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Historia de un músico
Historia de un músico
Historia de un músico
Libro electrónico47 páginas43 minutos

Historia de un músico

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Información de este libro electrónico

El joven Delessov asiste a una fiesta con sus compañeros. Comienza a aburrirse, hasta que hace entrada en la sala un hombre mal vestido y descuidado. Se llama Alberto, y es músico. Su mirada resulta extraña, y cuando toca el violín se transforma, haciendo experimentar sensaciones nuevas a quienes lo escuchan. Delessov se plantea ser su protector, sin valorar bien las consecuencias de su decisión.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 ene 2022
ISBN9788432160479
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    Historia de un músico - Lev Tólstoi

    LEV TOLSTÓI

    Historia de un músico

    EDICIONES RIALP

    MADRID

    © 2022 by EDICIONES RIALP, S. A.

    Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid

    (www.rialp.com)

    Esta obra ha sido publicada en colaboración con la Fundación Lázaro Galdiano, F. S. P.

    Realización ePub: produccioneditorial.com

    ISBN (versión impresa): 978-84-321-6046-2

    ISBN (versión digital): 978-84-321-6047-9

    No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ÍNDICE

    PORTADA

    PORTADA INTERIOR

    CRÉDITOS

    CAPÍTULO I

    CAPÍTULO II

    CAPÍTULO III

    CAPÍTULO IV

    CAPÍTULO V

    CAPÍTULO VI

    CAPÍTULO VII

    AUTOR

    I

    CINCO JÓVENES ENTRARON a las tres de la madrugada en un baile público de Petersburgo.

    Se había bebido mucho champagne. Los hombres que componían la concurrencia eran muy jóvenes, y las mujeres, bonitas. El piano y el violín tocaban polka tras polka. No cesaba el baile y el barullo.

    Pero se cernía sobre todos ellos una especie de aburrimiento. Había disgusto. Todo el mundo notaba, sin saber por qué, cómo iba languideciendo el jolgorio. Varias veces se intentó renovar la alegría, y esa fingida animación era peor que el tedio.

    Uno de nuestros cinco jóvenes estaba más descontento que los otros, hastiado de sí mismo, de sus compañeros y de la fiesta nocturna. Con un sentimiento de fastidio, se levantó, fue en busca del sombrero y se dispuso a partir sin que le viesen.

    No encontró a nadie en el vestíbulo, e iba a marcharse velozmente cuando oyó en una habitación próxima dos voces que disputaban. El joven se detuvo y se volvió, con los oídos bien atentos.

    —No se puede. Hay gente ahí —decía una voz de mujer.

    —Déjeme usted, se lo ruego, no haré nada —suplicaba una débil voz de hombre.

    —No puedo, sin permiso de la señora. Pero ¿a dónde va usted? ¡Ah, qué hombre es usted!

    Se abrió de pronto la puerta y apareció en el umbral una extraña figura masculina.

    Al ver al joven que escuchaba, la criada dejó de retener a su interlocutor. La extraña figura, saludando con timidez y temblándole las encorvadas piernas, penetró en la antesala.

    Era un hombre de regular estatura, estrecho de hombros y algo cargado de espalda; los largos cabellos le caían en desorden. Llevaba gabán corto y pantalón rozado y roto cayéndole sobre las botas sin lustrar. Sobre sus huesudas manos asomaba por las bocamangas su camisa sucia. A pesar de su excesiva delgadez, su rostro era cándido y poseía una palidez hermosa; y hasta un ligero color sonrosado animaba sus mejillas, sobre la barba y el bigote castaños poco poblados. El pelo, sin peinar, echado hacia

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