la respuesta. En segundo lugar, significa una continuación de esa corriente del Padre. Y, en tercer lugar, una profunda consolidación.

    Ahora bien, deben tener presente en todo momento que se trata de la posesión que Dios nos ha regalado. ¡No debemos perderla nunca! ¿Y cuándo no la perdemos? ¿Cuándo continúa desplegándose hasta alturas de vértigo? Respuesta: cuando los tres momentos que acabo de mencionar llegan a tener en nosotros viabilidad y vitalidad.

    Tal vez para mencionar de nuevo con rapidez todo lo que presumiblemente está sucediendo en nuestros corazones, puedo plantear aquí una vez más esta pregunta: ¿no estamos acaso un poco decepcionados? ¿no esperábamos algo distinto?

    La verdad es que lo que anuncié en la Semana de Octubre he tenido que tacharlo. Pero ustedes ya no lo recuerdan: probablemente hasta han olvidado lo que les había anunciado. Sin embargo, posponer no significa suprimir. Y creo que más tarde quedarán ustedes contentos, sobre todo los que querían recibir una introducción a la problemática moderna. Pero otros deseos grandes o pequeños, tal como los he guardado en mi interior, permiten reconocer que el deseo principal reside en mantener la corriente de seguimiento el año próximo. La respuesta es fácil: esta corriente está esencialmente comprendida dentro de la integración. Más tarde se les hará palpable. O bien consideremos la corriente de José Engling, que está viva aquí y allá. ¡Por supuesto! En algún que otro lugar

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1