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La pícara Olalla
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Libro electrónico121 páginas1 hora

La pícara Olalla

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La pícara Olalla reúne todos los cuentos escritos por Fernández Shaw. Fue su hijo el encargado de recolectarlos a la muerte del poeta y dramaturgo. La heterogeneidad de las piezas salta a la vista. El Rey de Thulé, por ejemplo, hace justicia a su subtítulo de "apuntes para un poema dramático". Noche de reyes es un curioso cuento infantil. Un par de relatos se enmarcan en el ajetreo cotidiano de Madrid. Sin embargo, en el cuento que da título al libro la Sierra de Guadarrama es, una vez más, la fuente de inspiración para la fantasía poética del autor.El volumen incluye también su picaresco "Poema del caracol".-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento2 feb 2022
ISBN9788726686524
La pícara Olalla

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    La pícara Olalla - Carlos Fernández Shaw

    La pícara Olalla

    Copyright © 1919, 2021 SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788726686524

    1st ebook edition

    Format: EPUB 3.0

    No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

    www.sagaegmont.com

    Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

    DOS PALABRAS...

    Mucho he dudado antes de decidirme a publicar los trabajos de mi padre que van a continuación. Mucho hubiera dudado él, a buen seguro; y si los temores que él hubiese abrigado, como autor, respecto al mérito de aquellos, no he de tenerlos yo—, que soy, honrándome en proclamarlo, su primer admirador—, sí me asalta la duda de si haré bien o mal en lo que hago...

    ¡Un libro de cuentos en prosa! Siempre fué su idea favorita: la de escribir una colección de cuentos o novelitas que, sin dejar de ser obra de poeta, constituyeran como una nueva fase de su labor.

    ¡Con qué esperanzas puso manos a la obra! ¡Y con cuánto contento escribió ese cuento serrano que da título al presente volumen y que estaba destinado a ser el primero de seis o siete más, inspirados todos en esa bendita sierra del Guadarrama, tan bondadosa siempre para el poeta! La Pícara Olalla fué el único que llegó a verse terminado; sea él, por tanto, el que encabece esta obrita, dedicada exclusivamente a dar a la publicidad trabajos en prosa, inéditos algunos, apenas conocidos otros, ninguno publicado en libro y menos aún coleccionados juntos.

    Son estos trabajos, ya lo verá el lector, bien narraciones escritas en los días de juventud, en que, si el estilo del escritor no está ya completamente hecho, la fantasía vuela, en cambio, feliz, rica en imágenes; ya cuentos, donde el poeta comienza a mostrarse tal como luego había de ser; bien, por último, frutos de la época más brillante de su producción.

    ¿Hago bien? Estas obras póstumas, que, por no llevar el «visto bueno»del autor, corren el peligro de que el público desconfíe de ellas, deben, a mi juicio, ser cuidadas, para que esto no suceda, del modo más escrupuloso.Ybien sabe Dios que si todo el cuidado que he puesto para acertar en esta ocasión hubiese resultado inútil y fuera esta obrita una equivocación, nadie lo lamentaría más sinceramente que yo.

    Que en cariño hacia mi padre y en veneración hacia su memoria no creo que nadie me pueda aventajar.

    Guillermo Fernández Shaw.

    ___________

    LA PÍCARA OLALLA

    CUENTO SERRANO

    Los pinos cantan...

    Cantan con el aire breve, con el largo viento, con el ábrego cruel.

    Cantan unos—centenarios y enormes, con acentos graves—, como cantigas de bardos viejos; otros, menos ancianos, dicen la hermosura de la vida en su robusta plenitud; los que son mozos, cantan alegremente, como si a sí mismos se arrullaran con lindas trovas...

    Y cuando el soplo del viento que los pulsa es tan dilatado que con él, todos a un tiempo mismo, tiemblan los árboles, todas las voces se confunden en una sola voz: la voz del pinar.

    Entre los hombres, también suele acaecer que la palabra de uno solo compendie las de un pueblo.

    ____

    Ved aquí, ahora, este grande, este denso, este hermoso pinar, que ocupa la gran cañada. Vedle subir hasta el puerto lejano. Vedle trepar a un lado y otro, de cerro en cerro, de monte en monte, llegar a las cumbres, dominarlas, rebosar por ellas.

    Vedlo en esta radiante hora de la mañana, en esta joven primavera, bajo este cielo azul, de un azul intenso y despejado, con este aire bueno, blando y tibio, que con sus ramas juega, de su olor se empapa, y, como recreado con él, en sus copas se mece.

    Mirad cuál brinda a la luz toda la variedad del verde color: dónde, con el tono severo del laurel sombrío; dónde, con el reflejo del agua de mar; dónde, con el claro matiz de la hoja fresca.

    Allá se abre, en tanto se ensancha un prado fértil, vestido de húmeda yerba, engalanado con la blanca flor de los gamones. Vacas apacibles pastan, complacidas de tan próvida tierra. Más allá muéstrase, de repente, fosco y hostil, obstinadamente prieto. Allí el lagarto corretea seguro. De allí baja la víbora...

    Una brisa cariñosa mueve todo el pinar. Las altas copas se rinden un punto a su halago; se yerguen de nuevo cuando el halago pasa. Sobre las ondas verdes del follaje corren a la par, del mismo impulso movidos, largos estremecimientos de luz y de sombras. Y, en tanto, el pinar grave, el pinar denso, el pinar hermoso, canta; canta con sus árboles, canta con sus pájaros...

    Porque es también el bosque a modo de grandísima jaula abierta. Por todas partes vuelan en él los chillones mirlos, negros como vestidos por manos de la noche, o grises como arropados en ceniza; los pica-pinos, con su nota encarnada; los anda-ríos, no tan lindos como su nombre; las abubillas, crestonas; los malvises, menudos; verderones y tordos, agachadizas y alondras, pardillos y gorriones...

    Ya va el pájaro suelto; ya van muchos en locas bandadas. Suenan los trinos, suenan los gorjeos; bien silbidos estrindentes, que desgarran el aire; bien chillidos enérgicos; realmente, chillidos...

    ... Y el pinar canta; en la paz augusta de la mañana brillante; a los rayos del sol, padre del mundo; en la gloria del día...

    Yo lo escucho, como tantas otras veces, mientras el suelo amigo me deja reposar a mis anchas en la yerba mullida, como en mimoso regazo; al pie de un árbol magnífico... Y en la alta copa va sonando, resonando, la canción...

    _____

    «Es hermosa, dice; la Olalla es hermosa, como la luz de un claro mediodía de Junio; la Olalla, que vive ahí cerca, en Robledillo, con su hermana la Justa, que ya va entrada en años y no es guapa, ni buena...

    »La Olalla es hermosa: por el cuerpo... ¡qué cuerpo sano, de apretadas carnes, de contornos puros!; por la cara... ¡qué linda cara, del color

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