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¿Conoces a Tsuki-chan?
¿Conoces a Tsuki-chan?
¿Conoces a Tsuki-chan?
Libro electrónico71 páginas52 minutos

¿Conoces a Tsuki-chan?

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Sabemos más de gente al otro lado de las pantallas, que de nosotros mismos. Vivimos, trabajamos y crecemos en una completa virtualidad. Internet se ha vuelto omnipresente, ineludible. ¿Qué tan raro sería empezar a encontrar nuevas formas de adorar, vivir o amar a través de redes y conexiones? Mas aún, si nos hiciera falta dejar de existir en el plano físico para trascender en lo digital o alcanzar nuestros sueños, ¿aceptaríamos?

 

Tsuki-chan, una leyenda de origen desconocido pululando como un secreto por los barrios bajos de Internet, parece haber encontrado una respuesta. Comentan entre susurros, que su alma transmutó en algo que sobrepasa lo humano, intentando escapar de los martirios de la vida «real». Otros aseguran que se trata de una muy eficiente y pulida Inteligencia Artificial, alimentada a través de las incontables interacciones humanas que se dan en línea. Se dice que quien la busca, la encuentra, y su vida ya no será la misma. ¿Leyenda urbana, mito cibernético, experimento científico, o un cuento de terror de las nuevas generaciones? Puede que todo eso y un poco más también al mismo tiempo.

 

Sabiendo esto, ¿te quedan ganas de saber más de ella? Avanza con cuidado, leyendo los derroteros de otros que antes le han seguido el rastro. En estos relatos mezcla de cyberpunk, terror y romance del Siglo XXI, hallarás la verdad. ¿Quién sabe? Quizás hasta termines encontrando a Tsuki, o ella te encuentre primero.

IdiomaEspañol
EditorialByron Rizzo
Fecha de lanzamiento13 oct 2021
ISBN9798201500344
¿Conoces a Tsuki-chan?
Autor

Byron Rizzo

Hola, me llamo Byron Rizzo. Soy un escritor independiente argentino nacido en Neuquén, al Norte de la Patagonia y Sur del resto del mundo, tierra poblada de cuentos y carente de personas. Vine al mundo en el alegórico año de 1990. La influencia de la década puede intuirse en cada afición, gusto y letra de mi autoría. Desde la presencia literaria del realismo mágico, al anime japonés, o la obsesión por la música de todo el mundo. Llevo escribiendo o intentando hacerlo desde una muy temprana edad. «Antes de que te des cuenta», data de cuando tenía 10 años, por ejemplo La adolescencia y juventud me vieron publicando en medios digitales de todo tipo. Algunos pueden encontrarse aún en línea, como mis artículos sobre tecnología, cultura, videojuegos, arqueología digital, redes, nostalgia e informática en Tecnovortex. Mis libros publicados versan sobre temáticas contemporáneas, y pasean entre géneros. Ciencia ficción, cultura cyberpunk, relatos fantásticos de terror adaptados a una era casi sin secretos a simple vista, y otras inquietudes del ciberespacio. Busco escribir sobre la época que nos ha tocado vivir, encontrando la magia y misterios escondidos en las máquinas. A partir del 2020 comencé a publicar esas mismas inquietudes en formato libro, siendo el primero en la cosecha «Videojuego y Adicción». A finales de ese mismo año la primera ficción en ver la luz fue «Polypticon», una novela (ya no tan) distópica epistolar a través de chats y mensajes en foros. Pronto la acompañaron obras como «El Sonido», una noveleta sobre el aislamiento y la obsesión; «¿Conoces a Tsuki-chan?», que trata sobre la transmigración humana-digital; o «VA-Tek», experimento literario Neo-gótico transhumanista que mezcla alquimia y computación cuántica. Agradezco que hayas llegado a este punto. Te invito a seguir mi camino y valorar mis libros, dejando que me vuelva otro personaje secundario en la narrativa de tu vida. Uno que espero disfrutes y enriquezca tu propia historia.

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    ¿Conoces a Tsuki-chan? - Byron Rizzo

    ¿Conoces a Tsuki-chan?

    Byron Rizzo

    Published by Byron Rizzo, 2021.

    This is a work of fiction. Similarities to real people, places, or events are entirely coincidental.

    ¿CONOCES A TSUKI-CHAN?

    First edition. October 13, 2021.

    Copyright © 2021 Byron Rizzo.

    ISBN: 979-8201500344

    Written by Byron Rizzo.

    ¿Conoces la historia de Tsuki-chan?

    No es la clase de relato que vayas a escuchar en uno de esos creepypastas para mocosos. Algunos cuentan que era una gran programadora. Otros, que fue parte de un experimento del gobierno. También hay imbéciles que van por la explicación sobrenatural, y creen que hizo un pacto con entes interdimensionales, o váyase a saber qué clase de idiotez incomprobable. En lo que se ponen de acuerdo todas las hipótesis, lo que nadie duda, es de su existencia. A partir de allí, las cosas sí que se ponen raras. Dependiendo de a quién preguntes, es una especie de deidad. O un fantasma digital. Otros aseguran que se trata de la primera Inteligencia Artificial en superar por completo al ser humano. Los más supersticiosos le piden favores, rinden culto o le temen. Mientras, los escépticos se muestran incrédulos desde la cautela. Porque parece que nadie está muy seguro de que haya existido en verdad o su origen. Pero lo que si aparenta ser cierto es que si la buscas, con toda probabilidad ella o «eso» te encuentre antes. Y cuando suceda, desearás haberte quedado con la duda a conocer la respuesta.

    Presente

    —Si estuviera en tu lugar, dejaría de meter la cabeza en lo que no me incumbe.

    La voz lleva una nota de advertencia cínica, que los parlantes destinados a reproducirla no pueden captar. Tampoco hace falta en verdad, puesto que tales inflexiones lingüísticas hace tiempo que ocurren en la virtualidad. El momento de silencio que sigue invita a rellenar con cualquier cosa o idea improvisada el aire de la habitación. La oscuridad, desafiada apenas por algunos destellos en verde y cruzas de colores neón, semeja escuchar atenta esperando la continuación que no llega. Se hace eterna la agonía. Extraños ruidos vibrantes de coolers, el sonido a ventilador de fondo por defecto de toda una generación. Transformadores emitiendo su (casi) inaudible pitido, transistores calientes, regulando la corriente eléctrica al pasar. Todos testigos mudos, como si respetasen el sacrosanto silencio de radio que se ha tendido en la aparente conversación. La misma voz con cara de parlante continúa sin haber recibido una respuesta, pero convencida de que el efecto ha sido el deseado.

    —Ciertas cosas es mejor dejarlas fuera de la mente. De lo contrario se arriesga uno a llenar la cabeza de información innecesaria, perder el tiempo y hasta encontrarse con algo indeseado. ¿Comprendes lo que digo?

    El golpe ha sido dado con tal gracia y carisma, que hasta podría verse como un favor. Una piedad de parte de aquel extraño al otro lado de la virtualidad, protegiendo a un curioso de su propia vulnerabilidad. Salvando un gatito de caer en fauces de las que no saldrá. Mas no hay dudas felinas cuando responde por primera vez, contundente:

    —Debo saber.

    Al otro lado de la pantalla opaca se revuelve su interlocutor, delatado por cierta bulla. La contestación viene precedida por una onomatopeya decepcionada. Pitadas profundas, tranquilas, que anuncian nerviosismo y paz perturbada. Casi puede adivinarse la sonrisa arqueada, socarrona diciéndose a sí misma «te lo dije». Movimientos que apenas si generan un roce de ropa, más pitadas hasta el fondo de los pulmones. Es el trago amargo de quien acepta haber perdido la batalla, quizás por haberla peleado demasiadas veces. Mejor aún, por haber estado en su lugar antes.

    —Espero que tengas tiempo, y una muy buena imaginación. Porque vas a necesitar una buena dosis de las ambas. Si llegaste hasta aquí y estás empeñado, no tiene ningún sentido ocultarte las cosas, puesto que de alguien más las terminarás sabiendo. Ojalá y hasta te sirva como advertencia. Una que sin lugar a dudas vas a ignorar, igual que los quienes te precedieron.

    Tsuki

    Abre los ojos. La vista sigue un poco nublada, apenas dejando la suficiente visión para apreciar las notificaciones del celular. Ninguna interesante, al menos en estas cuentas. Sabe que de abrir las otras, sus perfiles sociales auténticos, estarían estalladas de mensajes. Así como también entiende que quienes envían esa clase de mensajes, no tienen ningún deseo de verla medio dormida. No es con esa versión

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